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los miserables que encontraban entre los griegos acabaron abrazando a los miserables que luego descubrirían entre los medos. Quizás abandonaron definitivamente su ciudad y acabaron, qué se yo, varios siglos más allá, en un blog de eunucos persas en los dominios de Artajerjes, de natural innoble y perverso. En esas épocas en las que la ira de los tiranos ocasionaba el infortunio y desgracia de los castigados. No sé si a estas ejecuciones se le daba ya por aquel entonces el nombre de justicia, pero lo cierto es que pasados los siglos la ira sigue levantando una suerte de 'sed de justicia' insaciable dominada por la pasión del odio. La cosa es que esta pasión por la justicia estaba a flor de piel en la corte persa. Parisatis, mamá de Artajerjes, guarda cierta justificada tirria al eunuco del rey Masabates. Antes de poder hacer lo que quisiera con el triste eunuco, Parisatis se las ingenió para jugárselo a los dados a Artajerjes, juego en el que la mami era extremadamente buena, y ganarlo de una buena tirada. En cuanto lo hubo ganado, dispuso ella que sus verdugos lo desollaran vivo, lo crucificaran en tres tablas y colgasen su piel aparte. Claro que Artajerjes se gastaba otros suplicios más horrendos, como es el caso del suplicio de las artesas, que consiste en lo siguiente, según la receta de la época rescatada por Plutarco:

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El tracoma la dejó casi ciega y algunos vecinos piadosos solicitaron que le dieran los cupones. Vendiendo cupones Laberinta mejoró a ojos vista. Seguía siendo como un espantajo y mirando sin mirar, como al bies, pero se vistió con algo más de decencia y se mandó hacer una casita de ladrillo donde antes había estado la mísera choza que hiciera su difunto. La Laberinta mejoró tanto que hasta tuvo pretendientes entre los infaltables andarríos que todos los años llegaban a la zafra de Los Nardos. Debió amistar con más de uno y uno de ellos la dejó preñada sin querer. Laberinta quedó también, además de preñada, desolada. Algo tenía que hacer pero no sabía qué. Veía que un futuro negro se abría ante ella: temía, y con razón, que le quitaran los cupones si se descubría el desliz y que con ello volviera de nuevo a la miseria. Una noche de angustia se decidió. Con un pincho de atizar el fuego abrió sus entrañas y echó fuera al intruso, a aquel que, sin llamarlo, amenazaba su recién conquistado bienestar. Saltó la tapia del limonar de su vecino el señor Conde y enterró el andrajo de sus entrañas a los pies del limonero más próximo, el que derramaba sus ramas por encima de la tapia, como ofreciendo con generosidad cristiana sus frutos a los más necesitados. Pasó varios días sin salir de casa y a punto estuvo de perder no los cupones, como temía, sino la vida misma, pero milagrosamente consiguió sobrevivir gracias a la ayuda de las vecinas. Cuando mejoró, Laberinta seguía siendo igual de fea, pero pudo seguir vendiendo los cupones que le daban todos los días la suerte de vivir con cierta dignidad.Etiquetas: Desdeluego

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Mi amigo Charli llegó a William Borroughs a través de las apasionadas recomendaciones de Rosa Montero, toda una fan. Del batiburrillo yonki a Charli le interesó la teoría, esbozada en un inusual registro de aparente rigor y meditación, según la cual la derecha internacional y policial había resuelto controlar la droga del mundo. La Razón: el peligro que ésta/s comporta/ba para el sistema, su presumible acción sobre los individuos como liberadora de un hábito capitalista inducido por vía conductista (muy actual: ver preguntas de los lectores de Público a William Toledo).
"Er sistema e otra droga", pensó mi amigo Aurelio, resuelto entonces a experimentar la teoría de Burroughs. Como mi amigo Santi ya se bebía lo suyo cada día y no le había dado por revolverse contra la estructura desde dentro, entendió que la fórmula precisaba de otro estupefaciente.
'Por prescripción médica se tiró a las paranoias de la coca/
pero de ahí mi amigo Benny apenas sacó heridas en la boca'
, una afonía y pajas retardadas.
De modo que mi amigo Gumersindo probó entonces con la marihuana, adquirida en una herboristería. Esta vez sí ‘empirizó’, mi amigo Silvio, pues que se puso a leer El Mundo y donde antes desestimaba una caprichosa relación entre hechos ahora descubrió un encaje incontrovertible. Le bastó leer el titular y su asociación excedió en contenido y profundidad al sumario de Bermúdez.
Para cuando intentó leer la primera línea del artículo, mi amigo Argimiro tenía en la cabeza demasiado material pendiente por anotar. De modo que mi amigo Tomás fue a buscar un boli. Entonces, al levantar la vista de las esclarecedoras letras, mi amigo Fernandisco vio un McDonald’s y tuvo que entrar y pedir tres menús y de nuevo entonces, esperando que le sirvieran, mi amigo Claudio se espantó porque las brillantes teorías que había desarrollado a raíz del clarividente titular no aparecían.
Y estaba cerca de rescatarlas, mi amigo M.A., ya con la tercera hamburguesa en la boca, pero interfirió una aún más brillante teoría sobre el elemento pepinillo como Aleph del contubernio con que McDonald's dirige las conciencias occidentales y entonces le entró sueño, o el sueño entró en él, y fue a dormir.
Al despertar desmemoriado, mi amigo Rodrigo entendió su fracaso y decidió probar con la heroína, que le facilitaron en un centro de salud junto a un litro de metadona para la quincena siguiente. Ya colocado, mi amigo Tennessee no pensó en nada. Bueno sí, pensó en 1984 y en el empleo del dolor como anulador de la voluntad. Mi amigo Torcuato se sentía en el extremo contrario, la voluntad esclavizada por el placer. La improductividad en la punta de un Manolo Blanick de esos, reflexionó mi amigo Davor. Y entonces durmió. Sueñan los yonkis con William Tell(edo).
La Gaceta se anuncia con El orgullo de ser de derechas. Por un lado, la apropiación del vocablo reivindicativo de los gays, lo cual parecería denotar una saludable transversalidad. Pero enseguida los caracteres, con los toros y un cigarrillo en el bar como estandartes del genotipo. Cuando vi este anuncio por primera vez me pareció ideado por el enemigo. A este alegato del estereotipo, de la simpleza, sólo le falta Torrente.
¿Tiene base el neoclasismo "la derecha de la derecha"? La anterior legislatura fue un desastre gubernamental por orbitar en torno al estatuto y el fiasco del plan de paz. Y un desastre para la oposición por un antitodo que la sececionó del debate. Aún padece ese aislamiento, pero gradualmente, y basta la inercia con que se desacredita el Gobierno, adquiere la pole para las próximas elecciones en tanto que sale del aislamiento. Este camino es condenado por quienes jalean el antitodo. El enemigo. Los torrentes puestos de setas y anhelando el control.
(Escrito por Sickofitall)
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