Sin necesidad de tanto tipismo, os propondré hoy un par de recetas muy sencillas y deliciosas para el veranejo. Un gazpacho que contiene la esencia del mismo y un ajoblanco que, aún siendo blanco y llevando ajo, es más falso que un leuro de cristal de Murano. Pero igualmente bonito y rico.
Para el gazpacho, aplicaremos la navaja de Occam y no multiplicaremos los entes innecesariamente. Es decir: tomate, agua, aceite, vinagre y sal. Y, de regalo, un poquito de pimiento verde y un ajito pedroñero. Ni pan ni pepino. Ni, mucho menos, comino, huevo, jamón, cebolla u otras viandas que hacen del popular, humilde gazpacho algo más parecido al pot pourri pero, encima, frío. Toma cinco tomates de regular tamaño y pártelos en medios gajos. Ponlos en el vaso de una batidora (vulgo: túrmix) y añade un diente de ajo y menos de medio pimiento cortado en aros. Suelo emplear pimiento “italiano”, es decir, alargado y más fino que el tradicional usado, por ejemplo, para rellenarlo. Añade vinagre (un chorreón muy generoso), abundante aceite de oliva virgen (como medio vaso de los de agua) y sal, a tu gusto. Y a batir. Pruébalo y rectifica lo que falte, que no debe ser nada si has seguido la receta al pie de la letra. Ideal. ¡Adios repeticiones! ¡Hasta nunca, Almax postprandial!
El falso ajoblanco es de simple factura: mayonesa con ajo disuelta en agua. Ya está. Tomarás un huevo, un vaso de agua lleno de aceite de oliva virgen, un importante chorreón de buen vinagre y sal. Lo pondrás todo en el vaso alto de la Minipimer y añadirás un par de dientes de ajo. Prepararás tu mayonesa (un poco cargada de vinagre por esta vez) y añadirás, en otro recipiente de más enjundia y tamaño, agua hasta un volumen final de dos litros. Vuelve a remover con la Minipimer y cátalo. Debe de saber agradablemente a ajo y no faltarle ni vinagre ni sal. De ser necesario, rectifica y agita. Guárdalo en la nevera y, bien-bien frío, bébelo sin tasa ni medida. Ideal para toda dolencia y, sobre todo, para la calor. Si quieres adornarlo un poco, ponle algo de cebollino picado antes de servir o unas medias almendras fritas. Que floten en el ajoblanco. Otra gente le añade uvas, no sé. Incluso (y le dicen bien) unas bolitas de melón. Ya me dirás.
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Demassssiado cogasssssón, demassssiado cogasssssón...
Maldita sea, siempre se van los mejores!!!!!!!!