CUESTIONES DE NUEVA HISTORIA DE ESPAÑA. El poder.
P. Un asunto que usted aborda en el prólogo, de forma por lo menos algo novedosa, es la del poder.
R. Sí, y me llama la atención el hecho de que los libros de historia suelan tratar poco ese problema tan complejo que es el poder. Después de todo, la historia es la historia de las colectividades, aunque dentro de ellas sea muy importante la biografía de algunos personajes. Y las colectividades obran como tales, sin disolverse, gracias al poder.
P.- Luego a usted, en contra de la corriente predominante, el poder le parece bien
R.- Ni bien ni mal. Es un hecho que en cualquier colectivo humano, desde una peña de amigos o desde el grupo de cazadores primitivos hasta los grandes estados, existen unas normas y un poder que las hace cumplir. Puesto que una característica de la sociedad humana, al revés que las de las hormigas, es una extrema individuación, una diversidad de caracteres, intereses, gustos, etc., la sociedad se disolvería fácilmente en una contienda de todos contra todos, si algo no lo impide. A veces ha ocurrido.
P. Pero existe una abundantísima literatura, de ficción y de no ficción, contra el poder, condenándolo desde su mismo concepto.
R.- Se ha extendido sobre todo a partir de las utopías, del anarquismo y del comunismo, pero se basa en una concepción errónea de la naturaleza del poder, asimilándolo al despotismo y suponiendo alegremente que ellos mismos, los utópicos, no lo reproducirían. La experiencia demuestra que no solo lo reproducen sino que lo hacen en las formas más extremas y brutales. Porque el ideal utópico sería una sociedad semejante a un hormiguero o una colmena, donde, efectivamente no existe un poder, aunque llamemos “reina” a la abeja madre, sino conductas determinadas por el instinto: allí no hacen falta tribunales, ni elecciones ni legitimidades…Todo es paz interna y orden. Pero, claro, reducir al hombre a la condición de hormiga solo puede hacerse mediante una violencia brutal, y en realidad nunca se ha conseguido del todo. Hay una correspondencia férrea en la relación entre la negación del poder y el extremo despotismo.
P.- No obstante, la propia Nueva historia de España es un buen muestrario de las atrocidades que el poder suele traer consigo.
R.- Se supone que el poder debe ejercerse en beneficio de la comunidad, pero no siempre es así ni mucho menos. La historia abunda en tiranos y verdaderos dementes encaramados en el estado, parece como si el poder produjese un vértigo que enloquece a muchos de quienes lo ejercen. Pero no siempre es así, y el poder incluye un aparato compuesto de personas expertas en muy diversas actividades que de un modo u otro mantienen el funcionamiento social. Hay muchas cosas que decir del poder, y en el libro digo algunas. La historia es también la del esfuerzo por conseguir un poder aceptable. Un rasgo distintivo de la civilización cristiana ha sido la diferenciación entre el poder espiritual y el político. Esa diferenciación ha ejercido una fuerza moderadora mutua, y de ella han derivado otras diferenciaciones como la separación de poderes, etc. En la historia se han ensayado muchos métodos. Creo que uno de los ejemplos mejores es el desarrollo de la España visigoda, en la que los equilibrios y desequilibrios del poder y la búsqueda de soluciones a esos problemas, en el pensamiento y en la práctica, tienen interés excepcional.
[67] Protactinio:
Aldeans vete a la mierda
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Gracias, Protactinio.
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