La verdad es que esta vomitona viene alentada por un correo que de manera privada me informada de las bajas de Ciudadanos en la Agrupación de Madrid. Llevo varios días mordiéndome la lengua, callando, pero una servidora no puede ya más. Y después de leer las “razones” por las que una panda de mangantes decide dejar un partido, menos. La mejor, la que más me ha gustado, por higiénica, decorosa y bien-queda, a saber, que nunca antes en la historia de España ha habido un partido con tan altas cumbres democráticas internas como lo fue Ciudadanos. Y ellos están ahí, para dar fe.
Dejando a un lado la gran angustia que siempre presentí en un tío tan burócrata y tan bien intencionado como “Barbecho”, las una y mil historias repugnantes del Consejo y el Comité de Garantías (no son suficiente los nombres, son aquellos que ocupan cargos quienes les dan sentido, y tantos otros, no he podido dejar de repasar en la mente esa razón, entre un porrón, no se crean, y las llamaditas, así, casi casuales, de los antiguos colegas: “que qué haces”, “que dónde estás”, “que si estás en UpyD”, que resumen muchos meses de Nada. Nunca existió un partido tan ejemplar en democracia interna como Ciudadanos. Hombre, es posible que visto el percal, saltarse el Ideario y los Estatutos en el primer año de vida puede ser todo un record democrático en la historia de este país, pero de ahí a ser referentes... No, troncos, no. Aunque llegado el momento, el instante del trinque, aquí todo quisqui lava, suaviza (sobre todo suaviza) la ropa, y la guarda. Y a aquellos que abrieron la boca, rompiendo con la tradición santurrona patria, la calle, al silencio y a la injuria. Joder, que ni de Areta, sí, ese mismo que os avisó de lo que hoy ocurre, le hicisteis ni puto caso. Cassandra, una y otra vez, y anda que no anda polvoriento el mito. Pero, en fin, somos más listos, más modernos, más todo. Todo era cuestión, entonces, y sobre todo, de respeto a normas, nada tenía que ver con ideologías, sino con respeto a la norma dada y votada democráticamente, aunque para determinada generación de este país poco importa. Como si las guerras, las desgracias, y las miserias humanas no tuvieran que ver con la norma y su respeto. Todo para y por la mierda de la ideología.
Pienso que todo eso se resume en eso. En frases, manifiestos y tal, de buenas intenciones y buen rollito. Y ya está todo resuelto. Una micro Europa, complaciente y buen rollista, como si el olor de la mierda pasada no fuera presagio de la que hoy nos invade. La sangre derramada de mis abuelos, única generación a la que felizmente cedería mis impuestos, todos, absolutamente todos, no vale una mierda la gentuza que hoy en día nos invade. No lo vale. Y toda esa generación de Victor Manueles, Migueles Ríos, Teddys, Bardems, psicopedagogos, y tal, no lo vale una mierda. Ni una. Ni el más céntimo de euro que tanto cuesta ganarse, esos madrugones a las seis de la mañana, ese jefe cabronazo, esa licenciatura que no sirve ni para engañar en la frontera de Eritrea, y menos para deslumbrar al niñato tuneado de la inmobiliaria que te enseña el piso santo y piloto. Porque en cierto modo, y sólo en este país, cierta generación, esa del ’68, nos enseñó que España estaba atrasada, que el franquismo y tal, y que ellos, con el IRPF y los impuestos, la educación para todos y los registradores de la propiedad, iban a traernos el avance y la revolución. Pero no trajeron más que la subvención, el funcionario, el alto cargo, las inseguras jubilaciones, los visones sobre los pantalones vaqueros, la barata solidaridad, las hipotecas y esa idea de que no había más mundo que el que ellos crearon. De la Nada y la Náusea, nunca mejor dicho. Joder, lo que tuvimos que tragar.
Y la Transición, que ellos, los oprimidos de entonces, supieron resolver. Hostias, ¿ustedes vieron a algún oprimido con carrera, subvención, parcela, Audi, hipoteca y televisión en contra del opresor que, por cierto, murió en la cama? Cierto, ahora, cualquiera tiene una oportunidad en ALCAMPO o IKEA o lo que se tercie. 900 euros, alta en la S.S., contrato indefinido, hipoteca a 30 años y mil canales de televisión. Cualquiera dirá que no.
Total, que estos mierdas de generación del ’68, esos listos de España, en un partido de democracia “referente” para España, pretendían soltar, y soltaron, a la juventud y tal, que viva el ladrillazo y que viva la hipoteca, las VPO, y Sanchinarro. Y, sobre todo, primordial, “que no se podía hacer nada”. Genial: España llenita de gente de 30 a 45 años pillados con hipotecas a 30 o 50 años. Vaya mano de obra barata y segura.
Sé que es insolidario, de mal gusto, y cínico acusar a una generación, sobre todo después del ejemplo alemán, pero es que aquellos desgraciados, al menos, no sé, tuvieron una dramática I Guerra Mundial. Aquí se contaba con la Primera, la Segunda y la Civil. Aquí se contaba con cierto tiempo, desde el ’68 hasta el ’75, tiempo suficiente para darse cuenta que los franceses exportaron bien a todas las Universidades Sarte y su náusea pero que aquello era eso, exportación. Sin embargo, algunos aquí todavía seguimos tragándonos el anzuelo, mientras otros siguen haciendo caja, después de casi 30 años.
Hay algo corrupto, nauseabundo, mísero, bajo, mediocre en toda esa puta generación del `68 español que sigue adjudicando proyectos, subvenciones, moral y votos. Esas Bardenes, esos Teddys, esas Ana Belenes. No merecéis ni una sola gota de la sangre derramada. Qué asco me dais, joder.
Y es que mi generación, y las posteriores, deberían tatuarse en la piel la siguiente sentencia del cabronazo y colaboracionista Celine que, al menos, tuvo el buen gusto de dejar a la posteridad: “Cuando los grandes de este mundo empiezan a amarte es que van a convertirte en carne de cañón”.
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