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Magnífico, pero el típico navajeo entre camarillas no explica esto:
[[4. Problemas con el griego. Nietzsche, que fue catedrático de griego en la Universidad de Basilea, utiliza a veces en estos fragmentos póstumos algunas palabras o expresiones griegas, que él, como buen helenista, escribe siempre correctísimamente. Ya por ello resulta bastante irritante que, en esta traducción, una y otra vez (pp. 63, 75, 76, 100, 101, 104, 106, 108, 109, 110, 116, 120, 123, 140, 148, 156, 157, 192, 219, 220, 295, 303, 320, 334, 415, 427, 431, 447, 533) aparezcan mal escritas o mal acentuadas las palabras griegas.]]
[[Con independencia de esa mala costumbre, en ocasiones el traductor se anima a dar una traducción española suya de las palabras griegas empleadas por Nietzsche pero, como tampoco sabe griego, dice cosas tan curiosas como las siguientes: en 9 [32] emplea Nietzsche «Sophrosyne» como transcripción alemana de la correspondiente palabra griega, la cual, como es sabido, significa «templanza», «moderación». El traductor deja la palabra alemana tal cual, pero añade una nota propia (la 14 de la p. 237) que dice textualmente: «Transcripción de la palabra griega que significa “justicia”». ¿Desde cuándo σωφροσύνη significa “justicia”? En 7 [31] Nietzsche utiliza la conocida expresión λάθε βιώσας, que, como también es bien sabido, significa «vive oculto». El traductor añade por su cuenta una nota (la 19 de la p. 153) y traduce: «Fuerza oculta» (?). En 8 [87] aduce Nietzsche otra conocida expresión griega, μηδὲν ἅγαν, cuyo significado es: «nada en demasía». El traductor añade su nota (la 26 de la p. 219) y traduce: «No hacer nada» (?). En ese mismo 8 [87] Nietzsche cita otra expresión griega: ἐγγύη, παρὰ δ’ἄτα, que literalmente significa «garantía, desgracia cercana», es decir: «Como salgas garante de alguien, pronto vas a sufrir una desgracia». El traductor, en cambio, traduce (nota 26 de pág. 219): «Garantía frente a la desgracia». Todo esto resulta extraño. El lector de esta recensión tiene derecho, sin embargo, a conocer la razón de estas extravagantes «traducciones» del griego. El traductor, que, como se ha dicho, tampoco sabe griego, ha ido a rebuscar su sabiduría en una vieja traducción francesa de estos fragmentos póstumos (la de Gallimard, de 1977), famosa por los innumerables errores de sus notas. Y allí ha encontrado que el traductor francés traduce erróneamente (p. 559 de esa edición francesa) la última expresión griega aquí citada por «garantie contre le malheur» y la ha traducido tal cual. También ha encontrado allí, en esa misma página francesa, que el traductor francés traduce absurdamente μηδὲν ἄγαν por «ne rien faire» y, creyendo que era una traducción correcta, la ha vertido así al español, «no hacer nada». Por casualidad, el traductor francés traduce bien (p. 555 de esa edición francesa) la expresión λάθε βιώσας por «vis caché». En este caso el problema es que nuestro traductor tampoco sabe bien francés y no ha entendido la palabra francesa vis (aquí, segunda personal del singular del imperativo del verbo francés vivre, «vivir»). Ha elucubrado que en francés vis significa «fuerza» y así ha traducido: «fuerza oculta».]]
[[Si se tiene en cuenta que una traducción como ésta está destinada principalmente a las bibliotecas universitarias, cabe imaginar el daño que estas pifias del traductor pueden causar en los jóvenes universitarios.]]
Ni esto:
[[en su nota a 9 [114] la edición alemana, aclarando una alusión de Nietzsche a Dante, pone una nota correcta e identifica la fuente: «Divina Commedia: Inf., V, 73-142». Salvo el traductor, todo el mundo sabe que ese modo de citar quiere decir los versos 73-142 del canto V del Infierno. El traductor ha debido de pensar que estos alemanes son en realidad poco rigurosos y se olvidan de la paginación y que por ello hay que corregirlos. Y así él transforma la correcta nota alemana en esta otra nota suya (nota 50, p. 259): «Dante, Divina comedia, Infierno, V, pp. 73-142». Es decir, el traductor cita las presuntas páginas 73-142 del presunto tomo V del Infierno (¿de qué edición?).]]
[[Esto de trasformar versos griegos, latinos o italianos en páginas parece ser una manía de nuestro traductor. Es sabido que la mayoría de los autores grecolatinos no se citan por páginas, sino básicamente por versos (en el caso de la poesía) o por parágrafos y líneas (en el caso de la prosa). Pero en las notas del traductor de este volumen I tenemos maravillas como las siguientes: nota 9 de la página 78: «Las Bacantes, vs. pp. 202-203» (en vez de los versos 202-203). O la nota 3 de la página 89: «Diógenes Laercio, I, pp. 27-33» (en vez de los parágrafos 27-33). O la nota 5 de la página 148: «Cátulo, Carmina, 90, pp. 3-4» (en vez de los versos 3-4), donde nuestro traductor, por si esto fuera poco, confunde al poeta Cayo Valerio Catulo con Quinto Lutecio Cátulo, autor de epigramas eróticos. O la nota 36 de página 163: «De rerum natura, V, pp. 1169-1182» (en vez de los versos 1169-1182). O la nota 47 de la página 170: «Tácito, Germania, pp. 18-20» (en lugar de los parágrafos 18-20). O la nota 12 de la página 317: «Tucídides, I, pp. 90-93 y 135-138» (en vez de los parágrafos 90-93 y 135-138). O la nota 18 de la página 333: «Esquilo, Agamenón, pp. 208-316» (en vez de los versos 208-316). La extraña nota 5 de la página 326 de nuestro traductor dice: «Platón, Banquete, XXV» (?). El traductor comete este error porque copia un error incluido en una traducción francesa de los escritos póstumos (Gallimard, II, 1, 1990), p. 516, que dice, equivocadamente, eso mismo: «Banquet, XXV». En 29 [178] cita Nietzsche una bien conocida frase de la Política de Aristóteles (1262b 22 y ss.). El traductor, en cambio, dice en «su» nota 33 de la página 507: «Aristóteles, Topica, 117b, 18-20». En vano buscará el lector en ese lugar de Topica la frase citada por Nietzsche. Ante mi perplejidad, un profesor valenciano estudioso de Nietzsche y conocedor de interioridades de esta traducción me ha aclarado el enigma. El «error» de la nota de nuestro traductor se debe a que ha copiado a ciegas una nota errónea de una traducción italiana (Friedrich Nietzsche, Frammenti postumi 1869-1874, vol. III, tomo III, parte II, Adelphi, 1992, p. 586). No quiero ser injusto con el traductor y he de decir (ya aludí antes a ello) que él aporta dos únicas novedades, que sí son completamente de su propiedad. En su nota 7 de la página 203 el traductor nos informa del sorprendente hecho de que Nietzsche regaló a Wagner «un cuadro» [sic] de Durero. Y en su nota 11 de la página 433 nos informa de la existencia de una no menos sorprendente «Correspondencia Goethe-Eckerman» [sic], cosa que repite en la nota 11 de la página 481, para que no queden dudas. Y además cita páginas y todo. Unas notas como éstas son una afrenta a la universidad española, un desprecio de la juventud estudiantil y un fraude al editor.]]
No nos interesan las camarillas, nos interesa saber por qué un tío que no distingue la pérdida de un millón de marcos con la un millón de soldados, !en un día!, puede ejercer de traductor de Nietzsche. Nos la sudan los motivos que tenga Sánchez Pascual, nos importa si lo que dice es cierto. En ese sentido sería interesante que alguien nos dijera a qué porcentaje de errores afecta el hecho de que S. Pascual haga uso de la nueva edición y el traductor de la antigua. Pero por lo demás nada cambia. Los culpables son quien encarga, quien traduce y quien publica, y es mucho lo que tienen que purgar.
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