Sin embargo debo reconocer que no han sido los argentinos quienes desarrollaron la pizza napolitana. Fundamentalmente fueron los inmigrantes gallegos, que se hicieron cargo desde hace más de cien años de los principales locales gastronómicos de Buenos Aires. Quedan aún esos viejos gallegos, como los dueños de El Nido, una pizzería que queda frente a la Aduana. Para mí es la mejor de todas las pizzerías de Buenos Aires. Es media masa, con una mosarela como no hay otra. La masa es crocante por abajo y semiblanda por arriba. Le ponen chimichurri o algo raro que te mata. Es algo de otro mundo. Lástima que con toda la mierda de la remodelación de Puerto Madero ahora la pizzería se esta viniendo abajo. Y los gallegos no la cuidan porque están viejos. ¡Qué pena! Les cuento que por ahí anduvimos con Arcadi y su mujer.
Otra pizzería que está casi al nivel de El Nido es "Los tres ases". Queda en Sarandí, partido de Avellaneda, en lo que se llama el “Gran Buenos Aires”. En la avenida Mitre debajo del puente de la estación Sarandí, a pocas cuadras del estadio de fútbol del Club Arsenal. La pizza, obviamente, es al molde (no “a la piedra”), sale del horno a leña, tiene una musarela que es un orgasmo y chorrea aceite por todos lados. Como en toda buena pizzería, para limpiarte te dan servilletas de papel de estraza (papel de madera) que te desparraman la grasa por la geta.
Hay muchas otras pizzerías de primer nivel, por supuesto. Apunto primero las que están en el centro de Buenos Aires y soy consciente que soy injusto y olvido algunas. Yo las frecuentaba mucho cuando participé en el primer reality show hecho en la TV argentina y por ese motivo me permito hablar de ellas:
Es un restaurante de los años 30, cuando Corrientes era una calle angosta. Se mantiene igual, con el horno original. No es un lugar “retro”, es auténticamente antiguo. Pese a estar un poco en decadencia es visitado por miles de personas que cada día ocupan sus múltiples mesas.
Tiene una especialidad llamada “Salvatore”, que surgió por imposición de un cliente, llamado así, que exigía que se combinaran los gustos de las pizzas de musarela, fugazzeta y anchoas. El secreto, no tan secreto, para prepararla como lo hacen allí consiste en que sus ingredientes deben ponerse junto con la masa cruda en el horno, calentado a 400º.
Los Inmortales, en Av. Corrientes 1369.
Es un emblema de la ciudad. A principios del siglo XX congregaba a los artistas de la Corrientes angosta. Está decorada con fotos de los grandes que pasaron por allí: Gardel, Agustín Magaldi, Francisco Canaro, Aníbal Troilo, Edmundo Rivero, Julio Sosa y Juan D´Arienzo, entre otros. Las pizzas a la piedra, tanto la de musarela como la napolitana, la de anchoas o la de jamón y morrones, son sólo algunas de las especialidades, que alguna vez degustaron Liza Minelli, Charles Aznavour, Iris Marga, Rafael Alberti. Estuvo también allí Arcadi Espada, con el que fuimos en un descanso de la filmación de una de mis películas, cuando vino a la Argentina a hacerme un reportaje.
Güerrín, en Av. Corrientes 1368
Funciona desde hace ochenta años. Conserva los mostradores al frente, con cubierta de granito. Se come de parado porciones de musarela o pomarola (una variedad poco común), con un vaso de moscato, mistela, marsala o jerez. Entre la clientela hay músicos, actores y escritores. Entre las 160 variedades de pizza que se ofrecen se destacan la Super Güerrín (musarela, jamón, morrones y cebolla), la Ideal Güerrín (musarela, jamón, morrones y alcauciles) y la de queso y mariscos, todas en sus dos versiones: a la piedra o media masa.
El Cuartito, en Talcahuano 937
Es viejísima, cerca de Tribunales: pizza de molde, manteles de papel, fotos de deportistas y un clima que te hace sentir todo el tiempo acompañado. Ideal la combinación muzzarella, moscato y flan casero, pero sin dudas lo mejor que tiene son las porciones de fugazzeta que se calientan en el momento. Aquí no se viene a buscar buen servicio ni un ambiente sofisticado. Pizza como hay pocas es lo único que tiene para ofrecer. Es una pizzería de “rrioba” (dicho al “vesrre”) en pleno centro porteño.
Pirilo, en Defensa 821
Es un lugarcito histórico en San Telmo (barrio pegado a la Casa Rosada) atendido por una dueña antipática pero lo compensa el hecho de que la pizza chorrea grasa, una maravilla. Un local diminuto cuyo horno a leña funciona desde hace ochenta años. Aún hoy usan los moldes de 60 centímetros de diámetro. En esta pizzería se come "de dorapa" (de parado) o en mesas sin mantel en la acera. Tiene variedades de musarela, de molde, de fugaza o de cancha (enormes, para comer en los estadios de fútbol) que se come fría, con ají molido, tomate y orégano, sin queso. Tiene una gran clientela entre los taxistas. Se puede recalar en el lugar cuando en el fin de semana se visita la feria de antigüedades del barrio, algo imperdible para los turistas.
Recuerdo otras pizzerías un poco más alejadas del centro:
Burgio, en Av. Cabildo 2467 (Avda. Cabildo y Monroe)
Barrio de Belgrano. El horno está al frente, a la vista. Las mesas atrás. Aquí se puede comer la pizza acompañada de fainá. Se come generalmente “de dorapa”. Los “mozos” (camareros) atienden al público con total indiferencia, hasta con desdén. Se pueden dar ese lujo porque en kilómetros a la redonda no se consigue maravilla igual. El que cobra devuelve las monedas engrasadas porque al mismo tiempo atiende en la barra. Hay que soportar todo porque es un privilegio estar allí. El lugar es bastante sucio y mejor no entrar a los sanitarios. Pero casi es una regla de oro que las mejores pizzerías funcionan en los peores lugares. Las pizzas de los relucientes locales modernos suelen ser incomibles.
Angelín, en Av. Córdoba 5270
Barrio de Villa Crespo, en su límite con Chacarita. Muy antigua. Es un lugar de culto para los amantes de la pizza hecha en horno a leña. Era la pizzería preferida por el actor Robert Duvall cuando visitaba Buenos Aires. También estuvo allí Frank Sinatra. El local tiene las paredes revestidas con azulejos blancos y destacan el hecho de ser los creadores de la "pizza canchera" (pizza de "tacho", con salsa, sin musarela, de diámetro mayor que cualquier otra). En esta pizzería se come de parado y al fondo tiene salón comedor. Otras especialidades son la pizza de musarela, la napolitana y la fugazza. Se puede finalizar con una copa de sidra de barril bien helada acompañada de una porción de pan dulce casero o torta de ricota.
Pizzería La Meseta, en A.Thomas 1320 y Elcano
Barrio de Colegiales. Se caracteriza por su pizza media masa y sus tortas de ricota, la pasta frola y la super torta de dulce de leche. Es un local pequeño donde se pueden saborear las porciones de muzzarella y faina, servidas juntas sobre servilletas de papel de estraza, acompañadas con el vaso de moscato de rigor.
El Acordeón, en Av. Alvarez Thomas 1503
La pizza calabresa que sirven allí es la mejor del mundo. ¡Y la de morrones!
El Fortín, en Álvarez Jonte 5299 (esq. Avda. Lope de Vega)
Usan todavía el horno a leña. La fainá que acompaña la pizza se cocina en los tradicionales "taglios" ancestrales, de casi 50 cm. de diámetro. Es la mejor fainá de Buenos Aires: por fuera crocante, por dentro se deshace en la boca. Ha sido declarada “lugar histórico” de la ciudad. Me la recomendó Maradona, habitué del lugar, cuando aún no nos habíamos enemistado por el caso Cóppola. Es frecuentada por una verdadera multitud y expenden más de quinientas pizzas por día. Fue fundada por cinco jugadores de fútbol del Club Vélez Sarzfield.
La Universal, en Av. Rivadavia y Olivera (barrio de Floresta)
Es un lugar donde no pasa el tiempo. Eso sí: hace poco reemplazaron las banquetas sin respaldo por sillas. Allí se puede comer la pizza como antes: grasosa, media masa, puro tomate y musarela con la porción de fainá y el vaso de vino moscato. Los músicos de “Memphis, la Blusera” le dedicaron a esta pizzería un tema de ellos llamados justamente “Moscato, pizza y fainá” que pueden ver en Youtube, interpretado por el popular Cacho Castaña:
“Las luces se encienden
calle Corrientes
se llena de gente
que viene y que va
salen del cine
ríen y lloran
se aman, se pelean,
se vuelven a amar
y en la Universal
fin de la noche
moscato, pizza y fainá,
moscato y pizza.”
Banchero, en Av. Almirante Brown 1200
Barrio de La Boca. Fue fundada por un inmigrante italiano, Banchero, que llegó a la Boca del Riachuelo a fines del siglo XIX. Instaló primero una panadería. Allí nació la fugazza, una pizza de cebolla sin tomate, envuelta formando un saco y rellena con queso musarela. Eran habitués de la pizzería el pintor boquense Benito Quinquela Martín, el autor de tangos Juan de Dios Filiberto, el actor Luis Sandrini, la actriz y cantante Tita Merello, Tomás Simari. De hecho se considera que Banchero fue el inventor mundial de la pizza, y así lo proclaman: “Banchero. Ahora muchos hacen pizza, nosotros la creamos…”
Creo que el marqués disfrutaría a morir en estos templos de la comida popular argentina. En cambio creo que el Crítico Constante huiría despavorido de esos antros. Por mi parte estoy orgulloso de que la mejor comida-basura del mundo sea la que se hace en Argentina. Es tal la fama de la pizza napolitana que se hace en Argentina que se han abierto en muchos otros países locales donde se las prepara a nuestra manera. En México aquí, entre otros lugares.
En Chile compiten brazo a brazo la pizza italiana y la pizza napolitana argentina. En Uruguay solamente se come la variante argentina. Pero también los españoles disfrutan esta exquisitez de la gastronomía argentina. Se puede probar en muchas pizzerías abiertas por mis connacionales en Madrid y otras ciudades de España. Con una advertencia: No es exactamente igual. Han tenido que adaptarse al gusto europeo. La musarela argentina no es lo mismo que la mozzarella italiana (hecha con leche de búfalo). Además en Argentina le ponemos mucha más musarela a la pizza que en España. Pese a la advertencia estas son las pizzerías argentinas de Madrid que recomiendo, porque las visité:
Mamma Carola, en Calle de San Bernardo 86, muy cerca de la glorieta de San Bernardo.
Aclaro que se dice en argentino “mamma” y no como pronuncian los madrileños, “mamá”. Al frente del negocio están el bueno de Ricardo y su mujer, argentinos ambos. El menú tiene como entrante el también muy típico matambre arrollado, del cual en alguna otra ocasión les pasaré la receta, tal como lo preparo en mi casa.
El Trébol, en Calle de la Cruz, 3, cerca de los metros de Sol y Sevilla, en Madrid.
Es un lugar pequeño pero hacen pizzas deliciosas. Algunos madrileños aman este lugar, tal como se puede constatar en la web: “la pizza argentina se ha convertido en un alimento con entidad propia y se diferencia de su antepasada europea, sobre todo, por el grosor de su masa. Mientras la italiana se mantiene fina, incluso crujiente, la porteña tiene una masa más generosa, con lo que el resultado es mucho más jugoso y con esa mozzarella fundida puedes alcanzar el éxtasis. Por eso somos muchos los que, sin hacer ascos a la pizza italiana, preferimos sin dudarlo una buena pizza del país de Maradona.”
Mastropiero, en En Calle de San Vicente Ferrer 34, a dos pasos de la plaza 2 de Mayo.
El nombre de la pizzería homenajea al personaje creados por Les Luthiers, ese grupo musical argentino. La pizza napolitana argentina, es excelente allí. Además, como atención de la casa y cuando no están muy agobiadas por la cocina las dueñas convidan a los comensales (algo que no es poca cosa en estos tiempos) con un postre de bizcochuelo de chocolate con dulce de leche, el dulce típico de la Argentina. Las dueñas son, es obvio, argentinas y muy agradables. Tienen también empanadas criollas muy buenas. Les pregunté a qué se debía que no tenían el otro plato típico de Argentina, la empanada gallega, y me respondieron que tuvieron que retirar la oferta del menú porque los comensales españoles no podían entender que la empanada gallega fuese un plato típico de la Argentina. La pizza se come allí en la barra o con taburetes en mesas altas, porque el lugar es chico.
PizzaCoteca, en Calle Cervantes 26, Majadahonda
Muy importante: En esta pizzería se puede pedir el típico combo argentino “pizza, fainá y moscato”. Tienen también la cerveza argentina Quilmes. Y nuestros típicos alfajores de maicena.
Pero la mejor pizzería argentina que hay en España no está en Madrid. Paseando por Sueca (Valencia), donde había ido para comer paella, me encontré con la pizzería “Mi Buenos Aires querido” en Avda. Vilella esq. c/ Castelló de la Plana, 55 ¡Y no me pude resistir! Allí pude comer algo que yo creía que solamente se podía conseguir en Argentina: ¡las milanesas napolitanas! Les cuento que cuando los argentinos deambulamos por el mundo solemos confraternizar para consolarnos porque desde que salimos de nuestro país no hemos comido las imprescindibles milanesas napolitanas, comida que aparece por lo menos dos veces por semana en todas las mesas argentinas. La receta de la milanesa napolitana es otra deuda pendiente que dejo con este nickjournal. Hay un sitio de Internet donde pueden ver este restaurante que me restauró el alma (y el estómago) cuando estuve en Valencia. Volví cada vez que pude a probar los distintos platos típicos argentinos que allí preparan: pollo a la portuguesa, la hamburguesa completa, los canelones, los sorrentinos… Son todos platos típicos de la Argentina.
En otro lugar donde comí en España la auténtica pizza napolitana argentina fue en “La pizza del Born”, en el Passeig del Born, 22, en Barcelona, lógicamente. Ahí también se consigue la cerveza argentina Quilmes, el dulce de leche y los alfajores de maicena. Pero en los fines de semana el lugar es una locura, no se puede entrar por el gentío que hay ahí. Recomiendo ir entre semana, mucho más tranqui, como decimos los argentinos.
En Nueva York encontré de casualidad el “Nina´s Argentine Pizza Restaurant” con música, decoración y feeling argentinos. Queda en Manhattan/Upper East Side. En el 1750 de la 2nd Ave. Hasta tienen una variante reciente de la pizza argentina, la coronada por rúcula fresca.
Debo decir, sin embargo que en Internet hay un sitio español donde se hizo una absurda encuesta sobre cuál es la mejor pizza, si la argentina o la italiana. Allí un español se atrevió a opinar en la cuestión por haber comido pizza en un restaurante regenteado por argentinos en Algeciras y que comparó con la que comió en Florencia. Y alguien le replicó, con justicia, que en Algeciras no se consigue el mismo tomate ni el mismo queso (musarela) que se consigue en Argentina. Otro llega al absurdo de decir que como no había probado la pizza argentina optaba por la italiana. (!)
Una joven argentina, de visita en Roma, opinó así en su blog sobre la pasta y la pizza italiana: “obviamente no hay como la pizza argentina!!!! Estos tipos se creen que son los mejores, pero ni la pizza, ni la pasta, ni los helados son como los nuestros!!!!”
Claro, dirá alguno, es una argentina. Pero lo mismo dice un español especialista en gastronomía: “Soy un buen comedor de pizzas. No me da vergüenza confesarlo. Por el año 1988 que tuve que estar una buena temporada en Estados Unidos comí pizzas en el este, oeste y centro. Pese a la fama de las pizzas de Nueva York, descubrí que las gruesas de Chicago son infinitamente superiores y las tuve algún tiempo entre mis favoritas. Con los años y los buenos amigos me di cuenta que la pizza insuperable era la argentina. Incluso, tras comerlas asiduamente en Italia, sigo pensando lo mismo: las mejores pizzas son las argentinas.”
O esto que opina un joven norteamericano de origen nipón: “in terms of pizza, i have to admit pizza in argentina is even better than in Italy.” Yo también, que he probado todas esas variedades y sin nacionalismo alguno de por medio digo que la mejor es la porteña: ¡esos triángulos donde la abundante musarela derretida se deshace en hilos que no se cortan!
Si los participantes de este nickjournal me avisan con tiempo los podría acompañar cuando visiten Buenos Aires. Los llevaré a lugares horribles, tal como hice con Arcadi, pero en los que se come la mejor pizza napolitana del mundo.
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