Estamos en la posesión de la verdad absoluta y nadie puede oponerse a ella. Verdades como puños, del porquero de Agamenón. El mundo actual es como el conductor suicida que grita despavorido que no es un loco peligroso si no muchos los que desafían la vida. Sufrimos en silencio la incomprensión ¿Cómo pueden negarnos la constitución de la Arcadia, dónde el hombre no muere, es libre, disfruta de la vida la naturaleza, la sana reproducción, la justicia infinita? ¿Por qué tanta ceguera? Sígannos en el camino de la Arcadia, y no se arrepentirán.
En la Arcadia no existe la desigualdad entre hombres y mujeres, y no ha sido necesario dictar norma de discriminación positiva alguna, ni reglas sobre violencia entre sexos. La cosa ha sido sencilla, se ha erradicado de raíz con unos pocos cambios en las caducas reglas sociales anteriores (1).
Todos los habitantes de la Arcadia concilian su vida laboral con la personal y nadie trabaja a partir de las tres de la tarde. Fue un poco complicado cambiar las costumbres pero poco se fueron implantando las normas de convivencia (2).
La igualdad es la inspiración y la finalidad de la Arcadia. Todos los habitantes son iguales, y tienen derecho a lo mismo, en todos los aspectos de la vida. Se ha especializado algo el trabajo, pero por una cuestión puramente instrumental, pues es necesario mantener algunos servicios. No hay pago de impuestos, puesto que no hay salarios, ni consumo clásico. La Arcadia proporciona todo gratuitamente y a todos por igual (4).
La enfermedad no existe en la Arcadia, la población es sana y con acceso a servicios de salud de alto nivel (5).
El respeto al medio ambiente es absoluto en la Arcadia. Se ha eliminado todo tipo de emisiones de gases de efecto invernadero y los habitantes utilizan medios de trasporte no contaminantes. La vivienda es un servicio social que las autoridades distribuyen de acuerdo a las necesidades de los habitantes (6).
La cooperación y solidaridad internacional forma parte del espíritu de la Arcadia. Si bien no hay inmigración, la colaboración con los países pobres de espíritu es la política exterior. Participamos de los organismos supranacionales y tenemos embajadas en todos los países, dónde hacemos proselitismo del nuevo y superior modo de vida arcadiano (7).
Y esto es sólo una pequeña muestra de los que es la Arcadia. Imaginen lo que podemos hacer en educación, medios de comunicación, política social e investigación. Por eso mis amargas palabras del principio, el resto del mundo está loco. O más que loco equivocado. Por eso no lo duden y voten por instaurar la Arcadia.
(1) Se ha divido el territorio en cuatro zonas, la masculina, la femenina, la homosexual y la lesbiana. Cada zona tiene su propia economía, procurando que tengan las mismas posibilidades, si bien se permiten los intercambios entre zonas, sus instituciones y sus servicios. Sobre ellos están los funcionarios unificadores pertenecientes al grupo de los fundadores de la Arcadia que vigilan que el orden establecido sea mantenido (dotado de ejército para este fin). Cada mes se permite bajo la supervisión de los funcionarios unificadores la mezcla entre hombres y mujeres para el mantenimiento de la población.
(2) Cuando decimos que nadie trabaja, es que nadie, absolutamente nadie trabaja, ni restaurantes, cines, hoteles, televisiones, suministradores de servicios, hospitales (lo cual creó algún “problemilla” al principio). Se antojó como aburrido, pero los efectos sobre la eliminación del estrés fueron, mágicos.
(3) Se mantiene, empero, un pequeño ejército que hace las funciones de policía ante eventuales alteraciones del nuevo orden establecido y mantiene la integridad territorial por la apetencia de apropiación de nuestros pacíficos habitantes por nuestros belicosos y arcaicos vecinos. El ejército lo controla y dirige los funcionarios unificadores.
(4) El trabajo es un derecho y una obligación, y su retribución se compone por los bienes y servicios que ofrece la Arcadia por igual. “Tu haces zapatos y yo ropa. Ambos nos vestimos” es el lema.
(6) Para los intercambios de población con finalidad reproductiva se ha dispuesto una flota de autobuses que controlan los funcionarios unificadores. Las fuerzas aéreas forman parte del ejército.
(7) Nuestra cooperación exterior consiste en el depósito de las cantidades de dinero obtenido en nuestra economía, totalmente inútil para su utilización interna, pero que puede ayudar al desarrollo de otros países. Centenares de sufridos funcionarios unificadores se distribuyen en las embajadas de todo el mundo, sacrificando la posibilidad de vivir en la Arcadia, en pos de gestionar la ayuda externa.
(8) Al principio fue complicado, pues de las antiguas formas de organización se había producido una atomización en las creencias e ideologías. Sin embargo se instrumentalizó una religión especialmente belicosa y hostil con las otras para dejar las corrientes de opinión y la ideología en una sola, la Arcadia. Una vez instaurado el paraíso en la tierra, el concurso de esa religión se hizo innecesario por lo que la población la abandonó. Los últimos adictos, murieron inexplicablemente en la celebración de un mito con animales ovinos. La Arcadia ha evitado esa fuente de conflicto que corroe como un cáncer a nuestros desdichados vecinos.
Etiquetas: Cateto de Pacifistán
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