Conocer es amar, dice un viejo apotegma. Por eso quiero transmitir aquí algunos conceptos que tal vez permita que esos personajes se abran a nuevas expresiones vitales.
Desde ya he comprobado que el CC y el AS ni siquiera saben distinguir entre la zoofilia y el bestialismo. La zoofilia es, tal como indica su etimología, “amor hacia los animales”. El bestialismo es lo opuesto: el abuso sexual de un animal al que no se le otorgó la mínima posibilidad de expresar su consentimiento. El bestialismo además tiene fuertes componentes sádicos que deben ser objeto de enérgica repulsa. Una imagen equivale a mil palabras. Veamos:
En contraposición veamos la gran diferencia de expresión en el animal implicado en este hermoso vintage, obra de José Roy, un ilustrador francés de principios del siglo pasado:
Otro gran creador, Woody Allen, en su film “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar” mostró una encantadora relación entre un psiquiatra, Gene Wilder, y una oveja:
En el film se puede apreciar mejor cuán atractiva era la oveja y qué enamorados estaban ambos:
Sin embargo quiero dejar constancia que no justifico lo que hizo el psiquiatra porque por una parte no cumplió con el juramento de fidelidad con su esposa pero fundamentalmente no respetó el juramento hipocrático al envolverse en una relación sentimental con su paciente, la oveja, que le había sido entregada por su dueño, un pastor, para que le hiciera un tratamiento debido a que ya no le correspondía afectivamente como antes. El psiquiatra en lugar de tratar de ayudar a reconstruir el vínculo sustituyó al pastor en la relación. No es posible que con el amor pretendamos justificar cualquier cosa.
Por el contrario de los repudiables, en cierta forma, casos de adulterio con animales representados en las obras de Woody Allen y de Edward Albee hay casos en los que una pareja humana se eleva espiritualmente al aceptar que un animal se incorpore a la relación, como se representó en el film “Amor sin barreras” en el cual la mujer no muestra celos hacia la gallina, Cocó Chanel, sino que, por el contrario, colabora con su esposo para que el acto pueda ser consumado sin daños para el animal.
Tal vez alguien se pregunte cómo puede un animal expresar su consentimiento si no puede hablar, tal como de mala fe y con sarcasmo me objetó el CC. Le respondo como abogado: por señas y otras muestras claras de aceptación, tal como lo hacen los mudos o cualquier persona que no puede hablar. Puedo poner muchos ejemplos. Uno de ellos es esta cabra que se muestra complacida con el velo de novia que lleva puesto:
O esta fotografía de una yegua sonriente:
Tal como dice en el artículo correspondiente a la imagen y publicado en el diario El Siglo de Panamá: Hay quienes cogen esto en serio y prefieren a una yegua que a una mujer. Es más fácil convencer con un sombrero lleno de maíz a una yegua que a una mujer que lo que quiere es plata. Porque a eso lleva muchas veces las ambiciones desmedidas de algunas mujeres. Vale la pena reproducir una broma muy sarcástica en tal sentido pero que ubica las cosas en su lugar:
Hay muchos casos donde podemos constatar que hay verdadera consideración hacia los sentimientos del animal, como en un foro donde una mujer evidencia conocimientos profundos al explicar cómo debe encararse sanamente la relación con un perro.
(Continuará)
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