[13] ↑ Escrito por: J. A. Montano - 18 de agosto de 2009 9:47:00 CEST
¿Más allá de dónde, chaval? Los balillas como tú siempre estáis reclamando reparaciones que no tienen que ver con la vida civil, con la asepsia democrática, sino con unas imposibles suturas metafísicas que no se dan más que en dos sitios: en las masas hitlerianas (¡el famoso crisol nazi!) o en la muerte. Si se va a quedar usted en esta vida (cosa que yo, se lo digo con sinceridad, celebro), váyase acostumbrando a las imperfecciones: el polvo de las esquinas, las ronchas, las grietas y eso.
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Ese post de arriba está escrito, sin duda, por alguien que prefiere The Wire a Deadwood (aquí, una jetilla).
Deadwood es un clon de Roma, o al revés. Ambas recuerdan de dónde venimos, de qué estercoleros nació nuestro radiante Occidente, y presentan a los auténticos padres de la patria: gentes como Al Swearengen o Tito Pullo. Ambas se articulan a partir del gran gesto teatral y los conflictos básicos: la lucha por el poder ejercido como único modo de supervivencia, la muerte, la libertad, el destino; no recuerdo quién, pero hace poco se dijo aquí con acierto: los personajes y las historias son propias de una obra de Shakespeare. Ambas coinciden también en el indiscutible sensacionalismo con que se expone la historia: violencia, sexo, truculencia y morbo en grandes dosis, demostrando al tiempo que no todo el sensacionalismo es barato. De estas dos magníficas series, agradeciendo el espectáculo, conmovido por el esplendor de la batalla, saca uno la misma conclusión: el mundo, incluso el mejor de todos ellos, el nuestro, es una puta mierda.
The Wire es otra cosa. Una postura cívica. Un inventario minucioso y enciclopédico de las imperfecciones, esquina a esquina y grieta a grieta, de esa vida civil de la que usted habla (como, de algún modo, "A dos metros bajo tierra" lo es de la vida privada); un catálogo de la herencia recibida de Julio César y Wild Bill Hickock, de las ronchas de un mundo en el que sus guionistas tienen fe y cuyos errores y horrores señalan con el espíritu constructivo, paciente e incluso optimista de un observador implicado y orgulloso de esa herencia. Yo creo que Omar e incluso Snoop, Bubbles o Michael, humildes antihéroes de la esquina de al lado, podrían perfectamente discutirle al gran figurón trágico de Swearenger ese título al mejor personaje en lustros.
Por lo demás, alégrense Montano y demás fans: parece que habrá una película para el cine que concluirá de modo definitivo la historia de las tres temporadas de Deadwood, como sabe cancelada por la HBO ante los continuos bandazos de su guionista a la hora de concluir la historia (bandazos, claro, que se traducían en desajustes presupuestarios que acabaron por agotar la paciencia de los productores).
Desierto, ha dado en el clavo. James Horner y esos melenas son mis favoritos.