Hoy es un día entre dos fiestas y la vida se deslizará perezosa, como si estuviera necesitada de descanso y de sombras para ir resolviéndose. Esto vale sobre todo para el Gobierno, que se ha encontrado con algunos problemas serios. El secuestro en Mauritania, la oposición de bastantes blogueros (y eso que el Gobierno debía pensar que la gran mayoría de blogueros son progresistas e iban a defenderlos). Al no esperar tan airada respuesta, han enviado mensajes contradictorios a la opinión pública. Que si se iban a cerrar algunas webs, que si no se cierran, que si es un cierre administrativo, que si lo tiene que decidir un juez. Al final la sensación que tengo es que en el Consejo de Ministros se habla poco. No todos los ministros han de saber de leyes, pero ya que el titular de Justica es un profesional del ramo, que le pidan consejo. Todo se solucionaría si se expusieran las opiniones, las estrategias a seguir. Hablando se entiende la gente, dice el refrán.
El problema más serio, sin embargo es el de Aminatu Haidar, a la que llaman la Ghandi saharaui, sin darse cuenta de que si fallece la maquinaria propagandística del gobierno aplastará cualquier ruido disidente. Por ahora la palma se la lleva la diputada socialista Delia Blanco que, cuando parecía posible una salida negociada, metía prisa a Aminatu para que embarcara. De poco servía que le dijeran a la buena señora socialista que después de diecinueve días en huelga de hambre, uno no puede darse prisa en hacer las cosas. Cuando a los pocos minutos bajaron del avión que nunca llegó a despegar, insistió en que el policía de la aduana dejara entrar a Aminatu sin que esta tuviera ni pasaporte ni visado. El policía, ingenuo él, le explicó que eso era ilegal pero a la buena señora diputada eso le parecía una minucia. No paró hasta que cesaron del servicio al policía y otro la dejó entrar. Pero no era suficiente. Una vez en el aeropuerto, la buena diputada socialista se encaró con los que llevaban varios días acompañando a la saharaui. Y no se le ocurrió decir a la buena diputada socialista otra cosa sino que la culpa de que Marruecos no hubiera dado permiso para que el avión aterrizara en El Aaiún era de esas mismas personas que habían acompañado a Aminatu Haidar en el aeropuerto durante todos estos días.
En fin, que lo importante es decir que no hay nadie más benevolente y misericordioso que el rey alauita, ni nadie más tolerante y más dispuesto mantener unas buenas relaciones con los vecinos que el Gobierno español, y que la culpa de la situación en que la saharaui se encuentra es de todo el mundo menos del Gobierno español (y del rey de Marruecos).
Solo queda que para evitar que se muera, el Gobierno vuelva a saltarse las leyes y a atropellar la libertad ,y la alimente en contra de su voluntad.
Es curioso que en todo esto, La Ministra de la Paz haya estado ausente del cuadro vodevilesco.
Hoy es lunes, y la prensa publica las colaboraciones de algunas personas cuyos escritos me gustan. Aquí, hoy, al igual que ayer, publicarán colaboraciones algunos que, a mí al menos, ya me aburren.
(A la hora de escribir esto, nuestro presidente, el benevolente, el luchador capaz de encararse a los poderosos para que prevalezca el bien de los oprimidos, de los débiles, de los marginados, ha dejado de lado esos principios para decir, ahora, que en el caso Haidar ha de prevalecer el interés general (que es, como siempre, el suyo personal, claro.))
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"He disparado a casi todos mis empleados":
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