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14 abril 2008
California y el perfume
A California

Sentados en torno a la estufa de leña en el centro del bar, los jóvenes escuchaban divertidos las historias de un hombre barbudo. Con una copa de coñac en la mano izquierda, su cuerpecillo se erguía sin énfasis inclinado hacia la estufa, como buscando el calor. Hablaba pausado y vehemente de sus tiempos de camionero, cuando conducía por las carreteras españolas un enorme camión cargado de pollos apretujados en minúsculas jaulas de hierro. Una vez, cruzando un puente sobre el Ebro, perdió el control del volante y derribó los frágiles pilones que separaban la carretera del vacío. El camión cayó al río, y cuando ya sentía angustiado la inminencia de la muerte los pollos sacaron sus alas de vuelo bajo por entre las rejas y elevaron el vehículo hasta posarlo de nuevo sobre el carril por el que circulaba. Aquel día volvió a nacer y descubrió en su mercancía posibilidades colosales. A menudo, cuando regresaba a casa de la dura jornada de trabajo, encaraba el camión al Oeste y pisaba a fondo el acelerador. Sacaba la cabeza por la ventana y gritaba mirando hacia atrás: ¡A California! Los pollos batían las alas a toda velocidad y en pocos minutos el camión aterrizaba en alguna carretera de la costa californiana. Se bañaba en la playa, bebía coñac en algún bar y se jugaba algunos billetes en un casino. Después regresaba al pueblo, satisfecho y feliz.


El perfume


Fue el primer separado del pueblo, como Carme Chacón ha sido la primera, pero como buen pionero nunca lo reivindicó y pocas veces le supuso un reconocimiento. Le gustaba beber y fumar caliqueños, la magia y las mujeres, y era contrario a la asepsia de la higiene. Algunas veces, cuando estaba animado y las jóvenes de las mesas le miraban, se encaramaba a la torre de sillas de plástico que había junto a la puerta y levantando el cuerpo liviano con los brazos como palanca pedaleaba en el aire durante algunos minutos con sorprendente energía. Por la noches, en las veladas en torno a la estufa de leña en el centro del local, hacía trucos de magia con los utensilios que había comprado o le habían traído de Ca La Magia, una tienda de Barcelona que consideraba el templo de los magos españoles.

Un día de verano los dueños del bar le regalaron un perfume. Le dijeron que atraía a las mujeres con tal intensidad que si se lo ponía para salir no habría manera de quitárselas de encima. Se peinó, se afeitó y se perfumó. Se sentó en un extremo de la barra y comenzó a guiñar el ojo a las chicas que entraban. Cuando la camarera se acercó para servirle la llamó aparte y le advirtió, con la mejor intención:

- Yo... no es que no me gustes, no me entiendas mal, pero tú eres mujer casada, y con el perfume que me habéis regalado, a lo mejor... Vete a la cocina y que venga a atenderme tu marido, que yo no quiero líos.

(Escrito por Happel)

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Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:26:00 CEST

Menudo coñazo el becario de los cojones

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:26:00 CEST

El Crítico Constante dijo...
En todos los grupos humanos hay un individuo al que podríamos llamar el Gran Peligroso. Nadie sabe de dónde viene realmente su peligro pero todo el mundo le teme y se cuida de él. Suelen ser individuos sin escrúpulos a la hora de tirar de lengua y poner verde a quien sea, de calumniar, de echar famas a perder o de chantajear si, por desgracia, poseen alguna información que pueda hacer daño.
-----------------------

Excelente autorretrato, Crítico, ahí se nota que es usted un artista.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:27:00 CEST

Lo de la información que pueda hacer daño viene por lo del becario berlinés, no? Se está confesando el Crítico? Qué gran persona.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:31:00 CEST

¿quien decía que un psicótico no era capaz de cargarse el nj y daba color? Ahí tienen al becario como contraejemplo

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:31:00 CEST

pero es becario o es subalterno?

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:32:00 CEST

Y no va parar porque no sabe parar.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:32:00 CEST

Qué solos y tristes se quedan los calvos.

 

Escrito por: Blogger Garven - 15 de abril de 2008, 0:33:00 CEST

Aquí el anónimo (los anónimos) es el que demuestra una aut´ntica indigencia intelectual y moral.

Perdone que haya utilizado indigenci, Anónimo. Es sinónimo de pobreza, y antónimo de orgullo.
Sé que ya lo sabía Ud., pero conocnedo su mala memoria, me permito recordárselo, para que no olvide su esencia.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:33:00 CEST

[397] Escrito por: Blogger El Crítico Constante; 15 de abril de 2008 0:19:00 CEST

En todos los grupos humanos hay un individuo al que podríamos llamar el Gran Peligroso. Nadie sabe de dónde viene realmente su peligro pero todo el mundo le teme y se cuida de él. Suelen ser individuos sin escrúpulos a la hora de tirar de lengua y poner verde a quien sea, de calumniar, de echar famas a perder o de chantajear si, por desgracia, poseen alguna información que pueda hacer daño.
He conocido a unos cuantos Gran Peligroso y parecen cortados a patrón. Gente débil e insegura que necesitan a los demás para hacer daño.
El mito desaparece en cuanto se les planta cara y se les coge por las solapas con fuerza, para que sepan que hay una mano firme dispuesta a todo. Y si con eso no basta se les tienta la cara a mano abierta. Fuerte y que resuene. Mano de santo.

------------

¿Bremaneur te ha dado una torta por el chantaje del instituto Cervantes?

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:36:00 CEST

Garvi, te comes las letras porque estás borracho? Espero que no sea de Don Simón, porque mañana les dirás a tus alumnos que Quevedo escribió el Lazarillo en Cuadernavías.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:38:00 CEST

Yo no lo entiendo, el Crítico dice que las cosas hay que decirlas a la cara y que va a romper caras hasta que le duelan los puños, Calaza da sus datos y dice que ahí está para recibir al Crítico y el Crítico dice que se echa para atrás que ya ha pedido disculpas y luego habla de grandes peligrosos y tal. Aquí huele mal y yo no he sido.

 

Escrito por: Blogger Garven - 15 de abril de 2008, 0:39:00 CEST

[410] Escrito por: Anónimo: 15 de abril de 2008 0:36:00 CEST

Garvi, te comes las letras porque estás borracho? Espero que no sea de Don Simón, porque mañana les dirás a tus alumnos que Quevedo escribió el Lazarillo en Cuadernavías.

--------------------
No enseño literarura española, así que eso no lo oirán mis alumnos.
Lo de las letras es un problema de velocidad digital frente a la cerebral. No lo dio poruqe es tan común, que sería llamar tonto a los lectores.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:39:00 CEST

Y el crítico le había mandado un mail excusándose. ¡Tócate los cojones!

 

Escrito por: Blogger Garven - 15 de abril de 2008, 0:41:00 CEST

[410] Escrito por: Anónimo: 15 de abril de 2008 0:36:00 CEST

mañana les dirás a tus alumnos que Quevedo escribió el Lazarillo en Cuadernavías.
-------------
Por cierto, cuadernavía va en singular y en minúscula. Pero esto es algo baladí sabiendo que hay otra versión de "El Buscón" que difiere bastante de la conocida, qy que es la última que revisó Quevedo, y sin emabrgo, no se tiene en cuenta, apenas se enseña si no es en Tercer Ciclo.
Por cierto, Garvi solo se lo permito a sarónico, que incluso entre los bobos, como Uds., hay clases.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:41:00 CEST

A ver, Garvencito:
¿ Qué te parece el palo que le atiza Losantos a Espada en su último libro?
Ay, coño, que no te lo has leído....

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:41:00 CEST

Poruqe, dice Garvi. A saber qué significa eso en latín, que nos lo explique el filólogo.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:43:00 CEST

Díganos, Garvencito, ¿ cuándo principió la guerra civil?

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:44:00 CEST

Yo no lo he leído, pero puedo decir que esa agresión de Losantos a Espada es intolerable, porque en un estado democrático y en la época que retrata el locutor de la COPE, la radio de los curas, esas cosas no se hacen, no al menos con impunidad, y Losantos tiene comprados a los jueces y por eso hace lo que hace. Por otro lado, la calidad literaria está por los suelos, este hombre no sabe escribir. Cuando me lea el libro le diré por qué.

 

Escrito por: Blogger Garven - 15 de abril de 2008, 0:44:00 CEST

[415] Escrito por: Anónimo: 15 de abril de 2008 0:41:00 CEST

A ver, Garvencito:
¿ Qué te parece el palo que le atiza Losantos a Espada en su último libro?
Ay, coño, que no te lo has leído....
-------------------
Siempre los resentidos atacan a los brillantes i.e., losantos a Arcadi). ¿No se acuerda de cuando en la EGB ud. hacía chanzas del más inteligente? Eso sí, al llegar a su casa (casa de mamá y de papá, soltaba toda su furia acumulada contra ellos.) Ahora, como ve es igual.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:45:00 CEST

Garven tiene el mismo virus que Satur en el teclaro. O es que los dos le pegan al tintorro o al whiskey cosa mala.

 

Escrito por: Blogger Garven - 15 de abril de 2008, 0:45:00 CEST

[416] Escrito por: Anónimo: 15 de abril de 2008 0:41:00 CEST

Poruqe, dice Garvi. A saber qué significa eso en latín, que nos lo explique el filólogo.
----------------
Le remito a Niezsche, que diagnosticó lo suyo.

 

Escrito por: Blogger Garven - 15 de abril de 2008, 0:47:00 CEST

[417] Escrito por: Anónimo: 15 de abril de 2008 0:43:00 CEST

Díganos, Garvencito, ¿ cuándo principió la guerra civil?
-------------------¿Según el botarate de Moa y sus fieles neumáticos, os egún los historiadores serios?

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:49:00 CEST

Garvi, ese teclado. Fije la vista, tómese un zumo, que el vino no le destruya el cerebro más de lo que está.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:51:00 CEST

¿ Qué es, Garvencito, un historiador serio? ¿ Tan serio como tú, que no estudias las fuentes? ¿ Juliá, Tusell, Truño de Lara, Vilar.....?

 

Escrito por: Blogger Garven - 15 de abril de 2008, 0:52:00 CEST

Anónimo, va por ud.:

No vine aquí para hacer amigos
pero sabes que siempre puedes contar conmigo.
Dicen de mí que soy un tanto animal,
pero en el fondo soy un sentimental.

Mi familia no son gente normal
de otra época y corte moral.
Resuelven sus problemas de forma natural.
Para qué discutir, si puedes pelear.

Dame una sonrisa de complicidad
y toda tu vida se detendrá.
Nada será lo mismo, nada será igual,
ya sabes...
Feo, fuerte y formal.

 

Escrito por: Blogger Garven - 15 de abril de 2008, 0:55:00 CEST

[424] Escrito por: Anónimo: 15 de abril de 2008 0:51:00 CEST

¿ Qué es, Garvencito, un historiador serio? ¿ Tan serio como tú, que no estudias las fuentes? ¿ Juliá, Tusell, Truño de Lara, Vilar.....?
-----------------------
Lamento decirle que ese no es mi campo, pero desde luego, sin estudiarlos a fondo, cualqueira puede ver la impostura entre un buen historiador y otros que no son malos historiadores, simplemente porque son cantamañanas y voceros.

 

Escrito por: Blogger gibarian - 15 de abril de 2008, 0:56:00 CEST

Happel, si no lo conoce, le gustará esto. Por cierto, el personaje tampoco es ficticio, yo mismo pude verle salir de un bar este último verano.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 0:57:00 CEST

[419] Escrito por: Blogger Garven; 15 de abril de 2008 0:44:00 CEST

[415] Escrito por: Anónimo: 15 de abril de 2008 0:41:00 CEST

A ver, Garvencito:
¿ Qué te parece el palo que le atiza Losantos a Espada en su último libro?
Ay, coño, que no te lo has leído....
-------------------
Siempre los resentidos atacan a los brillantes i.e., losantos a Arcadi). ¿No se acuerda de cuando en la EGB ud. hacía chanzas del más inteligente? Eso sí, al llegar a su casa (casa de mamá y de papá, soltaba toda su furia acumulada contra ellos.) Ahora, como ve es igual.
--------------------------
¿ Lo ven? Garvencito no comenta el ataque, su contexto, y la posterior alabanza de Losantos a Espada. ¡¡¡¡Si no lo ha leído, coño!!!!

 

Escrito por: Blogger Garven - 15 de abril de 2008, 0:59:00 CEST

[428] Escrito por: Anónimo: 15 de abril de 2008 0:57:00 CEST
¿ Lo ven? Garvencito no comenta el ataque, su contexto, y la posterior alabanza de Losantos a Espada. ¡¡¡¡Si no lo ha leído, coño!!!!
---------------
Lo que ud. denomina alabanza, yo no la veo así

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 1:09:00 CEST

[397] Escrito por: El Crítico Constante; 15 de abril de 2008 0:19:00 CEST

En todos los grupos humanos hay un individuo al que podríamos llamar el Gran Peligroso. Nadie sabe de dónde viene realmente su peligro pero todo el mundo le teme y se cuida de él. Suelen ser individuos sin escrúpulos a la hora de tirar de lengua y poner verde a quien sea, de calumniar, de echar famas a perder o de chantajear si, por desgracia, poseen alguna información que pueda hacer daño.
He conocido a unos cuantos Gran Peligroso y parecen cortados a patrón. Gente débil e insegura que necesitan a los demás para hacer daño.
El mito desaparece en cuanto se les planta cara y se les coge por las solapas con fuerza, para que sepan que hay una mano firme dispuesta a todo. Y si con eso no basta se les tienta la cara a mano abierta. Fuerte y que resuene. Mano de santo.
--------------
Ya. Pero no vuelvas a amenazar a nadie màs con echarlo del trabajo, especie de maricòn. Y aquì sigo por si quieres màs aclaraciones. En tres horas estoy mañana en A Costa da Morte, mièrcoles y jueves no puedo, o el viernes. Y si no quieres, por las razones que sean, que no tienen que ser forzosamente las de un cobarde, vete a la puta mierda y déjame en paz.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 1:36:00 CEST

¿Halo? Ni en este blog ni en ningùn otro lugar he tenido jamàs halo aunque algunos cojones sì, seis o siete.
En cuanto al resto, vivo, efectivamente, en un zulo alquilado pero hay treinta personas aquì que me conocen personalmente. Con llamar, toda duda qudarà despejada. En fin, la cosa es muy sencilla: el ùnico matòn que hay aquì es quien amenazò, valièndose de sus influencias, se supone socialistas, con echar a Bremanuer de su trabajo. En el màs puro estilo franquista: ¡oiga usted no sabe con quien està hablando¡
Mira Crìtico, que te den.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 3:58:00 CEST

Defensa de la pornografía
Federico Jiménez Losantos - Barcelona - 07/05/1978

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En su editorial Prensa y democracia, del 9 de abril, me ha sorprendido el, en mi opinión, desgraciadísimo comentario a propósito de la defensa -absolutamente encomiáble- de M. Mancebo, condenada por la publicación, hace dos años, de fotos consideradas «pornográficas» por entonces y que hoy no se lo parecen al editorialista. Esa sentencia, por tantos motivos lamentable, debería precaverle a la hora de calificar o descalificar la «pornografía», que ni él ni nadie sabrían definir lo que os, si no es que resulta simplemente del ánimo condición variable de sus diferentes censores.Sólo así se entiende el helador párrafo que acompaña la defensa de la periodista: «Todo ello, claro está, sin defender la pornografia, que nos parece una corrupción evidente del mercado. Pero su tratamiento es más político, pedagógico y hasta médico que represivo.»

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Así que la pornografía es evidentemente corruptora del mercado. Hay que esperar que la evidencia sagazmente descubierta no se haga pública, porque si la Constitución futura define a España como basada en una economía de mercado, el paso siguiente es preconizar la prohibición de lo que «a quien corresponda» le parezca pornográfico por... anticonstitucional.

Aguardo ese momento, sin embargo, sólo para que me expliquen en qué consiste esa «corrupción» tan evidente. Física no es, porque circula del mismo modo y por los mismos canales que otras mercancías de imagen y letra impresa. Presumo que se trata de alguna corrupción metafísica del mercado por el carácter intrínseco de su contenido «pornográfico», contenido indefinible hoy, según parece, con respecto a dos años atrás, pero que debe haber desentrañado ya el editorialista cuando tan claramente identifica su evidencia «corruptora» de la organización básica de nuestra economía. Ya puestos, ¿nos hará la merced de aclararnos si esa íntima corrupción anti-mercantil de la «pornografía» nace del abismo incorruptible de la extrema izquierda comunista, o si no es de izquierdas ni de derechas, o sea, de extrema derecha?

Más me intriga aún el tipo de «tratamiento» que preconizan. El «político» no puede ser otro que la represión, como hasta hace poco, porque no hay otra alternativa a la permisividad: o pueden circular o no. Paso del tratamiento «pedagógico» hasta que se especifiquen las normas y edades de esa escolaridad sexual. Lo que ya no puede pasar, que se me atraganta, es lo del «tratamiento médico», que en la última instancia se reserva, cabe suponer, para los contumaces del corrupto vicio. ¿Les darán pastillas a los aficionados y electroshocks a los editores o los intemarán a todos en hospitales pornopsiquiátricos -en celdas individuales, por prevenir orgías- para curarlos de ese mal? ¿Serán curas los médicos, o cristianos, al menos? ¿Habrá monjas en este tratamiento, que, por supuesto, no es represivo, qué va, sino médico-pedagógico-político.

Se lamentan del auge del género erótico ante el escaso éxito de la prensa de partido. Si no otra cosa, muchos -números cantan- le agradecemos al cambio político español poder comprar -si queremos- revistas verdes, y no sólo azules, rojas o rojísimas, al garantizar el cumplimiento, con menos trabas, de ley elemental del mercado de la oferta y la demanda, que hasta ahí llega la democracia. Si los empresarios y demócratas lo creen, sólo falta ya que declaren republicana y antimilitar a la «pornografía» para volver a la noble censura, que garantice que por España sólo podamos Ver productos nobles -como hasta ahora- circulando noblemente por un mercado que se defienda de la ruina basado en principios de altísima e íntima incorruptibilidad.

No, señores. No. Las fotografías e ilustraciones eróticas o pornográficas, o lo que ustedes quieran, que se exponen a la venta en España no «harían enrojecer al marqués de Sade» -deberían saberlo, de haberlo leído- ni hacen ruborizar a nadie hasta la fecha, salvo a los que gustan de exhibir rubores.

Lo que sí puede hacer enrojecer -de irritación o enfado, no de vergüenza- es la ligereza y la irresponsabilidades de afinnaciones como las expuestas, indignas en un periódico ejemplar de ordinario en la defensa de la democracia. ¿O es que creen que la «pornografía» es lo malo de la democracia? ¿No están viendo, en el caso Mancebo y en mil más, que la pornografía es, en la sociedad democrática, campo privilegiado donde se disputan y se dirimen cuestiones tan fundamentales como la libertad de expresión y, por ende, la democracia misma, en los pocos países que intentan disfrutarla?

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 4:03:00 CEST

La política de la emigración en la Cataluña actual
FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS 23/11/1979

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De la Federación en Cataluña del Partido Socialista de Aragón

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Acaso el peor de los fracasos sea el nacido de un éxito decepcionante. Así, la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña, siendo un triunfo, ha resultado uno de los más estrepitosos fracasos de nuestra ya casi infinita transición democrática. Porque el que Cataluña sea autónoma es un éxito que, en general, todos los demócratas españoles compartimos, pero que lo sea de chiripa es un escándalo histórico. Ahí están los datos: solamente un 52% de los ciudadanos han dicho sí a un estatuto apadrinado por todos los partidos con representación parlamentaria, por la Generalidad y por los aparatos de difusión del Estado, a través de una abrumadora campaña, total y absolutamente dirigida a lograr el voto afirmativo. Y, por cierto, que en la desaforada publicidad no han faltado acicates soberbios. Por de pronto se le aseguró al ciudadano que votar la autonomía de Cataluña era «votar las demás autonomías». Virtudes crediticias del voto catalán: no sólo el pájaro en mano, sino los ciento volando.

Para los enemigos de la fantasía histórica, el final de la campaña acompañó al sí con una oferta nada despreciable: el paro, la carestía de la vida, la inseguridad ciudadana, la sanidad pública, la enseñanza y alguna que otra cosa más eran problemas, como quien dice, resueltos votando el Estatuto, o al menos así lo aseguraba la propaganda oficial de la Generalidad, pagada con el dinero de todos los españoles. El poco o ningún caso que al mágico productor se le hizo lo atribuyen, algunos a la pervivencia del espíritu almogávar, que no admite gollerías; otros, a incredulidad fenicia, viendo que los americanos no invadieron Barcelona para robarnos el remedio de los males de Occidente ni la pérfica Albión nos hizo caso.

Otros, como es nuestro caso, nos limitamos a constatar la evidencia: el fracaso real del Estatuto ante la opinión pública. Pero este fracaso político -en un referéndum cuya ausencia de garantías, reconocida por todos, ha trocado, a la vista del magro resultado, el fantasma del «pucherazo» por el del «pucherito»- no supone, no puede suponer, el fracaso de la autonomía de Cataluña. De su necesidad no admitimos duda alguna. Lo que sí supone es el fracaso de todos y cada uno de los grandes partidos catalanes. Y por la cuenta que nos trae a todos los demócratas que vivimos en Cataluña, cumple que esos partidos y todos los grupos sociales que deliberadamente se han desmarcado de la actual política de unidad (?) catalana se apresten a dar vida a este proyecto de cadáver que nos amaneció el 26 de octubre.

Porque una autonomía desnutrida no es posible y porque, aclarémoslo, el fracaso de los partidos catalanes no es sino el último de una larga cadena de errores, al final previsible de una política de unidad... en el error, es necesario sacar las consecuencias lógicas de este hecho insobornable: la política catalana, en su forma actual, no representa sino a la mitad de la población. Dicho de otro modo: casi la mitad de la población de Cataluña carece de representanción política, lo cual, en un sistema democrático, basado en la representatividad, supone la base más firme para su subversión y posterior descalabro.

Y hay que aclarar un error o una mentira insensatamente repetida: que sean los emigrantes y las izquierdas, con su voto masivo, los que hayan salvado in extremis al referéndum. Precisamente lo que constituye la prueba de que el fracaso lo es del conjunto de la política catalana, y no de una parte de ella, es que la abstención ha sido altísima, tanto en la derecha y en los catalanes como en la izquierda y en la emigración, con el afiadido de que toda la propaganda iba dirigida a los no catalanes. No hay sino que observar los resultados por barrios y comarcas para ver que, si bien el emigrante antiguo ha votado sí, aunque no demasiado, es en las más populosas barriadas y comarcas de emigración reciente donde los índices de abstención son más altos, acompañados además por un increíble porcentaje de noes, que no representa una repentina popularidad de Fuerza Nueva. en feudos de Felipe González, sino una negativa visceral y espontánea al Estatuto y a la imagen de la autonomía catalana que las fuerzas políticas nos han adelantado de dos años acá.

Urge, en consecuencia, incorporar o reincorporar al proceso autonómico catalán a una inmensa masa de población, a la derecha y a la izquierda, catalanes y no catalanes. Dejo la derecha para Canyellas, ese legendario perdedor recién fichado por Suárez. En lo que a la izquierda y a la emigración se refiere, la reincorporación sólo puede y debe venir de dos lados: del cambio de orientación de socialistas y comunistas y de la organización de una fuerza política verdaderamente representativa de las opciones y necesidades de grandes capas de población que no comulgan con la política de catalanización a ultranza y asimilismo cultural del PSUC y el PSC-PSOE. Pueden estos partidos persistir en su empeño de que la emigración se siente catalanísima. Ahí está el referéndum para negarlo. Lo que sería ya un error inconmensurable es continuar con la cantilena del lerruxismo y con la política de insultos y amenazas hacia los grupos políticos andaluces o aragoneses que se disponen a participar de inmediato en las elecciones al Parlamento de Cataluña y en el futuro político catalán. Solamente con incorporar a la vida pública a una parte de los ciudadanos que se han apartado de ella por no sentirse fielmente representados, su aportación a la construcción de la Cataluña autónoma tendría un gran valor histórico. Negarlo es fruto sólo de la obcecación y del partidismo miope.

Pero hay mucho más: esa conjura histérica hacia cualquier grupo nuevo en el panorama de la emigración suele hacerse en nombre de la «unidad de la izquierda». Entienden por ello, al parecer, la congelación histórica de las organizaciones de izquierda una vez esiablecido su monopolio. Y parecen preferir la abstención de cientos de miles de trabajadores a su organización consciente fuera de sus filas. Tarea inútil: si los emigrantes se apartan de la política de la izquierda catalana establecida, lo hacen precisamente para establecer otra política. Insultar y atacar a las organizaciones nuevas es poner puertas al campo. Es dividir, de antemano, a las clases populares con una visión puramente sindicalista o sindicalera, lejos precisamente de esa política de unidad que propugnan.

Si de verdad se busca la unidad de la izquierda, el camino es el de la alianza estratégica con estos sectores de la emigración que buscan organizarse, para defender su identidad histórica y cultural, no para luchar contra el catalán ni los catalanes, menos aún contra sus hermanos de pueblo y de lengua. No hay ninguna dificultad para establecer un pacto sobre todos los aspectos fundamentales de política salarial, viviendas, sanidad, política sindical y demás aspectos sustanciales de una política de clases, respetando, aunque se discrepe, la orientación catalanista, o andalucista, o castellanista de su política cultural. Lo uno pertenece al campo de la política y de los intereses de la clase obrera, lo otro, a las diferentes concepciones de la integridad y dignidad históricas de los pueblos y las personas. Para defender esto pacíficamente, toda política es respetable. Para atacarlo, sencillamente no hay justificación política.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 4:04:00 CEST

Azaña y Aranguren.
Federico Jiménez Losantos. - Barcelona. - 23/07/1980

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No me extraña que a Aranguren le parezca Azaña «un intelectual de segundo orden» en su artículo «¿Hay lugar para los intelectuales en la política?», en EL PAÍS del 18 de julio. Yo, como admirador del autor de Plumas y palabras, temería que lo bendijese. Sobre todo, viendo el brillo cegador de su juicio, sancionando que sólo tiene salvación en la política el intelectual «que, casi anónimamente, lucha desde la base». Ya nos contará qué clase de lucha antipolítica o metapolítica es esa «de base» para que sus efectos no sean políticos, es decir, terribles para el intelectual, aunque supongo que alguna explicación habrá dentro de ese -batido teórico demagogo-franciscano que nos sirven tantos predicadores fascinados por el Poder-Satán.Si Femando de los Ríos era una «gran personalidad intelectual» y si Ignacio Sotelo es «un genuino intelectual», cuya entrada en la política le parece «un experimento apasionante», yo no sé qué adjetivo debería reservar Aranguren para Azaña. Porque si la ficción, siempre materia opinable, no le gusta, le resultará más difícil desestimar los trabajos históricos y críticos, que unen a su esfuerzo estilístico una profundidad nada común. ¿Podría Aranguren, de paso, citarnos algunas «memorias» de valor histórico y literario comparables a las de Azaña en lo que va de siglo? ¿Y media docena de oradores cuyos discursos podamos hoy leer y comparar sin rubor con los suyos?

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La capacidad de Aranguren para establecer el rango intelectual de Azaña cabe, ponerla al nivel de su rigor histórico, cuando dice que Azaña "sirvió de prenda y caución republicana al triunfo del partido socialista, que no deseaba". Veamos: en 1931, que sí ganó el PSOE, Azaña, políticamente, aún no era nadie, y a nadie podía servir de prenda ni caución. En 1933 no triunfó precisamente el PSOE. En 1936, Azaña, tras su inicua prisión, si que era ya un líder indiscutible, y gracias a él, en esto concuerdan casi todos, ganó el Frente Popular. Pero ¿por qué figuró en él Azaña? Pues porque, como siempre, pensaba, en un bloque de poder y Gobierno, republicano-socialista. Hasta cuando derribaron a Alcalá Zamora y él lo sustituyó como presidente, buscó por todos los medios tener a Indalecio Prieto de jefe de Gobierno. No era otra la idea que abrigaban ambos en 1936, antes de la guerra y después. Claro que el PSOE de Prieto y Besteiro no era el de Largo Caballero, pero tampoco al revés. La hegemonía caballerista no puede identificarse con el so cialismo español. Y la figura de Azaña, como rehén del poder republicano en la guerra, es discutible. Ni el PSOE tuvo sustancialmente el poder ni Azaña fue rehén contra su voluntad. En, fin, que si los juicios de Aranguren no mejo an en el orden histórico, aún le haremos menos caso a sus órdenes del valor intelectual./

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 4:07:00 CEST

Don Tancredo, el monosabio y el salto de la rana
FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS 16/08/1979

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Director de la revista «Diwan»

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Don Tancredo Savater, matador del todo, se ha tirado ostentosamente de su pedestal abajo para medirse conmigo. Tránsito tan violento de su todería a mi nadería, abandonar tan de golpe la peana, parece haberlo descalabrado. Tocado del ala, perdido el seso que no tuvo, se ufana en un artículo tarumba. Confundiendo estatua y estatura, presume ante la mía de su talla, con fino humor inglés de gentleman vizcaíno. Su presunción me asombra, pero no me confunde: tras de lo visto y leído, certísimo que aunque midiera un kilámetro más y pesara cien arrobas, seguiría teniendo menos talla y menos peso que yo. Y puedo asegurar que si hubieran de cambiarme por él de narices para arriba o de cintura para abajo, me sentiría muy disminuido.

Si a usía le va la marcha, a mí no pretenda asustarme con la catarata de insultos y amenazas que me dedica: «Españoleador a sueldo », «señor que no es nadie », «material de derribo literario», «este y algún otro tiento que voy a darle», «si sobrevive para contarlo», «una buena zurra», etcétera. Si no me dio miedo cuando estaba encima de la peana, imagínese ahora, que lo veo correteando por la plaza y haciendo el salto de la rana. De risa, vamos.

Agencia de famosos «Savater»

Los que hayan podido ver el número que don Tancredo me dedica, y que es el segundo ya, porque yo no hice sino descubrir su trampa de fingir un artículo sobre la cultura española para atacar subrepticiamente a un señor y más concretamente una revista, Diwan, que se han atrevido a meterse con él más de una, vez, habrán comprobado hasta qué punto llevaba yo razón. Ha mostrado Savater bien a las claras todo el rencor paranoico que allí intentó disfrazar de crítica política del españoleo... Para acabar pregonando que español, español, don Fernando Fernández Savater. ¿No pidió el amparo ancestral taurino para guardar la esencia de la cultura española? Yo. le obsequié con don Tancredo, metáfora taurina a su medida. Ahora dice que «siempre le han reprochado estar en el corazón de la lidia». Querrían decirle que, por estar en medio, estorbaba. Nada más.

«Llegar a ser el chico que se diete con Savater», vocación que usted me atribuye, considerándola y considerándose suficiente para hacerme rico y famoso, no se me hubiera ocurrido jamás. Pero así, dicho por usted, toma su verdadero carácter de mamarrachada paranoica, de megalomanía delirante. ¿Pero quién se ha creído que es? Más bien le hago favor poniéndolo a la altura de los que, precisamente por merecerme respeto y, en algunos casos, fuera de las discrepancias, aprecio, he criticado hasta la fecha. De todos, demuestra usted con creces ser el más deleznable. A racionarme la propaganda, llega tarde. Propagandistas de su calaña me sobran. Le pongo a la cola de los artistas nacionalsindicalistas, patriotas delirantes o estalinistas clásicos y euroconversos que, día sí, día no, me tiran sus mismas coces.

Por cierto, que no sabía que para atacar desde sus páginas a Gustavo Bueno y El Basilisco, a Diwan y Alberto Cárdín, los señores de El Viejo Topo (los mismos que me dieron su Primer Premio de Ensayo -por malo supongo- antes de su espantá editorial) le exigieron atacar mi estilo literario. Aunque no sea tan viejo como parece, se ve que está usted en las últimas. Claro que si de ahora en adelante ha de ir ha lagando a su público haciendo el salto de la rana, lógico es que se asegure la charca. Mal debe don Tancredo verse a pie cuando así se empina: «Esa otra cosa -ser autor de mis libros y no de las naderías de Losantos-, ésa, le está vedada, y por mucho que se enfade conmigo, no parece que tal carencia tenga remedio.» Carecer de lo que ahí exhibe Savater, apasionada piedad para consigo, me consuela. Con al guien capaz de escribir cosas así, difícil sería enfadarse. Sólo que da compadecerse o mandarlo a hacer gárgaras.

Por último, don Tancredo entra a matar, huyendo. Como soy flaco, pincha en hueso. Resulta ahora que el altísimo don Tancredo, que pasaba del todo y de todos, del Estado y de los estados, de la política de derechas y de izquierdas, que nunca metió baza más que para decir que no jugaba, se acuerda ahora de la política rastrera, esa perversión del Poder, y me acusa de levantar la veda contra la izquierda. Yo solito desde la eternidad en que él me abandona, voy a acabar con la ahora apreciable contingencia de las alternativas de poder, de los estados de repuesto, de todo. ¿Cómo? Organizando la España eterna de la más peregrina manera: con un libro sobre cuestiones de actualidad española, esa cosa que Savater despreció siempre en sus celestiales libros. Pero ahora nos compensa ofreciéndonos el medio infalible de descubrir intelectuales enemigos de la democracia. ¡Ahora sabremos seguro quiénes son los fascistas! ¿Quiénes? Los adversarios de Savater, él nos lo dirá.

Con los falsos enemigos que me adjudica, don Tancredo reanuda la grotesca actuación pública de un monosabio que saltó hace poco al ruedo a barrer los terrenos de la suerte de su maestro, que, si por única y pasmada no admite peonaje, agradece el apoyo logístico en las grandes batallas de denuncia política que ha emprendido. Aludo a la nueva máscara de lo de siempre de Javier Marías, que también se nos ha vuelto ahora militante.

El monosabio

Que el señorito Marías -permítaseme llamarlo así para no confundirlo con su señor padre- iba para filósofo de la política, al modo de don Tancredo, pudo imaginarlo el lector de este periódico cuando lo admiró, en vísperas de elecciones, glosar su intención de aprovechar mejor el tiempo del voto quedándose en casa a leer la llíada. Vamos, como si se tratara de elegir entre Homero y Suárez o como si votar a Felipe González fuera no ya contra Marx, sino contra Platón y Aristáteles juntos.

Semejante inteligencia política, dotada de un estilete literario a juego, ataca y desbarata una conjura neofranquista, neofascista o neoespañolista (todo es uno y lo mismo, mira por dónde) en la que pormenoriza lo que don Tancredo apunta. Pero antes de buscar asilo político, se presenta como destinatario de toda la operación facha. Se trata de liquidar a quienes han descubierto -él en primer lugar- la universalidad literaria en España, cosa que ha provocado la operación Galaxia Gutenberg. Yo insisto en que la tribu tancredil cite nombres y textos, porque, de hacerlo sin disimulos, cobrarían sus quejas.su aténtica dimensión. Todo lo que demuestra saber de la «ofensiva» el señorito Marías, o lo único que podemos comprobar que ha leído, de lo que ataca, es el texto de Umbral publicado en EL PAIS que sirvió de presentación a mi libro Lo que queda de España. Allí, recordando unas declaraciones del señorito a este periódico'diciendo que sólo leía inglés, decía Umbral que bueno, pero que no se empeñara luego en escribir en español, porque así le salía. ¿Quién había de pagar lo que su imprudencia le costó a su vanidad? Yo, naturalmente, que era el que salía bien parado de allí, toda vez que mi mérito nacía de comparar mi libro con los suyos. Fácil me lo ponía Umbral, lo reconozco, pero ¡bueno se ha puesto el señorito!

Así que, ni corto ni perezoso, el monosabio se lanza al ruedo y, tras dos o tres despiantes, empieza la charlotadá: torear su particular ofensa como universal ofensiva. Chulería no le falta: él, con una frase, hubiera acabado con la Historia de Aguinaga, Puértolas y Zavala. Menos aún: callando los hubiera deshecho. (Que sea silencio inglés arcaico, porque como lo entiendan le van a zumbar en ruso más que a una estera.) Después, apela a la autoridad: no me deberían dejar escribir en ELPAIS. Eso decía Castellet el otro día en La Calle, en vez de ponerme velas, porque aseguraba que le ponía de punta los pelos que ya no tiene. Debería curarse de espanto haciendo lo que a su vera aconsejaba María Aurelia Capmany: «Como no soy masoquista, no leo nunca ese folleto propagandista del Imperio hacia Dios que se llama, creo, EL PAIS.»

Pistolerismo y dialéctica

El señorito también habla de oídas. Como Lo que queda de España no está en inglés, y sólo lee a Umbral en el periódico -lo que está bien, pero no es suficiente-, echa mano de lo que sus amigos le han dicho de los cuatro números de Diwan y de algún chiste de La Bañera. Me hace reproches pintorescos, como no dedicarle un ensayo a cada escritor español bueno y andar escogiendo los que más me interesan. Luego pasa a calificar la «ofensiva españolista», que «aunque sea contra fantasmas», es «xenófoba», «patriotera» y «trata de revivir los tiempos del Imperio». Dice de los ofensores: «Poco importa que tras ellos haya tal vez un pasado izquierdista. Su presente es neofranquista.» Y, al fin, la retahíla acaba por donde empezó: agravios de estilo. «El estito de la ofensiva se basa en buena medida en el insulto -no en la invectiva- personal. Es este un recurso fascista de pura cepa: a falta de argumentos, sal gorda, chistes, chabacanería demagógica, calumnias, vejación, injurias, puños y pistolas. »

Lo del humor como fascismo en última instancia, señorito Marías, es una reliquia teórica irresoluble y en cuanto al modo de atacar, después de leer a Savater, allá cada cual con su estilo. Pero eso de los «puños y las pistolas» es harina de otro costal. Su vanidad ofendida ha pasado a algo inu « cho más serio, aun viniendo de usted: nada menos que a denuncia pública de pasar de las palabras a los hechos, de usar la violencia contra nuestros adversarios ideológicos. Y como ese «pasado izquierdista» que certeramente nos atribuye supone haber pasado por el peligro y el miedo, la comisaría o la cárcel, precisamente por defender las libertades públicas contra la dictadura, yo le exijo al monosabio que deje de hacer el mono. Y que pruebe, con nombres y apellidos y con textos concretos de Diwan y de Lo que queda de España, que allí se hace apología del fascismo y de Franco, que se denigra consecuentemente la democracia, que se ataca a vascos o catalanes por el hecho de serlo o que se predica la imposición de idioma alguno a nadie. No dude en denunciar cuantas veces hayamos usado «los puños y las pistolas» con aquellos que hayamos criticado. Hágalo, señorito Marías, pero hágalo ya, porque, sí no lo hace, quedará públicamente demostrado que el único embustero fascista, el único niño litri-facha de esta historia es usted.

Hasta ahora

En cuanto al modelo publicitario nazi que nos atribuye para justificar agresiones, «Polonia invade Alemania», así como las referencias a escritores catalanes en castellano, yo puedo contestarle con un dossier (como el que le exijo a usted) que muestre públicamente la campaña de falsificaciones, injurias, intimidaciones y amenazas de las que, a mi sí, me han hecho objeto ciertos grupos políticos de Barcelona. Como yo me tomo más en serio la política que usted, mientras no esté aprobado en la «Cortes el Estatuto de autonomía de Cataluña, creo que no debo hacerlo y me callo. Pero hay algo que quien me haya leído, aun los más acérrimos enemigos políticos, no me ha negado nunca. Yo he corrido todos los riesgos políticos necesarios, asumiendo públicamente lo que he escrito, porque sinceramente creía que era verdad. Puedo haberme equivocado o no, eso ya lo iremos viendo. A mí me han considerado equivocado, confundido hasta la obstinación, pero nadie mentiroso ni cobarde. Yo, mejor o peor, he toreado de verdad. A unos les ha gustado y a otros no. Pero nadie me ha visto hacer el'don Tancredo o el salto de la rana. Usted, señorito Marías, y vos, altísimo don Tancredo, lo habéis hecho bastante a mi costa. Ahora podéis volver al charco.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 4:20:00 CEST

Punto final, de Jiménez Losantos
Federico Jiménez Losantos - Madrid. - 22/08/1979

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Tras la postrera réplica, se me comprenderá si renuncio a continuar la polémica con el señor Savater en sus hospitalarias páginas. Como polemista, tras de hacer metafórica burla de Don Tancredo dando botes y comparar sus intelectuales movimientos con el salto de la rana, héte aquí que Savater acaba replicándóme «cua, cua, cua ... » No podía aspirar a más mi argumentación que a su demostración acuática. Ya está hecho. Los nuevos insultos que me dedica tampoco son nuevos. Me llama bellaco, como el Capitán Trueno. Me atribuye insensateces que yo jamás he escrito, como defender la « España esencial» y la «intangibilidad cultural española», para así probar que soy un insensato. Cualquiera que me haya leído puede contestarle y si él se anima a hacerlo algún día con Lo que queda de España, seguramente me contestará, pero en otros términos. Entonces, pasado el ferragosto, si sigue animado, que me discuta y le responderé. Las simpatías de Bergamín por Telesforo Monzón me son conocidas desde mucho tiempo antes de publicar mi libro, por boca del propio Bergamín, pero mi admiración literaria no tolera el pasapurés del testimonialismo político, de modo que mi estima por el literato Bergamín sigue incólume y mi distancia política tan respetuosa como siempre. Ojalá pudiera decir lo mismo del señor Savater, pero sus lectores no me creerían.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de abril de 2008, 4:48:00 CEST

Lo que escribió Bibiana Aido en su blog. Valoren Vds. si compara el asesinato de Carrasco, de las mujeres por sus parejas con la crispación del PP.


Lo mejor y lo peor de la campaña
Marzo 13, 2008 · 9 Comments

Lo mejor: los debates, la mirada positiva de ZP, la solvencia de Chaves, la elocuencia de Rubalcaba, la sensatez de Pizarro “el bueno”, la ilusión de l@s militantes, el humor de Cabaña, el trabajo de Mamen, las sonrisas de la gente en los repartos, los premios Clara Campoamor, el equipo humano de la sede de San Antonio, la estrecha colaboración de Gabi, conocer a Soledad Murillo, la gente joven de la candidatura, el mitin de Felipe en Jerez, el apoyo de mi familia y amig@s, este blog y los magníficos resultados en la provincia: volver a obtener ocho diputad@s en el Parlamento Andaluz. Y un largo etcétera.

Lo peor: El atentado que costó la vida a Isaías Carrasco, las mujeres muertas víctimas de violencia de género, la crispación del PP, los insultos de algunos dirigentes populares a Andalucía, la posición de los “mandamás” de la jerarquía eclesiástica, los capítulos de “boicot” de actos en algunas universidades,….y que María Colón no vaya a representarnos en el Congreso esta legislatura. Sería una magnífica diputada, ánimo María!! A la tercera va la vencida.


PD: Por cierto, cómo le gusta a esta ministra el uso de las comillas, para "resaltar" esas "cosas" "importantes" y que no se nos pasen por "alto", "¿entiendes?".

 
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