En contraposición también se encuentran documentados casos de verdadera zoofilia entre animales de distinta especie, donde no hay violencia ni intimidación, como en esta foto en la que un ciervo le hace el amor a un perro:
En la web antes citada, también muestran comprensión ante quienes sienten vergüenza por haber sido violados por animales: “!If you suffered from animal rape as a child, you are not alone. Many other people know the same pain and shame. You do not deserve any of the shame that you are feeling. That shame belongs squarely on the shoulders of your abusers. You did nothing wrong.!” Tal como dice allí: “la vergüenza no debe recaer en la persona violada sino en los lomos del animal que cometió la violación”. Sin embargo he comprobado muchas veces que esas verdaderas bestias no sienten el menor remordimiento por lo que han hecho.
Hay muchos otros casos de bestialismo, como el de un perro que no se limitó a defender la casa, sino que se excedió, violando al ladrón. En otro lamentable caso, un hombre que estaba haciendo sus necesidades en un campo fue violado por un burro, excitado al ver las blancas posaderas del campesino. Lo lastimoso es que el video fue presentado como una anécdota cómica, burlándose de los sentimientos del hombre abusado. Un tercer video muestra también cómo un toro intenta violar a un granjero, que se salvó gracias al hecho de llevar bien puestos los pantalones. No sé cuántos nickjournalistas han sufrido abusos similares pero es evidente que son varios habida cuenta de que fueron muchos los que recurrieron a las defensas neuróticas de la proyección o de la negación burlesca. Cuenten, sin embargo, con toda mi solidaridad.
Algunos de esos hechos pueden parecer risibles a algún inconsciente, pero un caso espantoso ocurrió en julio de 2005 en Seattle, estado de Washington, donde un destacado ingeniero de Boeing, Kenneth Pinyan (aka Mr. Hands), fue sodomizado por un caballo y murió por la hemorragia masiva que se le produjo. Se hizo una película, “Zoo”, sobre el caso, comentada en el New York Times. He aquí un fotograma del film:
Tal como se podrá apreciar pretendo en esta serie de artículos ser equidistante y no tomar partido ni por los seres humanos ni por los animales. Cuando ocurre un malentendido o un cortocircuito en sus relaciones las culpas pueden estar repartidas. Ya que expuse casos de bestialismo por parte de animales quiero traer a colación un caso en el cual el animal involucrado tuvo un comportamiento muy considerado. Se trata del caso del gorila King Kong. Aunque se trate de una ficción sirve como ejemplo. El gorila estaba sumamente enamorado de Jessica Lange, como se puede apreciar en un fotograma del film:
Pero hay que reconocer que cuando las cosas no resultan bien, no toda la culpa puede atribuírsela al animal. Tanto hombres como mujeres con sus comportamientos provocadores excitan a los animales, tal como se puede ver en esta fotografía:
(continuará)
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