Rescatado de una web en la que atributen el texto a Arcadi Espada:
El Nickjournal segrega un tedio interior y específico que debiera hacernos huir a los nickjournalistas mientras nos quedara un hálito de vida intelectual. Pero tiene al mismo tiempo una poderosa virtud que reside en la comunión alrededor de la anotación de cada día conjuntamente con otros muchos, muchísmos en ocasiones, coparticipantes; y a lo largo de todo el día, siempre amigable, siempre disponible. Y son esos ‘otros’, generalmente desconocidos en su identidad real, ignotos, enigmáticos también, los que nos atan a este pozo de las horas, a este, a veces, potro del tormento del hastío y del aburrimiento.
(Pico de la Mirandola)
Querido y desconocido amigo que, por primera vez, te acercas a este blog: me cago en tu puta calavera.
Hay algunas cosas que te pueden ayudar en esta nueva aventura. Por supuesto, necio y anónimo interlocutor, no te daré todas las claves, pues -como seguramente ignoras aunque deberías saber si tu idiocia no sobrepasara los límites del pudor- parte de la gracia está en el descubrimiento. Tendrás que ser tú solo el que encuentre, con la visita diaria y la ayuda de la oración, algunos de los arcanos de este lugar; tendrán que ser tus ciegos ojos los que vislumbren los intrincados y tenues -aunque irrompibles- hilos que unen a unos participantes con otros, tus manos las que palpen las paredes que, tras muchos esfuerzos, algunos de nosotros hemos construido para separar a los buenos de los malos.
Para que no te metas una leche nada más llegar: yo soy de los malos. Con ese conocimiento, averigua por tu cuenta cómo utilizar mis sabias enseñanzas. Si puedes.
- Aquí hay dos maneras de llegar: la modesta humildad que a un insecto como tú corresponde, la altanería del inconsciente que ya cree tener suficientes amigos. Te desaconsejo con énfasis cualquiera de las dos.
Si tus intervenciones son discretas, tardaremos en reparar en ti (nunca, nunca acentúes ‘ti’) y, cuando nos demos cuenta, te pisaremos; si vienes vacilando, date por jodido: aquí, el más tonto hace relojes de madera. No es raro comenzar con algunos textos breves y agresivos para, cuando alguien tenga la deferencia de darte una palmadita, bajar el tono y hacer algún aliado. Ese es el momento de utilizar el correo privado.
No repliques, destruye. Espera un par de meses para intercambiar leñazos. Mientras tanto, si lo tuyo es discutir, golpea y huye: aquí hay cierto nivel. Si lo que te gusta es la alabanza, empieza a aplaudir cuando quieras.
- También tienes dos posibilidades cuando elijas bajo qué apelativo te conoceremos e insultaremos: tu auténtico nombre o uno inventado para la ocasión. Si eres alguien conocido en el falso mundo real que rodea el monitor, tu verdadera identidad será un imán irresistible para las hostias. Verás el digno apellido de tu familia arrastrado por el fango cuando ellos sólo te dieron redoxón, cariño y buenos modales. ¿Que por qué? Porque sí. En cambio, si eres un anónimo ciudadano saldrás mejor parado hasta que alguien encuentre tus datos personales en Google. Entonces, de nuevo, date por jodido.
Si eliges un pseudónimo (se lleva mucho decir ‘nick’ -el sitio, de hecho, se llama ‘nickjournal’-, pero algunos hemos elegido la pedantería junto con el hacha a la hora de construir nuestro personaje, y una baja tirada de los dados no nos dio poderes políglotos, así que yo digo ‘pseudónimo’). Si optas por un pseudónimo ’stricto sensu’, decía, piensa que, por un lado, tendrás que escribirlo muchas veces; por otro, deberá ser fácilmente reconocible. Así que algo de no más de diez letras está más o menos bien. La eufonía es una buena opción, pero bastante inútil a la larga: alguien, pronto si eres impertinente, encontrará una deformación escatológica de tu nombre de guerra con la que cargarás para siempre.
Un nombre inventado -una oportunidad como otra cualquiera de ser lo que querías de pequeño- tiene otras desventajas. Siempre aparece un patán que te acusa de ‘esconderte en el anonimato’, como si te dignificase de alguna manera llamarte José Pérez de la Maza. A esa necedad me gusta llamarla ‘el argumentito’. Tú sabrás si te ofende; pero piensa que el cambio de caballo a mitad de la carrera es todavía peor. Si te identificas con un alias durante un tiempo, un día firmas con tu nombre -por los motivos que sean- y alguien te caza -y te cazará-, serás un vanidoso que no pudo soportar el mismo ‘anonimato’ que antes se te reprochaba. Si rubricabas con nombre y apellidos y, de repente, se te ocurre un apodo buenísimo, irresistible, también te lloverán: serás un emboscado que no engaña a nadie.
Olvidaba la tercera posibilidad, que consiste en el constante cambio de nombre. Allá tú, pero no recibirás un solo aplauso; ¿a quién vamos a aplaudir? Además, te adjudicaremos sin fundamento alguno comentarios especialmente desafortunados, quedarás como un cobarde que no defiende sus propias opiniones y tu personalidad se desintegrará poco a poco. Puedes terminar hablando contigo mismo (no sería el primer caso) e, incluso, no darte cuenta de tal insania (también ha ocurrido).
- Abre una ventana del navegador con el Diccionario de la Academia. Consúltalo: te evitarás disgustos y alguna lágrima.
- Elije bando: sólo te zumbarán por uno de los flancos.
- Puedes especializarte en un tema (política, música, costura, ciencia…) o picar aquí y allá. En el primer caso siempre encontrarás a alguien que sepa más que tú y tenga peor humor. En el segundo, aunque poco a poco suba tu puntuación, nunca serás un peso pesado. Sea cual sea tu elección, repito: elije bando.
- Por el amor de dios, no digas que el blog decae, que antes era mejor, que esto se hunde. Lo sabemos desde el segundo día (y no es broma: el 1 de enero de 2004 hubo dos comentarios; el 2 de enero, uno. Y era un coñazo). Tampoco le digas al dueño del garito sobre qué tiene o no tiene que hablar. Primero, queda feo escribir al dictado, pero hacerlo en un diario personal es todavía peor. Segundo, no te va a hacer ni puto caso. Tercero, está muy visto. Cuarto, abre tu propio blog y haznos partícipes de tu sapiencia en la elección de los temas. Que te vas a cagar, hombre. Como poco, meses de ‘cero comentarios’.
- Si te insultan y no has tenido un mal día quizá sea recomendable reirte un poco. Del ofensor, de ti, de los demás. Si te duele algo, te han despedido o te ponen los cuernos puede que necesites desahogarte. Suerte.
- Si te zahieren y te callas eres un blando. Si el que insulta eres tú, atente a las consecuencias, maleducado. Si contestas con corrección y buenas maneras no olvides la ironía, por lo menos. Es la mejor opción; y la más esforzada. Dudo de tu capacidad, pero siempre puedes intentarlo.
- Lo peor que puedes hacer es conocer personalmente a quienes tecleamos. La amistad nubla el juicio, y esto consiste en juzgar. Y condenar. Lamentablemente, esta opinión es apriorística. Somos tan, tan encantadores, todos, que cuando cruzas el umbral ‘lasciate ogni speranza’. Discutir con un rostro es mucho más difícil que hacerlo con un imbécil invisible como tú, ignoto memo. Y las más irreconciliables diferencias se disuelven en Dom Perignon a morro; es un hecho comprobado. Piénsalo bien: ¿quiéres ser un pandillero acogido a la masa borreguil? ¿Prefieres la digna soledad del francotirador y matarte a pajas? Quizá te parezca mejor tomarte tu tiempo, ver quién desprecia a unos o a otros y tomar partido entonces. Timorato.
- Repasa los archivos del blog. Son muy instructivos.
- No repases, jamás, los archivos del blog. Siempre tendrás que retroceder más y más. Te volverás loco.
- Lo que consideras fruto de tu esfuerzo y tu inteligencia, tus logros personales, esa magnífica casa que habitas, el sueldo que se multiplica cada año, la familia que te adora (cónyuge, hijos y mascotas), tus títulos académicos y las condecoraciones que te han concedido no son armas que puedan volverse contra ti, sino armas que van a volverse contra ti. Cállate, bocazas. Un dato personal es una mina, en más de un sentido. No te digo nada si vives en un piso de mierda, eres mileurista y acabas de salir de Meco Dos. Si tienes la piel acorazada de ironía y autoestima (aquí hay ejemplos varios, que no citaré por no rebajarme al halago) puedes probar a inventarte una vida en la que deslices, de vez en cuando, alguna nota real. Como los agravios se distribuyen aleatoria pero incesantemente, antes o después alguien pinchará en un órgano vital. No te duelas del castigo: si se meten con tu amante ficticia deberás responder igual que si insultan a tu santa e inmanente madre.
- A lo mejor no te has fijado: en la página principal Arcadi Espada habla de cosas. Puedes opinar sobre ellas; no está prohibido, ni siquiera mal visto.
Basta de recomendaciones. No quiero llenar tu boba cabecita con ideas que no puedes asimilar y esto ya es un ladrillo. Que te den.
Salud.
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