Jacobina
Hace veinticinco años, allá por 1982 cuando los estudios Walt Disney distribuyen la película TRON, sorprenden al ser una de las primeras películas que mezcla imagen real con animación por ordenador (un DEC PDP-10 tuneado, graficando en lugar de calcular nóminas). El diseño conceptual y visual de TRON fue debido al admirado dibujante de comics Moebius (Jean Giraud) y a Syd Mead, con quien luego harían Blade Runner y Alien.
Algunas de sus escenas dieron lugar a juegos de ordenador -como la carrera de motos o el de tanques- en lo que después se ha convertido en un estándar de la extensión de línea comercial: película, videojuegos, juguetes, camisas, derechos de imagen…, todo un lineal de El Corte Inglés lanzado al mercado mundial y generando más negocio que la propia película, que no deja de ser sólo el gancho comercial.
La película era una variante de Bambi cibernética, la representación esquemática de la vida en una IA (inteligencia artificial), con una CPU mala, software contable canibalizado, príncipes capturados, torres de I/O y buses de datos. En esas épocas de economías locales y con ARPANET recién cambiando el protocolo de red NCP a TCP-IP, la unidad central de proceso era la jerarquía máxima en el sistema mainframe y todos los demás elementos dependían de su sacrosanta voluntad: la informática jacobina.
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Japoneses
Por aquel entonces Ken Sakamura, nacido en 1951, se doctoraba en Ingeniería Eléctrica por la Universidad de Keio y en poco tiempo, ya en la Universidad de Tokio, es propuesto por el Japan Electronic Industrial Development Association (JEIDA) para presidir el Microcomputer Software Applications Experts Committee, cuya misión era proponer que debería hacer Japón con la recién empezada revolución del microprocesador. Sakamura era un visionario sui-generis que quería adelantar el futuro tecnológico al presente y esta característica personal hizo que JEIDA en lugar de hacer papeleo insulso, impulsara a Japón a ponerse por delante del desarrollo en arquitectura de computadores.
Poco después de la película homónima, Sakamura presenta TRON, un sistema operativo de código abierto para uso en ordenadores personales, que pretendía ahorrar a la industria nipona el pago de royalties a Microsoft en el sistema base (hecho bien conocido de Clonclón, que fue Director de Retail de Microsoft España). Pero los americanos en 1989 amenazaron con que TRON era una barrera comercial injusta (coste=cero patatero) y en las negociaciones los japoneses cedieron, temerosos de perder el mercado americano. Lejos de obsesionarse con el revés, Sakamura se concentra en lo que de hecho es su proyecto inicial: un sistema operativo para procesadores -no para computadores- sofisticado y potente, de libre distribución, gratis total. TRON es un sistema ultrarrápido, trabaja en tiempo real y no se “cuelga” (a diferencia del ordenador que aún asumimos que se cuelgue una -o varias- veces al día, nadie, pero nadie, nadie, quiere quedarse cortado en medio de una conversación con el móvil, ni con el sistema que controla la inyección y los frenos del coche, por poner dos casos).
Toyota pues, adopta TRON como sistema para la electrónica de sus motores y este hecho consigue extenderlo como reguero de pólvora en la industria japonesa: un sistema excelente, que permite adaptaciones según los cambios de diseño en las electrónicas, de alta calidad y coste cero. Resultado: TRON es hoy el sistema operativo usado en el 80% de todos los procesadores de la industria electrónica japonesa, desde cámaras digitales, coches, teléfonos móviles, faxes, electrodomésticos, sistemas de navegación… Si Windows está instalado en unos 150 millones de ordenadores, TRON lo está en 4 millardos de dispositivos y se prevé un crecimiento exponencial por la adopción social de la llamada computación ubicua (pervasive computing).
Tanto Bill Gates como Ken Sakamura son los dos creadores de los sistemas operativos que rigen nuestro mundo tecnológico, uno para los ordenadores y otro para los procesadores. De la misma manera que Gates tiene una fortuna estimada según Forbes en 53 millardos de dólares, si Ken Sakamura hubiera cobrado sólo un céntimo por cada sistema operativo TRON instalado, hoy sería probablemente más rico que Gates, a pesar de lo cual no le guarda ningún rencor, como dijo en una entrevista a Reuters: "It's not good to charge people for using something which is like a social infrastructure. It also inhibits the development of the computer industry. The very basic infrastructure should be free" "But Mr Gates is free to do whatever he wants, as we live in a world of capitalism."
De hecho, Sakamura se contenta con su sueldo como profesor de la Universidad de Tokio (entre 60 y 85.000$ al año sin bonos) para llevar una vida digna y con su liderazgo en varias fundaciones tecnológicas. Como “reconocimiento por su contribución significativa a logros científicos o técnicos que mejoran el valor de la vida humana e impulsan un incremento de la salud, riqueza y felicidad para la humanidad”, en 2001 Ken Sakamura comparte el Premio Takeda por su sistema operativo TRON para sistemas “incrustados” (embedded), junto con Richard Stallman, por iniciar el movimiento por el software libre y liderar el desarrollo del sistema operativo GNU y Linus Torvald, por desarrollar Linux como sistema operativo abierto (de hecho, hoy ya hablamos de GNU/Linux).
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Jeroglíficos –digitales-
Cuando pasan cualquier producto por el scanner de la tienda, el código de barras identifica el producto y cierra la cadena logística y económica desde el fabricante al consumidor. Las legislaciones son cada vez más restrictivas sobre identificación de productos y trazabilidad, como la U.S. Bioterrorist Act de 2002 o la regulación 178/2002, art.18 de la U.E., para prever retiradas de productos por intoxicaciones o contaminaciones (obliga a determinar el origen de las materias primas, los procesos industriales y la distribución). Todo ello ha obligado a mejorar y cambiar los sistemas de etiquetaje y de tratamiento de la información. Una de estas tecnologías es el RFID, etiquetas, tags, de hecho pequeños chips, pasivos o activos, que emiten información: desde un código numérico a datos adicionales según la memoria disponible. Un RFID pasivo es el tele-tac de los peajes de las autopistas, reciben una señal del emisor y con esa energía responden con un identificador y así ACESA te pasa el recibo a la cuenta corriente. Las empresas de distribución como Gillette, Zara, Mercadona,… están muy interesadas en su implantación por los ahorros de costes que generará: los largos lineales de cajeros desaparecerán (lamentaremos perder las cajeras del blog: de Dia, de Supersol, del Mercadona…) pues el carro se lee entero, igual que los inventarios o las cargas y descargas de camiones en los muelles, todo se registrará con lecturas masivas. Toda esta gente va directa al INEM.
Los nuevos pasaportes van a llevar emisores RFID con muchos más datos personales como fotos y huellas dactilares digitalizadas. La privacidad de los datos está en cuestión, pues se puede romper el sistema y con un lector tomar los datos de los pasaportes en las salas de los aeropuertos para falsificarlos, ¿sería hurto o robo leer esos datos?
Pero todo esto es business as usual, automatización, ahorro, ¿qué juego adicional da de sí la computación ubicua como la piensa Sakamura? Su idea es poder colocar sus tags ucode (código universal) como un estándar, no sólo en productos, sino en el mobiliario urbano, en las carreteras o en los edificios, en cualquier objeto doméstico, como auténticos sistemas de navegación o balizas electrónicas. Estos procesadores con TRON consumen muy poca energía (un móvil puede realizar 1.000 horas de llamada antes de recargarlo), y llevan encima un sistema software escalable, de alta seguridad a prueba de hackers de tal manera que un dispositivo del tamaño de una caja de cerillas, o un móvil, pueden ser un equipo de identificación personal –DNI-, la llave electrónica de mi casa, dinero electrónico, puede controlar otros dispositivos conectados a la red: la tele, automáticamente te enciende las luces y ajusta el aire acondicionado. De acuerdo con las autoridades públicas japonesas, Sakamura está llenando Tokio de miles de tags, está creando una inmensa “demo” real de su visionaria tecnología. Mediante pequeños dispositivos se captan continuamente las señales de estos ucodes, que por medios inalámbricos, acceden a bases de datos que envían información contextual de vuelta al comunicador: guía turístico multi-idioma, información gráfica sobre desplazamientos, avisos de emergencia, o para ciegos o personas en silla de ruedas poder incrementar su autonomía personal con comunicadores incrustados en el bastón o en la silla (no olvidemos su larga autonomía por su bajo consumo), en resumen: información ubicua, atención, privacidad, vida más fácil.
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Juegos mundiales
Como Ray Kurzweil en Estados Unidos, Ken Sakamura es un visionario, pero también un ingeniero pragmático; sólo en chips RFID, analistas como IDtechEx creen que para 2016 se habrán instalado unos 600 millardos de dispositivos, especialmente en sectores como alimentación, libros, farmacia, neumáticos, tickets, pasaportes o visas, ganado, equipajes, etc.
Los proyectos de Sakamura basados en TRON como los ucodes o los comunicadores universales (T-Engine) pretenden abrir la tecnología japonesa en la electrónica de consumo a la tecnología americana de Microsoft, IBM, Oracle o Sun Microsystems, para conseguir una sociedad ubicua global en que todos podamos acceder a la información en cualquier lugar, a cualquier hora. Por si acaso la historia con USA se repitiera, el Forum T-Engine de Sakamura ha firmado convenios de colaboración con la Universidad de Fudan en China, a cuya firma asistieron más de cien representantes del gobierno chino, de la administración de Shangai y de la industria informática. Igualmente en Corea, Singapur, Tailandia… en todo el sudeste asiático tiene oficinas abiertas, planeando expandirse en Europa y USA este año. La expansión de su tecnología, esta vez, está garantizada. El juego está abierto.
Ya no estamos bajo el mando jacobino del “Master Control Program” en su mainframe ENCOM; cada uno de nosotros –nicks incluidos- esta(rá) inmerso en un magma de computación ubicua, en tiempo exponencial, universal, neuronal, un entorno digital omnipresente. Parafraseando a Jorge Wagensberg, si “la cultura es información transmisible por vía no genética” estamos en un momento de cambio cultural absoluto. Con la tradicional incompetencia técnico-científica en España y de sus mandamases culturales, imploremos no quedarnos en ser un mero programa contable en el Jai-Alai digital.
(Escrito por bose-einstein)
Ken Sakamura es Fellow of the Institute of Electrical and Electronic Engineers, premio Takeda y recibió el prestigioso Japan Academy Prize en 2006.
T-Engine (Ken Sakamura)
Jorge Wagensberg: "Si la naturaleza es la respuesta, ¿Cuál era la pregunta? Ed. Tusquets. Etiquetas: bose-einstein
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