Tengo la impresión de que nuestro querido Aldeans es el mismo Ripollet i Bohigas del blog de Moa. Ustedes dirán si les recuerda algo:
"Sigo sin tener las respuestas de los nacionalistas gallegos a Bofarull i Bofarull y a Eguaraz, que mi corresponsal de Reus continúa sin enviarme. En cambio sí me llegó hace tiempo una nueva carta de Ripollet i Bohigas a su idolatrado Bofarull, de la Pompeu Fabra.
Apreciado y admirado señor Bofarull
Aproveché el último puente de la constitución (española, o sea… para qué hablar; pero hay que aprovechar lo que se pueda) y me fui unos días a Nueva York, tenía curiosidad por conocer la gran ciudad, que muchos dicen la capital del mundo, aunque yo no me lo creo, siempre les faltará, pues eso, les faltará el seny y esas cosas que tanto nos distinguen a los auténticos catalanes, pero digo yo que no hay que ser chovinista ni patriotero, hay que tener un espíritu amplio, cosmopolita, abierto a todos los horizontes y capaz de apreciar los méritos de los demás, un auténtico espíritu catalán, en suma… Así que allí me fui, tanto me habían hablado de la gran urbe… Y sí, todo lo que usted quiera, sus rascacielos y todo eso, su movimiento y tal, y la técnica y los restaurantes, se nota, se nota que allí hay algo, que corre el dinero… pero para qué le voy a contar, si usted habrá estado allí cientos de veces.
Lo que no me esperaba, en cambio, son los disgustos que iba a llevarme. Que no todo fueron disgustos, es verdad, porque allí, ya le digo, hay cosas bastante admirables, pero, seamos sinceros, bastante estropeadas por otras mucho menos dignas de estima. Por no decir que son un verdadero asco. Me explico. Nada más llegar observo en el aeropuerto carteles en…¡español! ¡Ni uno en catalán! ¿Se da usted cuenta? ¡Ni uno en catalán! No daba crédito a mis ojos, y yo me preguntaba: “Pero esta gente, estos norteamericanos, ¿cómo pueden ser tan inconscientes? ¿Es que no les han enseñado un mínimo, lo que se dice un mínimo de historia? ¿Es que no saben que el español es el idioma de los que fueron a joder y destruir América, que la dejaron arrasada, liquidaron aquellas fabulosas civilizaciones de los indios y masacraron a la población o la esclavizaron, que no ha habido matanzas mayores en la historia, ni siquiera las de los nazis? ¿Es que no lo saben?”.
¡Pues si lo saben, como si no lo supieran! ¡Se hacen los locos! Le aseguro que estuve a punto de pegar un grito en medio del gentío y protestar por tanto ultraje “Spanish is a criminal idiom, is the idiom of the enslavers of the Catalonians and the Indians and the Americans people! Out the Spanish from America and from the Peninsula Iberican!, que ya sabe usted lo que significa, naturalmente, que echaran fuera el idioma de los esclavizadores de los catalanes, los indios y los americanos en general, pues hasta ahí podíamos llegar. Me contuve no sé cómo, haciendo de tripas corazón, pero me contuve, pensando que allí estaba solo y podrían interpretarme mal. Pero no me privé de ir diciendo a los policías y a los demás pasajeros que me acompañaban en el aeropuerto: “The catalonians people we are not Spanish”. Ya en un momento no pude contenerme, y grité: “Franco forbid the Catalonian idiom, he killed us if we speak Catalonian, Franco was criminal!”, ya sabe usted, que el criminal Franco condenaba a muerte a los que hablasen catalán, lo grité tres veces, pero casi nadie me hacía caso, solo una viejecilla me vino a dar palmaditas en el hombro y me repetía “poor little thing, poor little thing!” En fin, tenía que haber reivindicado letreros en catalán pero con el enfado del momento ni se me ocurrió.
Para calmarme me acerqué a un bar y me tomé un whisky, aunque iba en ayunas, y el mal rollo se me fue pasando, pero cuando cojo el taxi para ir la ciudad, el taxista, un mulato del diablo, cubano me parece que era, se me pone a hablar en español, y yo le digo que por qué cojones me habla en ese jodido idioma, y va el tío y me dice que como en la maleta pone Barcelona en grandes letras (yo, ya se lo he dicho, procuro hacer país por todas partes que voy)… ¡Hay que joderse, el tío mierda ignorante creía que Barcelona estaba en España! Pero no te lo pierdas, todavía lo mejoró el fulano diciéndome, con una sonrisa: “Además tiene usted un aire de español que no hay quien se confunda”. Aquello ya fue el colmo. No le di de hostias porque era un tío grandullón y además yo estaba cansado del viaje y un poco abatido por aquel ambiente. Estábamos ya en marcha y estuve por decirle que parase y que me bajaba, pero, reflexioné, lo mismo iba a dar con otro taxista parecido, ya se sabe que los oficios más bajos y serviles los reservan aquí para estos hispanuchos, así que por no perder más tiempo le di la dirección del hotel, en inglés, y no volví a decirle palabra, aunque el tío quería hacerse el gracioso: “Cuando veo a un español, no se me despista. Buena gente, por lo menos los que yo he conocido, sí señor” ¿A quiénes habría conocido aquel bergante? Seguro que a otros mangantes como él. “Habla usted un inglés muy gracioso”, me dijo en otro momento, y al ver que yo no le respondía empezó a interesarse por mi salud, vamos, a fingir que se interesaba, por cachondearse, imagino: “¿Se siente usted mal?”, me insistía el maldito parlanchín. Al final decidió que yo debía de estar sordo y me dejó en paz.
Con este comienzo, ¿cómo quiere usted que yo pudiera apreciar en todo su esplendor las cosas buenas de la ciudad? Que las tiene, ya se lo indiqué, pero con tan pocos días apenas puede apreciarlas ya. En fin, creo que hay un movimiento por aquí en muchos sitios de “English only!”, que me parece acertadísimo y muy oportuno, porque si llegas y te encuentras con el mismo idioma opresor que en Cataluña es que ya empiezas amargándote.
Reciba usted un cordial saludo y un abrazo lleno de seny de su admirador,
Jaume Ripollet i Bohigas
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