Mi amigo Charli llegó a William Borroughs a través de las apasionadas recomendaciones de Rosa Montero, toda una fan. Del batiburrillo yonki a Charli le interesó la teoría, esbozada en un inusual registro de aparente rigor y meditación, según la cual la derecha internacional y policial había resuelto controlar la droga del mundo. La Razón: el peligro que ésta/s comporta/ba para el sistema, su presumible acción sobre los individuos como liberadora de un hábito capitalista inducido por vía conductista (muy actual: ver preguntas de los lectores de Público a William Toledo).
"Er sistema e otra droga", pensó mi amigo Aurelio, resuelto entonces a experimentar la teoría de Burroughs. Como mi amigo Santi ya se bebía lo suyo cada día y no le había dado por revolverse contra la estructura desde dentro, entendió que la fórmula precisaba de otro estupefaciente.
'Por prescripción médica se tiró a las paranoias de la coca/
pero de ahí mi amigo Benny apenas sacó heridas en la boca'
, una afonía y pajas retardadas.
De modo que mi amigo Gumersindo probó entonces con la marihuana, adquirida en una herboristería. Esta vez sí ‘empirizó’, mi amigo Silvio, pues que se puso a leer El Mundo y donde antes desestimaba una caprichosa relación entre hechos ahora descubrió un encaje incontrovertible. Le bastó leer el titular y su asociación excedió en contenido y profundidad al sumario de Bermúdez.
Para cuando intentó leer la primera línea del artículo, mi amigo Argimiro tenía en la cabeza demasiado material pendiente por anotar. De modo que mi amigo Tomás fue a buscar un boli. Entonces, al levantar la vista de las esclarecedoras letras, mi amigo Fernandisco vio un McDonald’s y tuvo que entrar y pedir tres menús y de nuevo entonces, esperando que le sirvieran, mi amigo Claudio se espantó porque las brillantes teorías que había desarrollado a raíz del clarividente titular no aparecían.
Y estaba cerca de rescatarlas, mi amigo M.A., ya con la tercera hamburguesa en la boca, pero interfirió una aún más brillante teoría sobre el elemento pepinillo como Aleph del contubernio con que McDonald's dirige las conciencias occidentales y entonces le entró sueño, o el sueño entró en él, y fue a dormir.
Al despertar desmemoriado, mi amigo Rodrigo entendió su fracaso y decidió probar con la heroína, que le facilitaron en un centro de salud junto a un litro de metadona para la quincena siguiente. Ya colocado, mi amigo Tennessee no pensó en nada. Bueno sí, pensó en 1984 y en el empleo del dolor como anulador de la voluntad. Mi amigo Torcuato se sentía en el extremo contrario, la voluntad esclavizada por el placer. La improductividad en la punta de un Manolo Blanick de esos, reflexionó mi amigo Davor. Y entonces durmió. Sueñan los yonkis con William Tell(edo).
La Gaceta se anuncia con El orgullo de ser de derechas. Por un lado, la apropiación del vocablo reivindicativo de los gays, lo cual parecería denotar una saludable transversalidad. Pero enseguida los caracteres, con los toros y un cigarrillo en el bar como estandartes del genotipo. Cuando vi este anuncio por primera vez me pareció ideado por el enemigo. A este alegato del estereotipo, de la simpleza, sólo le falta Torrente.
¿Tiene base el neoclasismo "la derecha de la derecha"? La anterior legislatura fue un desastre gubernamental por orbitar en torno al estatuto y el fiasco del plan de paz. Y un desastre para la oposición por un antitodo que la sececionó del debate. Aún padece ese aislamiento, pero gradualmente, y basta la inercia con que se desacredita el Gobierno, adquiere la pole para las próximas elecciones en tanto que sale del aislamiento. Este camino es condenado por quienes jalean el antitodo. El enemigo. Los torrentes puestos de setas y anhelando el control.
(Escrito por Sickofitall)
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Demasiado interesante como para que nuestros políticos lo tengan en cuenta:
El reparto del trabajo y el poder de la estupidez
Dean Baker · · · · ·
Este sistema funciona en Alemania de la siguiente forma. Una empresa rebaja las horas de sus trabajadores un 20%. Entonces el gobierno aporta el 60% de la paga perdida (el 12% del total). Se espera que la empresa apoquine el 20% de la paga perdida (4% del total) y el trabajador termina llevándose a casa un 4% menos de su salario.
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3158