Demasiada gente defendiendo al reinsertado del martillo, como para no dar cierto crédito. Y había leido, que sus tesis no difieren en algunos datos sustanciales de las de Tuñón de Lara( este si de izquierdas)
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Favorables [editar]Se ha alegado a menudo que Moa tendría que ser ignorado porque no es profesor. Con ello, parece sobreentenderse que sólo los profesores son capaces de tener un pensamiento serio o de escribir convenientemente sobre historia. En primer lugar, ello resulta risible, dado que es fácilmente demostrable que no fueron profesores la inmensa mayoría de los hombres y mujeres más sabios de la humanidad. Semejante noción sería particularmente grotesca en países como Inglaterra o Estados Unidos, donde la mayoría de las mejores y más leídas obras de historia no son escritas por profesores. Todo lo que ello pone una vez más de manifiesto es el carácter estrecho, semicerrado, corporativista y endogámico del mundo universitario español a comienzos del siglo XXI.
Stanley G. Payne, hispanista, doctor en Historia por la Universidad de Columbia
Pío Moa sí que es un historiador serio y riguroso como ha habido muchos otros en la investigación española, Sánchez Barba, Candell, nos permite ver que la historia española sigue viva, siendo magníficamente estudiada y vendiendo mucho.
Ricardo de la Cierva, catedrático de Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad de Alcalá de Henares (hasta 1997) y Ministro de Cultura en 1980
En medio del políticamente correctísimo panorama literario español descuella desde hace unos años la obra de Pío Moa. Antiguo militante de formaciones de izquierdas, incluido el GRAPO, pocas personas hubieran podido pensar que alguien tan extraviado hace años alcanzara cumbres de lucidez y sentido común como las transitadas por él en sus libros. (...) La lectura de Moa es sabrosa, interesante y luminosa. No requiere -salvo la excepción ya señalada- de grandes conocimientos previos para poder entenderlo y aprovecharlo. En realidad, este libro, (Pío Moa, La sociedad homosexual y otros ensayos, Madrid, Criterio, 2001, 321 páginas) como otros de Moa, tan sólo requiere para leerlo el despojarse de anteojeras y prejuicios y el deseo de conocer la verdad por encima de propagandas. Cuando se dan esos requisitos previos, el resultado merece innegablemente la pena.
César Vidal, historiador, escritor y periodista
¿Por qué los eruditos españoles (con la única excepción de un escritor que no es profesor universitario y que ha sido deliberadamente marginado por los historiadores del establishment) no han estudiado la represión? ¿Hay alguna barrera ideológica que les prohíbe hacerlo?
Henry Kamen, historiador, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Barcelona
Contrarias [editar]Asimismo, ha habido una reciente reacción franquista con la publicación de un libro popular muy difundido, Los mitos de la guerra civil de Pío Moa, aparecido en 2003. Su contenido de anacrónica propaganda franquista no se sostiene en absoluto frente al cuarto de siglo pasado de investigación histórica nacional e internacional. Pero a diferencia de la mayoría de las obras especializadas derivadas de esta investigación y escritas por historiadores profesionales españoles, el libro de Moa tiene una prosa muy amena que se dirige al público en general [...] La pobreza de la obra de Moa, su incapacidad para transmitir la complejidad de la historia de aquellos años que muchos lectores están buscando, hace que resulte anacrónica en un momento en que la recuperación de la memoria republicana indica que la democracia española ya ha llegado a su madurez
Helen Graham, catedrática del Departamento de Historia en la Royal Holloway University de Londres
"[Los Mitos de la Guerra Civil] no es un intento de desenmarañar mitos entre las complicaciones y contradicciones de la historia, sino un crudo reempaquetado de los mitos franquistas [...]"; "[Pío Moa] simplemente no acepta las reglas básicas sobre las evidencias que sustentan la historiografía profesional, diferenciando ésta última de la propaganda y de la creación de mitos." "Moa, a pesar de ciertas afirmaciones revolucionarias, no presenta ninguna prueba nueva. Se niega a aceptar, sin hacerse preguntas, la enorme cantidad de datos de archivos españoles, italianos, alemanes y últimamemente rusos, que apuntalan los pasados veinticinco años de historiografía sobre la Guerra Civil"; "Al ignorar la evidencia empírica trabajosamente obtenida y publicada en España durante los últimos quince años, Pío Moa se sitúa desde el punto de vista epistemológico y ético en la categoría de los revisionistas del Holocausto".
Helen Graham, Times Literary Supplement
Conozco el trabajo de Pío Moa. A mí me parece que lo que hace es ignorar a las investigaciones de la gran mayoría de la profesión histórica, sea de izquierdas o de derechas, para repetir de una forma un poco más suave la propaganda franquista de la Guerra Civil y de la inmediata posguerra. Evidentemente, siempre caben matizaciones, discrepancias de interpretación y de opinión. Sin embargo, cuando hay discrepancias, por ejemplo, respecto a lo que hicieron las columnas de Franco en su avance hacia Madrid —muy bien investigadas por Francisco Espinosa y luego denegadas por Pío Moa— la única explicación de las discrepancias es la intencionalidad política de los discrepantes".
Paul Preston, hispanista, doctor en Historia por la Universidad de Oxford
Pío Moa es también autor prolífico y alejado de los medios académicos con los que mantiene vanamente la pretensión de polemizar. Claro está que es muy difícil hacerlo. Puede, como en su último libro, tomar una parte de la verdad y montar una tesis por completo desmesurada y que nos devuelve a los años cuarenta. Empieza, por ejemplo, por considerar que la CEDA no era nazi, para llegar a la conclusión de que la Guerra Civil comenzó por culpa de la izquierda en octubre de 1934. Pero, además, presume una conspiración desde comienzos de siglo de izquierdistas y nacionalistas y dice descubrir su capacidad destructiva... ¡en una sociedad secreta!.
Javier Tusell, fue historiador y político español, catedrático de Historia Contemporánea en la UNED
Ni Pío Moa es historiador ni sus libros son de historia. En realidad estamos ante un simple propagandista y mediocre escritor al servicio del Partido Popular, al que se le ha encomendado la misión de mejorar la imagen que la derecha española quiere dar de sí misma y empeorar la de la izquierda. Para lograr dichos objetivos vale todo.
Francisco Espinosa Maestre, historiador, pertenece al grupo de investigación del Departamento de Historia Económica de la Universidad de Sevilla
Lo que hacen historiadores como Pío Moa o César Vidal es intoxicación interpretativa, es forzar el significado de los hechos, es aplicar sobre las fuentes una clave conspirativa. El modo de argumentar que tiene entraña un empleo dudoso de las fuentes y de los testimonios. Cuando éstos se atienen a la tesis previa que se desgrana en el libro, cuando aquéllas se ciñen a lo que quiere sostener, entonces se cita al adversario, incluso al enemigo, de quien se podrá tomar una u otra frase que se acomode al esquema interpretativo. Cuando así ocurre, Moa no se pregunta por la verdad de ese testimonio. Sin más admite la certeza o el acierto, justamente porque confirman lo que él ya sabía de antemano. Cuando, por el contrario, el documento (del mismo testimonio, por ejemplo) contradice el hilo argumental, entonces lo atribuye a la falsedad o a la doblez o a la ceguera o a la ignorancia del testigo. Es decir, el expediente del ensayo (género nobilísimo donde los haya) le sirve para justificar su pereza documental o para legitimar sus temeridades interpretativas con frases sacadas de texto o de contexto.
Justo Serna, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Valencia
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