En aras de una pequeña contribución, no sé si sabatina, al paladar de los nickjournalistas, aunque uno no es en absoluto un ‘cocinitas’, ahí va una ahorrativa receta que resuelve con celeridad una frugal colación, no apta sin embargo para ayunos y abstinencias del rito romano.
Tal y como me la contaron, la cuento.
La base de la misma está determinada inexorablemente por una condición sine qua non a saber: que previamente se haya preparado un cocido. Y el truco, que de dicho cocido se reserve una parte de esa carne que lo acompaña. La mejor, un jarrete de vitela cuyo jugo forma parte de su caldo de sopa y que, algo fibroso entonces, trataremos de reciclar para una cena futura que además no puede hacernos perder demasiado tiempo de elaboración. Apartado del condumio, guárdese lo más desnudo posible de restos garbanceros.
Llegado el momento, córtese en pedazos finos y pequeños y para recuperar parte de su brío, añádase de esa guisa a un sofrito sobreabundante de cebolla muy picada en su punto de dorado en aceite de oliva, donde deben nadar previamente también unos taquitos de serrano jamón. Hecho lo cual, antes de que todo el aceite se empape, cásquense encima unos huevos de corral y sin batir previamente, si se tenía prisa si no también, con un punto de sal, revuélvanse en la sartén con el preparado anterior, usando un tenedor de madera hasta que cuaje muy ligeramente.
Conseguida la textura adecuada, sírvase en los platos adornados con olivas rellenas de anchoa “La Española” para hacer patria.
Este platillo sencillo y sostenible, que puede acompañarse con un tinto del año de Jumilla por ejemplo, es un económico manjar de dioses, por eso lo denomino ‘Revuelto de Júpiter’.
Aunque si no se consigue el toque exacto con los huevos, puede denominarse entonces ‘Devuelto o vómito de Júpiter’ y a lo hecho, pecho.
[0] Ahí, ahí, esos son los platos que me gustan a mí, Sr. Verle: sustancia tosca pero *realmente* sabrosa. O sea: un plato que eche a patadas a los remilgados Arces! Creo que esa es la línea a seguir en los sábados gastronómicos. Y, si hoy no fuese (¡al fin, llegó la hora!) mi último día en el NJ, les pediría (¡exigiría casi!) a los Administrateurs que me dejasen uno de esos sábados para exponer yo mi defensa de las delicias del MacDonald's, los huevos fritos (¡realmente populares, anti-Lucios!), los bocatas de mortadela con aceitunas (¡e incluso *sin* aceitunas!) o el Sopistant! Todo ello convenientemente *regado* con una Coca-cola o un don Simón. Pero ya les digo: no va a poder ser porque de esta noche no pasa mi desconexión *ad aeternum* del *emetérito* NJ.