Expuestas las posibles causas genéticas de la homosexualidad, explicadas las razones socioeconómicas de su prohibición milenaria en casi todos los países del mundo, entendidas las razones igualmente socioeconómicas que han llevado a los países democráticos y opulentos a despenalizar la homosexualidad, tenemos que enlazar ahora con la exposición realizada en la entrada precedente sobre la estrategia de las mitocondrias y el peligro que comporta de acabar a muy largo plazo con la supervivencia del género humano.
Recordará el lector que, como venimos explicando, las mitocondrias sólo las transmiten las hembras, y que estas se comportan de forma tal que, si pueden, consiguen que se engendren más niñas que niños, y que, en último extremo, si ven que no es posible que el feto evolucione hacia niña y es inevitable que sea niño, hay ocasiones en las que influyen para que ese niño tenga la orientación sexual de una niña. El genetista Sykes llama maldición de Adán a la estrategia que se ven obligados los hombres integrales a fin de conseguir cruzarse con la mayor cantidad de mujeres posible ya que de esta forma logran que el cromosoma Y pueda transmitirse a la mayor cantidad posible de hijos varones, los únicos que pueden transmitirlo a su vez. Se recordará que esta estrategia se basó durante milenios en la violencia física del macho sobre la hembra y que el proceso civilizatorio viene consiguiendo la sublimación continua de la violencia física hacia formas menos inaceptables, una de ellas el poder político o el éxito económico. Pues bien, de esta estrategia del hombre, a la que prefiero no llamar maldición, como hace Sykes, sino oportuno y necesario mensaje de Adán, depende nada menos que la misma supervivencia de la especie, primero la de los varones y, más tarde, la de las mujeres, con lo que, en definitiva estamos hablando de la supervivencia de toda la humanidad.
En el contexto de esta reflexión hemos de admitir que la gaytud tiene que ver plenamente reconocidos sus derechos pero que, al mismo tiempo, tenemos que reconocer que, si bien la producción de bienes no está en peligro, sí lo está, a largo plazo, la supervivencia de la humanidad, o sea, lo contrario que temía Malthus, en la medida en que puede obstaculizar el cumplimiento del mensaje adánico.
Si a los factores genéticos, caso de que efectivamente los haya, se añaden ahora los efectos en la infancia de la presentación de la homosexualidad como una orientación sexual equiparable a la heterosexualidad, los efectos adversos al cumplimiento del mensaje se intensificarán.
En el desarrollo del feto, sexualmente indefinido en sus primeras etapas, los mecanismos que llevan a la formación de un varón son más precarios que los que llevan a la formación de una hembra. Incluso existen estadios intermedios en los que puede formarse un varón, cuyas pautas sexuales se asimilen a las hembras o a los varones, dependen estrechamente de la educación y la formación que reciban en los primeros años de vida. Habida cuenta de las evidencias empíricas que apoyan estas explicaciones, es obvio que la defensa de la supervivencia de la especie aconseja adoptar medidas tendentes a proteger la orientación heterosexual y evitar la homosexual. En este contexto, la vida de niños en el seno de familias formadas por dos hombres es algo que cualquier legislador debería soslayar de modo tajante.
Puede que algún lector se pregunte por qué me he centrado en la homosexualidad de varones y he dejado de lado la de mujeres. Pues porque es evidente que el lesbianismo no supone peligro alguno para la reproducción, algo que ya sabían las culturas antiguas, en las que mientras que el lesbianismo era tolerado y ampliamente practicado en los gineceos y en los harenes, la homosexualidad en varones era desde antiguo y sigue siendo en ciertos países un potente tabú. Pero es que, además, como sabemos, la supervivencia de la especie humana no está amenazada por el lesbianismo y, sin embargo, sí lo está, y muy seriamente, por la homosexualidad masculina, lo cual quiere decir que su probable propagación a través de leyes como las vigentes en España sobre matrimonios homosexuales y adopción de niños por estas familias son criticables y rechazables por muy democráticas que sean ya que atentan contra la supervivencia de la especie.
Etiquetas: Desdeluego
1 de mayo.
Por el pleno empadronamiento.