Etiquetas: Errabundo

Etiquetas: Mandarin Goose, recetario
Etiquetas: pangloss

Etiquetas: Protactínio
Etiquetas: Horrach

Etiquetas: Josepepe
Se trata de una empresa de apariencia difusa, incluso confusa, pero tiene una ubicación física notablemente accesible si se desea contactar con ella. Alojada en la quinta planta de un edificio con cristales ahumados en todas las ventanas, la oficina en la que entro desprende un intenso olor a Linimento Sloan. Me recibe un señor bajito de mirada torbosa (entre torva y morbosa). Me tiende una mano pequeña y sudorosa que enseguida resbala dentro de la mía y se escapa como una anguila. Extrae y me ofrece una almendra garrapiñada de un bote enorme que contiene otra más. Me da pena que se separen y la rechazo. El fruto seco caramelizado hace clinc al asentarse en su anterior hábitat. Nosotros también tomamos asiento.
GOSLUM: ¿Puede decirme el nombre de la empresa?
ENCARGADO: Minelli.
G: Dedicada…
E: A las palizas por encargo. “Palizzas Minelli, herederos de Judy Garland”.
G: ¿Usted es el encargado?
E: De la empresa, pero de las palizas se encarga un señor de hombros increíbles, bíceps tiples y masa cerebral irresponsable.
G: ¿Sólo tienen un empleado?
E: No, yo me refería al empleado tipo, en realidad tenemos más de cien. Nos los crían en granjas.
G: ¿Matones criados en granja? Son ustedes una empresa de tecnología punta…
E: Bueno, según comentarios de nuestras víctimas, de tecnología hijo-punta.
G: Quién encarga una paliza hoy día.
E: Se sorprendería de la cantidad de gente que está dispuesta a pagar para que alguien salga perjudicado. Niños incluso.
G: ¿Niños?
E: Párvulos con huchas repletas han venido a suplicarnos que les machacáramos los riñones a compañeros de aula.
G: Pero ustedes se negarían…
E: Hombre, claro, si hubiera visto sus caritas cuando les dijimos que con lo que contenían aquellas huchas no teníamos ni para obligrarlos a que se comieran sus mocos…
G: Los críos son muy crueles.
E: Pero desgraciadamente insolventes.
G: ¿Qué sucede cuando alguien se pasa de paliza a desconexión wifi cerebral?
E: Esa insinuación me ofende. Nuestros profesionales trabajan el cráneo humano y su masa cerebral con mayor pericia que muchos neurólogos.
G: He oído que ofrecen ustedes la posibilidad de dar palizas a grupos.
E: Sí, una vez nos contrataron por dar una buena zurra a cincuenta fans de Mónica Naranjo.
G: ¿Qué pasa si un cliente no queda satisfecho?, ¿le devuelven el dinero?
E: Jamás devolvemos el dinero. Lo que hacemos es dejarlos que miren durante una somanta a otro cliente.
G: Vaya. ¿Y el precio?
E: Una paliza bien dada no tiene precio. Cobramos la voluntad.
G: ¿Quiénes encargan hoy día una tunda?
E: Hay de todo, desde profesionales liberales hasta profesionales fascistas. Desde albañiles encalados hasta abogados del estado del bienestar. Aunque últimamente los cocineros se llevan la palma.
G: Una sociedad que recurre a las palizas, ¿no es una sociedad enferma?
E: Al contrario, creo que la sociedad está enferma porque no es capaz de ejercer la venganza con desenvoltura. La venganza relaja tanto como el deporte o el sexo.
G: Pues debería usted probar el sexo alguna vez.
E: Podría encargar ahora mismo una paliza, pero carezco de voluntad para pagar.
G: Un alivio.
E: Y ahora, si me permite, tengo que atender una empresa.
G (Le tiende la mano): ¿No me da la mano?
E: No, porque no ha querido la garrapiñada.
G: Qué vengativo, oyes.
(Escrito por Goslum)
Etiquetas: goslum
Etiquetas: Protactínio, recetario

Etiquetas: sickofitall

Etiquetas: Protactínio
moviéndose y arrastrándose y aquel cuerpo abría sus bocas y las dirigía hacia arriba esperando a que se les arrojase algo. Y a medida que avanzábamos de una iglesia a otra, allá abajo, se arrastraba tras nosotros aquel ser enmarañado, gemidor y agonizante, del cual a cada momento se desprendía algún miembro, ya inmóvil y abandonado por el resto” (Kapuscinski, Ébano). Etiquetas: Bartleby
Etiquetas: Bartleby
Querida señorita Randall: lo mismo ya no se acuerda de mí, no sería nada extraño, hace ya muchos años que no tengo que recurrir a este método, desde aquellos tiempos del Bachillerato y de los trabajos que había que entregar al día siguiente.
Claro que entonces uno por lo menos tenía tema prefijado, imagínese el dramatismo cuando hay libertad absoluta para elegir.
¿Cómo dice, que será más fácil?
Bueno, teóricamente sí, lo que pasa es que uno no es especialista en nada y los ejemplos que tengo alrededor tampoco me ayudan demasiado. Fíjese, de cocina no tengo ni idea, me quedé en los huevos fritos y aun hay quien lo discute, y mi vena poética se agotó con los versitos que hice para aquella niña de las trenzas rubias. No se acordará, era un sencillo pareado (desde que te vi/yo te querí), tampoco tuvo mayor éxito.
Para serle sincero, el problema es muy sencillo, estoy de vacaciones y consecuentemente no tengo tiempo para nada. A mí me gusta tomármelo con calma, documentarme un poquillo, buscar alguna curiosidad, esas cosas.
Me muevo en un mundo de auténticos tiburones, gente de colmillo retorcido, que entiende de todo o al menos lo dan a entender y como metas la pata ya te puedes ir preparando.
Dirá usted que a mediados de agosto y en domingo cualquier cosa ligerita serviría, y no le falta razón, vaya eso por delante, pero tampoco quisiera ser yo el culpable de la desaparición de este antro.
Ideas tenia, ¿eh?, que a mí imaginación es lo que me sobra.
Vea si no:
a) Análisis jurídico-literario de texto, con deconstrucción absoluta, de las preguntillas del baranda de la zona (muy manido y demasiado pesado).
b) ¿Es cierto que Davy Crockett sobrevivió al asalto de El Alamo y fue posteriormente fusilado? (poco atractivo para el gran público).
c) El insoportable y bochornoso nivel del periodismo deportivo español (no te imaginas, Sonsoles, la cantidad de españoles que podrían ser redactores del Marca).
d) Veraneos de mi infancia (se me han adelantado).
e) ¿Plasma o LCD? (excesivamente técnico y total ya me he comprado el Samsung).
f) Los viajes del bisabuelo (meramente personal).
g) La primera vez que cobras un alquiler (una experiencia religiosa).
h) No llevo kaiku porque no voy a tocar el txistu ( muy folclórico).
i) El hombre de Hacienda, o “aquí metemos unas hostias de cojones” (el relato de terror ha perdido vigencia).
Etiquetas: Schultz

Etiquetas: Protactínio
El campamento virtual que hemos organizado con las tres jaimas y unas cuantas palmeras digitales parece bastante consolidado. Al menos tanto como puede estarlo cualquier asentamiento en las regiones áridas del planeta, donde una temporada mas seca de lo normal, un terremoto destructor o los malos humos de los beduinos de la zona fueron capaces de acabar con Petra, la ciudad de plata, a pesar de su poder, no digamos ya un oasis de avatares en la arenas de bytes
-No sé que es peor, las viejas ideas de convertir en parte del Imperio a los pueblos sometidos (con sus problemas pero también sus flamantes derechos, como recordaba San Pablo a sus captores en Jerusalén y a sus verdugos en Roma) o este aparente “respeto a la voluntad de los otros” que cuando les conviene se saltan Fosbury style, y que sólo esconde la nueva tendencia al egoísmo feroz (tan propio de su sustrato puritano) que recorre USA como un fantasma. Desde que los marines tuvieron que salir a la carrera de Somalia (una chapuza de operación militar mal planteada y peor realizada que a un general romano le hubiera supuesto la crucifixión en la Vía Apia por incompetente), y como dijo el muy jaleado por los europeos Clinton, “a partir de ahora EEUU se ocupará solo y exclusivamente de sus propios intereses”. Si alguna administración americana pudo ser más o menos altruista con los no americanos (o al menos simularlo), el tan demócrata degustador de becarias abandonó todo disimulo y lo expresó francamente. Y así, las administraciones americanas utilizan las políticas exteriores como herramientas en la política interior o la simple guerra de despachos, despreciando olímpicamente los resultados para los no americanos. Cada vez que se consigue que un funcionario de más o menos nivel tenga un cierto conocimiento de algún tema o conflicto, se le premia... con un cómodo cargo de interior, y se sustituye por un novato que no sabe distinguir un yemení de un dominicano, o que anda preguntando por Madagascar con un plano de Finlandia. La suma de arrogancia, ignorancia, incompetencia y chapucería ahogada en burocracia a dos mil kilómetros de distancia ha producido situaciones tan peligrosas como la supuesta reconstrucción de Iraq a cargo de un neocon engreído que se cree el nuevo sultán de la Ciudad Esmeralda, más ocupado en legislar las exclusivas de los microprocesadores Intel y proteger los intereses de Gates que en reorganizar el suministro de electricidad y agua corriente, los sistemas de alcantarillas, la seguridad ciudadana o el funcionamiento de los hospitales, todos ellos destrozados por la guerra. De rebote, este aprendiz de brujo de la Ivy League ha conseguido dar argumentos a un ben Laden que estaba contra las cuerdas y quedándose sin oxígeno, y destrozando aún más la imagen de Estados Unidos en la opinión pública árabe y musulmana en general y dejando con el trasero al aire a sus defensores fuera de EEUU. Vamos, una espectacular exhibición de hubris y sus consecuencias. Para mayor detalle de cómo funciona el sistema por dentro, recomendamos encarecidamente “La Guerra Privada de Charlie Wilson” (y mucha tila para no cabrearse). Personalmente, una de las cosas más destacables de la película es cómo los personajes, aparentemente frívolos, egoístas y cínicos, son capaces de sorprender con gestos como la vergüenza ajena que muestra el congresista por la indiferencia de su propio gobierno, la campaña de apoyo a las mujeres afganas que lleva a cabo la señorona tejana o la capacidad de sentir el dolor de los refugiados por parte del senador porque “a el también le mataron a un hijo”.
-También podría ser que su ignorancia (la de los políticos) les haya jugado malas pasadas (muchos senadores y congresistas americanos son famosos por su escasísima educación formal, que ha producido hilarantes situaciones, pero eso, en vez de espantar a sus votantes, le ha hecho aparecer como “uno de los suyos”, lo cual es bastante aterrador). Cuando han recurrido a consultores externos, los dirigentes han escuchado sólo lo que querían oír. Así, cuando el historiador Bernard Lewis advirtió al presidente Bush antes de la guerra de Irak que “el único lenguaje que los árabes entienden es el de la fuerza” es debatible si el americano confundió “firmeza” o “vigor” con “fuerza” y aún “dureza” o “violencia”, sutilezas poco aptas para el inglés no literario y no digamos para el nivel de precisión del oyente implicado.
Etiquetas: Mandarin Goose
Etiquetas: bose-einstein
Hace calor pero dentro de la casa solo siento el fresco de las paredes y me dejo llevar por la pereza que suele invadirme en estos días, una vez que llevo más de quince solo en la casa, sin que nadie quiera saber de mí. Creo que piensan que lo mejor que les puede ocurrir es mi retiro anual al pueblo, a pesar del calor que golpea y que logra disuadir a casi todos, con la excepción de unos pocos. A esos él los llamaba cimarrones, en un cariñoso homenaje al maestro, de quien decía haberlo aprendido todo.
sobrevivido, había logrado aclimatarse en aquella casa al menos, y acompañar las largas noches, también aquellas otras escasas en que el porche se llenaba de gente y los farolillos desafiaban la escasa potencia de luz, aún con un voltaje de 125, hasta el amanecer. El ron lo conseguiamos con facilidad y la los refrescos también, incluso la menta. Pero nunca logré evitar que una extraña atmósfera ominosa sobrevolara las noches.
De la provincia de Oriente o de Santiago de Cuba, de los campos donde se cultivaba la caña y el tabaco a las montañas resecas de los montes malagueños, las canciones recorrían un trayecto que era algo más que la distancia en kilómetros. Ya antes había ocurrido algo similar con los cantes de ida y vuelta del flamenco. La capacidad para aclimatarse manteniendo lo esencial pero sin postular ningún esencialismo estéril es asombrosa en las creaciones humanas. No menor que en el mundo natural. En ambos casos nos encontramos con prodigiosas adaptaciones al medio, natural o cultural. 

Etiquetas: Garven