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30 abril 2008
Tópico de Capricornio
Una portada me manda hacer Bartleby, pero no diré que en mi vida me he visto en tanto aprieto.

Para estos tiempos inverecundos que corren, repaso los sesudos asuntos que no se hayan editado aún en este lugar tan aquejado de recidivas, pero… ¡si catorce tópicos, y alguna que otra foto o vídeo, dicen que es portada!


No importa lo que se sugiera con tal de que sea como un No-Do que dé tiempo a que todos se encuentren en sus localidades ante la sábana blanca y comiencen sus fantasías animadas de ayer y hoy.


Como lo que se diga aquí a Ud. qué más le da, si Ud. viene aquí a hablar de su libro, para qué hablar del Mayo afrancesado si todavía estamos en el cruel e irrespirable mes en que llueve más que cuando enterraron a Bigote.


¿Para qué Hölderlin? o ¿Benjamin en Ibiza? -tedescos como son, abajo la claque se saldría por peteneras-. Entonces, ¿el flamenco? -escuchar más mejor en soleá a la Paquera que colgar un youtube de estrellas emergentes-. O ¿el balón? -los jóvenes leones de Nesquik nos ganarían a los polacos-. ¿Basilisco o Becher? –ellos ya cuentan con exégetas-.


¿Asuntos exteriores? ¿Asuntos internos?... No vamos a ser tan egotistas que hablemos siempre de nosotros mismos.


No hablar de nada entonces y ya estará, burla burlando, guisada la portada.


(Escrito por el Sr. Verle)

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[0] Editado por Bartleby a las 7:50:00 | Todos los comentarios 360 comentarios // Año IV
29 abril 2008
Ensayo para una despedida

(por Errabundo)

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28 abril 2008
Sin palabras
Cuando niño me propuse no leer el resto de mi vida. La costumbre de un pariente que leía con voracidad hasta los prospectos de los medicamentos influyó en esa absurda decisión pues, con infantil acierto, deduje que una persona con esa costumbre estaba muy enferma. Pero también contó un precoz espíritu de rentista, ya que me parecía la mejor inversión para disponer de tiempo libre, para poder perderlo, por supuesto, que es la única prueba de que se tiene. Fui creciendo sin mayores contratiempos que el alivio de la expulsión del Bachillerato, una ampliación de capital que aumentaba el bien tan preciado del tiempo libre. Enseguida llegó la ocasión de cumplir uno de mis propósitos juveniles: liberar los días de sus conmemoraciones culturales, disfrutando del inmenso regalo que era ignorar las ferias del libro, tanto la de novedades como la de lance, que me parecían el estreno y reestreno de la misma servidumbre. Elegí un deporte coherente con mi renuncia libresca, la lucha libre, ya que sus programas de mano eran escuetos y apenas había literatura a su alrededor que distrajera del espectáculo.

Todo transcurría apaciblemente hasta que un revés de la esquiva fortuna en esa adolescencia social que fueron los felices 80 me obligó a buscar trabajo. Por entonces ya era un asiduo de las veladas de lucha libre que se celebraban en plazas de toros portátiles y cabezas de partido olvidadas por las autonomías, cuando no de manera clandestina –que eran las buenas- pues su época de esplendor en los 50 y 60 había pasado. Allí hice amistad con El Samán Tropical, un luchador de origen y nostalgia cubana venido a menos porque su afición por los libros menguaba su natural agresividad. Estudiaba las posturas del rival como un entomólogo las patas de un escarabajo y para cuando las había reducido a una taxonomía de ocasión ya estaba tendido sobre la lona. Era digno de ver cómo devoraba las novelas de Marcial Lafuente Estefanía en el vestuario, soltando sentencias entre linimentos, miradas asesinas de sus compañeros y furtivas de algún pretendiente. A las que no sucumbió, que la literatura había reforzado su virtud. Para resolver el percance laboral me hice apoderado de El Samán, quien completaba su cultura llevando un puntual diario en el que escribía las más rocambolescas observaciones con unas faltas de ortografía del tamaño de su querido cuadrilátero. Entre ellas un contundente “Para qué escribir”. Sin ser leninista era intuitivo y razonaba con mérito sobre la condena a la escritura que acecha a todo lector. Mi mecenazgo de El Samán ponía en peligro por contagio la temprana decisión de convertirme en un hombre de provecho. Una nueva amenaza, la escritura, se cernía sobre mi incierto temple. La caída estaba anunciada y con el tiempo ese cúmulo de casualidades que es el destino me trajo a este Nickjournal, viéndome ahora cual galeote condenado a escribir con frecuencia, sin renta y sin saber de qué, salvo de no escribir.

La solución a la indiferencia asegurada vino una vez más de la manaza de El Samán. En el cuaderno de hule sobado que acogía con resignación y una goma sudada sus diarios repletos de manchas encontré una pista sobre el testamento que sellaba la renuncia a la actividad literaria por parte de un tal Hugo Von Hofmannsthal. Paradójica justificación a lo Sísifo de ese retiro definitivo porque lo hacía escribiendo una ficticia Carta que un supuesto Lord Chandos dirigió en 1603 a Francis Bacon. El motivo de la carta era disculparse ante este amigo por su dimisión literaria: “Todo se me desintegraba en partes, las partes otra vez en partes, y nada se dejaba ya abarcar con un concepto. Las palabras aisladas flotaban alrededor de mí; cuajaban en ojos que me miraban fijamente y de los que no puedo apartar la vista: son remolinos a los que me da vértigo asomarme, que giran sin cesar y a través de los cuales se llega al vacío”. El motivo del testamento literario de Von Hofmannsthal era que se había quedado sin palabras, como los antiguos pasatiempos del TBO, que ya no podía explicar el mundo con ellas por "haber perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre cosa ninguna", encontrando que "todos los juicios son dudosos, inconsistentes, falsos e indemostrables". A estos desvaríos lleva el mucho leer y a ese viaje con sus pesadas alforjas renuncié de niño, aunque El Samán encontró cómo sacarles provecho. Vaya por él, que me da de comer y de escribir.

(Escrito por Bartleby)

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[0] Editado por Bartleby a las 8:10:00 | Todos los comentarios 735 comentarios // Año IV
27 abril 2008
23 de abril, día del libro

CLIENTE: Buenas tardes, señor de los libros.

LIBRERO: Llámeme librero.

CLIENTE: Luego, cuando le coja confianza. Un libro, si me hace el favor.

LIBRERO: ¿Qué tema?

CLIENTE: No tema, me es igual, es para la calle.

LIBRERO: Ya. Para llevar algo en las manos.

CLIENTE: Sí, es que he dejado de fumar y no sé qué hacer con ellas.

LIBRERO: Tenemos uno de Cervantes estupendo. Gordo como él solo. No se lee pero se compra muy bien.

CLIENTE: ¿Cómo se llama?

LIBRERO: El Quijote.

CLIENTE: ¡Hombre, El Quijote! ¡Qué pedazo de libro!

LIBRERO: ¿Lo ha leído?

CLIENTE: No, pero es uno de los libros que más a punto he estado de leer.

LIBRERO: ¿Cuántas veces?

CLIENTE: He estado a punto de leerlo casi quince veces.

LIBRERO: Joder, eso si que es intentarlo.

CLIENTE: En este país se lee poco, ¿verdad?

LIBRERO: Sí, en cambio, lo que hay es mucha literatura escrita sobre eso.

CLIENTE: Encima.

LIBRERO: ¿Tiene usted muchos libros en casa?

CLIENTE: Enciclopedias todas las que quiera.

LIBRERO: Póngame dos.

CLIENTE: ¿Sabe? Mi mujer empieza a leer su primer libro la semana que viene.

LIBRERO: Nunca es tarde para que empezar.

CLIENTE: Usted qué horario le recomendaría, ¿por la mañana, por la tarde o por la noche?

LIBRERO: Por la noche, dos páginas después de cenar.

CLIENTE: ¿No se necesita receta médica?

LIBRERO: Para nada.

CLIENTE: Es que está tan nerviosa... Figúrese que anoche tuvimos que ir al servicio de urgencias del Círculo de Lectores…

LIBRERO: Se le pasará. ¿Y usted no ha leído nunca un libro?

CLIENTE: No, primero me gustaría comprobar los efectos que produce en mi señora.

LIBRERO: Le advierto que se han dado casos de reincidencia.

CLIENTE: Toma.

LIBRERO: Y de varios libros además.

CLIENTE: Toma y toma. ¿Usted lee?

LIBRERO: Sí, desde antes de ser intelectual.

CLIENTE: ¿Y no le cansa eso de leer?

LIBRERO: Sí, pero me aguanto.

CLIENTE: No sé, pero creo que se sacrifica usted mucho.

LIBRERO: Sí, a veces lo he estado pensando.

CLIENTE: No se lo tome usted tan a pecho eso de leer. Un día sale un experto, dice que es perjudicial para la salud y espere sentado un remedio de las farmacéuticas.

LIBRERO: Tiene razón.

CLIENTE: Las cosas en su justa medida.

LIBRERO: (Enfadado.) Un día me voy a plantar, dejo de leer y que le den morcilla.

CLIENTE: Claro que sí, hombre.

LIBRERO: Es que a veces se harta uno.

CLIENTE: Vaya que sí.

LIBRERO: Tanta letra, tanta frase, tanta idea vertida sin un propósito concreto.

CLIENTE: Más tele, oiga.

LIBRERO: Eso, que ahí por lo menos ya te lo dan todo hecho.

CLIENTE: La televisión es la prosa del pueblo.

LIBRERO: Vaya.

CLIENTE: Bueno, librero adocenado por la lectura, que yo ya tengo que irme…

LIBRERO: Me ha llamado librero… Qué pena, ahora que había empezado a cogerme confianza se va…

CLIENTE: Que se mejore bien.

LIBRERO: ¿Y el libro para el asunto de las manos?

CLIENTE: Me voy a apañar con la carcasa de un dvd que también da mucho juego. Adiós.

LIBRERO: Adiós.



27 de abril, día del piano






(Escrito por Goslum)


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26 abril 2008
Sausage Rolls

Cerca de Fattorini’s, en Canal Road, la joyería donde se labró en 1911 la primera Copa de Inglaterra de fútbol, ganada curiosamente por el Bradford City al vencer 1-0 al Newcastle United, se encuentra The Shoulder of Mutton, un pub lleno de recovecos y pequeñas habitaciones decoradas con antiguas fotografías de la ciudad en los gloriosos tiempos de la lana. Su clientela, formada por diversas categorías taxonómicas cambiantes según discurre el día, celebra los tres o cuatro tipos de cerveza Samuel Smith, el precio de la misma y la comida. A primera hora, entre las once y la una, el pub se llena de señoras más bien mayores cargadas con sus bolsas de la compra, consumiendo su media pinta. Cuando éstas abandonan el local, es el momento de los empleados de banca, los dependientes de las zapaterías o los administrativos de las oficinas del mercado lanero que se arriman a cualquiera de los platos diarios. Esencialmente Yorkshire pudding, Steak and Kidney pie y, claro, Sausage rolls. Al dar las tres, y de forma más o menos puntual en función de la clientela, el pub cierra hasta las siete de la tarde; entonces, es invadido por estudiantes ávidos de unas pintas ¡treinta peniques! más baratas que en cualquier otro sitio céntrico de la ciudad. Sólo entonces suena el juke-box de vinilos a 45 r.p.m. cuyo éxito más reciente puede ser el Don't Go Breaking My Heart, de Elton John y Kiki Dee, nacida, por cierto, a escasos doscientos metros del pub.

Descartado el Yorkshire pudding por sosángano y el Steak and Kidney pie por excesivamente racial, hoy preparamos unos sencillísimos, aunque deliciosos, rollos de salchicha o, claro, Sausage Rolls. Los puedes preparar de dos formas, en función al tipo de salchicha que pongas de relleno: bien con lo que aquí llamamos “salchichas de Frankfurt” o con salchichas españolas convencionales, a las que despojarás de la piel empleando tan sólo la mezcla de carne, grasas y especias. Optaremos por la primera forma, que es algo más rápida y, sobre todo, más conveniente ante una visita inesperada y hambrienta. ¿Quién no tiene en casa una bolsa de frankfurts o una lata de minisalchichas para aperitivo? Necesitarás un rollo de masa de hojaldre congelada; la que venden en Mercadona, con marca de la casa, es barata y muy buena. Extiéndela sobre una superficie lisa en la que habrás espolvoreado un poco de harina. Dale con el rollo de cocina hasta estirarla ligeramente (no es menester que quede demasiado fina), y córtala en tiras de unos cinco centímetros de ancho. A su vez, trocea cada tira en pedazos de unos siete centímetros. Pon un corte de salchicha (si las tienes grandes) o una salchichita en cada porción de masa y envuélvelo con élla. Con huevo batido y un pincel de cocina, pinta un poco los laterales para que peguen bien y añade un poco en el lomo. Cubre la fuente del horno con papel engrasado y, sobre él, ve colocando los rollitos. Ordenada y artísticamente, claro: eso siempre impresiona y da una imagen cuidada y seria de ti. El horno, que habrás calentado previamente a unos 220º, debe estar ya dispuesto. Mete en él la bandeja y hornea hasta que la masa empiece a subir un poco y adquiera un color amarillento. Entonces, dale unos minutos de grill hasta que el lomo de los rollos aparezca dorado y apetecible. Deja enfriar un poquito, y a comer. Acompáñalos con cerveza (inglesa o no) y pon mucha atención a la distinta forma en que hojaldre y salchicha se mezclan, con diferentes sonidos y crujidos, en tu boca.


(Escrito por Protactínio)

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25 abril 2008
Historias viejas de viejos (y resentidos)
Algo acerca del nacionalismo vasco sé. En realidad, de todos los nacionalismos que en el mundo han sido, porque todos son hermanos o primos carnales. La pregunta es si conocemos al padre. Yo diría que sin lugar a dudas, sí. El nacionalismo (y el caso vasco es paradigmático) es hijo del Resentimiento.

La biografía de Sabino de Arana y Goiri es conocida. Un tipo raro, aquejado de una suerte de melancolía maléfica que llevó a desearle la muerte real al diferente, al "extraño" al que identificó como maketo. Un burguesito resentido que ve como otras familias vizcaínas, los Ybarra, Acha, Lezama, MacMahon, Ampuero y Escauriaza... se están literalmente forrando con el comercio marítimo, la banca y el hierro, y su padre, mientras tanto, no consigue remontar unos cuantos y muy torpes negocios navieros. Ellos, los Arana, gentes de bien desde antiguo, hidalgüelos vizcaínos, que hasta su padre don Santiago asistió como destacado vizcaíno al juramento fuerista del duque de Madrid junto al mismísimo Árbol de Guernica.

Los Arana, quién los viera entonces, defensores de los viejos y legítimos derechos de Carlos de Borbón y Borbón, nuestro(mi) Carlos VII. No merecen más recordatorio que el de sus paradigmáticos matrimonios. Sabino casó con una labriega, Nicolasa Achica-Allende, a quien examinó genealógicamente con exhaustividad hasta comprobar la vasquidad de sus antepasados (llegó a asegurar que los primeros 126 apellidos de su prometida eran vascos). Ya tranquilo, accedió a casarse con ella. Luis, el primero que abrazó la fe nacionalista de los hermanitos Arana, casó con la cocinera de la pensión donde residió como estudiante en Barcelona, una tal Josefa Egués Hernández, natural de Huesca, a la que convirtió por arte de birlibirloque en doña Josefa Eguaraz Hernandorena, con un par.

Pero hay en la historia otros dos ejemplos también palmarios y menos conocidos, los populares Ramón de la Sota y Llano y don Telesforo Monzón y Ortiz de Urrialde. Sir Ramon fue el cabecilla de los aranistas más pragmáticos, los euskalerriacos; un poner, la línea Imaz, Azkuna, Ardanza y cía. Don Telesforo, en cambio, fue destacado promotor de la deserción nacionalista del PNV y del conglomerado aberchale KAS.

Verán, unos días antes de la Eurocopa de Portugal (verano 2004) un par de amigos y yo decididimos darnos una vuelta por Pamplona y participar así en una de las primeras manifestaciones Pro-vida de esta II Cruzada Antiabortista. Una vez allí, comida pantagruélica con correligionarios chapelgorris y a los postres un magnífico vertsolari arrancándose a declamar en el idioma de Aitor, Túbal y su puta madre, preciosos versos que nos sonaban a algunos de los presentes a lo que debieron cantar los pintores de Altamira mientras adornaban sus techos. Este vertsolari fue quien me puso tras la pista de un lejano pariente mío del que se contaban en casa hazañas y anécdotas sin fin. "Claro que lo conozco, si es algo así como el símbolo tradicional de la Guipúzcoa española". Me dio sus señas y 18 horas después, me hallaba tocando a la puerta de su caserío, en el mismo corazón del valle Oria, junto al curso del arroyo Berástegui.

Allí vivía y se desvivía mi lejano familiar A. Urtusaústegui de Larrañaga. Bueno, medio año allí y el otro medio en Biarritz, do se exilió voluntariamente tras la guerra del 36. De poblada barba y cargadas espaldas, al estilo del navarro Sánchez-Ostiz, pero con cuarenta años más encima. Veterano de la IV Guerra Carlista, como llamaba don A. a nuestra Guerra Civil, alto y ancho como una encina placentina, y de extraordinaria y a veces disparatada conversación. "Soy guipuzcoano por los ocho costados". Fui con la excusa de conocer a un pariente (primo carnal de mi abuela materna) del que había oído hablar en casa, y me quedé incluso a dormir en aquella arcaica vivienda. "Los Urtusaústegui andaron por tu tierra, hasta les dieron títulos. Proceden de las Encartaciones, junto a Vizcaya. Los Larrañaga no han salido del Oria desde que llegaron hace cinco mil años".

Obligada conversación, el nacionalismo euskaldún. "Mira, yo conocí de joven a Monzón. Eran vergareses, de aquí cerca, y yo era muy amigo de un primo del Monzón. Telésforo, cuando se fue a Madrid a estudiar Derecho, intentó hacerse de la Orden de Santiago, pero le echaron para atrás alguno de sus apellidos, yo diría que el Monzón mismo. Entonces se volvió un sabiniano ortodoxo. Hasta que le dijeron en Madrid que no iba a poder bordar la Cruz de Santiago al chaqué, era el más alfonsino de todos los jaunchos guipuzcoanos. Si hasta tuvo un bisabuelo diputado alfonsino." Entremezclaba esas opiniones con las peripecias vividas a sus catorce años recorriéndose los alrededores tolosanos. "Tolosa, que lo sepas, fue capital del País Vasco. Entonces aquí se hablaba un vascuence prístino".

Pero no podía dejar de agarrar aquella presa, Monzón, el abuelo cebolleta de la izquierda aberchale, quiso ser caballero de la españolísima Orden de Santiago. "Claro, como De la Sota, qué te creías. Gente de medio pelo de las Encartaciones, nada del otro mundo, burguesía crecida al calor del puerto de Bilbao. A don Ramón le echaron también para atrás de una orden nobiliaria española, eso me lo dijo un sobrino suyo muy fiable.Yo conocí en el exilio al hijo, a De la Sota Aburto, que vivía en Biarritz. También conocí a sus primos los Aznar, cuando era más joven y me invitaban a las fiestas del Marítimo, pero los Aznar vizcaínos, los más alfonsinos del mundo, unas alimañas que se quedaron con las propiedades de sir Ramón y sus descendientes con la connivencia del Régimen. Joder, si hasta un payaso de vuestra generación, Pocholo Martínez-Bordiú, desciende de esos mismos Aznar". Conversación de café, tábaco y ventanas abiertas de par en par. "El De la Sota era de otro pelaje al del Monzón. Mucho más señor, le echó cojones a los alemanes y puso a la naviera a disposición de los ingleses. Ganó muchísimo dinero, como el resto de los oligarcas neguríticos, pero siempre enseñando sus cartas. Su hijo Sota Aburto, al igual, un nacionalista, sí, pero un señor. Y no compartía el mismo gusto por la sangre que Monzón, ni mucho menos".

Miraba mucho a través de las ventanas, enormes y cuyos pesados postigos parecían ir a caerse de inmediato. "El País Vasco español es más bonito y más cuidado que el francés. Eso se lo decía a Ramoncito de la Sota, que fundó el PNV francés. Antes éramos más pobres, pero ahora Guipúzcoa le da sopas con hondas a Iparralde. Yo me exilié porque era falcondista, abandoné aquel ejército de protonazis, me metí en una pelea con un jefecillo falangista donostiarra al que casi mato y los Oreja (los tíos mayores de don Jaime Mayor) decidieron no apoyarme cuando aquello. Me pasé al otro lado". Allí se casó con una prima del conocido cardenal francés Roger Etchegaray, allí tuvo a sus hijos (no recuerdo el número, pero sobre los seis) y allí sigue teniendo su domicilio fiscal. "Pero de viudo se aburre uno como una mosca, y me vine a esta vieja casa. Se la compré al hijo de un viejo amigo, un caserío más viejo que todas las piedras del bocho (Bilbao según me enteré después) juntas, le puse de nombre Echenagusia, con un par, y por aquí me citó con lo que queda de nuestra Causa, nada, cantamos viejas canciones, hablamos de nuestras cosas y nos cagamos en la madre de ETA y del partido (así aluden por allí al PNV) bebiendo buen tinto".

Murió aquel extraordinario anciano hace poco menos de un mes, a un año y medio de cumplir el siglo. No lo volví a ver, apenas salía de sus dos moradas y no manejaba internet. Todo lo que sabía, o lo había visto o lo había leído. Se murió antes su amigo Carlos Etayo Elizondo, pero ya enfermo no pudo asistir a su funeral y entierro. Al mejor amigo de su primogénito lo mató la ETA. "Era el jefe de las Juventudes Tradicionalistas de Vizcaya, Chema Arrizabalaga Arcocha, más vasco que el propio Arana, quien por cierto era muy pariente de los Urquijo fundadores del Banco de tal nombre y del Correo Español." Imposible que fijara una línea, con tanto caudal de conocimientos. "A mi hijo A. lo mandé a estudiar ingeniería a Bilbao, y aquellos dos se hicieron íntimos y además compañeros de política. A Telesforo me lo crucé por la calle en aquellos días, no recuerdo si en Bilbao o en su casa, en Vergara. Le miré duramente a la cara, y el muy cobarde la agachó. Le grité justo a su lado maño de mierda. Los Monzón son judíos zaragozanos, ¿no lo sabías? Ni siquiera me dejaron asistir al sepelio en Ondárroa. Lo mataron a finales del 78. Años duros, en Francia apenas nada, y eso que Iparralde vota a la derecha francesa. Claro, coño, como que son franceses. Monzón no tuvo cojones ni a mirarme".

Murió en la patria de Richelieu y del roquefort, en la camilla de un hospital. Lugar impropio para uno de los últimos comabientes vivos. El requeté muere en su cama o en el monte. Según me dijeron, agarrado a una estampa de San Ignacio, el nombre de su padre y de su abuelo, niño educado en los jesuitas de Orduña "la única vez que se puede decir que he vivido en Vizcaya", colegio por cierto en el que también estudió don Sabino el Fundador. Herido en los pulmones de metralla durante la toma de San Sebastián (como mi abuelo materno), encuadrado (idem) ambos en el legendario Tercio de Navarra dirigido por mi paisano el coronel y príncipe Villanova-Ratazzi. Con don A. Urtusaústegui de Larrañaga se fue uno de los últimos ejemplares puros de la varonía vascongada, Pariente Mayor de la Casa Azcune. Páginas de un libro que se va agostando poco a poco.

Se enterró con la Cruz de Borgoña sobre su féretro, bandera en la que aparecía bordado en oro un viejo y secular lema atávico, "jaungoikoaren aurrean iñoiz ezera izango ez ezaguna", puesto por escrito en las Ordenanzas del Requeté. En su entierro, según un amigo que allí estuvo, se entonó el inmortal Gernikako Arbola, el himno vascuence más popular, creado por el bardo carlista José María de Iparraguirre Bal. Se diría que fue compuesto para ocasiones como aquella. "Yo me enamoré de chiquito de una Galainena, gente de Zugarramurdi, pero a mi padre aquello de las brujas le sentaba a cuerno quemado, y me obligó a no verla. Era guapa como una madre". Murió triste, tal vez algo alejado de todo y de todos, melancólico por un mundo tan perdido ya como el jurásico, pero no murió resentido. Esa no es precisamente una pequeña diferencia.

(Escrito por Edgardo de Gloucester)

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[0] Editado por Protactínio a las 8:13:00 | Todos los comentarios 607 comentarios // Año IV
24 abril 2008
Mi alejamiento definitivo del Séptimo Arte
Que me disculpen los administradores pero considero que hicieron mal en anunciar con una semana de anticipación que yo publicaría un post. Como pueden ver, inmediatamente afloró la envidia. Sin embargo los comprendo: en este nickjournal hay muchos que se creen artistas sin haber ejercido nunca como tales. Ahora se alegrarán: en adelante dejaré de trabajar como actor y seré un anónimo espectador como ellos. El Atleta Sexual me zahirió porque no puede soportar que yo haya sido un galán de cine exitoso, lo que para él es una mera fantasía. Asimismo varios me atacaron por mi actitud filosófica. Pareciera que aún no se enteraron de que los humanistas centramos nuestro interés en el hombre en lugar de poner nuestra mirada en reyes, dioses o mascarones. Por eso lo digo sin hesitación alguna: Uno de los temas de conversación que me resultan más fascinantes es cuando hablo de mí mismo. Porque nosotros, los seres humanos, somos el centro y medida del universo. Schultz, entre todos, fue el único que demostró sensibilidad y preguntaba si yo estaría rodando una nueva película. Le digo que, tristemente, es lo contrario de lo que él esperaba.

Y aquí, sin más, va lo que tenía que anunciarles:

MI ALEJAMIENTO DEFINITIVO DEL SÉPTIMO ARTE


Hercor, en sus comienzos como actor, con la gran actriz María Marta Serra Lima


Confieso que hasta cierto punto siento alivio al dar por finalizada mi carrera de actor. Realmente ya no hubiera sido creíble que a mis años pretendiera hacer de galán. Podría haber seguido trabajando en el cine cubriendo roles secundarios o actuando en intermedios cómicos, tal como hace mi amigo Ron Jeremy, el famoso actor norteamericano. Pero su caso no es el mío De hecho Jeremy en algunos momentos de sus films de juventud, solía darles un giro humorístico.

Tal vez mi error fue haber tomado demasiado en serio mi trabajo y no puedo ahora pretender un cambio. No me arrepiento, sin embargo. Todo lo contrario. Puedo con orgullo decir que mi trabajo siempre fue digno. Cuando mis hijos sean mayores de edad podrán ver mis películas y estarán orgullosos de mí. Por mi parte también tengo mis motivos para estar satisfecho. Considero haber sido quien impuso en Argentina una visión diferente a la que imperaba hasta ese momento. Cuando empecé mi carrera actoral cundía un machismo casi absoluto en el cine argentino. Los directores de cine enfocaban las cámaras principalmente en las actrices, para deleite del público masculino, y los actores éramos simples partenaires, como en esos ballets donde el hombre hace de simple soporte de la prima ballerina. De esos primeros tiempos me quedó mi nombre artístico, un simple apelativo, pero finalmente conseguí que se pusiera el nombre completo de los actores varones. Fueron otros los que se aprovecharon de lo que significó mi primer conquista laboral. Sin embargo yo seguí siendo simplemente “Hércor” en las carteleras. Pero ese humilde nombre, pese a todo, llegó en Argentina a ser con los años una valiosa propiedad intelectual.


Asimismo me puedo jactar de mi permanente defensa de los derechos humanos de los animales que participaban en la filmación. Yo no hubiera tolerado que se hiciera en mis films lo que se hizo con los gatos que actuaban en la famosa película “Chatrán”. En esa película se usaron seis gatos diferentes a medida que morían en las peligrosas aventuras que les hacían protagonizar. Nunca olvidaré a la querida “Cocó Chanel”, una gallina que trabajó en uno de mis films.

Pero el momento culminante de mi carrera fue cuando una famosa actriz italiana de origen húngaro hizo su presentación triunfal en Argentina. En el film que ella rodó aquí tuve el privilegio de representar a un típico porteño (pese a no haber vivido nunca en Buenos Aires) que junto a otros dos hombres disfrazados respectivamente de gaucho y de indio festejaban a la famosa actriz internacional. El cine es pura ficción artística: yo no era porteño, el indio no era indio y el gaucho no sabía distinguir un caballo de un burro.


Otro de mis logros consistió en haber conseguido que los argentinos revalorizaran el trabajo de actor. En los numerosos programas de opinión a los que fui invitado pude demostrar que los actores de género no somos solamente una cara bonita sino que tenemos ideas firmes y fundamentadas.


Conseguí asimismo que se respetara en el ámbito de trabajo a los actores y actrices. Esto no trascendía, es cierto, en los films pero antes era muy común que cameramen, iluminadores y productores tuvieran un trato despectivo con nosotros. Y no fue con recursos de amparo: dos narices rotas quedaron en el cómputo.


Con mi trabajo de actor siempre mantuve decentemente a mi familia. Sostuve mi carrera de estudiante y debo confesar que he ganado más dinero como actor que como abogado. Ni qué hablar de las satisfacciones espirituales que mi popularidad me ha brindado. Alguien que conocéis bien, el gran periodista catalán Arcadi Espada, con el que me entrevisté en Buenos Aires, puede acreditar mi popularidad. En la calle a cada paso me felicitan por mi trabajo de actor. Muchos hombres solitarios compraron los productos de los cuales hice propaganda televisiva.


Es cierto que la popularidad trae problemas: los medios están siempre pendientes de la vida privada de los actores y nos cuesta pasar de incógnito. Sin embargo debo confesar que cuando estoy en el extranjero y me ignoran, me siento tentado de hacerles saber que en la Argentina soy muy conocido. Solamente me he sentido a gusto en las reuniones que he tenido con los amigos del nickjournal en Barcelona, en Ciudad Real y en el zulo del marqués. Hubo en ellas una confraternidad tal que nunca sentí la necesidad de reconocimiento.


Este nickjournal significa para mí una prolongación de esos gratos momentos y me ayudan a superar la desazón que me causa abandonar un ámbito, el cine, tan querido por mí.

(Escrito por Hércor)

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[0] Editado por Protactínio a las 8:10:00 | Todos los comentarios 428 comentarios // Año IV
23 abril 2008
Sonata para el Día de Castilla y León
Primer movimiento
(Cantabile; gioccoso)

“Tres días hay en el año que brillan más que el sol; Jueves Santo, Corpus Christi y Domingo de Resurrección.” En esta época, que ha sustituido el catolicismo por otras religiones, hemos de decir que en España hay diecisiete días que relucen más que el sol, aunque no lo hagan simultáneamente en toda España (puede que pronto lo que queda de ella y sus nacionalidades confederadas). Uno de esos días extraordinarios es el 23 de abril de todos los años, fechan en que Castilla y León, esa región con historia y, sobre todo, con Estatuto de Autonomía (reformado recientemente) conmemora o celebra su nacimiento, que retrotraen, eso sí, a las cortes medievales, pues dejarlo en la Constitución del 78 sería amputarle su historia, y por supuesto hoy importa más la historia que el presente cívico. Así pues, regresamos a la Edad Media y sus Cortes estamentarias, previas a cualquier concepto de igualdad, libertad o democracia: Dios en lo cúspide de la pirámide, y después de él, bien ordenaditos para que nadie se salga de la fila, el Rey, los nobles, y el llamado pueblo llano o pagano de diezmos, sin derechos (pues lo que se presta o concede graciosamente no es derecho sino lismonilla).


Nada hay como poseer una historia, aunque eso sí, la historia se haya falsificado a lo largo del tiempo, la hayamos ido adaptando a nuestros intereses o hayamos hecho de hecha un “icono santo” en palabras de E. Hobsbawn, en una imagen sacralizada de lo que tuvo que haber sido y que configura un sentido simbólico de pertenencia al grupo: eso que llamamos identidad nacional (y que podríamos calificar también como grupal o de rebaño: el calor del establo, en otras palabras bien conocidas).


Segundo Movimiento
(Langsam und sehnsuchstvoll)


Tenemos una región, no hemos de ignorar eso. Imaginemos que no poseyéramos una identidad regional. ¿Qué seríamos sin ella? El estatuto nos ha concedido una serie de derechos y valores, ha ordenado nuestra historia, nos abre un camino para el futuro. Nos ha dotado de sentido existencial y nos ha proporcionado una psicología colectiva.


(Con forza espressiva)

Un estatuto, no lo olvidemos, en el que los valores fundamentales son el patrimonio artístico, cultural y natural. Mientras que en otras épocas y latitudes algunos elaboraron los valores cívicos, pues de eso hablamos, no del grupo ni de la tribu ni de la etnia ni de la historia, sino de civilidad (aquello que permite a las personas convivir como individuos en pie de igualdad). Y las virtudes cívicas no son el patrimonio cultural y mucho menos la flora, fauna y los accidentes geográficos y sus componentes geológicos. No. Las virtudes cívicas, recordémoslas una vez más, son prudencia, razonabilidad, tolerancia, respeto a la ley, libertad, igualdad, justicia, solidaridad, responsabilidad, profesionalidad y patriotismo. Podían haber escogido si no todas, algunas de ellas, pero prefirieron lo natural y lo cultural (que adorna mucho).


Todo nacionalista y regionalista es patriota. Todo ciudadano lo es también. Para las personas de inspiración republicana el valor principal es la forma de vida libre que la república permite. Para los nacionalistas, el valor primordial es la unidad espiritual y la homogeneización cultural del pueblo. Frente al nacionalista que destaca el elemento natural de sangre y tierra (los productos culturales y el patrimonio natural), la patria, para el ciudadano demócrata es el entorno humano de nuestro obrar y actuar libres.


El regionalismo no es un nacionalismo. No, técnicamente hablando, pero no deja de buscar la preservación de las características culturales de una población. En el fondo, no se aparta de la importancia a la cultura como expresión espiritual de una comunidad elegida y marcada a lo largo de los siglos. Es un nacionalismo débil, embrionario si se quiere.

No hay problema en tener una cultura propia ni tampoco en enseñarla. No hay más problema que la falsedad de la idea de cultura propia, cuando la cultura ni pertenece a nadie ni es tan homogénea que carezca de rasgos traídos de otros lugares. No hay originariedad absoluta; hay, a lo sumo, cierre de fronteras como consecuencia de la clausura de la identidad (clausura que se da cuando apelamos a la identidad colectiva que todos hemos de compartir sin que se permitan diferencias sustanciales). El problema reside en que se entiende por cultura una serie de aspectos normativos: lengua, derecho, historia, arte, régimen de propiedad de la tierra, que junto con las características naturales constituirían la nacionalidad diferencial. Una raza autóctona de vacas, de gallinas o de gorrinillos son excusa para marcar la diferencia entre las personas. Los derechos y tributos medievales, las instituciones premodernas (y por tanto, no democráticas) también sirven para justificar que haya diferencias entre personas por el mero hecho de habitar territorios distintos (¡Ah!, la igualdad de la Revolución Francesa y sus dignas continuadoras).


Qué felices somos con nuestra propia lengua, el leonés. Sí, lengua porque hemos perdido el concepto de dialecto, que implicaba una jerarquización necesaria y verdadera, pues un dialecto era un sistema de comunicación lingüística que carecía de independencia total por falta de desarrollo, principalmente semántico, pero también sintáctico. Hoy en día, eso no es así, y desaparecidos del mapa los dialectos, todas son lenguas. Y en Castilla y León, además de contar con el español, que hablan 450 millones de personas, tenemos el leonés, lengua familiar, eso sí, nada imperialista, y con la cual no nos entiende nadie si salimos de la provincia leonesa. Eso sí, el leonés es la lengua internacional de León (y pronto lo será de Castilla y León).


Tercer Movimiento

(Elegy; funeral march)


El 27 de agosto de 1789 la Asamblea francesa vota la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Se establece allí que la “libertad consiste en poder hacer todo lo que no dañe a otro”. Era una invitación a convertirse en ciudadanos, es decir, en personas iguales ante la ley y sujetos a las mismas responsabilidades públicas.


Junto con la Declaración se aprueban los Decretos de Agosto. Estos eran importantes porque se basaban en la presunción de que todos los franceses gozarían de los mismos derechos y estarían sujetos a las mismas leyes. Había acabado la época de los privilegios y de las excepciones. El artículo décimo dice: “todos los privilegios especiales de las provincias, principalmente condados, cantones, ciudades y comunidades de habitantes, ya sean financieros o de cualquier otro tipo, quedan abolidos sin indemnizaciones, y serán absorbidos dentro de los derechos comunes de todos los franceses”.


Más adelante Ernest Renan escribirá el famoso ensayo “¿Qué es una nación?” el ensayo no se entiende si dejamos de lado los Decretos de Agosto. Renan parte de la idea de la igualdad ciudadana y de la obsolescencia de los conceptos étnico y tradicional. De anda sirve basar la nación en las costumbres y en la etnia, pues las primeras pueden ser múltiples y no todas justas y las segundas también pueden ser varias y tener que convivir en un mismo territorio. Renan basa su concepto de nación en el olvido de las tradiciones y del pasado y en la unión en el presente más allá de cualesquiera particularidades culturales o naturales puedan darse. Es una concepción voluntarista, cuyas raíces, ya lo he dicho, se hunden en la Revolución Francesa. Fijémonos que los nacionalistas atacan, implícita o explícitamente, las ideas de Renan. Sin querer decirlo, pero llevándolo a la práctica día sí y día también, atacan un concepto, voluntarista, es cierto, pero basado en la eliminación de los antiguos privilegios creados por las diferentes costumbres y leyes antiguas. Como en algunos, por no decir todos, los nuevos estatutos de autonomía.


Cuarto Movimiento
(Maestoso)

Desde luego no es postulando identidades diferentes, aunque sean simplemente regionales, como podremos detener los pasos hacia el pasado oscuro, rancio y, desgraciadamente, nunca preterido por lo que se ve.


Hemos de proponer una única identidad, ni regional ni nacional. Será voluntarista, como muchos nos achacarán, y habremos de responder afirmativamente, señalando que toda institución humana lo es. No hay instituciones naturales, pues la sociedad no lo es. La mera proposición de una de ellas que sea natural implica no poder cambiarla ni eliminarla, pues ¿quién podría contra la fuerza de la naturaleza, que se regula así misma? Algunos quieren olvidar que toda construcción humana es artificial, basada en la prudencia, el consenso, y la experiencia, en los mejores casos, y en la locura megalomaníaca de unos pocos, en los peores.


(Chorale)

Acaso lo mejor sea proponer una identidad basada en la ciudadanía, en el simple hecho de ser personas, sin distinción de proveniencia social, geográfica, sexo de cada uno o condición social. Así fue desde los inicios de la Época Moderna (entiéndanlo como desde la Revolución Francesa).


Resulta curioso que el optimismo que surgió con la caída del Muro de Berlín, esté totalmente desfasado como consecuencia de los repetidos ataques a la idea del ciudadano, la soberanía individual y el cierre de filas en torno conceptos como el terruño, la mitología histórica de nuestros comienzos o el valor de la sangre.


La única salida, y es ardua y laboriosa, y no veremos resultados muy pronto, es el oponernos frontalmente a todas las identidades regionales, nacionales o cualquiera otra que clasifique y divida a las personas por cuestiones accidentales (o contingentes para los filósofos).


La cuestión está en si habrá alguien capaz de ello. Por los Estatutos aprobados en las Comunidades gobernadas por el PSOE y por el PP, sabemos que no podemos contar con estos partidos. ¿Será capaz UPD de superar el miedo, el posibilismo y la fuerza centrifugadora que tiene hoy en día la identidad regional en España y predicar que las Comunidades Autónomas sirven para descentralizar la Administración, pero que el énfasis que estas ponen en lo regional va en contra del concepto de ciudadanía? ¿Será capaz de echar un órdago no al actual sistema administrativo sino a la cultura de la identidad que nos gobierna en más de un sentido?


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Oído después del concierto:

- Esta sonata era un poco aburrida, floja y repetitiva, ¿no?

- Sí, es el problema del nacionalismo, que altera las hormonas, la adrenalina, apaga el sentido común, pero es siempre mediocre, no tienen sustancia de verdad y se repite más que la morcilla.

- ¿Y nos quedan muchos años de esto?

- Más de los que nos queremos imaginar.

(Escrito por Garven)

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22 abril 2008
BICING

“Para ser un miembro irreprochable de un rebaño de ovejas, uno debe ser, por encima de todo, una oveja” (Albert Einstein –Aforismos para Leo Baeck- Mayo de 1953)

Me desplacé (no trasladé) a vivir a Barcelona por motivos familiares. Ya conocía la Ciudad Condal por cuestiones laborales, pero la gran mayoría de horas me la paso entre cuatro paredes, por lo que poca vida ciudadana podía hacer. Me barruntaba yo, por los trayectos entre el despacho y la estación de Cercanías RENFE, que estaban creciendo en exceso los ciclistas por la calle. Seré exacto, por las aceras, porque en las calzadas pocos veías. En ese momento un negro sentimiento se cernía sobre mi corazón….el odio hacia los ciclistas…creció y creció hasta instalarse cual piojoso okupa en masía de titularidad pública. No hay nada más estomagante que un ciclista en Barcelona ciudad. No veías punto medio, o eran suicidas en preparación de una ironman u homicidas con vocación de miuras sanferminianos en Rambla Cataluña, Paseo de Gracia o la Avenida Diagonal, dispuestos a dar una nueva versión de Monopoly, con la gestión de los cementerios en los que se convertirían tan ilustres boulevards (y con cuatro nichos, ya puedes poner un panteón). Algún imbécil, de alguna imbécil asociación, siguiendo los imbéciles consejos de no se qué imbéciles protectores de cualquier imbécil causa, había recomendado la bicicleta como medio de transporte. Siempre se pone como paradigma del uso de la bicicleta en ciudad Ámsterdam, Pekín o Ferrara, pero, fueraparte de lo estomagante, ir en bicicleta para ir a trabajar, lo he encontrado de un cutre total, aquí, en Ámsterdam y en la China popular y la otra... Esos sillines que no transpiran, provocan un sudor que se emulsiona en la ingle y que invade el borde del calconcillo o braga (si llevan); fuerzan el sudor anal que arrastra sedimento de miasma intestinal que se deposita en el algodón protector, entre otros efectos secundarios. No hablemos de los pedales y cadenas, que arrugan pantalones o en el mejor de los casos los dejan llenos de grasa de tienda de chinos (pues esas bicicletas no utilizan el aceite de teflón ni otros lubricantes más técnicos). Pero con todo, lo peor es que se tiran todo el día en la oficina de esa guisa, y si por bendición del cielo, consigues que la maciza te haga caso, en cuanto te vea la “anxova” (además del sempiterno “palomino”), te hará un juicio que ni “Evaristo Meijide”. Por piedad las autoridades deberían haber prohibido ir en bicicleta como medio de transporte, como prohibieron fumar en el trabajo porque adelgaza la polla del fumador pasivo. Pero no; siempre como buenos perros Sam atentos al rebaño, vislumbraron una nueva especie de oveja a la que había que guardar, y por tanto reunir en rebaño, lo cual es una oportunidad en las matrices DAFO con las que trabajan, y que no suelen nunca fallar (previamente pasadas por la telermomix). Lo primero es darle un nombre, pues ya sabemos que las cosas con nombre, existen. Para el caso han seguido la moda del anglicismo pero al estilo barretina, y a la criatura la han bautizado (perdón) como “Bicing”, que suena a “mobing”; o le podrían haber puesto “moobing” por lo de mover…pero claro lo mismo la oveja no respondería a tal nombre, así que hacemos un híbrido entre bicicleta y el “to bike”, y con las palabras mágicas “al rico helado de piña, para el niño y la niña”, tenemos el palabro “Bicing”. Puestos a gastar el dinero de los contribuyentes, podrían haber puesto como lema a la empresa aquel versillo de los Mojinos Escozíos (catalanes de la Llagosta y Mollet) que decía “Y es que como me pique…es que me compro una montambique”. Detrás de la idea se invaden las calles de cientos de bicicletas al puro estilo Tito y el Piraña, homenaje al Atlético de Madrid (o el Gerona), pilotadas por una suerte de insensatos que ahora se permiten el lujo de morir y matar con el consentimiento de las autoridades locales. El bicing se ha extendido en Barcelona, o mejor dicho, en la zona “plana” de Barcelona, pues semejantes cacharros (made in no se dónde) serían incapaces de asumir las cuestas de la calle Santuario, Císter, Avenida Tibidado, Conca de Tremp, Rasos de Peguera, Peris Mencheta o cualquiera del barrio de Penintents, Montbau o la Teixonera. Los verdaderos ciclistas deberían exterminar a estos aficionados que son incapaces de ir andando o en metro, y tienen la tacañería propia de la periferia peninsular; y, por tanto, hacer un manifiesto en contra de del Bicing, pero sobre todo a favor de quien se despista mirando el canalillo a las turistas sin gastar cuidado que no venga una bicing a tocarte los cojones. Ahora que soy un Can Fanga más, puedo afirmar, a pesar de lo que me puede caer encima, que odio con toda mi alma a los ciclistas de Barcelona, y a los del Bicing más.


Coda: Empero…tengo caridad cristiana

(Escrito por Cateto de Pacifistán)

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21 abril 2008
Un helicóptero VIP viene a inaugurar y censarnos
Un helicóptero desciende sobre un campo abierto a las afueras de una ciudad de Rajasthan, al final de la época antigua, en 1975. Ese espacio es utilizado por sus habitantes como mercado desde tiempos remotos (cuyo origen no necesita contarse ni conmemorarse) o recientes y las autoridades vienen ahora a inaugurarlo. Los vecinos se dedican habitualmente a ocupaciones humanas como comprar, vender, comer, nacer, crecer, casarse, enfermar, morir, amar y ser amados, ignorar y ser ignorados, traicionar, engañar y enseñar, sufrir, rezar, visitar a sus familiares y paisanos de otros pueblos, emigrar y recibir a otros como ellos. En resumen, a trampear para sobrevivir y, si pueden y les va bien, a prosperar. Es decir, son gente del común que se dedica a lo Suyo. Esa ciudad es una abundancia de personas, actividades, condiciones y usos, un maremágnum sin cuento ni cuenta del que entran y salen gentes, un trasiego, lugar y tiempo variables que impide un estado fijo de cosas, sin necesidad de definirlo, fijar sus fines ni límites, cerrarlo, para poder hablar de él.

Las autoridades se hacen acompañar por funcionarios que censarán a la población para unas próximas elecciones. Les traen regalos como mercado,
dinero, lengua, identidad, pluralidad y democracia, funciones que ya tenían gratis en el sentido de que no tenían que pagar por ello a otros (un precio sería su definición por esos otros). El panorama no era idílico ni ellos ni nosotros lo pretendemos; lo harán ideal los nuevos y ajenos dueños a fuerza de designar su realidad y reducirlo a cantidad y cosas distintas. La oferta de pluralidad, la necesidad de ser plurales para ser individuos autónomos, es el principal artículo de fe que se les trae: “(...) estas necesidades de ser plurales, de ser unos cuantos, de ser cada uno diferente de los otros, de ser uno, no pueden venir de ahí abajo [‘lo que hay’, que es sin fin], sino de arriba, o sea, de Dios, que es lo que para nosotros representa cualesquiera de las cosas contra las que aquí tratamos de levantarnos: el Poder, el Estado, el Capital.” (1)

El descenso del helicóptero produce un efecto inmediato entre la población: una evidente molestia en forma de tormenta de arena que los disuelve y confunde momentáneamente. Esa confusión es un primer éxito conseguido antes de aterrizar. Un "Divide y vencerás; el lema del Régimen más avanzado de dominio que entre nosotros se padece: la Democracia desarrollada; la Democracia con la pretensión de ser el Régimen último, el verdadero, el único, en el que se tiene que reemplazar a los demás.” Un divide y vencerás rentable y comercial que prosperará como instrumento de distinción personal. Un convencer de que “cá uno es cá uno, es decir, absolutamente diferente de todos los demás”. La empresa que trae el helicóptero gana cuando arraiga entre la gente esa sensación de identidad irreductible, de que lo que le pasa a cada uno es personal y exclusivo (y excluyente), porque entonces es cuando todos son “iguales, precisamente en [por] eso”. A esa dispersión fácil de aglutinar que significa el lema Divide y vencerás contrapone García Calvo el Soy legión, una legión indefinida: “Parecen cosas [esos lemas] que se matan la una a la otra, y efectivamente se matan la una a la otra. En realidad, con alguien que dijera ‘Soy legión’, una Democracia no tendría nada que hacer. (...) cada uno tiene que ser el que es. Ésa es condición para que formen las pluralidades más o menos ordenadas”.

Raghu Rai se hizo fotógrafo por casualidad: durante unas vacaciones un amigo de su hermano (que sí era fotógrafo) le invitó a su pueblo y éste le dejó su cámara. Sin conocimientos técnicos ni propósito documental alguno se empeñó en fotografiar a un pollino que encontró en la aldea; éste huía cada vez que Raghu se le acercaba, todo ello en medio del jolgorio de los vecinos. Lo persiguió hasta cansar al borrico y conseguir la foto. Durante este suceso, Raghu Rai fue legión. Y cada paisano. (La foto también porque fue portada de un diario, británico o indio no recuerdo, enviada por su hermano).



Raghu Rai:
“Dust storm created by a VIP Helicopter” (Rajasthan, 1975) Exposiciones en Casa Asia, Barcelona (color y esta foto) y Madrid (blanco y negro).

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(1) y todas las citas: Agustín García Calvo, Ateneo de Madrid, Tertulia Política nº 119, 2 de Abril de 2008. Cortesía impagable, es decir gratuita y por ello libre, de Al59.


(Escrito por
Bartleby)

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20 abril 2008
(Pequeños) momentos nefastos de la Humanidad

Al hilo de lo que ya dijimos aquí, además de momentos estelares, la Humanidad también nos ha ofrecido un número nada desdeñable (y, seguramente, superior) de momentos nefastos. En un plano histórico, y como reverso de la propuesta de Zweig, podríamos acordarnos del 30 de enero de 1933, o, por qué no, del 12 de octubre de 1492. Sin embargo, como en la anterior ocasión, nos centraremos en el mundo de la música y el cine, territorios fértiles para la hecatombe artística.

Cierto es que la literatura ofrece un caudal inigualable de obras funestas . Así a vuelapluma, se me ocurre “Perséfone” de Ricardito Bofill, "una aventura mitológica en clave grunge", según su autor, y un hito de la nefandez literaria según los demás. Pero tampoco es cuestión de fijarse en freaks o en obras sin mayores pretensiones, porque, si no, no acabaríamos nunca. Los mejores ejemplos, en mi opinión, son los de aquellos "creadores" que, pensando hacer algo valioso, han metido la gamba hasta el fondo.

Cine:

Como aperitivo, un recopilación de: escenas ominosas.

Pero vayamos a lo serio:

Ángel Fernández Santos tituló la crítica de este film así: "Y el director, trece".

Luc Besson, infame elemento.

Mis preferidas son las películas de directores con ínfulas:

Coppola ya la cagó en “One from the heart”, pero en Tucker y, no lo neguemos, El Padrino III, tocó fondo (sobre todo en su final: nunca Pacino ha estado peor).

1941: Spielberg.

En España no nos quedamos cortos:

“Los abajo firmantes”: por Dios, mirad el tráiler!!!

Basada en una novela de Fernando Delgado, “La mirada del otro”, de Aranda. Atroz.

No olvidemos, retomando el principio, que Ricardito también alcanzó elevadas alturas en el mundo del celuloide: Hot Milk. Pero el caso de Ricardo Jr. es hors catagorie.

Música:

Qué mala es esta canción de la inaguantable Whitney Houston: I will always love you. Ah, y la peli no se quedaba corta.

La mega-plasta por excelencia: Celine Dion.

Nosotros somos el Mundo, nosotros somos los niños: Jacko, vete a cagal!.

Dueto malo malísimo (y mira que la canción es buena): Bono ¿qué te ha hecho Frankie?.

En este video de Mecano, todo da grima, especialmente, la rima infame: York-york, a los 4'16''.

Ha visto cosas que no creeríais: por ejemplo, al estomagante por excelencia, perpetrando el título más pretencioso habido: Naves ardiendo más allá de Orión. Sí, es Ismael Serrano.

Seguridad Social, ya en el grito inicial ves que la cagan: Chiquilla!

Uno de los mejores casos es el de Miguel Bosé, que ha alcanzado las más bajas cotas artísticas en el cine y en la música.

Y como colofón final (este video no se lo deben perder): el peor play back habido; el de Enrique:

Los ejemplos son casi infinitos.


(Escrito por Desierto Polaco)

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[0] Editado por Tsevanrabtan a las 9:00:00 | Todos los comentarios 319 comentarios // Año IV
19 abril 2008
Fuera del menú

Y, complaciendo la amable petición de un oyente, con todos ustedes... ¡Glutamato Yeyé!



(Horneado por El Richal)

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[0] Editado por Protactínio a las 10:09:00 | Todos los comentarios 334 comentarios // Año IV
18 abril 2008
Muertos y arena (y traiciones y mentiras y cosas que no pudieron ser…)

El baile alrededor de la hoguera, con los tamboriles y cascabeles en contradanza, mantiene la atención de los reunidos y el interés de los insomnes. No sentimos el frío que hace brillar la estrella en el firmamento ni el arañazo de la arena en los pie descalzos

-Arabes y judíos parecen condenados, genéticamente maldecidos, por la imposibilidad de ser otra cosa que enemigos enzarzados en masacres y venganzas alternadas, como si fuera una consecuencia fenotípica del factor Cohen.

-Incluso aceptando como significativo la existencia de un factor genético característico (genetic signature) y que implique algo distinto a la lógica conclusión de que los rangos y castas sociales se casan dentro del grupo (elevada endogamia)…

-(estas paranoias pseudoesotéricas son típicas de los que oyen campanas cromosómicas y no saben por qué alelo están tocando)-

-… sólo explicarían las tendencias de un grupo concreto, el de los sacerdotes. No las de políticos, jefes, escribas, militares, levitas y, en general, los que mandaban y mandan en mayor o menos medida.

-Pues no faltan ejemplos de uniones más o menos temporales y firmes cuando han creído que eran necesarias. Rápidamente han superado barreras mentales costumbres. Así, cuando en el período de mandato inglés de la zona (¡oh, preclaros políticos de la Rubia Albión!) los gobernadores y estrategas rehusaron garantizar la independencia inmediata de la mayoría árabe e impusieron restricciones a los inmigrantes judíos que huían de la Peste Nazi (por mucho que los desinformados antisionistas acusen a los ingleses de lo contrario, es decir, de llenarles el terreno de tipos con maletas y estrellas de David bordadas en las chaquetas), unos y otros llegaron a la conclusión de haber sido estafados y manejados como peleles por el Liberalismo Británico, fachada de un imperialismo moral y políticamente en bancarrota. Una de las evoluciones lógicas de dicha convicción es el auge del Comunismo (el otro es el nacionalismo de los colonizados). Surgen en su momento el Partido Comunista palestino y el Histadrut judío, que a su vez es germen del PAWS…que es de afiliación mayoritariamente árabe. Unos y otros intentan absorberse mutuamente, haciéndose OPAS sin importarles si los afiliados a recoger son de una u otra categoría étnica. Los intentos posteriores de usar las estructuras para las luchas internas (de orden bastante personalista) los corroen y destruyen a largo plazo, pero por el camino se unen, se desdoblan, surgen otros proyectos… Será que aquellos comunistas eran en verdad internacionalistas y se creían lo de la igualdad de los parias de la tierra y la universalidad de la famélica legión, pero el caso es que pudieron ponerse de acuerdo para una acción conjunta con el AWC (árabe) y el Histadrut haciendo cuentas y movilizando gente. En Septiembre de 1945, ambas organizaciones montaron una huelga de siete días en los talleres militares británicos de las afueras de Tel Aviv. 1300 trabajadores que reclamaban reconocimiento sindical, el pago de ciertos adeudamiento en el sueldo, el alivio de la disciplina (que carajo, ellos no eran militares sino civiles contratados…) y la readmisión de los despedidos injustamente. Los huelguistas organizaron líneas de piquetes en los accesos al trabajo y árabes y judíos cogidos del brazo marcharon por Tel Aviv cantando en árabe y en hebreo: “larga vida a la unidad entre los trabajadores árabes y judíos”.

-Me conmuevo al imaginar tan gloriosa escena. Pañuelos rojos, la Internacional cantada en ambos idiomas, puños en alto… no se si es mas increíble el ver las imágenes de la unidad de los proletarios de ambos grupos o la del comunismo rampante y fraternal entre gente que nos dicen que están irremediablemente separadas por su religión. El Comunismo tiene que responder por muchos crímenes, y uno de ellos es haber fracasado como promesa de superación de las mezquindades localistas y tribales.

-La crisis de 1947-49 dejó sin terreno bajo los pies a los comunistas de ambos partido. No puedes aliarte con el primo de alguien que ayer fue obligado a dejar sus tierras o que fue quien les echó. La izquierda (sin tradición, sin autoridad, sin recursos) no tuvo ni fuerzas ni oportunidad de tender puentes o reducir el impacto del conflicto árabe-israelí. Su esperada solidaridad de clase trabajadora interétnica sólo fue leve rocío sobre las piedras de Galilea y espejismo de un sueño. Así perdimos, entre otras cosas, la inocencia de la juventud comunista.

-Para muchos también fue la perdida de la inocencia y la fe en la solidaridad entre árabes. Ni los jordanos, que acogieron (y adoptaron) a miles de refugiados en la Nakbá, se libran de su crónica oscura . Abdulláh, Rey de Jordania, maniobró cuanto pudo para anexionarse la parte de territorio que según la resolución de la ONU de 1947 hubiera tenido que ser un país árabe. Al expirar el mandato británico en la medianoche del 14 de mayo de 1948, los judíos proclaman la existencia del estado de Israel. Al día siguiente, los ejércitos de los vecinos estados árabes, incluyendo la Legión Arabe de Transjordania, invaden Palestina, durando esta fase de la guerra hasta el 7 de enero de 1949. Podría parecer que su entrada es una maniobra para proteger a los palestinos árabes, pero las cosas no son tan prístinas. La amistades complejas entre el rey jordano y el gobierno israelí se demostró crítica para la evolución del conflicto. Que suele ser descrito como un asuntillo bipolar en el cual un frente árabe monolítico e implacable se opone contra los judíos en bloque, pero en realidad es una auténtico encaje de bolillos de tomas y dacas, enlaces imposibles, alianzas sorprendentes y mucha, mucha diplomacia (en el mejor y en el peor de los sentidos).

-Tan simplista como las dos interpretaciones alternativas (y contradictorias) del éxodo palestino. La versión palestina (y de sus partisanos) es que los sionistas (esos malos Malasombra que son malos de verdad y mas malos que la quina) expulsó por la fuerza a los palestinos con una política planeada y sistemática. La versión proisraelí (y de sus allegados) es que los palestinos (gente de mal vivir y arrebatos inesperados propios de elementos de baja estofa) huyeron voluntariamente, y que los líderes palestinos y de otros países árabes les ordenaron o “sugirieron” que se largaran, con vistas a preparar el terreno para una invasión árabe planeada para el 15 de mayo de 1948.

-(Rayos, yo creía que cuando vas a invadir un territorio y puedes contar con apoyo de la población en forma de auxilio o quintacolumnistas no se te ocurre decirles que se vayan antes. Será por eso que no soy estratega melitón digo militar, que cosas…)

-Los documentos desclasificados en los años 80 y principios de los 90, principalmente israelíes pero también americanos, británicos y de las Naciones Unidas, han complicado las cosas en tan sencilla, mentalmente cómoda, dicotomía. Al parecer las razones y factores que decidieron a los palestinos a tomar las de Villadiego con lo puesto fueron diferentes dependiendo del lugar y el momento. Gran parte dependió de las circunstancias locales, particularmente de las iniciativas locales de los jefes y oficiales israelíes, así como de los jefes y notables árabes. Los líderes políticos israelíes, encabezados por David Ben-Gurión (aunque seguramente deseosos de tener el menor número posible de árabes metidos en Israel, y frecuentemente incordiando a los comandantes militares –y raramente ordenando- para que les despejaran diversas zonas de palestinos cabezotas) nunca plasmaron esta idea de “traslados” en una política sistemática, comprehensiva y real, tanto por los frenos morales e internos como por las restricciones políticas y externas del liderazgo israelí. No hubo una decisión política formal, aunque sí que existía una suerte de consenso (especialmente entre los militares) de favorecer la salida de los palestinos del territorio israelí, tanto por razones militares como políticas. En algunas campañas, como la Operación Hiram en Galilea en octubre de 1948, los oficiales al mando manejaban directivas de expulsión. Pero en la mayoría de zonas y la mayor parte del tiempo la población palestina fue abandonada por sus líderes nacionales y por los estados árabes a sus propia suerte y recursos, evidenciando además que el liderazgo a todos los niveles era confuso y a veces aleatorio en sus decisiones. Muchas veces la decisión de irse o quedarse estaba en manos de un anciano jefe tribal, sin otra información que los rumores de los paisanos, y a cuyo cargo estaban las vidas de los hombres, mujeres y niños del poblado. Rumores que no solo eran exageraciones, tergiversaciones, propaganda o bulos, sino que incluían los más que ciertos hechos de la masacre de Dayryasin a cargo del Irgun y el Lehi en repuesta a los ataques de la Armada de Liberación Arabe. Y si este ataque estaba “justificado” o racionalizado es algo que aún es polémico.

-Por mucho que nos juren que las barbaridades del ejército israelí y los grupos paramilitares son parte de la leyenda negra, se cometieron atrocidades y despropósitos…

-… por ambos lados…-

-… como en todas las guerras, y el que suponga lo contrario no sabe que es la guerra. Tanto por el descontrol propio de ella, la impunidad de los crímenes a cargo de psicópatas y criminales que quedan camuflados y disculpados (y hasta puede que condecorados) y la “venganza” del que ha sido objetivo de bombas, disparos y degollinas varias, como por la creencia entre muchos mandos (y mandados) de que una acción contundente, sangrienta, aterradora, es parte de la guerra psicológica que abate al enemigo y lo deja indefenso antes de empezar.

-Eso si no se habían espantado antes de las barrabasadas y pillajes que los voluntarios o irregulares árabes extranjeros, que no se privaban de amenizar su alistamiento con robos, intimidaciones y canalladas varias en las poblaciones a las cuales supuestamente venían a proteger. Para cuando entra la ofensiva de las fuerzas armadas israelíes y la Hagabah en Abril-mayo de 1948, la sociedad palestina ha sufrido una rápida desintegración y colapso, sálvese quien pueda, no hace falta que les pongan anuncios en la radio (que pocos tenían y escuchaban) o les hagan campañas de bombardeo de folletos (que nadie puede leer). Si se pensó en utilizar una versión galilea de Rosa de Tokio para desmoralizarles, antes de empezar los castings de locutoras los sheiks de los poblados ya habían ordenado cargar los camiones y los borriquillos y 700.000 palestinos estaban en las carreteras huyendo de los propios y los ajenos.

(… y algunos no han parado de andar desde entonces)


(Escrito por Mandarin Goose)

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17 abril 2008
Jueves, 17 de abril de 2008
¡Cómo está la familia!

Condenado un hijo del presidente José Montilla por dañar dos cabinas de teléfono

El titular –completamente neutro–, tiene un no sé qué de intrigante. Quizá sea sólo un efecto del titular previo (“Una bomba estalla en una sede del PSOE en Bilbao”), pero puedes imaginarte a Arnau Montilla (delicioso fusion name) reivindicando, estelada en mano, el cese de la expoliación española. Estas cosas, pasan. Pero no. No. Es más sencillo y deportivo: Arnau, probadamente cocido, celebraba la última liga del Barça en Canaletas.

Busco, infructuosamente, la noticia de la denuncia –por contaminación acústica (sic)– que el senyor Portabella i Calvete, presidente del grupo de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, va a presentar (o ha presentado, no sé) contra la celebración de la Feria de Abril en Cataluña. Se ve que, acostumbrado a las recias, silenciosas y circulares sardanas, el jolgorio de las sevillanas hiere sus trompas de Eustaquio. Pero no la encuentro. Sin embargo, localizo esta hermosura:

¿Habrá querella? ¿Se editará, por el contrario, el dibujo a tamaño DIN A1 para su distribución en cuarteles e instalaciones militares móviles o semifijas (vulgo campamentos)? Sería una gran idea. Y, quizás, promoviera el aumento de la natalidad entre la clase de tropa. Está claro que el uniforme de embarazada, favorece.

Y, para acabar con algo realmente importante, no se pierdan la magnífica Carta al Director de Hermann Tertsch que publica hoy ABC. Algún listillo escribirá luego que Tertsch sangra por la herida o cualquier otro tópico al respecto. Previsible. Desgraciadamente previsible.

(Escrito por Protactínio)

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16 abril 2008
La figura del Pharmakos
En la antigua Grecia el pharmakos era un chivo expiatorio al que se sacrificaba con la finalidad de purgar las tensiones y violencias acumuladas durante un espacio de tiempo en la comunidad de turno. La muerte o la expulsión (en épocas más recientes se sustituía el sacrificio por a expulsión) del pharmakos permitía purificar a la polis, devolviéndole la pureza interior perdida supuestamente a manos del contagio exterior (el Mal, en prácticamente todas las culturas, posee siempre una connotación de exterioridad). El ritual se celebraba en lugares como Abdera, Tracia, Marsella y sobre todo, todos los años, en Atenas. Todavía en el siglo V a.C. autores como Aristófanes y Lisias aluden a este fenómeno que se representaba el 6º día del mes Targelión (inicio de la fiesta de las Targelias), que era también, paradójicamente, el día del nacimiento de Sócrates, al que en ocasiones se refiere Platón en sus diálogos como pharmakeus (sinónimo de pharmakos).

Pharmakos procede del término pharmakón, que es la raíz de palabras como ‘fármaco’ o ‘farmacia’, y que viene a significar, en el contexto que dio origen a la filosofía griega, a la vez dos cosas contradictorias, en este caso, aquello que enferma y su remedio, el veneno y lo que salva, lo que condena y lo que libera, etc. En suma, una ambivalencia esencial que se pretende erradicar (lo ambivalente, como lo exterior, es un rasgo negativo en casi todas las culturas).

Autores como James Frazer (en La rama dorada) o Jean Pierre Vernant (Mito y tragedia en la Grecia antigua) se refieren al funcionamiento de este ritual (el sacrificio del pharmakos no sólo se celebraba mediante este ritual, sino que también se llevó a cabo de forma improvisada en épocas de crisis social), que consistía básicamente en la elección de dos pharmakoi, uno para los hombres y el otro para las mujeres, que eran dirigidos en procesión por la ciudad. Durante la misma eran sometidos a distintas agresiones, que aumentaban de forma progresiva: se los insultaba, golpeaba en los genitales (con cebollas, higueras y otras plantas) y luego, finalmente, eran sacrificados, mediante lapidación. Posteriormente, su cadáver era quemado y sus cenizas dispersadas. Los pharmakoi eran escogidos entre individuos de las clases bajas, huérfanos o lisiados (que por algo las deformaciones físicas siempre han sido uno de los criterios sacrificiales más utilizados a la hora de escoger víctimas). Nos encontramos con una operación que es universal: la expulsión de la exterioridad, de aquello que se demoniza por ser exterior o se cataloga de externo por ser previamente demonizado. Se buscaba (o construía) en ellos elementos llamativos que los diferenciaran de la mayoría de los ciudadanos. La idea era señalar una diferencia y dotarla de contenido para que a partir de ella la identidad propia se consolidara con más fuerza. Al final, contra la víctima, individualizada y excluida por la fuerza, se unía toda la población, lo que propiciaba una unanimidad que alejaba, aunque sólo fuera de forma momentánea (los ciclos sacrificiales siempre están en marcha), las tensiones internas que amenazaban con romper el orden social. Ésta es, básicamente, la finalidad de los ritos expiatorios.

Sin embargo, en estos casos no todas las víctimas eran escogidas entre lo más bajo de la sociedad, sino que en ocasiones los candidatos se seleccionaban en ámbitos más elevados. René Girard, por ejemplo, ha analizado esta cuestión en las monarquías africanas (La violencia y lo sagrado), en las que eran tradicionalmente los reyes los designados para el sacrificio. Esto podría parecer, en un principio, algo extraño, pero tiene su lógica: el rey, como el mendigo o el mutilado, se mantiene en un estatus distinto al de la mayor parte de la comunidad, y es esta diferencia decisiva la que los hace candidatos tan idóneos para propiciar, en su exclusión (ya sea por muerte o expulsión), su contrario: la identidad, la unidad, el orden. El rey excede a la mayoría por arriba, mientras que el mendigo o el lisiado lo hacen por abajo. A este tipo más ‘elevado’ de víctima corresponde el caso de Edipo, analizado brillantemente entre otros por los citados Vernant y Girard. Recordemos también el caso de los tupinamba, ya citado en este Nickjournal).

Esta mecánica de expulsión se da en dos ámbitos: en el empírico-social y en el inteligible. En el caso del sacrificio del
pharmakos se constituye la clausura del sistema, de la propia comunidad que pretende preservar una cierta pureza interna. El orden (que se opone al desorden) y la identidad (opuesto a diferencia), en forma de unanimidad conseguida contra la víctima propiciatoria, retorna a la ciudad después del momento perturbador del caos y de las violencias recíprocas. Todo se (re-)configura alrededor del proceso expiatorio, tanto a nivel cultural como social. En este caso la verdad también se da como clausura y como exclusión de la diferencia. El pharmakos es un purificador (kathársios), gracias al cual la clausura del sistema permite ser blindada con sangre y vísceras. La dinámica ambivalente que lleva primero a demonizar víctimas y luego, tras matarlas, a divinizarlas, se corresponde con la esencia del pharmakos (y con casi toda víctima sacrificial). Aquel a quien se responsabiliza exclusivamente de los males de la población es después también el responsable, con su muerte catártica, de la liberación de los mismos males. Esta capacidad que se les atribuye de provocar lo peor y lo mejor es lo que los acaba convirtiendo en dioses. La ambivalencia y sus poderosos efectos definen básicamente tanto la divinidad del pharmakos como lo mágico del phármakon.

(Escrito por Horrach)

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