En el largo devenir de este blog ya apenas me quedan enemigos, pues llega un momento en que incluso la pelea cansa. No es presunción: ellos están igual.
La política es un coñazo, y aunque conservo la esperanza de que esa frase haga saltar a algún entusiasta, en realidad ni siquiera la he escrito para provocar. Malgastamos años de nuestras vidas hablando de fontanería -no es otra cosa-, y empiezo a estar harto.
Cada vez estoy más convencido de que la ética es individual, pero no más que lo que llamamos moral social, que consiste en buscar la aprobación del entorno a nuestros actos y no la razón para perpetrarlos. Y si no fuera así, me la suda -y me la sopla-: no hay quien pueda evitar que haga lo que quiera hacer; eso es un hecho, esa es la realidad. Y todo el proceso civilizatorio no es más que una progresiva e imperfecta domesticación que no podrá con nosotros.
No es fácil encontrar novedades artísticas todos los días. Ayer mismo estuve en el teatro Jovellanos, en Gijón, y echaban la de siempre. Estuvo bien.
Del iPhone ya habla demasiado cualquiera; imagínenme a mí, que sólo tengo un iPod Touch. Es una máquina maravillosa, bla, bla, bla.
Así que esta es, y ya era hora, la entrada que nadie tiene motivo alguno para leer o comentar. Pasen Vds.; al fondo hay sitio. Y pongan el vídeo, si quieren, que no molestan.
Etiquetas: Mercutio
Raúl del Pozo, ahora mismo en Onda Cero, sobre la apertura de juicio a Israel.
"La Audiencia Nacional no está para perseguir nazis... digo gobiernos"
Creo que será difícil ver mayor bellaquería.
Buenos días.