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14 noviembre 2007
Ni un pelo de tonto (o un parecido razonable)


















Confieso que cuando esto escribo todavía no he estudiado en su totalidad, y con el debido detenimiento, aunque sí he repasado sus aspectos principales, la Sentencia de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Rollo de Sala 5/05( en términos vulgares y coloquiales, caso 11-M), lo que no me impide, con la venia, realizar alguna pequeña valoración sobre la misma. Habrá, y ya las hay, opiniones para todos los gustos, y las defensas, y también las acusaciones particulares y hasta la fiscalía tras inicial titubeo, en legítimo derecho, recurrirán dicha resolución ante el Tribunal Supremo, instancia esta que ya les adelanto, sin temor equivocarme, no cambiará (casar, en el argot) gran cosa de lo que ya ha sido sentenciado; y aquí paz, y después gloria. O no.

Si bien no pretendo diseccionar la sentencia (aprecio hechos probados un poco confusos y fundamentos jurídicos más o menos discutibles), pues sería precipitado y tampoco es el objeto de estas líneas, suscribo lo manifestado por Tsevanrabtan el mismo día 31 de Octubre de 2.007 en su entrada en este foro, publicada antes de la lectura del fallo por parte de Javier Gómez Bermúdez y que tanto se aproximó a la realidad: que, utilizando términos taurinos, el Tribunal haría, y así ha hecho, una faena de aliño (1); vamos, que los magistrados, ropones diría Raúl del Pozo, saldrían airosos de la plaza, más bien con división de opiniones y sin la obtención de trofeos. La sentencia, dictada por tres hombres justos e independientes, deja unas cuantas cosas claras( mas también otras sumidas en la misma oscuridad inicial), pero principalmente dos resaltan sobre las demás: la masacre no fue consecuencia de la intervención española en la guerra de Irak y no acoge otras teorías, conspiranoicas para sus detractores, que se amparan en agujeros negros, que los hay, de la instrucción judicial y la investigación policial. Fija una verdad judicial, que no es inapelable ( gracias al recurso que contra ella cabe) y mucho menos inatacable( se puede y hasta se debe opinar), como cualquier otra sentencia, y se dicta en base a las pruebas practicadas con las debidas garantías.

Es evidente que este proceso, por su trascendencia judicial y política, por la brutal masacre de la que deriva y por las innegables consecuencias políticas que tuvo el atentado, pasará a la historia, y no sólo la judicial, de este país. Pero este proceso es también el de un hombre joven que ha sabido estar a la altura de las circunstancias, que no ha defraudado las expectativas que generó desde un principio. Un hombre, un ropón, que ha sabido dirigir el proceso con maestría y ecuanimidad, que no ha rechazado, en general, las pruebas que le han sido solicitadas ( en este punto se encuadrarían las diferentes pericias sobre explosivos que tan poca gracia hacían a la Fiscalía y a otras acusaciones), que no ha dicho ¡¡¡ vale ya!!!, porque esa expresión, acuñada por la fiscal del caso en un ataque de nervios, o de ira, es un repugnante eufemismo para decir que vale todo, que sirve lo que nos beneficia pero no aquello que nos perjudica, o nos puede perjudicar.

Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras es expresión popular y sabia que Javier Gómez Bermúdez, malagueño de cuarenta y pocos años y de frente despejada, habrá recordado mucho, en exceso tal vez: antes, durante y después del juicio. Gran parte de los más sesudos comentaristas políticos, y también judiciales si se tercia, porque aquí vale todo y de todo se entiende y de nada se duda cuando se pontifica, pusieron el grito en el cielo al conocerse que el mencionado magistrado iba a ser el Presidente de la Sala que juzgaría la peor masacre terrorista de nuestra historia, el gran proceso, o la continuación ante un tribunal de justicia de aquellos tres días de marzo que cambiaron, ya es innegable, el panorama político de España. Lo difamaron sin compasión y mediante terceros más o menos interesados, con la guerra en el Consejo General del Poder Judicial como telón de fondo, intentaron revocar su nombramiento como Presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, y a punto estuvieron de conseguirlo. ¿ Sus pecados? ¿ Sus cuentas pendientes? Pertenecer a la mayoritaria (nada extravagante, pues) y conservadora Asociación Profesional de la Magistratura y haber concedido una entrevista antes del juicio al diario El Mundo, medio que defendía unas teorías que al final no han sido precisamente acogidas, en la sentencia. En dicha entrevista Bermúdez defendía que existiesen investigaciones periodísticas al margen de la instrucción judicial o la investigación policial en curso. En el otro bando ideológico, aquí, como en todo lo demás, las banderías hacen permanente acto de presencia, dirán, o ya están diciendo, que precisamente por su juventud (y capacidad y mérito añado yo en modesta contribución) Bermúdez se ha limitado a realizar esa faena de aliño antes mencionada, buscando de esta guisa quedar más o menos bien con todo el mundo y continuar así con su prometedora carrera, mirando de reojo hacia un sillón del Tribunal Supremo. Es una interpretación poco acertada a mi juicio y bastante simplona, por no llamarla torticera, porque los otros dos magistrados (2), ya no tan jóvenes, han seguido su mismo criterio, acertado o no, y no han emitido ningún voto particular que se apartara, ni en los hechos ni en la fundamentación jurídica, de lo sostenido por el ponente de la sentencia. Desconocen también, si no existe dolo en su actuación, el peculiar procedimiento que conlleva el nombramiento de un magistrado para el Tribunal Supremo, por desgracia, y también por voluntad del legislador, algo sometido a los avatares de la política.

Bermúdez ha sido ecuánime, lo que no equivale a perfección, para eso están los recursos que solventará el Supremo, o incluso el Constitucional, por la vía del recurso de amparo si lo hubiere; independiente, pues ha soportado injustas presiones desde que se conoció que sería el árbitro de una contienda más política que judicial; didáctico, siendo ejemplar el inicio de la fundamentación jurídica de la sentencia, con los diferentes tipos de prueba que pueden darse en un proceso penal (directa e indiciaria, así como la distinción entre presunción de inocencia y el principio in dubio pro reo), perfecta y breve (lo bueno, si breve….), y más dirigida a profanos en la materia, por la trascendencia del caso, que a profesionales del Derecho que sobradamente la conocen; garantista, ya que ha querido, y creo que lo ha conseguido, que se respete el derecho a la tutela judicial efectiva, siendo en este punto paradigmática la prueba sobre explosivos, algo que no era del agrado de la fiscalía, pues ya valía, pero que debía hacerse y se hizo, aunque otra cuestión sería la valoración en la sentencia de esa prueba pericial, que no comparto en su totalidad; buen árbitro, a lo británico, no en vano, y me permito la licencia de hacer un símil futbolístico, ha sabido dejar jugar a todas las partes, ha tenido y exhibido mano izquierda, y con la diestra ha mostrado las tarjetas justas y necesarias (emblemático el episodio con Díaz de Mera), no se ha perdido en excesivos aspavientos y en la medida de lo posible, muy difícil en este caso, ha pasado desapercibido; enérgico, por no haber dudado en reafirmar su autoridad cuando ha sido necesario, y ahí quedan para el recuerdo las broncas a Zouhier y a los intérpretes, el primero enviado a los calabozos cada vez que se desmadraba y los segundos a su despacho para exigirles una traducción simultánea, no sucesiva; y por último, last but not least, aplicado, demostrando durante las innumerables sesiones, algunas de mañana y tarde, o tarde noche, un conocimiento exhaustivo del Sumario, que le llevaba en ocasiones a interrogar personalmente a acusados, testigos o peritos para un mayor y mejor esclarecimiento de los hechos.

Reconforta saber que en un país como España, donde la Justicia es una de las instituciones peor valoradas por los ciudadanos, no sin motivos, existan jueces como Bermúdez que, aun gozando por razón de su cargo de una inevitable estela mediática, saben realizar su tarea con justicia y honradez, que no meten la cuchara en un plato que no sea suyo y que pronuncian, mandan y firman con la puntualidad a la que se habían comprometido, la misma que es exigible a cualquier servidor de la justicia por ingente que sea su cometido.

Las dos fotografías que encabezan este escrito muestran un parecido más que razonable entre ambos personajes; creo que es el mismo parecido, con la misma intensidad, que pueda existir entre Bermúdez y un buen juez, o un juez justo, que no infalible.


(1) Aliñar: Preparar el toro para una suerte sobriamente y sin adorno ni intención artística. El Cossío.

(2) El magistrado Alfonso Guevara, otro de los miembros del Tribunal y perro viejo en estas lides, señaló en una entrevista al diario La Razón que el momento más duro que vivió en la vista oral fue el día de las víctimas, porque algunas venían preparadas para hacer un discurso político que estaba fuera de todo lugar. Son de esas cosas que te entran por un oído y te salen por otro. Daba vergüenza ajena. Guevara también declaró que la sentencia sería abierta y que sólo se establecería la verdad jurídica, que no tiene por qué coincidir con la verdad. También defendió el papel de la Prensa..


(Escrito por Reinhard)

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[0] Editado por Tsevanrabtan a las 8:30:00 | Todos los comentarios // Año IV



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Escrito por: Blogger null - 15 de noviembre de 2007, 20:58:00 CET

396

Xacto, Pa, de aquellos guarrillos vienen estas lorzas

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de noviembre de 2007, 21:05:00 CET

...Este sábado voy a hacer y a comer unas migas coj..., ya he impreso el texto y lo seguiré punto por punto. El tocinete bien churruscadito...Huummm... Gracias Protactínio

 

Escrito por: Blogger Al59 - 15 de noviembre de 2007, 23:12:00 CET

En el día de Venus.

 

Escrito por: Blogger cronopiodeley - 16 de noviembre de 2007, 1:02:00 CET

¿Están ustedes en cuarentena o algo?

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 16 de noviembre de 2007, 1:34:00 CET

Escrito por: Anonymous Anónimo - 16 de noviembre de 2007, 1:36:00 CET

Escrito por: Anonymous Anónimo - 16 de noviembre de 2007, 1:40:00 CET

Un diputado socialista pregunta por "los modos inaceptables" del Rey


Francisco Garrido Peña, diputado del Grupo Parlamentario Socialista, registró el pasado lunes una pregunta al Gobierno inquiriéndole sobre si comparte la "agresividad" mostrada por el Rey contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. El cerebro que ideó el "Proyecto Gran Simio" sale en defensa del Gorila Rojo.

En el escrito presentado a la Mesa del Congreso, que hoy reproduce Manuel Sánchez en El Mundo, que carecía de la firma del portavoz del grupo, Garrido se mostraba muy crítico con la actitud del monarca durante la pasada Cumbre Iberoamerica. En el texto condenaba los "modos diplomáticamente inaceptables" del Rey al "mandar callar al presidente de Venezuela y de abandonar la sala ante la intervención del presidente de Nicaragua" que, en su alocución, criticaba a las multinacionales españolas.

El parlamentario argumenta que los hechos "dañan la imagen de España en Latinoamérica y ha otorgado una relevancia política al Rey de España que la Constitución no le concede".

'¿Cree el Gobierno que el Rey de España actuó conforme a su estatus constitucional, al gritar al presidente de Venezuela o al abandonar la sala, ante el discurso del presidente de Nicaragua?'

El preámbulo finaliza con la proposición de cuatro preguntas destinadas al Gobierno, formuladas en el mismo tono el texto previo. Las cuestiones pasan de forma automática al índice de preguntas formuladas al Ejecutivo, si bien deberán someterse al trámite de ser clasificadas y aceptadas cuando les llegue el turno.

Francisco Garrido, conocido como el diputado verde o ecologista por ser uno de los impulsores del 'Proyecto Gran Simio', también registró el mismo día otra pregunta relativa a la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla en la que aseguraba que "ha provocado una crisis en las relaciones de España y Marruecos".

Tanto en este tema como en el de la Cumbre Iberoamericana, las tesis del diputado chocan de frente con la política mantenida por el partido, de apoyo total al Monarca.

 
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