Seguramente es un individuo famoso mundialmente y conocido por la mayoría de los asiduos al blog, especialmente los de ciencias, por lo que es fácil deducir que en esta entrada trato un tema desde la ignorancia que proviene de la falta de interés por la robótica, el futurismo, la inteligencia artificial y todas estas cosas, algo de lo que es especialista el señor Kurzweil, diplomado en Ciencias Informáticas.
Pero el titular de la entrevista me llama la atención y, en vez de saltarme la página, como haría normalmente, me entero de que este fulano puede conducirnos a la inmortalidad. “La fusión entre el hombre y la máquina nos permitirán muy pronto vivir eternamente”, titula la entrevista. En vez de alegrarme me acojono, y mi inconsciente, que va siempre por delante de mí sin atender a la razón, me envía una señal inequívoca: que fracase, que todo lo que dice no se cumpla o directamente que se muera, señal de que lo que dice son sandeces.
Después de la primera descarga negativa intento racionalizar y cambiar de perspectiva, apartar los prejuicios y no dejarme acongojar por un titular. No puedo. Conforme avanza la entrevista aumenta mi estupor y me entra sudor frío.
“El hombre está predestinado a fundirse con la máquina”. Me niego. Yo no quiero fundirme con nada ni deseo que mi hija o mis sobrinos se conviertan en híbridos hombre-máquina. Por la edad yo ya no me cuento entre las víctimas, aunque no puedo estar seguro ya que el tal Kurzweil tiene actualmente 61 años pero biológicamente asegura estar como una persona de 40. Esto es posible gracias a unos suplementos dietéticos -150 al día- que se toma el tío y que han ralentizado su envejecimiento.
Este señor, junto con otros reputados científicos, ha puesto ya en funcionamiento la Universidad de la Singularidad bajo los auspicios de la NASA y de Google, dedicada a descifrar los misterios de la nanotecnología, la robótica, la neurociencia y la inteligencia artificial, con plazas reservadas sólo para alumnos brillantes y que puedan pagar 25.000 dólares por un curso de 9 semanas.
Dice que el cáncer podrá curarse a partir de la implantación en vena de un ejército de nanorobots del tamaño de una célula capaces de identificar y de destruir las células malignas que circulan por el sistema sanguíneo del enfermo. Según él, en 25 años, podremos tener millones de nanorobots metidos en nuestro cuerpo con la finalidad de reforzar nuestro sistema inmunitario y mantenernos sanos.
Vamos ver. Con la cabeza fría yo a todo esto le veo muchas pegas
Supongo que cuando Ray Kurzweil habla de estas cosas es consciente de que muy poca gente en el mundo va a poder beneficiarse de estos avances. Países que no cuentan ni con tiritas difícilmente podrán “acogerse” a terapias genético-robóticas. Ya sabemos que es lo de menos, los pobres no cuentan, aunque de esto no tiene la culpa el señor Kurzweil, que va a la suya, y con razón.
En los países avanzados se ha alargado la esperanza de vida, aunque a mi modesto entender, no ha avanzado a la misma velocidad que la mejora de la calidad de vida. Basta visitar cualquier geriátrico para comprobarlo. Este aspecto asegura tenerlo controlado Kurzweil a partir de la reprogramación genética. No lo veo claro.
Pero cuando se me ponen los pelos de punta es cuando leo que este señor quiere “resucitar” a su padre. Dice que en el futuro se podrán crear seres humanos virtuales, ay, y que a partir del ADN que ha conseguido sacar de la tumba más las memorias almacenadas en su cerebro y en el de las personas que le conocieron, con la ayuda de la inteligencia artificial, creará una persona virtual que se parecerá mucho a él, a su padre.
Aquí sí que patina. Con sus recuerdos y los recuerdos de los amigos de su padre puede crear a un padre absolutamente bobo. Los pensamientos son únicos e intransferibles, nadie es capaz de usurpar los pensamientos del otro. Nadie conoce a nadie. Igual el señor padre de Ray Kurzweil consideraba a su hijo un pobre orate al que siempre daba la razón para no desilusionarlo, o incluso es posible que estuviera enamorado de la vecina o que practicara a escondidas el sadomasoquismo. No, el señor Kurzweil no nos puede dejar el mundo lleno de personas de 150 años absolutamente imbéciles.
Y una última perla. Lo del cambio climático y el efecto invernadero estará solucionado en 20 años porque funcionaremos al 100% con energía solar. Le avala el hecho de que dicen que nunca ha fallado en sus predicciones.
No me gusta el futuro que nos presentan, no.
Etiquetas: Barley
Pues es cierto, Barley, el aspecto del tío es el de haberse plantado en los 40 años. Ten miedo. Ten, mucho, mucho miedo.