( SIGUE JESÚS CACHO )
Pero como todo famoso que se precie, nuestro artista necesita alimentar su ego y mantener su caché con frecuentes apariciones en los medios, particularmente en la tele, que es donde hoy hace carrera la gente prominente, tipo Belén Esteban, en España. Se trata, en general, de guiños lanzados a la progresía patria, que es la que de forma abrumadora controla la cosa de la caja boba. En uno de ellos, al Campeador no se le ocurrió cosa mejor que instruir proceso contra los responsables del franquismo, para lo cual procedió a solicitar certificado de defunción de Franco y de otros dirigentes franquistas que supuestamente podrían ser penalmente responsables de delitos contra la humanidad.
Una ‘garzonada’ con poca gracia
Alguna gente, sin duda con mala intención, ha hablado de “truculenta garzonada” al respecto. No estoy de acuerdo, Creo que se trata simplemente de una “garzonada”, otra más de las muchas que alumbran su currículo.
Parece que al magistrado Luciano Varela, instructor de la querella, esta “garzonada” no le ha hecho mucha gracia. El auto del Supremo admitiéndola a trámite deja poco espacio a la duda: "Señalemos que además la extinción de la responsabilidad penal que por fallecimiento dispone el art. 130.1º del Código Penal presupone una sentencia previa de condena que válidamente y en proceso contradictorio haya declarado la responsabilidad penal de cuya extinción se trata. Cuando la muerte es anterior a una condena, y la condena por ello no ha existido, lo que se extingue es la acción penal, lo cual determina que si el proceso estaba abierto porque vivía la persona, se archive de plano, y si no lo estaba, resulte absolutamente imposible incoarlo".
Párrafo que no tiene desperdicio y sí una mala lectura para los intereses de nuestro campeón judicial. Razón de más para que el Grupo Prisa, que lleva décadas –desde los tiempos de Clemente Auger o por ahí- pastoreando la Justicia española en general y la Audiencia Nacional en particular, se haya volcado en su defensa, sin reparar en gastos. Tanto es así que, al margen del inevitable aliento del ex juez Martín Pallín, le han conseguido un manifiesto de apoyo de una tal Comisión Internacional de Juristas, que rápidamente ha expresado “su preocupación” por la causa judicial abierta contra nuestro rey Baltasar.
Prisa hizo ayer más: le preparó una pequeña manifa, a favor naturalmente, compuesta por una veintena de esforzados que jalearon con entusiasmo al magistrado cuando, en plan George Clooney haciendo el paseíllo por la alfombra roja de Venecia, dirigía sus orondos pasos hacia las escaleras del Supremo. Un grave fallo de intendencia por parte de Prisa. Lo de la falta de alfombra, quiero decir, porque el juez que salvó a Polanco y Cebrián del banquillo en el caso Sogecable bien merece no una sino varias alfombras, desde las que nuestro Clooney doméstico hubiera podido ayer firmar autógrafos a mogollón.
Ocurre, sin embargo, que es probable que al juez Varela –la horma del zapato de Garzón- y al propio presidente de la Sala Segunda del Supremo no les haya hecho ni pizca de gracia estos burdos intentos de coacción puestos en práctica por las tropas de Cebrián, de modo que a lo mejor les sale el tiro por la culata. Sinceramente, no lo creo. Sacar al Campeador de la carrera judicial supondría de algún modo emprender el camino de esa regeneración democrática en la Justicia por la que tanta gente está clamando. Y no está el horno español para esos bollos. O no lo parece. Aunque a veces se produce el milagro.
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