Hace ya tiempo que abandoné la lectura de novela española contemporánea. Hay algunos novelistas notables: Javier Marías, Antonio Muñoz Molina, Álvaro Pombo, Soledad Puértolas, lo fue Belén Gopegui, y pocos más. Ahora suena Manuel Vilas y algunos hispanoamericanos que ya no tienen el paraguas de aquella explosión literaria de los años cincuenta y sesenta.
Ahí se quedaron todos mis planes para el sábado. Comí con cierta premura, puse parte del bacalao a desalar, y me recosté en un sofalito. Con la caída de la tarde, cerré el libro con la sensación de haberme topado con una buena novela, efectiva. La novela de un periodista diría yo, aunque quizás el interfecto se revuelva en su sillón, o donde quiera que se siente.
La estación violenta está bien tramada y tiene un argumento creíble, quizás demasiado conocido (aunque esto pueda ser solo una impresión mía, que ya me lleva ocurriendo desde hace varios años antes de desertar de la lectura de novelas españolas.) No voy aquí a ensayar un esbozo de crítica de la novela. Solo les apunto que el autor domina el lenguaje y que a pesar de momentos, sobre todo los iniciales, cuando intenta crear el ambiente para que los personajes actúen, a excepción de esos momentos, digo, quizás algo subidos de tono (literario, se entiende), el resto mantiene una encomiable austeridad. (Esto viene a cuento, ya se habrán imaginado, de que a mí los barroquinos al modo de JMdP o JVB, me aburren y me echan para atrás. Una cosa es Umbral, y otra el olor a Umbral, que es lo que a estos dos (y a muchos más) les ocurre.)
La novela me ha gustado aunque algunas maneras son propias de un tiempo anterior. Me alegro de que no intente ser nocillesco ni siga a DFW, pero me sorprende ese comienzo, esa trama, esa preocupación más propia, ya digo de tiempos algo anteriores, pero tampoco mucho. Por concretar un poco y a riesgo de montarla, me ha recordado a algunas narraciones primeras de Soledad Puértolas. Pero esto debe ser únicamente una asociación que he hecho yo basándome en nada concreto.
En fin, para ir acabando, si alguien no la leyó hace dos años en gallego, ya pueden disfrutar de ella ahora en castellano. Vayan y pidan La estación violenta.
(Tecleado por Garven)
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Pues me alegro de que ya esté en castellano, leeremos a Jabois. Amigo Garven, no caigo en quién es JVB.