98] Escrito por: Perroantonio - 6 de abril de 2009 18:52:00 CEST
No se prive. Este es un país libre, pese al lobby judeo-gay
...........
Ni se lo imgina la fuerza que tiene. Todo día complotando como en los tiempos de la conspiración judeomasónica. Y confecionando listas que van como papiros, enrollados, de largas que son.
Ya se quejaba ayer la pobre de la Defensora del Lector del Pais, en un artículo. Y bueno, para que les voy a contar el cabreo que les ha producido este art en Haaretz:
----------
Monumental cabreo en El País.
En el Haaretz, le atizan y de lo lindo
Sesgado en blanco y negro - Yoav Sivan
Imaginen que el Primer Ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero, recurre para su conocimiento de los asuntos del Oriente Medio a El País, el periódico buque insignia de su país. Durante su visita a Israel en enero, podría haber quedado aturdido cuando llegó a la capital para celebrar una reunión [con otros dirigentes europeos y sobre el tema Gaza]. ¿Qué estamos haciendo en Jerusalém, podría haberse preguntado?.
De hecho, El País se refiere constantemente a Tel Aviv como la capital de Israel. Mientras que la Knesset y otras instituciones nacionales se asientan en Jerusalém, en este periódico se insiste en sus noticias, informes o reportajes que "Tel Aviv decidió" o "Tel Aviv rechazó". Para que no haya dudas sobre la parcialidad en este caso, en el sumario que aparece al lado de cualquier historia de Israel, en la web de El País, se dice claramente: "Capital: Tel Aviv".
Este el tema menos importante. Consideren ahora una reciente caricatura publicada con objeto de la campaña de Gaza, y que representa a una persona diciendo: "Palestina pertenece a los palestinos, no a los israelíes. Los mitos hebreos son falsos, y el abuso de los débiles es repugnante". A lo que otra figura, un judío claramente por el dibujo de su nariz [herencia sin duda de las caricaturas de la prensa antisemita], le responde: "Somos el pueblo elegido por Dios, al que nosotros mismos hemos inventado".
El País está repleto regularmente de referencias y comparaciones de Israel con los nazis. Cuando estallaron los disturbios entre judíos y árabes en Acre, el año pasado, un artículo titulaba: "Acre: un intento de pogromo", y describía "una segregación que evocaba al nazismo". El artículo, de Juan Miguel Muñoz, el corresponsal en Israel, se enmarcaba como un cuento en donde en Acre los judíos desempeñaban el papel de los nazis, mientras que los árabes se convirtían en los judíos. Un editorial publicado en diciembre de 2008 decía: "Cada año recordamos el horror del Holocausto judío cometido por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero no hacemos nada contra el genocidio que Israel está cometiendo contra el pueblo palestino".
Las acciones de Israel no deben quedar exentos de una supervisión internacional, pero dada la amplia gama de actos ilícitos de los que la humanidad es capaz, ¿por qué el vocabulario utilizado por este periódico español para describirlos es tan extraordinariamente limitado? [N.P.: ¿y por qué se utiliza sólo con esta nación?]
Incluso en las pequeñas historias sin relación con el conflicto, El Pais presenta una combinación única de negligencia y de odio sin ningún tipo de arrepentimiento hacia Israel. Tomen la decisión de febrero 2008 del fiscal general de Israel de conceder una adopción más amplia de derechos a parejas del mismo sexo. Pocas historias provenientes de Israel son más propicias a la neutralidad - y en cierta forma favorable - en España, un líder en lo que respecta a los derechos de los homosexuales. Sin embargo, El País convirtió el fallo en un logro por parte de una comunidad que "sufre una discriminación flagrante" en un estado dominado por los religiosos.
El ejemplo que se proporciona de esa discriminación es un informe inexacto sobre el desfile anual de la Gay Parade en Jerusalém, generalmente visto como un triunfo por parte de la comunidad LGBT de Israel [LGBT: Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales]. Entre otros ejemplos, otra muestra es la supuesta invasión opresiva por parte de las autoridades religiosas sobre los derechos individuales por el mero hecho de que en los hospitales israelíes se separan en diferentes cubiertos los alimentos lácteos de la carne, a causa de las leyes del kashrut [comida Kosher].
Para El País resulta de muy poco interés que la comunidad LGBT de Israel goce de una aceptación cada vez mayor. De hecho, no todo es perfecto. Como antiguo miembro del consejo de la Jerusalem Open House que organiza la Gay Parade, sé de las dificultades encontradas por la comunidad. Sin embargo, la situación en Israel es mucho más cercana a la de España que en Arabia Saudita [N.P.: También podría haber señalado como militantes manifiestos de la causa gay palestina residen en Israel "por seguridad"].
Para ser justos, El País no está solo. Consideren ahora la opinión de Antonio Gala, una gran poeta y novelista, aparecida en febrero en El Mundo, el segundo periódico más importante en España en términos de circulación. Con un antisemitismo sin disfraz, Gala justifica las dificultades a las han sido sometidos los judíos a lo largo de la historia. "Así como todas esas cosas que ocurrieron en otras ocasiones - pogromos, guetos voluntarios o involuntarios, exterminios, persecuciones, expulsiones", Gala opina: "no deberían ellos [los judíos] preguntarse por qué les sucede siempre de la misma forma? ¿O es que es el resto del mundo quien se equivoca?".
Recientemente, el sitio web de izquierdas, El Plural, realizó un análisis político que ofrecía una comparación de Israel con la Alemania nazi. Su título deja poco margen al error: "El espíritu de exterminio de los palestinos no es diferente al que fue concebido por la Alemania nazi".
La reciente visita del Primer Ministro Rodríguez Zapatero a Jerusalém, demuestra que España está dispuesta a desempeñar un papel más importante en la región, especialmente después del cambio de gobierno en Washington. Sin embargo, el compromiso español puede no ser muy bienvenido en Israel a la luz de la encuesta de primavera del Pew Global Attitude Project de Washington, según la cual el 46% de los españoles tiene una visión desfavorable de los judíos - la proporción más alta en Europa -, debido sobre todo a una superficial concepción de Israel perpetuada y agravada por el principal periódico de España, y por el uso general en los medios de comunicación españoles de imágenes antisemitas.
Si se quiere criticar de manera eficaz es fundamental trabajar con los hechos correctos. Y si quieres ser tomado en serio, tienes que demostrar tu buena fe. Sin embargo, el venenoso desprecio por la verdad que se práctica en España en lo que respecta a la crítica de Israel, la caracteriza como banal y ajena a las cuestiones importantes. Esta simplista narrativa anti-Israel no representa una noble lucha por los derechos humanos, sino más bien una contaminación del periodismo y de la gran democracia a la que se supone debe servir un diario.
España, al igual que Israel, se merecen algo mejor.
N.P.: La respuesta de El País parece haberse ya producido, con un artículo y un editorial. En el primero, Amnon Kapeliuk, periodista israelí y corresponsal en Israel del mensual Le Monde Diplomatique (ya saben, la prensa preferida por la extrema izquierda altermundialista; pro-chavismo y evoismo; Fidel & Raul, "The Castros"; otro mundo, siempre de izquierdas, es posible y luego que se pare ahí; Irán tiene derecho a la bomba y a dibujar nuevos mapas; el socialismo es la solución aunque nunca lo ha sido; e Israel malo, malo y malo...), evidentemente está muy próximo a esas "querencias" denunciadas en el artículo del Haaretz, y es el autor de una biografía de Arafat ( que digo biografía, hagiografía, que digo hagiografía, "un ejemplo de santoral").
¿Y que dice? Pues pretende explicar la subida de la derecha israelí y para ello echa mano de la retórica más utilizada por los anti-Israel: extremismo de derechas, racismo, apartheid, coalición nacional-fanática...). En ningún caso, bajo ningún concepto, saca a relucir temas como las buenas obras de los palestinos, la caridad de ciertos vecinos árabes, la fabulosa labor de los líderes políticos y sociales de los árabes israelíes para convencer a sus convecinos judíos, factores como el antisemitismo en alza en ciertos lugares dadores de lecciones no solicitadas, a parte de una izquierda israelí que ha visto como sus "visiones" del otro, del socio palestino, chocaban con la realidad. Pero estos son minucias, por supuesto, y no explicarían nada. Ya me entienden.
¿El editorial? Pues por ahí, demonizando al nuevo ejecutivo israelí que es gerundio. Me quedo con esta frase reveladora: "La sombra de la corrupción planea otra vez al más alto nivel en Israel".
¿Y esto lo dice un periódico que lleva cerca de cuatro meses con el tema de la corrupción en España (aunque solamente del partido que no le gusta) en portada? Y si por una equivocación también hablara e investigara de la corrupción del partido que sí le gusta, y con quien colabora, y la de sus aliados nacionalistas, o de como es posible que todos los "financieros y amigos" del primer dirigente de la nación han estado en el trullo, ¿qué tipo de sombra caería sobre España, país por antonomasia de las prédicas no puestas en práctica?
Entre nosotros, Yoav Sivan se ha quedado corto, los ejemplos, con ese inefable corresponsal de referencia, son de Guinness
.........
Luego les mando el art de Yoav Sivan en Haaretz, sin traducir
Aquí no queda nadie. Funcionarios, profesioanles liberales, cantamañanas todos, se han largado de vacaciones, dejando que España se consuma con esta devastadora crisis. Sólo un independentista catalán sigue en su puesto de trabajo intentando llevar la nave a buen puerto. España se hunde, per no por culpa de las autonomías, sino por culpa de la vagancia general que sigue asolando el país en tiempos de crisis.