Participo desde hace años en una tertulia radiofónica. No me busquen en el dial: se trata de una tertulia meramente local. Voy porque me divierte y me ayuda a enterarme de ciertas pequeñas intrahistorias que afectan a mi pueblo. Tengo dos contertulios que son destacados miembros de los principales partidos nacionales. El del PSOE es diputado regional y el del PP, concejal en el Ayuntamiento. Y valor emergente desde que Cospedal tomó las riendas de la yunta. Ayer tuvimos tertulia y, después de ver a los dos compañeros, creo que el PSOE ganará las elecciones. Y que el PP, desde luego, lo sabe. Hemos hecho una porra sobre los resultados. ¿Mi apuesta? Gana el PSOE por entre 6 y 10 diputados. La del contertulio-PSOE, quince diputados arriba. La del contertulio-PP, gana por cinco diputados… el PSOE.
Así está el tema. ¿Por qué se ha venido abajo cuando hace sólo una semana hablaba de empate o de muy probable victoria –por poco, eso sí– de Rajoy? Y lo curioso es que el miembro del PSOE no se lo rebatía con excesiva fuerza. ¿Qué ha pasado desde entonces? No he podido hablar con ellos del asunto y, lo que exponga a continuación, obedece tan sólo a mis propias sensaciones. Aclarado esto, a uno le da el pálpito de que el propio Rajoy no cree en la victoria. Y si el jefe duda, los demás abrazan el agnosticismo. Digo esto porque, fíjense, desde los discursos de principio de campaña Rajoy ha bajado el diapasón. Ya, por -significativo- ejemplo, no hay alusiones al “fichaje” de Pizarro. Aquí en mi pueblo, en lo que fue casi el primer mitin del PP, Rajoy vendió al ex-presidente de Endesa como uno de los puntos fuertes de su proyecto. Luego, Pizarro ha resultado flojo, carente de sentido del humor y hasta faltón en ocasiones. O sea: un petardo.
Una segunda sensación es la de que los miembros más centristas (por decirlo de una manera tópica aunque comprensible) del Partido Popular, entre los que puede situarse a mi contertulio, se encuentran un poco desasistidos. Quizá se deba su aparente orfandad a un efecto desmedido de la prensa (salvo, claro, COPE y allegados), probablemente buscado de forma táctica por el PSOE. Quizá. Ayer publicaba El País un artículo de Antonio Estella, más dirigido –a pesar de su título– a los dirigentes que a los votantes “moderados” del PP, en el que, dando por sentada, firmada y rubricada la derrota electoral del PP, animaba amablemente al partido a iniciar su carrera hacia el centro. Y eso cunde. Cala. Sobre todo después de que Rajoy se haya hecho acompañar por Aznar. Vale: al final de la campaña (por ejemplo, en la importantísima plaza electoral de Girona), Rato actúa junto a Rajoy. Dicen incluso que, para el cierre, Gallardón estará con el jefe. Y no será porque Rajoy, gallego al fin, no pone una vela a Dios y otra al diablo: cautivos y desarmados tiene a Zaplana y Acebes en esta campaña. Pero…
Me malicio, por otra parte, que la gente menos forofa (que vale por más pensante) del aparato, no ha quedado particularmente satisfecha con el resultado del segundo debate. Por decirlo elípticamente, su emoción es perfectamente descriptible. Aceptemos que los debates mueven poco voto. De acuerdo. Pero animan (¡o desaniman!) lo suyo. Si el propio Rajoy, y eso le honra, claro, reconoció -con una voz difícilmente reconocible- en Onda Cero a la mañana siguiente que se había equivocado con el asunto de la guerra de Irak (¡con lo fácil que hubiese sido decir: eso ya lo juzgaron los españoles, y perdimos las elecciones!), ya me dirán ustedes qué pensaron los demás. Pero no sólo fue ese tema concreto. Le faltó tanta mordiente como ideas; le sobró tanta repetición como gráficos. ¡Si ni respondió al, igualmente repetido, bobo infundio del bonobús! En fin: cualquier cosa, menos contentos.
Y una cuarta sensación es que, sin embargo, pueden estar todos equivocados. ¿Y si hay sorpresa? ¿Y si la participación no es tan alta como predicen las encuestas? ¿Y si la sensación de final de campaña triunfal que transmite el PSOE (¡ojo! Zapatero se cuida bastante de hacerlo; es un dato) genera una sensación de “esto está ganao” entre sus votantes? ¿Y si diluvia el día 9? ¿Y si hay mucho “voto oculto” del PP en los sondeos? En fin: preguntas. No sé si retóricas o prácticas. Yo, en todo caso, mantengo mi porra. Nos hemos jugado unas cervezas que, en mi caso, serán unos vinos. Y, no tengo que decírselo a ustedes, estaré encantado en no ganarla.
Así está el tema. ¿Por qué se ha venido abajo cuando hace sólo una semana hablaba de empate o de muy probable victoria –por poco, eso sí– de Rajoy? Y lo curioso es que el miembro del PSOE no se lo rebatía con excesiva fuerza. ¿Qué ha pasado desde entonces? No he podido hablar con ellos del asunto y, lo que exponga a continuación, obedece tan sólo a mis propias sensaciones. Aclarado esto, a uno le da el pálpito de que el propio Rajoy no cree en la victoria. Y si el jefe duda, los demás abrazan el agnosticismo. Digo esto porque, fíjense, desde los discursos de principio de campaña Rajoy ha bajado el diapasón. Ya, por -significativo- ejemplo, no hay alusiones al “fichaje” de Pizarro. Aquí en mi pueblo, en lo que fue casi el primer mitin del PP, Rajoy vendió al ex-presidente de Endesa como uno de los puntos fuertes de su proyecto. Luego, Pizarro ha resultado flojo, carente de sentido del humor y hasta faltón en ocasiones. O sea: un petardo.
Una segunda sensación es la de que los miembros más centristas (por decirlo de una manera tópica aunque comprensible) del Partido Popular, entre los que puede situarse a mi contertulio, se encuentran un poco desasistidos. Quizá se deba su aparente orfandad a un efecto desmedido de la prensa (salvo, claro, COPE y allegados), probablemente buscado de forma táctica por el PSOE. Quizá. Ayer publicaba El País un artículo de Antonio Estella, más dirigido –a pesar de su título– a los dirigentes que a los votantes “moderados” del PP, en el que, dando por sentada, firmada y rubricada la derrota electoral del PP, animaba amablemente al partido a iniciar su carrera hacia el centro. Y eso cunde. Cala. Sobre todo después de que Rajoy se haya hecho acompañar por Aznar. Vale: al final de la campaña (por ejemplo, en la importantísima plaza electoral de Girona), Rato actúa junto a Rajoy. Dicen incluso que, para el cierre, Gallardón estará con el jefe. Y no será porque Rajoy, gallego al fin, no pone una vela a Dios y otra al diablo: cautivos y desarmados tiene a Zaplana y Acebes en esta campaña. Pero…
Me malicio, por otra parte, que la gente menos forofa (que vale por más pensante) del aparato, no ha quedado particularmente satisfecha con el resultado del segundo debate. Por decirlo elípticamente, su emoción es perfectamente descriptible. Aceptemos que los debates mueven poco voto. De acuerdo. Pero animan (¡o desaniman!) lo suyo. Si el propio Rajoy, y eso le honra, claro, reconoció -con una voz difícilmente reconocible- en Onda Cero a la mañana siguiente que se había equivocado con el asunto de la guerra de Irak (¡con lo fácil que hubiese sido decir: eso ya lo juzgaron los españoles, y perdimos las elecciones!), ya me dirán ustedes qué pensaron los demás. Pero no sólo fue ese tema concreto. Le faltó tanta mordiente como ideas; le sobró tanta repetición como gráficos. ¡Si ni respondió al, igualmente repetido, bobo infundio del bonobús! En fin: cualquier cosa, menos contentos.
Y una cuarta sensación es que, sin embargo, pueden estar todos equivocados. ¿Y si hay sorpresa? ¿Y si la participación no es tan alta como predicen las encuestas? ¿Y si la sensación de final de campaña triunfal que transmite el PSOE (¡ojo! Zapatero se cuida bastante de hacerlo; es un dato) genera una sensación de “esto está ganao” entre sus votantes? ¿Y si diluvia el día 9? ¿Y si hay mucho “voto oculto” del PP en los sondeos? En fin: preguntas. No sé si retóricas o prácticas. Yo, en todo caso, mantengo mi porra. Nos hemos jugado unas cervezas que, en mi caso, serán unos vinos. Y, no tengo que decírselo a ustedes, estaré encantado en no ganarla.
(Escrito por Protactínio)
El Blogmaster anuncia la próxima inauguración de un servicio de encuentros digitales en este nuestro nickjournal. Los detalles se irán publicando poco a poco. De momento, fecha, hora e invitado para la solemne inauguración:
Invitado: Arcadi Espada.
Día: lunes 10 de marzo del 2008
Hora: 20h30m CET
(se ruega netiqueta)
Etiquetas: Protactínio
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