Reviso, entonces, la hoja de ayer por ver si hallo alguna idea fructífera. ¿El aborto? Quita, quita. Bastante es con que alguien llamara puta a mi madre (¡Hola mamá! Soy Jose. Aquí estoy, tan contento, escribiendo algo para el blog.) para, además, aguantar que, ahora, quien ignora la tercera acepción del vocablo feto me califique de asesino y mataniños. Quiá. Además, toda discusión sobre el aborto está condenada al fracaso: es un asunto de creencias y ya tengo dicho aquí, aká y acullá lo difícil que es ser agnóstico en este país nuestro. Dejémoslo pues.
Si tuviera formación jurídica, cosa que, gracias a Dios, no quiso el destino, igual podría pergeñar un breve textículo (¡qué sandez! El sufíjo -ulo, del latín –ŭlus, hace referencia a la pequeñez) sobre la responsabilidad y la culpabilidad. Ya saben, esas cosas tan religiosas que deben de estar inscritas (¡a martillo y cincel moleculares!) en nuestro genoma. Aquí tenemos la culpa de todo: de eliminar comentarios y de no hacerlo; de no llamar la atención, aunque eliminemos comentarios; de ponernos de parte del tirio, según el troyano, y del troyano según el tirio. Y todo a la vez. ¡Fantástico! Los administradores somos la prueba viva de la dualidad onda-corpúsculo. Deberíamos nombrar al príncipe Louis-Victor Pierre Raymond de Broglie laico patrón de este blog. Y, desde luego, asumir que jamás nadie podrá determinar simultáneamente nuestra posición y nuestra cantidad de movimiento, lo que nos llevaría, ineluctablemente, a designar archimandrita de nuestro espacio a Werner Heisenberg. Pero eso, el comportarse un poco cuánticamente, aquí es un valor negativo. Enseguida te llaman de todo. Dicen, solemnes: los que pasan por aquí y no se les ve o aquellos que nunca quieren opinar. ¡¡A los tibios los vomitará el Señor!!, o como sea exactamente, que no me apetece nada googlearlo. La religión, en fin, una vez más.
Así pues, nada que escribir. Porque no voy a aburrirles con la victoria del Atleti, claro. Además, no hay que sacar pecho que, con este equipo (o lo que sea), enseguida te lo parten. Y ya bastante escacharrado lo tenemos. Que tengan un buen día y, por nuestra parte, paciencia y barajar. Aunque estemos un tanto hasta los cojones, por decirlo poéticamente.
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