Las antiguas leyes de marketing, según me las enseñaron, describen esta disciplina como "una filosofía encaminada a identificar, satisfacer y crear necesidades" para el consumidor. Esto fue dictado cuando la globalización era prehistoria, la comunicación instantánea una utopía y nuestras redes de información eran, desde nuestro actual punto de vista, francamente precarias. El acceso de las marcas a todos los territorios -la universalización del modelo Coca-Cola, impecable porque su establecimiento no disfrutó de los multicanales actuales- y por las vías más directas imaginables -el anuncio de Vodafone que te cuelan mientras escuchas música en Spotify- presenta en la actualidad un panorama fascinante. En concreto, la difusión de los logos en una serie de carreteras paralelas: vallas publicitarias que trascienden el anuncio puro y que en ocasiones ni siquiera idea o financia la propia compañía. Más que nunca, una Filosofía. Lo etéreo o sentimental gobernando hábitos frente a lo que en la práctica es un hecho concreto (el consumo, la adquisición). Como esos anuncios de vehículos que no anuncian el coche sino un estilo, un aire, una ecología.
A mediados de esta década fueron identificados una serie de sitios web focalizados en compañías y marcas. La Iglesia del Consumidor dividió estos sitios en cuatro categorías, The 4 F's, y como siempre Vicente Verdú se hizo eco. La nomenclatura eclesiástica no es gratuita, pues el fenómeno se articula en claves muy similares a las del seguimiento religioso, con la fe predominando sobre la razón. Aquí otra muesca.
La primera F son los Filtros y un ejemplo de filtro sería esta página sobre los cafés de todas las esquinas modernas y participación estelar del mítico Juan Valdez (se lo arrebataron a Saimaza pagando la espectacular cláusula). Los Filtros se caracterizan por recopilar información sobre una marca concreta, reuniendo observaciones de clientes, sucesos cotidianos y actualidad.
La segunda F son los Fanáticos y una referencia fundamental la encontramos aquí. Está claramente especificado: un blog sobre McDonald's pero no afiliado a McDonald's. Seguimiento diario de la cadena y la marca; publicidad voluntaria de quien ha trascendido la fidelidad para situar la marca en el eje de su existencia. En este punto uno se pregunta, ingenuo, si la campaña que le están haciendo nuestros medios a Florentino Pérez es también "no afiliada" y gratuita.
A continuación la Iglesia nos cita los Facilitadores, que crean comunidades y constituyen un ejemplo literal de 'citizen marketers'. Como Fernández Mallo no los difundió todavía, nos permitiremos referir aquí la experiencia de Mini2, emplazamiento de seguidores y usuarios de este legendario diseño automovilístico. Siendo ajena a la marca y la empresa, esta F también es atribuible a los cientos de blogs no oficiales sobre artistas, partidos políticos y otras especies exóticas.
La última F corresponde a los Firecrackers, autores de llamativos y a menudo fugaces chispazos que sitúan un producto o marca en el ojo del huracán consumista. Un vídeo, una animación o una canción (o las tres cosas juntas) componen la artesanía más elemental de esta F, al alcance de cualquiera. El D.I.Y. postmoderno y a menudo colindante con el referido Fanatismo que procede de la Fidelidad incondicional a una marca. Algo no tan nuevo, desde los partidarios de Adidas frente a Nike y los adscritos a BMW antes que a Mercedes. Cerrando el círculo, nuestro ejemplo de Firecracker sería este spot casero de ipod.
Que los Follen.
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