ANTONIO GALVAÑ
"Un belga sin carisma y una baronesa como cuota femenina dirigirán la UE". Así presentó El Mundo en portada, 20 de noviembre, la designación de los nuevos jefes del Consejo Europeo y la política exterior comunitaria. En páginas interiores se abunda en el carácter de "desconocidos" que caracterizaría a Herman Van Rompuy (¡un belga!) y Catherine Ashton. Y en la noticia el redactor nos informa de que el desconocido Herman es "más ducho en poesía japonesa que en diplomacia". Debajo de la información el periódico colocó un artículo de opinión firmado por Ana Romero que venía a decir exactamente lo mismo. Y esta es la sinergia: donde en el viejo periodismo el columnista se nutría de información para exponer un criterio, en esta versión del moderno el informador construye su noticia a partir de un criterio. La doblez digital de El Mundo fue un poco más allá (tabloidemente) al denunciar el escaso sex appeal de la señora Ashton. Los desconocidos.
Esta decepción de El Mundo venía justificada por su demanda de líderes "conocidos". El carisma, muy en boga de nuevo a rebufo del fenómeno Obama. Sin duda lo tiene también Berlusconi, por decir otro. O lo ostentó Jesús Gil. Pero vende en general, convence frente a la estampa tópica del funcionario gris (el apelativo con que criticaban a John Major).
La profesión de periodista puede permitir el descubrimiento de la labor de esos funcionarios grises. La prensa simplifica, y el receptor lo agradece, en esas figuras de ministros y presidentes que aparecen como artífices y responsables únicos de aciertos y desatinos. Son los últimos pero no los únicos, claro.
Como la realidad de la prensa es mentira (o un ornitorrinco), al público le queda acudir a la ficción. El Ala Oeste de la Casa Blanca como retrato. En la práctica, uno ha observado con detenimiento la labor de esos "funcionarios grises". Ellos son la base, para bien o mal, con el presupuesto de una capacidad para la función (sí, a veces la etimología no se ha desvirtuado). Y en una escala ideal de meritocracia la conclusión es que quien acaba al mando ha sido un buen funcionario gris. Un utilitario.
Puede que El Mundo acierte y los señores Van Byuten y Ashton resulten un fiasco. Habrá que hacer la ola entonces a quienes juzgaron el resultado antes de la obra, su clarividencia al exigir carisma. Como hicieron con Soraya. El gris tiene mala reputación y bien que se han encargado de apalearlo nuestras estrellas mediáticas contemporáneas. Esta década ha sido la de la cruzada contra la moderación, la observación. La estrella Losantos, la réplica Público. La denostación del valor medio, desde Rajoy a Del Bosque, en beneficio del ruidismo. Primero el bando, luego la razón. Y en estas apareció Factual.
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Analizando los principios y métodos fundacionales de Factual uno no puede dejar de pensar en la distancia que separa esas teorías de la praxis vertida a diario en el otro espacio donde colabora Arcadi Espada. Por elegir una cuita, el nuevo medio postula que "el mundo llegó a este punto sin nosotros y que probablemente seguirá su curso indiferente después de nosotros". Igualito.
A uno las nociones periodísticas se las enseñaron en una mañana (por exagerar un poco) y el resto del aprendizaje consistió en mecanizarlas. Uvedobles, llevar siempre papel y boli, vestir adecuadamente para cada ocasión y, muy enfatizado, "be accurate". Ninguna mención a la objetividad. Está sobreentendido que resultará del correcto ejercicio de esas nociones. Pero eso se descubre mucho después, cuando el aprendizaje a base de patear, llamar, leer, corregir y pulir ha sido aparentemente completado. Sintomático que para describir que un medio ha sido objetivo los británicos refieran el término "fair". Exactitud y justicia resumidas en cuatro letras. O en tres: BBC.
Puede que la frase más profunda de José Ramón de la Morena haya consistido en proclamar que "la objetividad no existe", inicialmente como contrapunto al locutor de la competencia que, decía el de la Ser, imponía al oyente una sola Verdad, la suya. La objetividad no existe, pero a 15 de diciembre de 2009 el Éibar lidera con 33 puntos el Grupo I de Segunda División B. Existe, pero sabe a poco.
¿Dónde estriba la dificultad para reducir una noticia al hecho y al momento? Acaso por la perspectiva, que si descontamos el yugo de la línea editorial de un medio, sitúa en principio al periodista ante el hecho. Cuando pequeño, yo me asombraba ante la simple visión de un lápiz que colocaba frente a mi nariz. Cerrando un ojo lo veía en un sitio y cerrando el otro lo veía más a la derecha. Sin moverlo. Hay una discordancia entre las coordenadas mesurables y los sentidos llamados a identificarlas. Como Factual no padece el yugo y dispone del espacio, solventa el dilema y presenta las dos imágenes del mismo lápiz. Así, cuando la ministra de Cultura se reunió con un representante de internautas. Al término del encuentro observamos la conclusión pública de la ministra y a su lado la del portavoz. Y flotando en medio la certidumbre de que al día siguiente determinados medios narrarían el hecho desde el punto de vista de una y determinados medios narrarían el hecho desde el punto de vista del otro.
Es más difícil cuando la perspectiva no es local (Fog in the Channel, Continent Isolated). Así, Factual no ha podido contar los últimos sucesos gibraltareños desde una perspectiva no nacional y ha sucumbido aquí a la marea. Esto es normal y ni la asepsia de las agencias escapa a ello; un problema de perspectiva. En cualquier caso, con una contención que disculpan la dificultad y hasta la convierten en brillante si comparamos con el tratamiento elegido por, elijamos al azar, El Mundo, que directamente tergiversa, establece causas-efectos inventados y hasta ficciona algún no-hecho en la Bahía de Algeciras.
¿Es un problema insalvable el de la perspectiva para alcanzar el ideal del hecho actual presentado sin aditamentos? Técnicamente, puede que no. Generalmente, tampoco. Pero emerge otro problema al otro lado del hilo: el lector. A menudo maltratado por quienes emplean las noticias para fabricar realidad (una realidad pre-existente, a estas alturas uno sabe ya cómo va a amanecer la prensa escrita), el hecho puede difuminarse ante el lector cuando por su naturaleza poliédrica lo presentemos, pongamos por caso, desde 17 enfoques diferentes (sí, las CCAA). Es una teoría difusa que el medio puede sortear sin dificultad y con talento. Aunque el talento es subjetivo.
*Ruego me disculpen los ejemplos, que aunque recientes ya no son actuales. Es otra de las breves nociones aprendidas la mañana que me explicaron el periodismo: el yesterday’s paper apenas sirve para envolver unos fish and chips.
Etiquetas: sickofitall
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