1- Antes de empezar el viaje léanse Cerdeña y el Mar de DH Lawrence . Una vez en la isla reléanlo y comprueben que el apresurado inglés lo clavó. La redacción a borbotones y la falta de pulido de la prosa son defectos perdonables. Luego dedíquense a comparar lo vivido con lo leído y tómense su primer mirto.
2- En la isla se habla el italiano y distintas variedades del sardo. En Alghero se habla catalán (al fin y al cabo se repobló en 1353 con barceloneses tras haber expulsado a los revoltosos habitantes originales genoveses) pero es una variante arcaica. Como los sardos mezclan ambos idiomas al hablar con los españoles (que intentan desesperadamente entenderse con los aborígenes ha-blan-do-es-pa-ñol-muy-des-pa-cio o ensayando variantes de la frase fundamental “Io voglio entrare per la finestra”) acaba uno recurriendo al inglés como terreno neutral. Por si acaso tiene que entendérselas con un paisano zumbón, recuerde que Macomer se dice Macumere, Cagliari es Cálgari, Xu Nuraxi es Sunuragui, Alghero es Saliguera... para superar el soponcio del descubrimiento regálese un mirto.
3- Lo de la tradicional hospitalidad sarda es un jodido mito. Naturalmente encontrarán gente estupenda que les sacará de un apuro y se portará como ángeles, gente divertida y gentil, gente maravillosa, pero también toparán con un montón de paisanos somardas que jugarán con su tiempo, su dinero y su buen humor por el simple hecho de que se aburren como ostras y torear al forastero es un entretenimiento mucho mejor que tragarse los programas de la TV Sardegna. Relean a Lawrence y relájense con un mirto.
4- Ninguna guía de viajes es perfecta, pero la que más les va a servir es la de Toni Vives de la editorial Laertes . La de el País Aguilar es muy mona, muy chachi y muy llena de errores. En algunos textos parece evidente que en vez de comprobar los datos se han fiado de los consejos de alguno de los guasones locales. Sobre todo no se crean lo que se describa como “ameno paseo” porque la caminata puede ser de mas de dos horas. Ante la duda siéntense en una terraza y pidan un caffé maquiato o un capuchino (sorprendentemente asequibles de precio y sabor excelente) y un mirto
5- Los horarios de autobús deben ser un secreto de Estado visto lo difícil que es enterarse. Empezando porque hay varias compañías y algunas solapan recorridos, las tablas horarias colgadas en Internet son incorrectas, en algunos pueblos los billetes se venden en bares o heladerías que varían según los propietarios lleguen a nuevos acuerdos con las compañías...Por si fuera poco, los diversos billetes no se venden nominados de destino, que vaaaaaa!!!!, sino que son de diverso importe (un euro, uno y medio, cinco...) y según los kilómetros y el trayecto se debe comprar uno u otro. Unos admiten transbordo, otros no, y otros sirven de ida y vuelta, pero aun no he conseguido entender como funciona. Cuando lo consiga se lo haré saber, pero de momento MP3 (MP3= Mirto Per Tre)
5B- Una vez comprobado la psicodelia del transporte público sardo puede optar por alquilar un coche. Recuerde que los italianos conducen como salvajes y los sardos se creen la reencarnación del Motorista Fantasma. Esta vez cambiaremos el mirto por un doppio caffé o probaremos las cualidades salvíficas de la siesta en el maquis.
6- No crea que los puntos de información turística lo saben todo. Aunque sus lagunas informativas son mínimas comparadas con lo conseguido al preguntar a los aborígenes. Con las adolescentes ni lo intenten: les mirarán con cara de abulia y se limitarán a balar suavemente sin dejar de mascar chicle. Los adolescentes son mas bulliciosos pero igualmente inútiles en caso de necesidad. Pruebe con los adultos entre treinta y cuarenta años, sobre todo mujeres, que son mucho mas eficaces. Repita la fase MP3 (es que lo de ir preguntando es muy estresante).
7- Algunos listillos en Cagliari explotan la romántica imagen de una izquierda reivindicativa y un nacionalismo sardo. Con el rollo de que “aun es posible que un proletario coma dignamente en un restaurante”, mucha banderita de los “piccoli paesi” (incluyendo una ikurriña) y mucho cartel de huelga revolucionaria, te dan un servicio de mesa pésimo, un menú regular y te soplan veinticinco euros por la jeta. Por menos presupuesto es posible cenar con un plato principal, un contorni y media botella de vino decente en un velador precioso con un camarero atentísimo en un burgués y capitalista restaurante. Ni se acerquen a estas trampas para nacionalistas papanatas o socialdemócratas vergonzantes. Comparen precios y después tómense un filuferro para bajar la cena
8- En Cerdeña se come muy, muy bien. Ahorren en el alojamiento y gasten en comida de plato y tenedor. Para comer pizzas y lasagnas congeladas siempre estamos a tiempo. En Alghero hay un mercado de productos frescos en Vía Cagliari, cerca de Porta Terra, y un minimarket de precios decentes cerca de la Piazza Civica: compren queso pecorino e higochumbos y almuercen en las torres mirando al mar. En Cagliari el Mercado Cívico está en la esquina de Via F. Cocco Ortu, Via Tiziano y Via Bacaredda. Otros lugares tienen tiendas “normales” fáciles de encontrar para comprar alimentos. Los precios de los restaurantes y trattorías son altos (los propios italianos se quejan de ello) y les cobrarán un fijo que se detalla como “coperto”, y que debe ser el alquiler de los cubiertos y la vajilla, el pan y la servilleta. Por cierto si les sirven un pan seco o miserable pueden poner mala cara y hasta pedir que lo retiren con cara de crítico gastronómico (sirve sacar una libreta y ponerse a escribir con furia, aunque sea la lista de la lavandería o un poema gongorino), porque en Cerdeña se hace y se consume un pan riquísimo y de amplia variedad, así que eso quiere decir que les están tomando por tontos. Incluso es posible que les hagan la pirula de la tarjeta Visa “que no funciona” y les hagan pagar en efectivo, que según escriben algunos periodistas locales es la nueva moda de la hostelería. En Cagliari hay una zona poco pateada por los turistas que es la de los alrededores de San Michelle en el barrio de Stampace, con restaurantes “para aborígenes”, aunque en Marina también es posible esquivar los garitos para turistas y cenar con vecinos que se levantan de la mesa y cogen el mando de la tele para cambian de canal si la camarera no les hace caso. De remate, un mirto molto freddo
9- Si al pasar cerca de una iglesia oyen música que suena como de coral de hombres con tonalidades extrañas, recojan la cámara, pongan cara de devoción cristiana y entren. Nosotros coincidimos con una “misa sarda” (variante local de las misas rocieras o baturras) y ademas de poder descansar media horita hicimos una degustación del canto a tenore . Para seguir en armonía celestial, un malvasía de Bosa o Cagliari.
10- Para los consumistas irredentos, el casco antiguo de Alghero está lleno de tiendas de recuerdos, joyerías (para comprar coral rojo), decoración, artesanía de calidad... Los adictos a los libros tiene en Porta Terra un buen sitio para fundir la Visa. En Bosa hay una tienda ISOLA (una especie de cadena de artesanía y organizadores de excursiones) en la calle principal, y otra mas grande y variada por la zona de Piazza 4 Novembre (mas o menos...). Cagliari es como un cruce de Vetusta y Soria hace treinta años: no hay muchas tiendas de recuerdos y artesanía, parte de ellas son un tanto rancias y los horarios son los de Pepe el Vago. Lo de las librerías y tiendas de discos aun es mas complicado: las grandes superficies han devorado a las pequeñas tiendas. Persiste La Casa del Disco en Vía Roma (sección música tradicional) y han abierto una librería (glubs, no apuntamos el nombre) en esa misma calle que no solo tiene un personal muy colaborador sino que abre los domingo por la tarde (¡benditos sean!). Mas pequeñas encontramos Succa, en Via Deledda y Il Bastione en Piazza Constituzione. En las tiendas de los museos no hay gran cosa que ver, asi que si les gusta una pieza hagan la foto (sin flash) porque no encontrarán el catálogo ni la reproducción (pues anda que no les queda ni nada antes de llegar a las delicias del Arqueológico Nacional o las cajitas de condones del Thyssen...). Ya saben, busquen un rincón de buen parecer y adminístrense un mirto por dictamen médico
11- Si son de la tribu de los Indy, recuerden llevar calzado adecuado (nada de botas camperas, tacones o chanclas) para corretear por los yacimientos. Los Nuraghe pueden ser bastante grandes o simples torres en medio del campo. Por si acaso hay que cargar agua fresca y algo de comer, porque no siempre es posible encontrar intendencia cercana. Algunos como el de Palmavera o el de Xu Nuragui tiene una zona de venta de entradas, una tienda diminuta pero bien surtida y un pequeño bar o zona de descanso, y el de Barumini está muy cerca de un restaurante con cafetería (Il Cavallino della Giara) pero es mejor llegar al pueblo y parar en el de la esquina, que ademas de una tienda bien provista de material tiene una terraza fenomenal y un camarero que prepara unos cafés shacattos (de “shaked”, agitados con hielo) y bautizados con Baileys que te reconcilian con el mundo rural
12- los cibercafés son escasos, diminutos y muy caros. No es raro que cobren tres o cuatro euros por media hora, te pidan el carnet de identidad para “hacerte socio” y no pasan de ser un par de ordenadores en una mesa contra la pared (lo dicho, como Soria hace treinta años). En Cagliari, en la Via Napoli hay un café Internet abierto desde las 8,30 hasta las 21 (cierra los domingos) que por dos euros te dan un desayuno de veinte minutos de conexión, un café y una pieza de bollería, lo cual es mucho mas razonable. Y para animarse durante el día, un mirto con Hotmail
Con estos breves consejos espero que quien se anime al viaje aproveche la experiencia ajena y se evite algunos rasponazos en el ánimo.
Etiquetas: Mandarin Goose
(0)
Una luminosa invitación a visitar Cerdeña. Tuve la oportunidad de ir a Cagliari hace años y le llevaron a ver las monumentales y prodigiosas nuragas. Gracias por la entrada don Mandarin