-No descartemos que los efectos secundarios del Verano del Amor (sección química) y muchas horas leyendo comics del neocon Ironman para pasar el rato en los cuarteles hicieran de fermento. O que les colaran una película china como documento gráfico militar .
La cuestión es que entre el Ejército, la CIA y otras agencias nacionales entran en estado de histeria y deciden empezar una vía alternativa de carrera armamentística. Dos generales (Edmund Thompson y Albert Stubblebine ) y un coronel (John Alexander) se ocupan de reservar un cuartel de Maryland para ir montando las bases de acuerdo al programa que escribe el teniente Jim Channon, militar de corazón partío con los hippies que vagabundeaban entre las universidades y Katmandú. El es quien va a constituir el mítico Primer Batallón Terrestre (First Earth Battalion ), unos “monjes-guerreros que se dedicarán primero y principalmente a la gente y al planeta”.
Sus textos son una mezcla que tan pronto fusila trozos enteros del Libro de Urantia como de los enredos de Castaneda o Lobsang Rampa, y tiene un sospechoso parecido con los guerreros de la luz de Coelho. El entrenamiento de esta fuerza germinal tenía como objetivo crear un soldado mezcla de samurai, Quetzacoalt y pastorcillo del belén, con tácticas dirigidas a la confraternización con el enemigo, manipulación psicológica de los pobladores, técnicas de marketing.... Las armas serían discapacitantes y no letales (incluyendo ultrasonidos, redes pegajosas y gatos entrenados para llevar cámaras sujetas con arneses y que se infiltrarían en los conductos de ventilación), y en una segunda fase emplearían los poderes psíquicos desarrollados durante el entrenamiento: levitación, clarividencia, invisibilidad, translocación, telepatía...Para ello, los soldados reclutados se concentraron en Fort Meade y entrenaron duramente con ejercicios tales como mirar durante horas una pared para acabar pasando a través (creo que este ejercicio lo copiaron de los gatos de las cámaras), meditar bajo los árboles para alcanzar la apertura del tercer ojo (ahem...) y el mas divertido: matar una cabra echándole mal de ojo.
-Será que lo de matar un cerdo a besos está ya mas que superado-
Todo porque un soldado se apostó a que era capaz de matar una cabra con su poder mental. Pues ahí están los documentos en película granulosa de B/N filmados en el laboratorio, con la cabra llena de cables conectados a los monitores, unos cuantos jovenzanos con la cabeza rapada al dos y bata blanca y un cabo chusquero sentado en una sillita y mirando a la cabra aun peor de lo que la cabra le mira a el.
-Si en vez de una cabrita lechal lavada con Woolite hubiera sido un macho cabrío, con esos ojos enrojecidos, esa mala ostia intrínseca y esa peculiar manera de tirarse ventosidades mefíticas que tiene los jodíos, ya veríamos donde hubieran acabado el aojador, los científicos, los aparatos de medida y la sillita de enea-
Algunos veteranos de suministros de la época han dado pistas sobre cosas que en su momento no pudieron relacionar. Por ejemplo, que durante esos años el Ejército en esa zona aumentara sus compras de ganado caprino (hasta aquí, todo normal, se usaban como animal de experimentación y entrenamiento de los sanitarios para canular y reducir fracturas) y sobre todo que especificara que fueran de una raza determinada (“fainting goat”), la cual sufre de miotonía congénita. Muy similares en apariencia a las cabras domésticas americanas, cuando se estresan colapsan y caen al suelo como muertas (literalmetne “estiran la pata” ). Uno puede ser bienintencionado y creer que tal vez algún programa médico militar estaba investigando sobre las miopatías. O ser un cínico y sospechar que las broncas del general Alexandre a los soldados incapaces de atravesar paredes (“si es que no le ponéis interés, hala, todos arrestados hasta que lo consigáis”) habían llegado a oídos de los del equipo de las cabras y estaban asegurándose de poder presentar resultados “como sea”, asustando cabras con ruidos o luces fuera de cámara y filmando el caprino soponcio. Tanta guasa han traído de cola las dichosas cabras y todo el resto de la historia que el periodista Jon Ronson escribió un libro escacharrante que los libreros no sabían si poner en la sección humor, periodismo o esoterismo: The Men Who Stare at Goats (2004), y de ahí se sacó este documental del Channel 4 que recomiendo para una tarde de domingo con un chocolate caliente . Hace poco se ha estrenado una película “inspirada” en el mismo . Una vez mas, los tipos de los despachos de Jiollibú pensaron que la realidad no era lo bastante interesante para su sofisticado público y encargaron a los guionistas meterle referencias a la época actual, algo de sexo cutre, chistes de saldo y colorines. Como si la historia original no fuera ya desopilante hasta el desternille. Y es que por lo visto incluso llegaron a debutar, aunque no en Irak como sale en la película, sino en el Polo Norte (que ya son ganas de jugar a Superman...). Hay quien asegura que de aquellos intentos han fructificado nuevos sistemas de defensa, no solo aprovechadas por los militares americanos sino por las fuerzas armadas israelíes, que tiene algunas unidades entrenadas en algo llamado Invincible Defense Technology, que se supone se basa en el yoga y la Meditación Trascendental y que es capaz de desarrollar superpoderes en los practicantes . Pues que modestos los israelíes, que nos hacen creer que aquellos pepinazos eran bombas de fósforo y no la Antorcha Humana sobrevolando la Franja y detectando uno a uno a los lanzadores de misiles...
Otras historias de experimentos no fueron tal inofensivas. Como el proyecto MKULTRA de control mental con “voluntarios involuntarios” tomando psicotrópicos sin saberlo. Hubo muchos mas . Y la misma idea de “proteger América cueste lo que cueste” es la que aducen todos los que al final pusieron presupuestos y permisos para estos delirios. El maquiavelismo es la mas universal de las justificaciones para cualquier cosa justo por detrás del mantra Deus lo Volt! y a veces confundido con él. Pero lo que en el caso de los harekrisnas de uniforme fue una pérdida de tiempo (o no ), en el resto fueron coqueteos con el Infierno y una maldición duradera para los cobayas .
(P.D.: Ninguna cabra sufrió daños durante la realización de esta entrada)
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