Vayamos a las causas que se alegan. La principal, la falta de regulación de mercados financieros que han llevado a abusos de las empresas sobre la base de la codicia. Esta mentira sistemáticamente repetida (yo lo he escuchado hasta a personas que ayer consideraba documentadas) se desmonta en un plis. Una simple búsqueda en un recopilatorio de normas como Westlaw nos ofrece estos resultados:
Bancos, más de mil
Cajas, más de mil
Financiero, 281
Banco de España, más de mil
Seguros, más de mil
Crédito,más de mil
Bolsa, 425
Pues la verdad, es que para no haber regulación, el esfuerzo reglamentador ha sido importante. Entonces ¿Qué es lo que ha pasado? Pues varias cosas. Los juristas sabemos que hay tres formas de alcanzar la legalidad. La primera es que lo regule una norma, la segunda es que un incumplimiento legal no lo persiga nadie, y la tercera es que los tribunales bajo la excusa de la independencia prostituya la norma y sancione (en el sentido regio de la palabra, no el punitivo) el incumplimiento perseguido. Ya empezamos a entrar en la verdadera causa de la crisis, la corrupción. Si hay “chorrocientas” normas que regulan un sector, y éste entra en una depresión por descontrol es porque los encargados en controlarlo ha desistido de su función. Y la autoridad casi siempre renuncia a sus funciones por mecanismos corruptos. Prima facie, las denominadas causas exógenas, cuyo paradigma son las “hipoteca subprime” y los insultados con la denominación de “NINJAS”. Lo que no se explica son las presiones que sujetos de la órbita del Partido Demócrata en los EEUU hicieron a las entidades financieras para que concedieran crédito a los desfavorecidos económicamente y a las minorías raciales. Las entidades cedieron a esas presiones, pero con la compensación (pues los mandamases siempre compensan) de poder “empaquetar” esa deuda en productos financieros que les permitiera hacer presentable lo que en ortodoxia económica era una temeridad (dejarle dinero a alguien que sabes que no te lo va a devolver). Los poderes públicos, en la interpretación más generosa, hicieron la vista gorda, y mientras la burbuja engordaba todos estaban contentos (unos ganaban dinero endosando mierda, tranquilizaban a las minorías raciales y los ingresos tributarios engordaban). Pero llegó el momento de liquidar los títulos y se vio que estaban fundamentados en humo. Entonces todos se pusieron como el inspector Renault. Una vez explicado esto ¿Se puede sostener honestamente que es un problema del capitalismo? ¿Y de la falta de regulación? ¿Y de la no intervención del Estado? ¿No será más un problema de la corrupción?
Ahora volvemos a los asuntos patrios. Aquí la crisis financiera además ha tenido un reflejo en una crisis de un sector como es la construcción. Si sólo fuera financiera, seguro que no tendría la repercusión en el empleo que ha tenido. Los países no tienen las estructuras económicas que desean, si no también la que es fruto de su condición geográfica e histórica. En España un peso importante del PIB lo ha tenido la construcción. Eso no es bueno ni malo, hay factores positivos y negativos. No podemos aspirar a tener industria de alta valor añadido por un déficit formativo estructural y una mentalidad “peculiar”, pero sí que contamos con un buen clima, una falta de fenómenos climáticos extremos y una cierta seguridad jurídica y ciudadana. En resumen, un lugar ideal de recepción de talento, porque se vive muy bien, seguro y relativamente barato. Eso permitía mantener una industria de la construcción próspera que mantuviera otros sectores auxiliares. Y entre las necesidades de nueva construcción y de mantenimiento y mejora de lo construido, se podía sostener un modelo económico sólido. Varios factores han “fastidiado” el modelo. Una sobrevaloración del suelo por motivos políticos y ecológicos, y una falta de previsión de los poderes públicos y la idiocia de la denominada sociedad civil. La necesidad de mantenerse en el cargo por parte de los políticos locales les llevó a plantear cada cita electoral como una suerte de Navidad anticipada. Así no hay pueblucho que no celebre una fiesta en la que se pueda ver gratis total a Bisbal, los fuegos artificiales y los estrenos de cine, como que coloque en trabajos improductivos a todo el personal que lo pida. Lo de gratis total es una entelequia, pues no hay nada gratis (o sí, ya explicaré). De alguna manera se debía financiar el cotarro y las licencias urbanísticas era una oportunidad. Tu me haces un edificio, pero “de gratis” me haces el polideportivo, la pista de atletismo y además me pagas la tasa. Obviamente el constructor repercute esos costos al precio final. Para el alcalde es más fácil repartir el coste en 30 años de hipoteca de los nuevos adquirientes de vivienda que aumentar el IBI a los que están disfrutando de ese “Estado del Bienestar”. A la “fiesta” se unen los bancos, que ven una línea de negocio cuando empieza la espiral. No saben muy bien si es solvente el que pide el crédito, pero el bien se revaloriza (artificiosamente) y el riesgo se cubre. El vulgo se cree rico patrimonialmente y no se cuestiona el sistema. Hasta que la cosa se mantiene en los negocios entre particulares y bancos, funciona más o menos bien, cuando ya asumen el riesgo del promotor, la situación se complica. Tienen que devolver el dinero de los créditos que han obtenido en el exterior , y los pagadores interiores se hacen remolones. Y mientras, ¿Qué hace el Estado no local? Pues nada, ya que los datos de paro se les mantiene estables y los ingresos también ¿Vieron el peligro? No me cabe la menor duda, pero siguieron la máxima “si algo funciona bien, no lo cambies”. El problema de las máximas es que no siempre sus planteamientos son correctos. Hoy es muy ridículo ver como las fiestas locales se reducen a meros “tributos a Bisbal” y bailes regionales. En lugar de decir que no se tiene dinero, se intenta seguir engañando al vulgo. Los motivos ecologistas también ha contribuido lo suyo. Es muy triste ver como en un país despoblado y enorme quitar dos árboles necesita superar una patulea de manifestantes que ven el fin del mundo (compartiendo no pocas veces fines políticos). La historia local ¿Tiene algo que ver con el capitalismo? ¿La falta de legislación? ¿La ausencia de intervención estatal?
Ahora más preguntas ¿Tiene solución? Pues no ¿Por qué? Primero porque la gran corrupción de la democracia postmoderna es que a una gran parte de la población la democracia les sale gratis. Y no deja de ser una perversión que a quien no le cuesta nada, decida lo que se tiene que hacer con el dinero del resto. Para superar la situación la población debería conocer la verdad y no la pura propaganda. Pero ésta no se preocupará por conocer la verdad mientras le salga “gratis total”. Por eso la primera medida anticrisis sería subir los impuestos, para que los que no pagan nada, pagaran algo y así no dejen que sea el Estado el que se preocupa de los asuntos públicos. Segundo, el Estado no piensa ceder nada de poder de intervención, aunque la intervención o la falta de intervención sea uno de los factores coadyuvantes de la crisis. El paradigma es la conferencia de la número 2 del PSOE Leire Pajín. En un Estado con poco peso público (el que dicen que existe), el auditorio hubiera abandonado el local a la primera chorrada que soltó. Sin embargo “todos” aguantaron estoicamente a la estólida política ¿Por qué? Porque su negocio depende de una decisión de ella ¿Eso es un problema del capitalismo?
El trabajo de zapa de los poderes públicos ha sido muy eficaz. Hay sospechosos habituales a los cuales atribuirles los males. Y si estos se aproximan al capitalismo, la empresa o el rico el éxito es total. La pena es que cuando peligra nuestro culo cambiamos de opinión y no nos sirve explicaciones genéricas del porqué tenemos un problema cardiaco, un cáncer, artrosis. Lo cual es incoherente pues no hay nadie que niegue que “lo que mata es la humedad”.
Etiquetas: Cateto de Pacifistán
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