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31 diciembre 2009
Street
Los homínidos nos movemos mal en la acracia y la anarquía y las cosas más espontáneas y gamberras acaban siendo regladas. El porro no se pide, se pasa. El porno tiene más pautas que un blockbuster y así la street photography (fotografía callejera)

Su origen quizá haya que buscarlo en Henry Cartier Bresson y en las Leicas - como maquinitas discretas. Tras HCB vendrán muchos americanos (como no) que como el francés al aliento documental suman un juego visual y compositivo. Se trata de capturar momentos preferiblemente urbanos, espontáneos y con un toque irónico. En internet hay decenas sino cientos de webs dedicadas al asunto y el asunto tiene sus guardianes. En Hardcores Street Photography nos damos de cabeza con 7209 entradas sobre lo que no es street photography o lo que consideran unos tipejos que no es SP. El juego tiene ya demasiadas normas.

Henri Cartier-Bresson, Robert Frank, Alfred Eisenstaedt, W. Eugene Smith, William Eggleston, Brassaї, Willy Ronis, Robert Doisneau and Garry Winogrand.

y el cachondo de Martin Parr.

Dos ejemplos hechos en casa:

1. Mal ejemplo. La chica a lo blaxplotation percibe que la están fotografiando Paris Place de l'Opera 23.10.09



2 El fantasma de la opera recorre el Bulevard Saint Germain despreocupadamente Deux magots, Paris 24.10.09



(al cronista le hubiera gustado incluir algo de Don CC pero el tipo guarda sus cosas celosamente)

Buen año majetes!!

(Escrito por Chef)

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30 diciembre 2009
Sueños ctónicos: la muerte líquida

Venecia, la pasada noche de Navidad.

Los fenómenos del agua tienen un epicentro importante en la decadente Venecia, la ciudad construida sobre una nada sustancial. La ciudad convive desde hace siglos con esa situación de estar asentada sobre el elemento líquido; mucho tiempo sin combate, en extraño y sosegante apaciguamiento. Pero el equilibrio lentamente se trueca en desnivelamiento, en pérdida de pie de lo pétreo. El nivel del agua asciende progresivamente, según el ritmo lento pero seguro de lo natural. De repente, una erupción. Una noche fría, los efluvios ctónicos emergen de sus diques, inundando las precarias plataformas apolíneas, invadiendo el núcleo vital de la ciudad, acunándola, meciéndola como en un sueño. La inundación todavía no es letal, pero es un nuevo paso en la erradicación del suelo firme. Como una amenaza de lo que vendrá. El poder ctónico, desplazado durante siglos, vuelve para adueñarse del centro del escenario, insinuando la muerte horizontal que acabará disolviendo ese sueño llamado Venecia, esa idea llamada civilización. El largo apaciguamiento ha dado paso a un combate cuyo vencedor está decidido. Venecia todavía resiste, sumergida en "el seno de un agua triste y sombría que transmite extraños y fúnebres murmullos" (Gaston Bachelard, El agua y los sueños). La ensoñación melancólica de la muerte.

Agua, sueño, purificación, muerte. Pocos han hundido tanto su espíritu en estas profundidades como Bachelard. Las aguas "llegan a ser en las imágenes lo que llegan a ser en nuestra ensoñación, en nuestras interminables ilusiones. Contemplar el agua es derramarse, disolverse, morir".

(Escrito por Horrach)

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[0] Editado por Bartleby a las 8:00:00 | Todos los comentarios 152 comentarios // Año IV
29 diciembre 2009
Jr.


Era inevitable que mi última entrada del año tuviera por protagonista a Jr. Con el riesgo de que algún celoso defensor por poderes de los derechos de los niños les ofrezco una instantánea, obtenida (le duela a quien le duela) con una digital compacta. Ser padre a los cuarenta es una experiencia interesante. El declive físico se une la madurez y te permite disfrutar de cosas que con menos edad no lo puedes intuir. Pero también me da un poquito de lástima. El mundo en que lo he dejado no es el mejor de los posibles. Es más, creo que en los últimos años se ha degradado, pero no climáticamente, si no moralmente. No se trata de dar sermones, sino de dejar constancia de una sensación. Que haya nacido en la calle de Sabino de Arana de Barcelona, no es un buen presagio, pero que lo haya hecho el día de la Esperanza permite albergar idem. Pero, la esperanza es un arma de doble filo, pues al mismo tiempo que es mercancía con fácil salida, no pocas veces es lo único que se ofrece cuando el fin está cerca. Podría hacerle una carta de padre a hijo, pero está tan manido que me da cierta pereza. Así que sólo le dejaré unos cuantos consejos gratuitos, a saber, no te fíes de las sectas, de la salvación y de los patriotas (no te digo nada de salva patrias o salva planetas). Intenta ser libre, respetando incluso a tu compañero de habitación, que estuvo cuatro días berreando día y noche, y que en el fondo de tu hipotálamo deseaste estrangular. Cada vez que veo uno que ha pasado del estadio de nasciturus a neonato, me acuerdo de lo versos de Antonio Machado, también manidos, pero no por eso prescindibles:



Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere,

y otra España que bosteza.



Españolito que vienes


al mundo te guarde Dios.


una de las dos Españas


ha de helarte el corazón.



(Escrito por Cateto de Pacifistán)

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28 diciembre 2009
Hilo musical










(seleccionado por Garven)

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[0] Editado por Garven a las 8:00:00 | Todos los comentarios 138 comentarios // Año IV
27 diciembre 2009
Por prescripción facultativa

(Recetado por -o quizás a, no estoy seguro- Goslum)

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[0] Editado por Mercutio a las 9:00:00 | Todos los comentarios 88 comentarios // Año IV
26 diciembre 2009
Est patria omnium... ¿Barcelona? (Ubi pane, ibi patria)

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[0] Editado por Dragut a las 9:00:00 | Todos los comentarios // Año IV
25 diciembre 2009
Algo olía a podrido en Dinamarca: el Climategate
Cierre del discurso de J. L Rodríguez Zapatero en Copenhague:
“La tierra no pertenece a nadie. Salvo al viento”

George Orwell en 1946: “El lenguaje político es construido para lograr que las mentiras parezcan verdaderas y el asesinato respetable, y para dar una apariencia de solidez al mero viento.”





Terminó la reunión en Copenhague, Dinamarca, para enfrentar el presunto calentamiento global. Lo que se pretende es otorgarles más poder a los políticos y ya que estamos pagarles más impuestos. Sin embargo Zapatero se cuidó de no herir susceptibilidades y le dio al cuento forma poética.

Mientras tanto Greenpeace y otros progresistas sandía (verdes por fuera y rojos por dentro) realizaron sublimes manifestaciones contra el calentamiento. Desgraciadamente lo tuvieron que hacer en un escenario congelado. Un globo terrestre que habían montado para mostrar el mar Ártico sin hielo quedó cubierto por la nieve, algo muy inconveniente a los fines ilustrativos:

Peor aún que el mentís que les estaba dando el clima ha sido el escándalo del “Climategate”, que fue bautizado con esa palabra que parodia el Watergate de Nixon. El escándalo estalló en noviembre, pocos días antes de la reunión de Copenhague.

Hasta hace poco tiempo había consenso en que el planeta Tierra se había calentado en el último siglo en 0,6 grados centígrados. Se discutía si el calentamiento era antropogénico o era producido por causas naturales. Sin embargo, a partir de miles de documentos jackeados de uno de los dos centros de evaluación de datos del clima utilizados por el IPCC de las Naciones Unidas se ha descubierto que los datos de la temperatura han sido adulterados. Los científicos del CRU (Climate Research Unit) de la Universidad de East Anglia seleccionaron, por ejemplo, los datos meteorológicos de Rusia (un 12 % de la superficie terrestre) y usaron solamente una cuarta parte de ellos, los que provenían de las “islas de calor” de las ciudades y desecharon los que indicaban un enfriamiento. Ante las dudas de uno de los técnicos el director de la institución, Phil Jones, le ordenó “hide the decline” (“ocultar el descenso”), frase que se ha hecho famosa en la web y que ha merecido un irónico homenaje musical:




Sin embargo el “Climategate”, aunque se difundió masivamente por Internet, ha sido sistemáticamente ocultado por los grandes periódicos. Sin embargo estamos ante la falsificación científica más grande de la historia, comparable solamente con el fraude de Lysenko, el presidente de la Academia de Ciencias de la URSS que decía que había conseguido que el trigo creciera en el invierno ruso y enviaba al exilio siberiano a los campesinos que no lograban los resultados anunciados.

No es poca cosa lo que revelan los emails jackeados: manipulación de los datos, boicot a los científicos que no se sumaban al alarmismo por el calentamiento global, chantajes a las revistas científicas que publicaban artículos escépticos, ocultamiento de los datos crudos a fin de evitar el control, recepción de enormes donaciones, veto de las publicaciones disidentes mediante el mal uso del peer-review (revisión científica entre pares). Esto último llegó al extremo de que un artículo que criticaba los resultados expuestos por el CRU fue sometido al director de esa misma institución, quien vetó, por supuesto, la publicación.

Con la advertencia de que la autenticidad de los emails ha sido reconocido por la Universidad de East Anglia, que le pidió a Phil Jones, director del CRU, que abandone el cargo, vale la pena transcribir algunos de esos emails a fin de comprobar el nivel de cinismo con el que se manejaron esos científicos en los que se basó el IPCC de las Naciones Unidas:

03 Mar 2000: “Cuando todos nosotros (Mike, Tom y CRU) mostremos que los primeros siglos del milenio eran más fríos que el siglo XX, nos encontraremos con algunas críticas de los escépticos diciendo que estamos equivocados, porque todo el mundo sabe que el período medieval fue más cálido. [...] Pero vamos a reescribir lo que deben saber las personas sobre los cambios de temperatura durante el último milenio”.

Para entender cabalmente el email anterior hay que señalar que “Mike” es “Michael Mann”, el autor del famoso gráfico del “palo de hockey”, incorporado al informe del IPCC de las Naciones Unidas en 2001 y que muestra que luego de mil años de temperatura estable se produjo un dramático ascenso en los últimos cien años:


Ahora, gracias a los emails jaqueados, sabemos que se hizo un “malabarismo” y un “truco”, tal como dicen, para que no apareciera el llamado “Óptimo Climático Medieval” durante el cual los vikingos cultivaban trigo y criaban animales de granja en Groenlandia en tierras cubiertas actualmente por glaciares. Ocultaron también la “Pequeña Edad de Hielo” durante los siglos XV a XVIII, durante la cual el Ebro se congelaba hasta su desembocadura, tal como ocurría también con el Támesis y el Hudson.

Hace ya más de dos años en este nickjournal expuse mi rechazo a lo que ya presumía que era un fraude. Señalé en ese artículo la diferencia entre el “palo de hockey” inventado por estos científicos (a los que califiqué de “villanos”) con otro gráfico que el mismo IPCC había publicado diez años antes:
Sin embargo no me alegra, para nada, haberme adelantado con ese grito de alerta. Por el contrario lo que prevalece en mí es la profunda indignación que me causan quienes han defraudado todos y cada uno de los principio que deben regular la investigación científica y que, peor aún, defraudaron a la humanidad toda.

Sigo transcribiendo los infames emails. En uno, Michael Mann, el autor de la teoría del “palo de hockey” dice así:

From: Michael Mann - 27/10/2009: “Como todos sabemos, no se trata de decir la verdad, sino de negar las acusaciones de forma plausible.”

Otro más, esta vez de Phil Jones, el director del CRU:

From: Date: Sat, 5 Sep 2009 08:44:19 -0700: “Acabo de completar el truco de Mick de Nature añadiendo en las temperaturas reales de cada serie para los últimos 20 años (es decir, a partir de 1981) las de 1961 para que Keith pueda ocultar el descenso de temperatura.”

Digamos que en este email están las ya famosas palabras “hide the decline” (“ocultar el descenso”) y “trick” (truco), en referencia al “truco” con el cual Michael Mann (“Mike”) confeccionó el malhadado gráfico llamado “palo de cricket”.

En mi viejo artículo había mostrado algunos cuadros alemanes e ingleses que mostraban el frío intenso que soportó el mundo hace 400 años. Recorriendo la web he encontrado que en estos momentos se está haciendo en Holanda una exposición llamada justamente “La Pequeña Edad de Hielo” con cuadros de Hendrick Avercamp. Vean uno de ellos:

Los que han viajado por Holanda en invierno saben que actualmente no es así.

Pero quiero volver a la otra exposición, la de las infamias actuales. En uno de los emails se dice así:

From: Keith Briffa, Apr 29 – 2007: “Me esforcé en equilibrar las necesidades de la ciencia y el IPCC, que no fueron siempre las mismas”.

En otro email comentan los “trucos” hechos para manipular los datos meteorológicos provenientes de Rusia.

From: Gary Funkhouser, 19 Sep 1996: “Realmente me gustaría ser más positivo sobre el material de Kirguizistán, pero te juro que saqué de la manga todos los trucos que tengo y estoy tratando de extraer algo de eso… No creo que sea productivo tratar de falsear las estadísticas de la cronología más de lo que ya he hecho – Son lo que son”).

Otro email en el que se pone de manifiesto cómo se manipularon los datos para hacer creer que los últimos cien años fueron los más cálidos de los últimos mil años:

From: Keith Briffa, Sep 22 - 1999 “Sé que hay presión para presentar una agradable historia a propósito del “calentamiento aparentemente sin precedentes en los últimos mil años o más en los datos de los proxy“, pero en realidad la situación no es tan simple. No tenemos hasta el momento una gran cantidad de proxies que sirvan y los que lo hacen (por lo menos un número significativo de proxies de los anillos de los árboles) presentan cambios inesperados en su respuesta que no coinciden con el calentamiento reciente”.

Hay muchos más emails (miles, en realidad). En uno de ellos expresan su alegría por la muerte en 2005 de John Daly, un científico que no creía en el calentamiento global de origen humano. En otro hablan de “darle una paliza” a otro escéptico, Patrick Michaels. En otro se quejan de un artículo que había aparecido publicado en el que se cuestionaba la teoría del calentamiento porque es justo "lo que no se necesita" en sus esfuerzos para sacarle dinero a Siemens. Textual.

En otro correo reconocen que están negociando con Esso, una de las subsidiarias de Exxon. Y uno de los documentos muestra que el director del CRU ha recaudado 13,7 millones de libras desde 1990.

Pero hay otras cuestiones más graves aún, como si fuera poco: Las leyes inglesas obligan a revelar todos los archivos de las investigaciones financiadas con dinero público, como son las que realiza el CRU. Sin embargo su director pide en un correo a varios científicos de diversas universidades que borren ciertos mensajes, lo que ha sido interpretado como un intento de impedir que lleguen a verse obligados a desvelar contenidos "incómodos" para la teoría del calentamiento ante una posible petición bajo las leyes británicas. En uno de los correos, de hecho, se reconoce que de verse obligados a dar los datos de las estaciones de temperatura del CRU preferirían borrarlos. Llegan a decir también que primero alegarán que no están disponibles y que luego se refugiarán en la excusa de que los datos originales son de propiedad privada de las estaciones meteorológicas que los brindaron.

Y hay mucho más: en un correo del pasado 28 de septiembre, uno de estos científicos anuncia su intención de bajar 0,15 grados la temperatura registrada del océano para que se ajuste a sus modelos climáticos y no darle el gusto a los escépticos del calentamiento global que dicen que las temperaturas terrestres están influenciadas por las “islas de calor” de las ciudades.

Otro “científico”, David Parker, discute la forma de exponer unos datos porque se podría confundir al público y, sobre todo, reflejaría que el actual período es menos cálido de lo que quieren hacer creer.

Tim Osborn describe cómo los datos son manipulados para ocultar que los resultados muestran una aparente tendencia actual al enfriamiento del planeta. El propio Michael Mann afirma en otro correo que sería bueno "contener" la temperatura del “Período Cálido Medieval".

Estos “científicos” siempre alegaron que los científicos que eran escépticos sobre el papel humano en el calentamiento global no publicaban en las revistas llamadas “peer-reviewed”. Pero los emails ponen en descubierto que eso sucedía por el esfuerzo concertado para que así fuera. Indignados por el hecho de que la revista “Climate Research” había publicado un par de papers escépticos promovieron el boicot contra la misma, y consiguieron que se expulsara a los directivos que habían permitido la publicación. Phil Jones, director del CRU, escribió a la Universidad de Hull para que no permitieran publicar a su colega escéptica Sonia Boehmer Christiansen. El mismo Michael Mann explica en otro email cómo destruir una revista que había publicado documentos escépticos. En otros emails reconocen que habían elaborado un mensaje al diario “The Times” con la ayuda de Greenpeace (!) y se quejaron ante la BBC por haber publicado un artículo vagamente escéptico. Asimismo se ponen de acuerdo en hacer todo lo posible para que los estudios contrarios al calentamiento global no lleguen nunca al IPCC de las Naciones Unidas, aunque sea “redefiniendo lo que es un estudio peer-reviewed”.

Amigos míos: estoy estupefacto. Me doy cuenta que cuando los definí hace dos años como “canallas” me quedé corto. Son verdaderos delincuentes. Estos científicos y sus amigos políticos son verdaderos estafadores tal como les dije en abril de este año en otro artículo que publiqué en este nickjournal. Ellos aterrorizaron con sus predicciones a la humanidad con la finalidad principal de obtener grandes sumas de dinero para pagar sus “estudios”. Hace unos años atrás no era suficientemente valorado el nivel científico de los climatólogos. Muchos trabajaban como simples pronosticadores del tiempo en la TV. Debido a sus mensajes apocalípticos muchos de ellos se transformaron últimamente en grandes vedettes del mundo científico.

Tal vez el consuelo provenga del hecho de que otros científicos resistieron la patraña y soportaron el hecho de que estos canallas los llamaran despectivamente “negacionistas”, asimilándolos a los pronazis. Entre ellos destacadamente dos científicos canadienses, Steve McIntyre y Ross McKitrick. Habían conseguido que la NASA corrigiera datos el año pasado que avalaban el calentamiento global y que desechara el “palo de cricket” de Michael Mann. Por su parte Phil Jones, el ex director del CRU, había diseñado una estrategia de ocultamiento para que no le ocurriera lo mismo que a Mann. Por ese motivo negaba sistemáticamente los pedidos de datos en crudo que le reclamaba McKitrick.

También merece un reconocimiento el climatólogo español que trabaja en USA y Alemania, el Dr. Eduardo Zorita, quien ha pedido que el Dr. Mann y el Dr. Jones sean excluidos de cualquier participación futura en el IPCC.

Asimismo quiero recordar en especial al español Antón Uriarte, que desde hace varios años viene resistiendo con estudios serios el avance de los alarmistas del clima. Su blog tiene más de un millón de visitas (muchas mías, en verdad).

Me he extendido demasiado. No sé cuántos lectores llegaron hasta este final. Pero quiero dejar constancia: que el CO2, culpado del calentamiento, no es tóxico como el monóxido de carbono y que por el contrario es tan necesario para la vida como el oxígeno y el agua. Que el aumento de CO2 provocado por la humanidad es mucho menor a un uno por ciento. Que la Tierra estaría a 18 grados bajos cero sino fuera por el beneficioso efecto invernadero causado por el vapor de agua. Y que, tal como lo expuse otras veces, son los ciclos del Sol los que determinan las glaciaciones y las demás variaciones del clima. Muy poco puede el Hombre hacer ante tal inmensidad.

Así que, amigos míos, no se retraigan de viajar en auto y de calefaccionar bien vuestras casas para estas Navidades. Por el contrario les deseo a todos que las pasen muy felices y abrigados porque las reuniones contra el calentamiento global se han cancelado debido al frío reinante.









(Escrito por Hércor)

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[0] Editado por Dragut a las 8:00:00 | Todos los comentarios 112 comentarios // Año IV
24 diciembre 2009
Sin saxos no hay paraíso


Nos decía Stefano Russomanno en ABCD, el sábado neblinoso, que en el último disco sobre Satie de las Labèque se adivinaba la silueta –nebulosa ¿por qué no?- de Thelonious Monk. También la han entreverado últimamente en Sigüenza.

Vamos aquí, sin ánimo de lucro, a entresacar con tijera informática documentos ajenos y reflejar inversamente su imagen para verle mejor (y así, conocer):

MONK / KNOW


Si existe un instrumento que en la actualidad encarne lo que es el jazz, es el saxo (lo cual no deja de ser curioso, pues la batería es el único instrumento que se inventó específicamente para esta música). Pero para los aficionados conviene subrayar su importancia durante la época en que Th. Monk irrumpió en la historia del jazz.

A mediados de los años cuarenta los cuatro instrumentos de viento reconocidos eran el clarinete, el trombón, la trompeta y el saxo. El clarinete había sido la estrella incontestable del jazz, y, a pesar de su color y expresividad excepcionales, en la época del bebop aparece como paradigma de una música ya superada por los negros más conspicuos. El trombón, con una tesitura magnífica, es un instrumento de difícil manejo en sus extremidades graves o agudas así como en los tempos rápidos y, pese a algunos solistas fuera de serie, quedará siempre, por razones técnicas, relegado a un segundo plano. La trompeta no tiene una tesitura amplia, pero domina los agudos y esto le basta para llevarse, nominalmente, la gloria; su cualidad restallante, su velocidad, su brillo o su amortiguación, según si se usa o no sordina, la convierten, en boca de Dizzy Gillespie et alii, en un elemento indispensable del jazz de la época. Y… el saxo.

Su aprendizaje fácil permite el paso de los graves a los agudos con una falta de viscosidad asombrosa. La soltura de la digitación permite al músico la creación de fraseos fluidos y extremadamente rápidos. Y, sobre todo, es un instrumento de lengüeta, contrariamente a la trompeta (cuya boquilla exige un control físico muy superior de los labios, del diafragma y de los abdominales). En él cada nota corresponde a una posición de las manos, mientras que en la trompeta, con sólo una digitación, se puede expresar media docena de notas diferentes pero producidas mediante un estudiado control del soplido.

En los años 50, por razones económicas, en los clubs de jazz las grandes orquestas tenían que ir dejando paso a conjuntos mucho menos numerosos, formaciones que fueron típicas de los boppers: sección rítmica (piano, bajo, batería) más solistas de viento, saxo y trompeta. Más tarde incluso, cuando en muchas ocasiones sólo se podía pagar a cuatro músicos en vez de cinco, la sección rítmica permaneció intacta, para no desvirtuar el propio jazz, por lo que obligó a elegir entre el saxo y la trompeta. La casi imposibilidad que un trompetista pueda aguantar de solista durante tres o cuatro pases seguidos sin lastimarse los labios, hizo que el saxo, instrumento de sonido más aterciopelado y menos duro de escuchar, pasase a ser entonces el rey del jazz moderno.

Thelonious Monk no será ajeno a esta norma, y toda su vida se rodeará de saxofonistas para enriquecer su música hasta la saciedad. Escuchar a Monk interpretado a la vez por otro es siempre una experiencia gratificante porque arroja luz sobre la extrema especificidad de su toque de piano. Monk inventaba un mundo que sólo él expresaba sin esfuerzo. Sus encuentros con saxofonistas serán fecundos, porque los forzaba a redefinir su manera de tocar, a repensar su enfoque, a encajar en su molde reducido y genial.

Como excepción a esa regla monkiana, sólo un hombre no podía ser doblegado. El maestro que elevó el saxo al rango de solista total: Coleman Hawkins, alias “the Bean”. Hawkins, que dio al saxo tenor un sonido inolvidable, un fraseo sutil, viril, luminoso, fue el primero que contrató a Monk como músico de estudio en 1944, formando parte de manera más o menos regular de su orquesta. De esta colaboración se puede conservar el gusto compartido por los dos músicos por las frases arpegiadas, algo bastante raro en el piano ‘nuevo’ de la época. Parece que asentase su estilo en una tradición común a sus predecesores, para desarrollarlo en una dirección sólo por él conocida.

Trece años más tarde, en 1957, es Monk, en la vorágine del éxito, quien llama al viejo Bean para una grabación. Hawk, a quien la historia del jazz había enterrado prematuramente, aunque siempre tuvo una actitud de aprender de aquella nueva generación bebop, demuestra una vez más que las baladas no tienen secretos para él. En un momento en el que ya no era solicitado en Nueva York, saboreó la calidad y la elegancia de la fidelidad de Thelonious.

Otro saxofonista que se desmarca muy sutilmente de la regla de fidelidad es Sonny Rollins. El entonces joven pianista, heredero directo de Hawkins, había llamado a Monk como acompañante en 1957 en Blue Note. Monk, que había grabado sólo para cinco grupos, aceptó. Monk, que podía tocar de todo pero sólo como Monk, con acordes estimulantes y un tempo interior impecable, era difícil y potente. “Si tocas un instrumento de viento y tienes a Monk detrás, es como si tuvieras el diablo en persona pinchándote el culo con una horca” (Miles dixit).

Rollins fue el único saxofonista que ha sabido apoyarse en el pianista cuando desarrollaba una improvisación. Incluso se anticipaba a Monk, Rollins puede acabar una frase en volutas sobre la nota que ha escogido Thelonious para dominar su acorde de acompañamiento. Los dos son neoyorquinos y han mamado la misma música desde la cuna y un sentido permanente de eclecticismo. Eso explica la empatía entre Sonny y Thelonious. Dos gigantes que, en vez de hacerse sombra, cohabitan en una música fecunda. Nunca volveremos a encontrar este equilibrio autoritario que une a Monk con un saxofonista. Hay que escucharlos tocando blues en “Misterioso”.


Y entonces aparece John Coltrane. Es el rival oficial de Rollins. Uno de ellos se busca desde siempre, incansablemente, cambia de sonido, de aproximación, de estilo: Rollins. El otro está en ebullición, también en búsqueda de la música que habita en él y que todavía no consigue hacer aflorar del todo: Coltrane. Puede afirmarse que a Monk no le faltó criterio cuando pasó del uno al otro.

Coltrane, desembarca procedente del grupo de Miles que ya estaba en la cumbre desde hace algunos años. Abandona un quinteto sublime. Porque, aparte de la droga, lo único que le interesa es la música. Como dice Miles: “estaba tan colgado que hubiera tocado ante una chica desnuda sin siquiera verla”. Pero es un espiritual. Coltrane, con Monk se desengancha y se lanza de lleno a la música del pianista. Frenéticamente. Toca cosas imposibles en el saxo, escritas para piano. Incluso a Monk lo deja fuera de juego. No hace falta tocar los acordes. Y se arranca con sus famosas capas de sonido que no tienen una definición rítmica propiamente dicha. Coltrane desposee literalmente al pianista de su música. Y Monk se ha acostumbrado a acompañarlo muy poco. Pero existía una complicidad de músicos que, en el curso de aquellos meses, crecía en la medida del respeto que Monk guardaba a su solista. Y éste, una vez pasada esta página, despegará, para cumplir el destino que todos conocemos.

Pero sí hay una diferencia, Trane nunca compuso para su mujer Alice un tema tan sugestivo como hizo Monk con la persona que le cuidó la vida.

Aquejado de problemas nerviosos, en el año 1958 fue arrestado. Forzado a salir de la ciudad, fue separado de sus dos principales recursos de estabilidad: la Ciudad de Nueva York y su esposa Nellie.

Crepuscule with Nellie

Como no estamos seguros que los tricornios de la Benemérita dictaminen, como ilícito penal, si eso es jazz o no, tengan a mano la versión en otro ‘tempo’, el de Kronos…


Monk Suite 1984

Monk:

http://www.youtube.com/watch?v=YIV6MOnzlLw

http://www.youtube.com/watch?v=CeQ8Kj8l5Mk

(Released by Sr. Verle)

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[0] Editado por Bartleby a las 8:00:00 | Todos los comentarios 167 comentarios // Año IV
23 diciembre 2009
Premio
Por si no les ha tocado la pedrea, hay alternativas; casi cincuenta:

Premios Nacionales del Ministerio de Cultura:


  • Premio Nacional de Artes Plásticas
  • Premio Nacional de Fotografía
  • Premio Nacional de Diseño de Moda

Cine y Audiovisuales

  • Premio Nacional de Cinematografía

Libro Lectura y Letras

  • Premio Nacional de Fomento de la Lectura
  • Premio Nacional de Historia de España
  • Premio Nacional de Letras Españolas
  • Premios Nacionales de Literatura/Modalidad Narrativa
  • Premios Nacionales de Literatura/Modalidad Poesía
  • Premios Nacionales de Literatura/Modalidad Ensayo
  • Premios Nacionales de Literatura/Modalidad Literatura dramática
  • Premios Nacionales de Literatura/Modalidad Literatura infantil y juvenil
  • Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural
  • Premio Nacional a la Mejor Traducción
  • Premio Nacional a la Obra de un Traductor
  • Premio Nacional del Comic
  • Premio Nacional de Ilustración
  • Premio Nacional de Periodismo Cultural

Artes Escénicas y Música

  • Premio Nacional de Circo
  • Premio Nacional de Danza
  • Premio Nacional de Música
  • Premio Nacional de las Músicas Actuales
  • Premio Nacional de Teatro
  • Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud
  • Premio Nacional "Calderón de la Barca"

Patrimonio Histórico

  • Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales

Industrias Culturales

  • Premio Nacional de Televisión de Industrias Culturales

Premios Nacionales de la Presidencia del Gobierno:

  • PREMIO REINA SOFIA
  • PREMIO NACIONAL DON FELIPE DE BORBON
  • PREMIO INFANTA DE ESPAÑA S.A.R. DOÑA ELENA
  • PREMIO INFANTA DE ESPAÑA S.A.R. DOÑA CRISTINA
  • TROFEO COMUNIDAD IBEROAMERICANA
  • COPA BARON DE GÜELL
  • PREMIO OLIMPIA
  • COPA STADIUM
  • PREMIO CONSEJO SUPERIOR DE DEPORTES
  • TROFEO JOAQUÍN BLUME
  • PREMIO NACIONAL A LAS ARTES Y LAS CIENCIAS APLICADAS AL DEPORTE
  • PREMIO NACIONAL FRANCISCO FERNÁNDEZ OCHOA

Premios Nacionales del Ministerio de Ciencia e Innovación:

  • Premio Nacional de Investigación "Blas Cabrera", para el área de Ciencias físicas, de los materiales y de la Tierra
  • Premio Nacional de Investigación "Enrique Moles", para el área de Ciencia y tecnología químicas
  • Premio Nacional de Investigación "Alejandro Malaspina", para el área de Ciencias y tecnologías de los recursos naturales
  • Premio Nacional de Investigación "Julio Rey Pastor", para el área de Matemáticas y tecnologías de la información y las comunicaciones
  • Premio Nacional de Investigación "Juan de la Cierva", para el área de Transferencia de tecnología
  • Premio Nacional de Investigación "Gregorio Marañón", para el área de Medicina
  • Premio Nacional de Investigación "Santiago Ramón y Cajal", para el área de Biología
  • Premio Nacional de Investigación "Leonardo Torres Quevedo", para el área de Ingenierías
  • Premio Nacional de Investigación "Pascual Madoz", para el área de Derecho y Ciencias económicas y sociales
  • Premio Nacional de Investigación "Ramón Menéndez Pidal", para el área de Humanidades.

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[0] Editado por qtyop a las 8:00:00 | Todos los comentarios 290 comentarios // Año IV
22 diciembre 2009
Cuento de Navidad

Hace mucho, muchos años, en un lugar remoto, pero que muy remoto (¡burrúm, burrúm!) vivían dos familias que se profesaban un odio visceral de pronóstico reservado. La enemistad ya venía de lejos (quinientos metros, más menos) porque generaciones de Pérez y de Rodríguez se habían esforzado lo suyo para mantener vivos los rescoldos Aguirres de la discordia.

Los Pérez y los Rodríguez jamás se saludaban ni siquiera se miraban, y para abundar en semejante sincronía –mira que era curioso- jamás se duchaban. Ambas familia vivían cerca de un bosque. Sus moradas se hallaban pared con pared con la de Blancanieves y los siete enanitos… bueno, en realidad ocho, ya que uno de ellos había conseguido alzarse lo suficiente para alcanzar de lleno a Blancanieves, dejarla embarazada y obligarla a parir otro chiquitín.

Los Pérez tenían una hija joven aunque algo trabajadita ya que se llamaba Restituta, y los Rodríguez habían engendrado un varón atigrado y juguetón que respondía al nombre de Galipienso (bueno, cuando quería responder). Y como sucede convenientemente en estos casos para que yo pueda seguir narrando el cuento, a la pareja le dio por enamorarse hasta los corvejones. Ya tenemos pues el drama servido. Dos familias que no podían verse ni de lejos y una pareja que ardía en deseos de verse lo más cerca posible. Hostias.


Las dos familias ignoraban las correrías de sus respectivos hijos y vivían felices creyendo que la llama del odio eterno continuaba siendo atizada sin medida. Pero una noche, Restituta, antes de su madre sirviera la cena y su padre emitiera el primer eructo, les anunció:


-Padre, creo que me han embarazado.


El padre, hombre de pocos vatios, mirada homicida y hostia fácil, se levantó de la silla como resorte que lleva el diablo y se encaró con su hija:


-¿Por dónde?


-Por el conducto habitual.


-¿Y quién ha sido esta vez?


-Un Rodríguez.


-¿Queeeeeeeeeeeeeeeee? –dijo el padre envuelto en un balido y en diez kilos de furia contendía.


Los siete hermanos de Restituta y la madre se pusieron muy contentos porque jamás habían presenciado un asesinato y estaban convencidos de que los acontecimientos no podían derivar sino en alguien de cuerpo presente.


-¿Vas a matarme, papá? –preguntó la hija, más que nada para saber a qué atenerse.


-No lo sé, hija mía. Ha sido un día muy duro. Tal vez mañana.


-Vale, dime algo si eso.


-Cenemos en paz –dijo el padre, aunque cuchicheando por lo bajinis-: a esta la mato yo mañana sin falta.


En casa de los Rodríguez, Galipienso anunció:


-Padre, me parece que he embarazado viva a Restituta?


-¿Queeeeeeeeeeeee? –repitió el asombro de su odiado vecino-, ¿pero tú eres gilipollas, Galipienso?


-Claro, creía que lo sabías, padre.


Las cosas se pusieron tan peliagudas que los Pérez y los Rodríguez decidieron reunirse en Nochebuena para cenar y hablar del asunto, dando lugar a esa tradición de encuentros sangrientos en familias y vecinos enconados que salpican y adornan los hogares y luego continúan y se desarrollan en todo su esplendor en comisarías de todo el mundo.


Feliz Navidad y Próspero 2010… Y la enhorabuena también al Viento que acaba de ser agraciado con el usufructo de la Tierra.



(Escrito por Goslum)

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21 diciembre 2009
Mañana empieza todo

Cuando escribo estas líneas no está pasando nada especial, o nada especialmente trascendente: aún colea la agresión a Hermann Tertsch, en Cataluña aumenta el independentismo (sí, aumenta) aunque sea a base de charlotadas, Arcadi Espada escribe extrañas cartas en El Mundo que alborotan el gallinero del NJ, la crisis bien, sin novedad, al Espanyol le pitan un penalty inexistente en el Camp Nou que los diarios deportivos catalanes ven clarísimo, a Berlusconi le dan con una reproducción del Duomo en el careto, los cooperantes o excursionistas secuestrados en Mauritania siguen igual (o sea, secuestrados), se estrecha el cerco a los fumadores, van a prohibir los toros en Cataluña (otra vez Cataluña), cumbre sobre el cambio climático… en fin, normalidad absoluta.


Pero mañana será otra cosa, el 22 de diciembre de desatan las pasiones, cunde la alegría, se descorchan botellas de cava barato, la gente salta, berrea, llora, se abraza, se achispa y los informativos son los más coñazos del año. Odio la Lotería de Navidad, no soporto las imágenes de presuntos afortunados que igual lucen una participación de dos euros y salen por la tele, azuzados por intrépidos periodistas, como aficionados de un Segunda B que ha pasado ronda en la Copa del Rey.


Los niños del Colegio de San Ildefonso me dan grima, pobrecillos, su cantinela me pone de los nervios. Ahora lucen paridad y diversidad, por lo que están más o menos al 50% niños y niñas y españoles y extranjeros. Yo pensaba que estos pobres críos eran huérfanos, pero se ve que no, aunque tampoco iba muy desencaminado. El Colegio de San Ildefonso, del cual ya se tienen datos de su existencia en 1553, comenzó como centro de acogida para niños huérfanos, pero hoy el centro es un internado que subvenciona el Ayuntamiento de Madrid, además de un colegio de Primaria y ESO. Los niños cantores no cobran, aunque supongo que algún bocadillo caerá, aunque sea para evitar desvanecimientos que afearían el acto.


Este año hay cambio de sede. Se pasa del recinto de Guzmán el Bueno, en el que se han repartido premios desde 1963, a la nueva sede de Capitán Haya. La entrada al recinto funciona con la vieja formula de “maricón el último”, o sea, entrada libre y
gratuita hasta que se llene el aforo. Como curiosidad, desde 1936 a 1939 los sorteos de loterías se tuvieron que celebrar en distintas ciudades de las zonas en que la guerra había fragmentado España. Igual dentro de poco tiempo volvemos a estar igual.


No es tema menor el de los enviados especiales y el público. Parecen los mismos de hace 40 años, es un fenómeno casi paranormal. Me vienen a la cabeza, aunque no tengan nada que ver con la lotería, personajes como Mariano Medina, Daniel Vindel, Alfonso Sánchez… todos ellos fallecidos. Este sorteo me retrotrae irremisiblemente a tiempos pasados.


El toque moderno, que tampoco hacía falta, lo pone el chulesco fulano que chupa cámara todo el día en su administración de La Bruixa d’Or, en el pueblo de Sort. Tipo millonario y con billete para largarse al espacio ida y vuelta, me cae casi tan mal como Ferran Adrià.


Un amigo periodista radiofónico me comentó que un día, durante unos instantes, se alegró de que el teletipo escupiera un papelito anunciando un atentado de ETA. Era un día tranquilo y no había nada para cubrir el programa, el atentado le caía como llovido del cielo. Fue sólo un momento, pero lo entiendo, el inconsciente, que va por delante del consciente, es así de cabrón.


Mañana para mí es un día triste, casi siniestro, el disparo de salida de estas fiestas de felicidad obligatoria y alegría impostada, pero no quiero que ningún atentado, terremoto, accidente aéreo, etc. me salven de la aflicción. Si acaso prefiero que me toque un décimo, pero no creo.



(escrito por barley)

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20 diciembre 2009
¡Qué coñazo!
Hace algún tiempo, no me pidan precisiones, propuse el aburrimiento como tema para una entrada. Era una broma, pero creo recordar que fue un robot quien dijo que era una buena idea. Probablemente era otra broma, pero el caso es que me he puesto a ello. Al fin y al cabo, ¿qué mejor cosa para un aburrido domingo?

La primera pregunta que me hago es: ¿se puede escribir sobre el aburrimiento sin aburrir?

Yo creo que sí, siempre que uno no tenga tentaciones de tratadista y se limite a pizquear aquí y allá, así que voy a intentarlo.


Ya de entrada comprendo que el tema es demasiado amplio, hay que acotarlo, hablemos de literatura, ¿cómo ha tratado la literatura el aburrimiento?


Bueno, algunos autores lo han hecho con todo rigor, otra cosa es que se dieran cuenta. Si queremos una definición literaria, tenemos la de Felipe Benítez Reyes, que sostiene que el aburrimiento es uno de los nombres en clave de la inspiración, lo que seguramente no es sino una boutade más o menos ingeniosa.


Esto puede entenderse como que habría que estar ocioso para poder crear, esperando la idea, como si la acción fuese algo contrapuesto al pensamiento. No sé si es en este sentido en el que aquel graffiti de mayo del 68 decía que “el aburrimiento es contrarrevolucionario”, algo que leí en Raoul Vaneigem.


Pero también podría decirse que del aburrimiento, como reacción, surge el artista, que huye de aquél.



Ahí tenemos al pobre Rimbaud, en Harar, escribiendo a su casa:
"Je m'ennuie beaucoup, toujours; je n'ai même jamais connu personne qui s'ennuyât autant que moi". No creo necesario traducir.


El hombre había escapado de su ciudad, hastiado de su madre, de su familia, primero, y de Verlaine y tal vez de la poesía, después, para acabar en Etiopía, rompiendo con la literatura, quien sabe si aburrido de escribir. Puede pensarse que no hacía sino escapar del aburrimiento, sin conseguirlo.




En otros casos el aburrimiento no es ya el motor sino el tema. Baudelaire nos habla del spleen. Spleen, en inglés, es a la vez aburrimiento y bazo. Por lo visto se pensaba que el bazo producía la bilis, e identificando ésta con el aburrimiento acabó por usarse la misma palabra, aunque he leído que otras culturas consideraban al bazo el órgano de la risa. Esta contradicción me resulta insalvable desde mi modesta experiencia personal, que se limita al recordatorio de aquel parroquiano de todas las tabernas de mi pueblo que tras sufrir una esplenectomía acabó rebautizado como Simbad.


Pero no se puede identificar el spleen de Baudelaire con aburrimiento, con tedio. El spleen es algo más, requiere una actitud estética, que culmina en una creación literaria. Y evidentemente está unido a la ciudad, es decir a la modernidad, de la que el aburrimiento es una de sus más reconocidas características.


Ha habido muchos más, por supuesto, Pessoa, Beckett, Sartre, que dirá que orgullo, lucidez y tedio son sólo uno.


O Gombrowicz, que no acababa ningún libro, a quien intrigaban los autores que leían al público sus propias obras sin pensar siquiera si resultarían aburridos.


En nuestro país el aburrimiento, en literatura, no ha dado gran cosa, algo perfectamente lógico si se tiene en cuenta aquéllo que decíamos de que no es sino un atributo de la modernidad, concepto que en España es mayoritariamente desconocido.


La excepción, estupenda pero excepción, la tenemos en Ramón Gómez de la Serna, al fin y al cabo un señorito que paseaba por Madrid, un
flaneur, y por supuesto en las grandes crónicas de su devoto Umbral, que no en vano tituló como Spleen de Madrid.


En nuestros días, para poder escribir sobre cualquier tema con un mínimo de originalidad, para no aburrir, no queda más remedio que dar una vuelta de tuerca. Así Saul Bellow, en
El legado de Humboldt, cuyo protagonista, Charlie Citrine, autor de éxitos antiguos, mezcla sus problemas económicos con su ex mujer y las cuitas con un gangster de medio pelo, con sus divagaciones metafísicas sobre el aburrimiento, tema sobre el que prepara su gran obra, mientras vuela a Europa persiguiendo a su amante, que lo engaña con un empresario de pompas fúnebres.




Citrine, casi un obseso sexual, se presume intelectual, se devana los sesos entre consideraciones sobre Steiner o Thoreau, pero no puede evitar sentirse atraído por los hombres de acción.


Parece, por tanto, que los puntos de vista cambian pero el dilema continúa. Pensar o hacer. Aburrirse o decidirse.


Ahora bien, ¿es aburrido pensar?


____________

P.D: el entradista quiere aprovechar la proximidad de tan señaladas y hogareñas fechas … etc, etc.


(Escrito por Schultz)

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19 diciembre 2009
...y 55 días en Pekín

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18 diciembre 2009
Carisma now
Vivo en mi serie favorita, la realidad es la que la imita.
ANTONIO GALVAÑ



"Un belga sin carisma y una baronesa como cuota femenina dirigirán la UE". Así presentó El Mundo en portada, 20 de noviembre, la designación de los nuevos jefes del Consejo Europeo y la política exterior comunitaria. En páginas interiores se abunda en el carácter de "desconocidos" que caracterizaría a Herman Van Rompuy (¡un belga!) y Catherine Ashton. Y en la noticia el redactor nos informa de que el desconocido Herman es "más ducho en poesía japonesa que en diplomacia". Debajo de la información el periódico colocó un artículo de opinión firmado por Ana Romero que venía a decir exactamente lo mismo. Y esta es la sinergia: donde en el viejo periodismo el columnista se nutría de información para exponer un criterio, en esta versión del moderno el informador construye su noticia a partir de un criterio. La doblez digital de El Mundo fue un poco más allá (tabloidemente) al denunciar el escaso sex appeal de la señora Ashton. Los desconocidos.

Esta decepción de El Mundo venía justificada por su demanda de líderes "conocidos". El carisma, muy en boga de nuevo a rebufo del fenómeno Obama. Sin duda lo tiene también Berlusconi, por decir otro. O lo ostentó Jesús Gil. Pero vende en general, convence frente a la estampa tópica del funcionario gris (el apelativo con que criticaban a John Major).

La profesión de periodista puede permitir el descubrimiento de la labor de esos funcionarios grises. La prensa simplifica, y el receptor lo agradece, en esas figuras de ministros y presidentes que aparecen como artífices y responsables únicos de aciertos y desatinos. Son los últimos pero no los únicos, claro.

Como la realidad de la prensa es mentira (o un ornitorrinco), al público le queda acudir a la ficción. El Ala Oeste de la Casa Blanca como retrato. En la práctica, uno ha observado con detenimiento la labor de esos "funcionarios grises". Ellos son la base, para bien o mal, con el presupuesto de una capacidad para la función (sí, a veces la etimología no se ha desvirtuado). Y en una escala ideal de meritocracia la conclusión es que quien acaba al mando ha sido un buen funcionario gris. Un utilitario.

Puede que El Mundo acierte y los señores Van Byuten y Ashton resulten un fiasco. Habrá que hacer la ola entonces a quienes juzgaron el resultado antes de la obra, su clarividencia al exigir carisma. Como hicieron con Soraya. El gris tiene mala reputación y bien que se han encargado de apalearlo nuestras estrellas mediáticas contemporáneas. Esta década ha sido la de la cruzada contra la moderación, la observación. La estrella Losantos, la réplica Público. La denostación del valor medio, desde Rajoy a Del Bosque, en beneficio del ruidismo. Primero el bando, luego la razón. Y en estas apareció Factual.


·


Analizando los principios y métodos fundacionales de Factual uno no puede dejar de pensar en la distancia que separa esas teorías de la praxis vertida a diario en el otro espacio donde colabora Arcadi Espada. Por elegir una cuita, el nuevo medio postula que "el mundo llegó a este punto sin nosotros y que probablemente seguirá su curso indiferente después de nosotros". Igualito.
No obstante, en ese mismo recitado se comprometen en Factual a ser polémicos: " hostiles a las manifestaciones intelectuales y políticas del romanticismo". Pero fuera de esas categorías "intelectuales y políticas" rechazadas, la idea que ha cuajado en aventura sí luce asombrosamente romántica. Casi utópica de no ser porque con sus fallos -el pecado humano- el producto se ha hecho carne. Diseccionable, como toda materia.

A uno las nociones periodísticas se las enseñaron en una mañana (por exagerar un poco) y el resto del aprendizaje consistió en mecanizarlas. Uvedobles, llevar siempre papel y boli, vestir adecuadamente para cada ocasión y, muy enfatizado, "be accurate". Ninguna mención a la objetividad. Está sobreentendido que resultará del correcto ejercicio de esas nociones. Pero eso se descubre mucho después, cuando el aprendizaje a base de patear, llamar, leer, corregir y pulir ha sido aparentemente completado. Sintomático que para describir que un medio ha sido objetivo los británicos refieran el término "fair". Exactitud y justicia resumidas en cuatro letras. O en tres: BBC.

Puede que la frase más profunda de José Ramón de la Morena haya consistido en proclamar que "la objetividad no existe", inicialmente como contrapunto al locutor de la competencia que, decía el de la Ser, imponía al oyente una sola Verdad, la suya. La objetividad no existe, pero a 15 de diciembre de 2009 el Éibar lidera con 33 puntos el Grupo I de Segunda División B. Existe, pero sabe a poco.

¿Dónde estriba la dificultad para reducir una noticia al hecho y al momento? Acaso por la perspectiva, que si descontamos el yugo de la línea editorial de un medio, sitúa en principio al periodista ante el hecho. Cuando pequeño, yo me asombraba ante la simple visión de un lápiz que colocaba frente a mi nariz. Cerrando un ojo lo veía en un sitio y cerrando el otro lo veía más a la derecha. Sin moverlo. Hay una discordancia entre las coordenadas mesurables y los sentidos llamados a identificarlas. Como Factual no padece el yugo y dispone del espacio, solventa el dilema y presenta las dos imágenes del mismo lápiz. Así, cuando la ministra de Cultura se reunió con un representante de internautas. Al término del encuentro observamos la conclusión pública de la ministra y a su lado la del portavoz. Y flotando en medio la certidumbre de que al día siguiente determinados medios narrarían el hecho desde el punto de vista de una y determinados medios narrarían el hecho desde el punto de vista del otro.

Es más difícil cuando la perspectiva no es local (Fog in the Channel, Continent Isolated). Así, Factual no ha podido contar los últimos sucesos gibraltareños desde una perspectiva no nacional y ha sucumbido aquí a la marea. Esto es normal y ni la asepsia de las agencias escapa a ello; un problema de perspectiva. En cualquier caso, con una contención que disculpan la dificultad y hasta la convierten en brillante si comparamos con el tratamiento elegido por, elijamos al azar, El Mundo, que directamente tergiversa, establece causas-efectos inventados y hasta ficciona algún no-hecho en la Bahía de Algeciras.

¿Es un problema insalvable el de la perspectiva para alcanzar el ideal del hecho actual presentado sin aditamentos? Técnicamente, puede que no. Generalmente, tampoco. Pero emerge otro problema al otro lado del hilo: el lector. A menudo maltratado por quienes emplean las noticias para fabricar realidad (una realidad pre-existente, a estas alturas uno sabe ya cómo va a amanecer la prensa escrita), el hecho puede difuminarse ante el lector cuando por su naturaleza poliédrica lo presentemos, pongamos por caso, desde 17 enfoques diferentes (sí, las CCAA). Es una teoría difusa que el medio puede sortear sin dificultad y con talento. Aunque el talento es subjetivo.


*Ruego me disculpen los ejemplos, que aunque recientes ya no son actuales. Es otra de las breves nociones aprendidas la mañana que me explicaron el periodismo: el yesterday’s paper apenas sirve para envolver unos fish and chips.
(Escrito por Sickofitall)

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17 diciembre 2009
¿Y si lo del cambio climático causado por la acción humana fuera cierto?
Aunque a muchos esta pregunta puede parecerle ya contestada con un rotundo SÍ, no es este el caso para todos. El tema está de moda. La discusión es caliente y ha alcanzado confines planetarios. En estos días, los dirigentes políticos de todo el planeta se reúnen en Copenhague para intentar acordar medidas que permitan controlar la situación. Los científicos especializados, básicamente los climatólogos, afirman mayoritariamente que el cambio climático está en marcha. Otros estamentos, como bastantes industrialistas, algunos políticos y segmentos amplios de la sociedad civil, lo dudan y algunos hasta se atreven a negarlo. Otros por fin, como algunos ecologistas, quieren convertir la discusión en ideológica. La mayor parte de la gente corriente se mantiene expectante o indiferente, pues todavía no se ha manifestado ningún liderazgo claro en relación con este asunto. Yo, que estoy convencido de que sí está en marcha un cambio climático de origen antrópico, voy a exponer en esta entrada mis puntos de vista, que no son los de un experto, sino los de un hombre de la calle que intenta aplicar al problema su sentido común.

Para empezar, está probado que cambios climáticos profundos pero no antropogénicos los ha habido siempre. Basta con comparar la Tierra tropical del Secundario, aquel paraíso de los reptiles, con la de la era glacial y la actual de los grandes desiertos. Nuestro planeta es un sistema climático en equilibrio inestable.



También está claro que hay una propensión humana a destruir por agotamiento los ecosistemas en los que se vive, la cual ha existido desde que los hombres inventaron la tecnología, es decir, por lo menos desde el Neolítico. Los ejemplos más claros se ven en las islas. Un caso histórico es el de la destrucción de la cultura Rapanui en la isla de Pascua, mediada por un proceso de deforestación. Otro ejemplo más reciente es el de Haití. La foto que se muestra, tomada desde un satélite, refleja claramente la situación: un río con muchos meandros la cruza de arriba abajo; a la izquierda está Haití, a la derecha la República Dominicana; la razón de la deforestación haitiana está en que una población muy pobre y fatalmente dirigida ha utilizado la leña de sus bosques como única fuente de energía; mientras que en la República Dominicana se ha hecho un uso extensivo del gas licuado y han estado vigentes normas de protección de los bosques.

La cuestión clave es si puede existir una relación causal entre las dos constataciones anteriores, es decir, si un cambio introducido por los humanos en el ecosistema planetario puede llegar a producir un cambio climático. Para dirimirla hay que enfrentar dos problemas bien distintos, que están ahora en discusión:

1).- ¿Qué pruebas tenemos de que actualmente esté en marcha un cambio climático? Porque no es lo mismo un cambio climático estable que una simple fluctuación aleatoria. Claro que la diferencia entre ambos lo es solo de ritmo, pues todas las fluctuaciones pueden verse como cambios y todos los cambios como fluctuaciones, según sea la escala temporal que empleemos para observarlos. Utilicemos el criterio de aceptar que estamos ante un cambio climático cuando sus consecuencias son irreversibles durante períodos de al menos un siglo, que es la cantidad de tiempo que une a bisabuelos con bisnietos, es decir, una medida bien humana. Desde esta perspectiva, la pregunta que se están haciendo los climatólogos es: ¿podemos prever y describir en detalle los efectos climáticos que pueda tener a mediados y finales del S. XXI, de persistir, el calentamiento global que se está produciendo desde comienzos del S. XX?



2).- ¿Somos los humanos responsables de este presunto cambio climático? Que somos capaces de alterar el aspecto de la Tierra es algo que no ofrece duda. Ahí tenemos la iluminación nocturna del planeta, apreciable en esas fotos de satélite que, como la mostrada aquí, son un icono de nuestra época, una iluminación que, en sí misma, no parece tener ningún efecto climático.

Pero si reflexionamos en la cadena de causas sobre la que descansan estos bellos iconos, descubrimos que detrás de la luz artificial está la energía eléctrica, y detrás de ésta, mayoritariamente, la combustión de hidrocarburos fósiles, es decir, del carbón, el petróleo y el gas. La quema de los combustibles fósiles no ha resultado solamente en luz, también en industrialización, urbanización y movimiento artificial, pues hoy vivimos plenamente en la civilización del automóvil y las grandes ciudades. Dicha combustión es un proceso de oxidación en el que los átomos de carbono se integran en moléculas de CO2. De manera que un cambio planetario antropogénico, que viene produciéndose desde el comienzo de la Revolución Industrial a mediados del S. XIX, ha sido y sigue siendo el aumento de la concentración atmosférica de CO2, que los climatólogos han podido demostrar que es hoy un 30% superior a los niveles preindustriales, todo ello como resultado de la acción humana. La discusión está centrada aquí, en determinar si estos cambios indudables tiene o no unos efectos sobre el clima.

Lo que parece fuera de duda es que el aumento de la concentración atmósférica de CO2 y otros gases de efecto invernadero tiene el potencial de causar efectos climáticos: y que estos consisten básicamente en un calentamiento global de la atmósfera, que puede alterar la distribución de las lluvias en latitudes templadas, fundir los hielos aumentando el nivel del mar, hacer más frecuentes e intensos los fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, inundaciones y sequías etc. Y no solo esto. También puede suceder que la acción humana no resulte solamente en bosques incendiados, sino que sea la cerilla capaz de incendiar el gran bosque global. Es decir, que pequeños cambios climáticos antropogénicos puedan catalizar cambios irreversibles en los equilibrios planetarios globales; por ejemplo, un leve calentamiento planetario de origen antropogénico puede provocar la gasificación de parte del CO2 disuelto en los mares, la cual se retroalimenta positivamente resultando en un calentamiento global. Puede desencadenarse así un alud irreversible que no pare hasta que no se llegue a un nuevo estado de equilibrio climático, quizá muy distinto al que soporta actualmente la vida en nuestro planeta y, más en particular, desfavorable para las civilizaciones humanas.

Pero que todo lo anterior sea posible, ¿implica que también sea probable, es decir, nos obliga a tomar medidas correctivas anticipadas?

Esta pregunta conduce al problema más acuciante en el momento actual, la enorme dificultad técnica y científica de predecir cambios a largo plazo en el ecosistema planetario, teniendo en cuenta que el conjunto de atmósfera, hidrosfera y litosfera forma un sistema climático extraordinariamente complejo.

Lo más difícil de prever en estudios sistémicos son las retroalimentaciones, que si son negativas pueden retrotraer a los sistemas a sus situaciones de equilibrio, y si positivas profundizar o acelerar las situaciones catastróficas, y que además se entrecruzan en redes muy complejas. Los climatólogos abordan todos estos problemas mediante la simulación en modelos informatizados a los que hacen correr en poderosos computadores. No hay un modelo único, sino cinco o seis modelos independientes, rodando a la vez en los países más avanzados científicamente, que intercambian y contrastan sus resultados. En el corazón de estos modelos hay varias docenas de ecuaciones físicas absolutamente ciertas. Pero muchas de estas ecuaciones incluyen constantes a las que hay que asignar valores deducidos empíricamente. En esto consiste la parametrización de los modelos, necesaria para que rueden con suficiente realismo y puedan hacer predicciones razonables. La manera en la que los científicos han procedido a esta parametrización consiste, básicamente, en ajustar los modelos para que hagan predicciones correctas acerca de la evolución del clima terrestre en el último siglo ya pasado, del que existen datos climáticos fidedignos. Y así han conseguido construir modelos con una capacidad de predicción muy elevada. Los cuales indican que, de no detener la acumulación antropogénica de CO2 atmosférico, la superficie terrestre puede calentarse entre 3 y 6ºC en el curso del próximo medio siglo, con importantes consecuencias climáticas.

En general en ciencia, y en particular en estos problemas científicos de naturaleza sistémica, es muy difícil llegar a conclusiones generales absolutas. Cualquier afirmación tiene que venir precedida por un enorme SI seguido de las condiciones que la fundamentan. De manera que las afirmaciones científicas, salvo en el caso de unas pocas leyes generales expresadas matemáticamente, siempre están condicionadas, nunca son absolutas.

En cuanto a las negaciones absolutas, ni siquiera es legítimo hacerlas. Todavía son más inaceptables las afirmaciones de las negaciones, como esa que dice: “(puedo afirmar que) NO HAY CAMBIO CLIMÁTICO”, o “(está demostrado que) no hay evidencias de cambio climático”, mucho más artera esta última y ambas profundamente irracionales. Lo único correcto es afirmar que el cambio climático, su inevitabilidad, "no ha sido probado fehacientemente", lo que quiere significar que las pruebas aportadas no han convencido al declarante. Pero resulta que la comunidad científica de los climatólogos está mayoritariamente de acuerdo en que hay un riesgo de cambio climático antropogénico.

A partir de aquí, estos científicos se han enfrentado con un problema moral. ¿Deberían alertar a la sociedad terrestre de los riesgos que ven perfilándose en el horizonte? Y han concluido que están obligados a hacerlo, aunque no dispongan de pruebas incontrovertibles.

Por eso lo que los climatólogos, a través del IPCC y por otros muchos canales, nos están diciendo, es que puede que se esté iniciando un cambio climático de origen antrópico, pormenorizando además las posibles consecuencias. También nos están indicando quiénes son los principales culpables, el CO2 y otros gases de efecto invernadero, por tanto cuáles son los caminos que pueden llevarnos a conjurar el peligro.

Se trata, por cierto, de unas afirmaciones terribles. Con esto los climatólogos han cumplido con sus responsabilidades proféticas. Y es que como profetas actúan. Pero atención, un profeta no es un orate al que no se le deba hacer caso. Su mensaje tiene sólidos fundamentos racionales y está lleno de lógica, así que debe escucharse con atención.

Eso es lo que, de alguna manera, la sociedad global está intentando hacer. Primero fue Kyoto, ahora Copenhague. Los líderes políticos mundiales empiezan a situarse ante lo profetizado por los climatólogos y a estimar en qué medida es posible, haciéndoles caso, cambiar el rumbo de colisión con una catástrofe climática que llevamos los humanos.



Se empieza a intentar también, porque es necesario, que los terrícolas de la calle cambiemos nuestra visión del planeta y empecemos a actuar en consecuencia, aceptando que tenemos intereses (o problemas) comunes en cuya defensa (o resolución) nos va nuestra supervivencia y hasta la de nuestros tataranietos.

No se trata de instalarse en una visión catastrofista del futuro, como la que expresa el gran Leonardo en su dibujo del Diluvio, sino de que le plantemos cara a realidades nuevas, siempre con un talante proactivo. El paradigma del crecimiento ilimitado carece hoy por hoy de sentido. Conviene que los humanos aceptemos sin complejos que el planeta Tierra se nos está quedando pequeño. Que por ello existe un desafío planetario, uno de cuyos aspectos es el posible cambio climático inminente. Y que dicho desafío solo puede irse resolviendo paso a paso, con prudencia, de modo que el sistema global pueda ir asimilando los cambios sin romperse. Pero este es otro tema cuya exposición y discusión sería larguísima.

Lo que sí me gustaría dejar dicho es que quizá estemos entrando en una época en la que volvamos a necesitar humanistas y domesticadores. También ingenieros. Quizá, desde el punto de vista de la supervivencia de nuestro sistema global, los científicos hayan cumplido ya su misión. Y convenga ir pensando en darles humildemente las gracias.

(Escrito por Olo)

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16 diciembre 2009
El reino de este mundo
I

Con el lenguaje idéntico del llanto
pedimos lo que no nos pertenece.
Todo el silencio es nuestro o viceversa.
Lo eterno no es rival de lo que empieza.

II

Limítate a reír, que no parezca
que duerme en las entrañas del zapato
alguna piedra incómoda. Ligera
es la mente (quien la voló lo sabe)
e inútil ir tirando de una soga
que nace rota ya. Da por hallada
la clave. Sueña un vaso. Bébelo.

III

Dale cuerda a la noche. Sólo en ella se esconde
la frescura que vuelve poderosas tus alas.
En su reino de libros, borracheras, silencios,
todo es súbito y tiene la honradez de lo humano.
Caen las doce. Tu casa (tu castillo) se enciende
y eres tú su linterna — su monarca fantasma.


(Escrito por Al59)

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15 diciembre 2009
Impresiones de Alemania


La llamada locomotora de Europa hace años que pierde velocidad y los vagones de los que tira se resienten. ¡Qué país, Dios! Solo un país tan grande como Alemania puede enorgullecerse de suscitar tanto amor y tanto odio a la vez. Acontece (aconteció) algo similar con España, también con Francia, y con Gran Bretaña. Hoy es USA el país que más puede enorgullecerse de ese totum revolutum que forman sus amigos y sus enemigos, siempre al unísono por serlo a ultranza.

He estado en dos ocasiones en Alemania cuando solo contaba la parte occidental, la democrática, la que no tenía que apellidarse “democrática” como hacía la que no lo era. La verdad es que la Alemania que conocemos es un país y una cultura más joven que Francia, España, Inglaterra o Portugal. Su idioma, el alto alemán, es un idioma construido por especialistas sobre la base de los dialectos regionales. Y qué bien lo hicieron, señores. También el idioma suscita filias y fobias a gogó, las fobias, como siempre, corren a cargo de quienes lo desconocen. Y que conste que yo lo conozco muy superficialmente debido a mi dureza de oído y también a sus dificultades para un hablante de español. Con grandes dificultades he logrado traducir al español obras de economía agraria y de turismo escritas en alemán y puedo atestiguar que en las dos materias citadas incrementé muy significativamente mis conocimientos gracias a las enseñanzas que ellas me aportaron. Es una pena que en España, después de unos años en los que se nos fue la mano en germanofilia, hablo de los años treinta y cuarenta, hoy nos encontremos en unos momentos de progresiva indiferencia con respecto a lo alemán. ¿Cuántos españoles saben alemán? ¿Cuántos españoles estudian un idioma que hace de la precisión su objetivo negando a quienes creen que los idiomas nacieron con la intención de mentir y engañarse mutuamente?

Mi primera estancia en Alemania tuvo lugar en la capital de la República Federal aun no reunificada, en la deliciosa ciudad de Bonn, la cuna de Ludwig Van, ese genio sordo de la música. Fue el año 1964. Trataba de estudiar análisis de la demanda en la Universidad pero tuve que empezar tratando de conocer algo más del idioma. Comía en los comedores de la Mensa donde hice amistad con numerosos latinoamericanos, con muchos de los cuales aun la conservo, sobre todo con los chilenos. Buscar habitación fue un propósito harto complicado, y lo fue aun más, y yo en la inopia, porque me acompañaba en la búsqueda un estudiante dominicano subido de color. Cuando la Frau de la casa abría la puerta y veía al negrito, la cerraba violentamente como si hubiera visto al mismo diablo. Así una vez y otra hasta que decidí hacerlo yo solo. En efecto: el racismo fue, es y sigue siendo una lacra de la cultura alemana que tal vez no logre erradicar nunca.

Eran aquellos los tiempos del milagro alemán del que puso los cimientos el Plan Marshall, la política económica de Conrad Adenauer y aquel ministro de economía, orondo y rubio, que le sucedió como canciller. Los alemanes trabajaban como máquinas durante los días laborables y los sábados se emborrachaban como Baco. Si te los encontrabas por calle en trance etílico había que tratar de cederles el paso sin cortapisas porque si reparaban en ti y sospechabas que eras extranjero podían enfadarse violentamente. Los estragos de la guerra todavía eran palpables en ciudades como Colonia. La mayor parte de las autopistas, muy buenas, cuando pocos países europeos las tenían, eran las que se construyeron durante el III Reich, una herencia del nazismo que, como el Volkswagen, aceptó como suyos la democracia sin el menor escrúpulos. Recuerdo que el presidente de la República de Chile, Frei, el padre, visitó la ciudad de Bonn y todos los latinoamericanos, y yo con ellos, fuimos a expresarle nuestra simpatía en alegre y pacífica algarada callejera. Si ustedes han leído la novela del peruano Brice Echenique “La vida exagerada de Martín Romaña”, que narra la divertida vida de los estudiantes latinoamericanos en París en, durante y después del mayo del 68, pueden hacerse una idea de la no menos contable vida que dos o tres años antes ya vivían sus compatriotas dizque estudiaban en Bonn. El argentino Norberto Minatti, por ejemplo, estudiaba física con una beca, y su esposa, Elenita, trabaja en la embajada de España de Bag Godesberg. Minati era un comunista sin fisuras pero con un corazón tan grande como él, que era casi un gigantón. Aquel viajó a España y en lugar de ver catedrales se entretuvo en ir por los barrios obreros de las ciudades hablando amistosamente con los españoles pobres que encontraba en su camino. Como leía “Bandera Roja” y oía “Radio Pirenaica” estaba convencido de que en la España de entonces, la de Franco, había un ministerio de la Guardia Civil cuyo presupuesto “era dos o tres veces mayor que el de Cultura”. Y, si tratabas de convencerle de que no había tal ministerio, te decía, muy enojado, que sos un despreciable franquista. Minatti era así. Y si Elenita intervenía en aquellas animadas y ruidosas reuniones, la paraba con energía diciéndole: Y vos callate, Elenita, que también sos una tremenda mandarina”. A lo que la dulce Elenita, de cuyas rentas vivía Norberto sin dar un palo al agua, rezongaba tímidamente, y en voz baja musitaba: Pero ángel… Tantas veces le decía ángel a su dulce esposo que yo creí durante mucho tiempo que Norberto se llamaba Ángel. Norberto ni se llamaba Ángel ni lo parecía, pero la verdad es que era un gran buenazo. Cuando me llegó el momento de volver a España, Minatti obstaculizó la puerta de la habitación en la que estábamos en alegre charla y, visiblemente emocionado, decía que por allí no pasaba, que él iba a impedir a toda costa mi marcha. Yo era para él un redomado franquista porque no daba la razón a todo lo que leía y oía en Bandera Roja y en Radio Pirenaica o Radio España Independiente, pero en el fondo me llegó a tomar un sincero afecto. Como yo a él.



La segunda vez que estuve en Alemania fijé mi residencia en Calw, la ciudad donde nació Herman Hesse, así que pasé de la ciudad natal del más grande genio de la música a la del novelista que escribió la más bella biografía poética de Buda, Sidarta. Calw está en plena Selva Negra, en una empinada ladera que cae violentamente hacia el río que corre a sus pies. La pequeña ciudad tenía un estupendo gimnasio, una orquesta de cámara excelente y magníficas bibliotecas públicas cuando los pueblos de su tamaño, en España, seguían siendo pobres, atrasados y sin equipamientos de cualquier tipo excepto el consabido templo parroquial. Estar en Alemania es vivir en una atmósfera musical de la que ya no es posible salir. La radio, las calles, las fiestas, los centros de enseñanza, todo está en Alemania empapado en música. Alemania era entonces toda ella como una enorme ciudad cuyos bosques hacían la función de parques urbanos. Estuve en algunos bosques en los que había farolas, bancos y papeleras. Lo que no eran ciudades, bosques y ríos eran autopistas. Cuarenta años después imagino que será aun más marcada esta sensación, al menos en la zona occidental, la que yo conocí.

Con la reunificación de Alemania se cerró una de las más profundas heridas que dejó la guerra y bien está que se consiguiera. Sin embargo, a menudo llegan voces de que los alemanes orientales se quejan del sistema. Creían, al parecer, que después de la reunificación se iban a resolver, de la noche a la mañana, los duros años de comunismo de estado y hambre que los empobreció. No ha sido así, como se sabe, y ellos se quejan con razón, pero de un modo un tanto infantil. Ignoran que toda la Unión Europea ha tenido que aceptar un empobrecimiento relativo como consecuencia de una reunificación cuyas consecuencias todos los europeos estamos pagando. La locomotora económica alemana se para. Los alemanes son conscientes de que están padeciendo una profunda crisis. Las elecciones del 18 de septiembre han dejado la solución en el alero. Se habla de lo que los alemanes llaman “eine Grosse Koalition”, el pacto entre el SPD y la CDU, los dos grandes partidos de ayer y de hoy. Cuando yo conocí Alemania hubo ya una gran coalición cuyos frutos fueron visibles. No la habrá ahora con casi toda seguridad, y es por ello muy probable que tengan que ir a unas nuevas elecciones o, lo que es peor, a pactos con pequeños partidos que no dejarán de pasar factura.

Todos los europeos seguimos estando hoy como ayer pendientes de la situación política y económica en Alemania. Mucho depende el futuro de la Unión Europea de la solución de la crisis alemana, una crisis que es también europea.

Coda final: Hay analistas que ven en la caída del euro frente al dólar una muestra de esa crisis. Seamos coherentes: Si llevamos diciendo que la fortaleza del euro está frenando las exportaciones europeas y concretamente las alemanas, no veamos en su caída un agravamiento de la crisis sino su posible suavización.

(Escrito -después de las elecciones generales que ganó Angela Merkel- por Desdeluego)

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[0] Editado por Mercutio a las 8:00:00 | Todos los comentarios 299 comentarios // Año IV