Apropiándome del título que encabezó la siempre interesante entrada de Desierto Polaco, yo voy a poner mi lista de sobrevalorados…pero no de la música, si no de
Keynes: Mis primeras referencias las tuve en tercero de BUP y me lo hacían miembro del grupo o círculo de Bloomsbury (fue a raíz de una exposición que se hacía en la sede de
Sindicatos (y por extensión patronales): El artículo 7 de
Autónomos (y por extensión pequeños y medianos empresarios): Han conseguido inmerecidamente un papel de víctimas y proyectar sobre otros el papel de victimarios. El autónomo es un empresario. Eso lo suele olvidar, con trágicas consecuencias. No le duele en prendas presentarse como una entidad con cuerpo de empresario y alma de trabajador. Esa paradoja no la solucionan de la manera más satisfactoria. Eso le lleva a ser un amateur de los negocios, que no tiene ni formación, ni tampoco la suple con asesoramiento complementario. Cuesta abajo rueda a un ritmo vigoroso ¡Pero chato! Cuando llegan las rampas se queda a las primeras de cambio. El autónomo no es una víctima de la crisis, es víctima de su precaria estructura y visión empresarial. Cómo el estólido lince sólo merece la extinción, si no sabe adaptarse al medio.
Crédito de los bancos: Igual que una de las premisas en la vida debe ser “piensa grande” (think big), otra es que jamás te debes endeudar con los bancos. Ese jamás se puede suavizar, con un “en ocasiones”, “a veces”, “si no hay alternativa”, pero no puede ser una constante como
Gasto público: No voy a sobrevalorar a Keynes y voy a dejar incólume a su criatura. Hoy escuchaba a Obama decir que si la mayoría de norteamericanos había elegido el gasto público para superar la crisis era porque eso es
Diálogo social: El diálogo social no es en sí bueno ni malo. Un poco pasa como con las huelgas, lo patológico es su abuso. En este nuestro país se ha mitificado al diálogo social, tanto que incluso el Tribunal Constitucional lo ha puesto como requisito “sine qua non” de modificaciones legislativas. Es verdad que las cosas dialogadas son siempre más estéticas, y permiten compartir las culpas, pero no olvidemos que los protagonistas son lobbys de intereses concretos, no generales, por lo que su tendencia al mantenimiento del propio statu quo puede distorsionar sus resultados.
Deflación: Dicen que es lo contrario de
Derechos sociales: Parece que ahora sólo existen los derechos sociales o de tercera generación (como dicen los cursis). Pero nuevamente olvidan una cosa. El mejor derecho social es el que no se ejercita. Una nueva paradoja, el ejercicio de los derechos sociales son el germen de su extinción. Esa vocación suicida sólo se salva sobre la base de un crecimiento económico que permite sufragarlos. Empecinarse en un artificioso mantenimiento es hacerse socialmente el “hara kiri”.
Confianza: La confianza es un concepto indeterminado resultado de un análisis de conceptos determinados. Uno no se levanta por la mañana confiado o no, si no que analiza su entorno, y si no hay nada que le encienda una alarma, relaja sus instintos de alerta. En economía, como en todo en la vida, la confianza se adquiere tras escanear diferentes variables que son perfectamente terrenales. El ser confiado o desconfiado no es una patología, se adquiere tras años de hostias.
Medios de comunicación: Si de esta tribulación no sale una buena limpia de mass media, llegaré a la conclusión de que no hemos aprendido nada.
El debate queda abierto…
(Escrito por Cateto de Pacifistán)
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