Etiquetas: Edgardo de Gloucester
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Terrorismo pijeras
José Antonio Martínez-Abarca
Como todo el mundo sabe, cuando se inventó el cinematógrafo las que se tienen por primeras imágenes filmadas se llaman "obreros saliendo de la fábrica". Es lo que Emilio Zola ya había hecho años antes, en su naturalismo, para observar y anotar a los obreros, sólo que el cinematógrafo aún no existía. Bueno, pues aquellas secuencias de protocine nos muestran a lo que parecían trabajadores explotados y eran realmente trabajadores explotados.
Y desde luego sus macilentas pintas vestidas de borra y arpillera abrigando una tuberculosis o una silicosis no se parecían en nada a las de los liberados sindicales de ahora, ni, aún menos, a esos zangolotinos de la extrema izquierda que se dan de palos supuestamente en nombre del proletariado en plena plaza del Sol de Madrid. Cómo ha cambiado la revolución. A los revolucionarios de ahora lo más trágico que le ha ocurrido en la vida es quedarse sin batería en el móvil, "¿saesss?". O sea, como muy.
Porque los revolucionarios de ahora, a juzgar por las imágenes de los disturbios, tienen todos pinta de muy bien comidos, mejor bebidos, estupendamente dormidos y no peor fornicados. Y, por si poco fuera, con cobertura en el móvil. Vamos, que son de la misma clase de revolucionarios que cierto secretario de unas juventudes comunistas periféricas, al que un día sus camaradas llamaron a casa pasadas las doce de la madrugada, respondiendo al teléfono la fámula o "marmota" de sus papis: "Lo siento, el señorito no quiere que nadie le despierte y no se puede poner". Los señoritos revolucionarios que, una vez despertados al caer sobre las sábanas el "sol de naipe" (que decía González-Ruano) de las mil de la madrugada, se dedicaban otro día a intentar matar policías, logrando sólo herir a un par de ellos, porque esto de ir contra el Sistema es así de enrollado, no tenían aspecto de estar demasiado sojuzgados por ese Sistema.
Todas las niñas en primera línea de pancartas (ver, ejemplo, la portada del diario La Razón del viernes) lucían sonrosados arreboles en los mofletes como para jugar con ellos al abejorro. Se nota que esas niñas agudizan las contradicciones internas del Sistema poniéndose ciegas a McMenús porque el capitalismo las obliga a ello, como los fascistas obligaban al difunto Haro Tecglen a escribir aquellos artículos entusiastas sobre la Cruzada y el Invicto. En la manifa para "parar el fascismo", todas y todos gritando consignas de forma que podemos observar sus magníficas dentaduras, algo que jamás hubiese estado al alcance del más rico de esos revolucionarios que llevan en las camisetas. Ni siquiera el Ché, el más pijo de todos ellos. ¡Ah, esta juventud rosada, cebada, ahíta de autoindulgencias y terrorista! ¡El proletariado!
Orestes, siete letras y una marea de fogonazos sobre papel sepia, pequeños fulgores que se filtran por el colador de mi memoria; aceite sobre pan, las hojas de olivo casi sin bailar y el sol rasgando el verde y el amarillo y mis tardes con Orestes, mi cómplice, mi icono, mi tío. El haragán, el burla curas que me retaba a pareados y me abría la cajita de la redondilla, el peor rastreador de huellas de zorro, su mejor glosador, el del eterno cigarrillo, traje de lino y sombrero de medio lado. Orestes, el oráculo de la mandrágora, el diccionario con patas y una referencia en polisemia cipotera. Un dandi sin un duro despistadillo que nunca se olvidaba de la bota de vino. El que, en verano, en el sopor tras la merienda, con el sol aún alto, se embobaba escudriñando con cierto interés el horizonte. El que me decía Adredín, el que tiene trébol de cuatro hojas buen fario le cobija, anda, ve, busca cerca del arroyo. Y yo iba, con el corazón en un puño, aunque no sé si por miedo al zorro o por emular a Hernán Cortés. Y miraba y buscaba, hasta que oía un berrido, aullido de becerro rajado, mi tío Orestes, siempre mi tío Orestes, que ahora sé porqué se dejaba cabalgar por Juan Macarena, el aceitunero, entre aceite y vino, bajo nuestro olivo.
La España humillada de Zapatero
RODRÍGUEZ Zapatero no se merece volver a ganar las elecciones. No sólo ha emponzoñado al país en lo doméstico, sino que en estos cuatro años ha hecho, con su acción exterior, que España no cuente en el plano internacional, que sea ninguneada y que, finalmente, acabe siendo humillada por dirigentes de tres al cuarto, desde Chávez a Evo, pasando por Idriss Déby en el Chad.
La diplomacia que dirige Miguel Ángel Moratinos no ha estado muy acertada en su gestión últimamente como, por desgracia para nuestros intereses nacionales, nos ha tocado ver. En este último mes, cuatro han sido los fiascos del gobierno de Rodríguez Zapatero en el ámbito internacional: el primero, el encarcelamiento sin garantías jurídicas por parte de las autoridades del Chad de los tripulantes españoles del avión fletado por la ONG «El arca de Zoé». Y no se trata sólo de que Nicolás Sarkozy se presentara en Torrejón cual salvador de las azafatas españolas (que ya de por sí tiene bemoles la cosa). Lo más grave es que el intransigente gobierno del Chad se estaba preparando para que España desplegara un contingente militar en el sureste de ese país como apoyo a sus propias fuerzas armadas. Y aún peor, el gobierno español, incluido el Ministerio de Defensa en este caso, siguió con su planeamiento de ayuda armada sin hacerlo valer cara a la liberación de nuestros compatriotas. Pronto estarán en el Chad los militares españoles como si nada hubiera pasado.
La segunda cosa, la pésima preparación diplomática de la visita de Sus Majestades los Reyes a las ciudades de Ceuta y Melilla, esas que en un descuido nuestro ministro de Exteriores ha colocado ya en Marruecos (como antes ya lo hiciera su compañero de carrera y filas socialistas Máximo Cajal). Cuando en Exteriores se confiaba en que la inevitable crítica por parte de Marruecos estaba adecuadamente negociada y se iba a mantener en los mínimos imprescindibles, Mohammed VI y sus ministros pillaron desprevenidos a nuestros dirigentes, con una retórica encendida y la subsiguiente retirada de su embajador de Madrid (a quien aún se está esperando). ¿Improvisación? ¿Ingenuidad? Puede que también desprecio por el horizonte de las dos ciudades españolas sobre las que Rabat exige negociar.
Tercero, la ya famosa y bronca Cumbre Iberoamericana. No sólo el ejecutivo dejó solo a Su Majestad el Rey, ofreciéndole como pararrayos de los populistas e indigenistas de la zona, sino que ha abierto una dicotomía entre gobierno y Estado (pues no olvidemos que el Rey asiste como Jefe de Estado del Reino de España) que ya veremos cómo se cierra. De momento, lo que sabemos por el dictador venezolano es que la diplomacia española anda a la carrera por arrancarle un comunicado conjunto para calmar los ánimos. Lejos de conseguirlo, el gobierno español, disfrazando su humillación como talante, no hace sino provocar más bravuconerías del dirigente venezolano, que acumula insulto tras insulto contra nuestra principal institución.
Por último, el affair Félix Sanz, el actual JEMAD. Tras habernos vendido el ministro Alonso que la candidatura del alto militar español contaba con los apoyos necesarios para ocupar el puesto de presidente del comité militar de la OTAN, lo que venía a ser, en su zafio marketing político, algo así como la demostración de la excelente sintonía entre España y Estados Unidos, el pobre JEMAD no sólo es derrotado en la primera vuelta al obtener tres tristes votos (de Luxemburgo, Portugal y Turquía), sino que en su derrota se ve abandonado por el gobierno al que sirve. Olvidando la venta previa del puesto al que aspiraba, Moratinos suelta que todo era un empeño personal del teniente general Félix Sanz, falsedad ante la que el ministro de Defensa calla, dándola por buena en un buen ejemplo de lealtades mutuas, pero no para con su principal subordinado.
Nada de esto es sorprendente, por desgracia. Rodríguez Zapatero llegó a La Moncloa motivado por hacer todo lo contrario que Aznar y creyendo en que podría él solito humillar al presidente norteamericano. También creyó que escudado en su antiamericanismo ramplón sería mejor recibido por los líderes europeos del momento, Chirac y Schröder, sin darse cuenta de que en lugar de volver al corazón de Europa, como no se cansaba de repetir, en realidad se estaba poniendo bajo la bota de nuestro vecino francés. No sólo era George W. Bush quien ninguneaba al gobierno, París hacía lo mismo en contra de nuestros intereses a la primera de cambio.
Aún más grave la levedad de España en Europa desde que los supuestos amiguetes de este gobierno desaparecieron víctimas electorales de sus políticas. Angela Merkel sustituyó a Schröder (con la célebre metedura de pata de nuestro presidente de por medio, alegrándose de la derrota de la misma) y Chirac cayó ante el empuje de Nicolás Sarkozy, ambos en los antípodas de lo que sostiene el gobierno español. Así, de grandes amigos de la Constitución Europea, emperrado Moratinos en atraer al máximo número de países a favor de un texto plus, más ambicioso, acabará resignado y aceptando un texto que empeora la posición de España respecto a nuestros socios en la UE.
En la OTAN el gobierno español es conocido como el Frente Sur, ya que demasiadas veces somos quienes más problemas creamos a los aliados. No sólo nos negamos a levantar las restricciones en el empleo de las fuerzas en Afganistán, sino que criticamos a los americanos y a las acciones de la Operación Libertad Duradera y abogamos por un sistema que limite el margen de maniobra de los soldados de la coalición. También ponemos pegas al escudo antimisiles y, desde luego, estamos muy lejos de cumplir el compromiso de llegar al 2 por ciento del PIB en gasto de defensa. Seguiremos en la Alianza, pero de forma muy poco colaborativa.
El problema de Rodríguez Zapatero es que nada de lo que buscaba lo ha conseguido. Para compensar la huida de Irak, se ve forzado a aguantar el riesgo de Afganistán y a estar dispuesto a enviar tropas donde nunca se había imaginado. Los Estados Unidos lejos de salir derrotados de Irak, han aguantado y están cambiando los términos de la guerra allí; el antiamericanismo en Iberoamérica se ha acabado por revelar también como anti-españolismo; la buena relación con Marruecos sigue tan sujeta a vaivenes como antes.
¿Y todo a cambio de qué? ¿En qué nos hemos beneficiados los españoles de este giro de nuestra política exterior? España está hoy más sola y aislada que hace cuatro años; España no es escuchada en casi ningún sitio y a España la calla un militarote golpista y con modales de matón. Lejos del eslogan de Rodríguez Zapatero, España no ha vuelto a ninguna parte, sino que se ha ido de todas. El único y mejor apoyo del actual gobierno socialista resulta ser el dirigente islamista de Turquía, Recep Tayip Erdogan, quien con su progresiva islamización social se aleja a velocidad de la luz de Europa.
Rodríguez Zapatero ha puesto en marcha una política internacional inspirada en principios erróneos y que, para más inri, sus ministros ni siquiera han sabido gestionarla bien, acumulando fracaso tras fracaso. No hace falta ser un aznarista para comprender que esto no es lo que se merece España. Basta con hablar con nuestros empresarios e inversores, con aquellosque aspiran a estar presentes en el mundo de la globalización, escuchar a nuestros científicos, a nuestros militares. No es viable un país serio con dirigentes que no lo son. La factura a pagar es demasiado alta. Rodríguez Zapatero no debe volver a ganar las elecciones. Por el bien de España.
RAFAEL L. BARDAJÍ
El Movimiento SALVEM LA VICE VOGUE! se ha constituido con la finalidad, como su mismo nombre indica, de salvar a la Vice Vogue de la extinción total. La pobre se está amojamando y a este paso sólo van a quedar de ella sus huesos momificados. Eso sí, huesos serán, más huesos-fashion.
Evidentemente el culpable es el Zapo: mientras Él, agotado por sus trapisondas políticas, deja que Sonsoles le toque la flauta (mágica) en la Moncloa, la bollera-bombera fashion tiene que acudir a apagar los fuegos reales -Guadalajara- o virtuales, originados por la panda de ineptos/as que configuran este Gobierno de percebes/as:
- Tiene que vestirse de fallera y presentarse apresuradamente en Valencia para intentar salvar los muebles del ciclón Rita.
- Debe reunir a la piara de capitalistas dueños de las TV (todas amigas, todas adictas) para que dejen de manipular, digo de contribuir al incremento de la violencia de género, número y caso.
- Ha de encasquetarse el uniforme de la Carrera (canutillo, bodoque y espadín) para ejercer de Menestra del Foreing Office y tapar las brechas que causa Moratinos, el Buda incapaz.
- Y sobre todo, tiene que engalanarse adecuadamente cada viernes para, utilizando la portavocía del Consejo de Ministras de Cuota y Ministros Incompetentes y dado que no tiene nada que comunicar al no haber deliberaciones ni acuerdos, dar caña al partido votado por 9.630.512 españoles, o si se tercia, a la Asociación de Víctimas del Terrorismo y a la manifestación que ésta ha tenido a bien convocar en uso del derecho de manifestación.
SALVEM LA VICE VOGUE!!!
MARI TERE: AQUETA'T!!!
¡¡¡LOS ESPAÑOLES NO NOS MERECEMOS UNA TÍA SECTARIA QUE TRABAJE TANTO!!!
(Y ahora, adeus, que Madrid me espera)
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