lo que paso el día 6 de septiembre
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Pacto de silencio
POR HERMANN TERTSCH
ABC
Los gobiernos de estos dos vecinos, que nunca han firmado un acuerdo de paz en seis décadas jalonadas de guerras e incidentes armados, están de acuerdo -por motivos bien diferentes- en que no se sepa el verdadero alcance de una operación militar israelí que, iniciada el 6 de septiembre, atacó y destruyó unos objetivos indeterminados cerca de la frontera con Irak. Después del incidente, los mandos militares de ambos países estaban preparados para cualquier eventualidad, incluido el ataque abierto del enemigo y la proclamación general de hostilidades. Dos semanas después, estos dos vecinos tan bregados en aguantar tensiones, parecen haber acordado que les conviene a ambos pretender que el ataque ha sido un incidente aislado.
En realidad todo indica que ha sido todo menos eso y que la misión tiene mucho que ver con la situación general de Oriente Medio y puede tener un gran efecto sobre la misma. En un momento en el que Irán no muestra ninguna intención de acatar las resoluciones que le exigen parar su programa nuclear, que le puede dar acceso en dos o tres años a una bomba atómica -cuyo principal objetivo declarado es el Estado de Israel-, es difícil pedirles paciencia a los israelíes. Pese a su censura militar y a las obvias ganas de Washington de que Damasco no se crea en la necesidad de reaccionar, surgen tercas informaciones de que el objetivo destruido eran instalaciones de armamento «no convencional», lo que sugiere que podríamos encontrarnos ante una operación de similar calibre a la que destruyó en 1981 la central nuclear iraquí de Osirak.
Gestos frente a Irán
Las discrepancias entre la UE, EE.UU. y la Rusia de Putin respecto a la forma de afrontar esta amenaza de Teherán han alcanzado nuevas cotas tras el fracasado encuentro entre los jefes de la diplomacia de Moscú y París esta semana. Al mismo tiempo, la decisión de Israel de declarar Gaza como «entidad enemiga» responde a la lógica que se ha generado tras la liquidación política y militar en la franja de todo vestigio de la autoridad palestina. Que Irán ayer amenazara de nuevo con atacar a Israel por esta decisión sólo confirma que la situación es muy fluida y que nuevos y decididos gestos frente a Irán urgen porque cualquier día puede pasar cualquier cosa.
Descartado está ya que el ataque del día 6 fuera una operación -como las habidas en otras ocasiones- contra el flujo de armamento desde Irán o de la propia Siria para el suministro militar a Hizbolá en Líbano que las fuerzas de la UNIFIL están lejos de estrangular como debieran, según su mandato. Y cada vez son más las noticias -lentamente filtradas por círculos israelíes y de la administración norteamericana, avisada previamente- que apuntan a la destrucción de suministros de armamento no convencional llegado por Irán y procedente de Corea del Norte. De ser cierto, habría aquí dos importantes noticias para la seguridad occidental. La mala estaría en la confirmación de la intención de Corea del Norte en ampliar -en contra de sus aseveraciones- la proliferación nuclear en Oriente Medio. La voluntad de Irán en este sentido está fuera de duda al ser pública y manifiesta.
La buena noticia estaría en que la operación militar israelí tuvo éxito y supone un serio revés para los planes -sean cuales fueren- de Teherán y Damasco. Así, el misterioso acto de guerra que Siria denunció en un principio ante el Consejo de Seguridad de la ONU pero que después parece querer olvidar, puede haber sido una de esas operaciones brillantes que Israel necesita después del muy magro balance de la guerra del Líbano hace catorce meses y los negros nubarrones que para la seguridad general en la región se ha convertido el conflicto endémico de Irak y el incremento de la influencia de Irán. Estos hechos que podrían llevar a una intervención militar contra Teherán pondrían a Israel en la primera línea de fuego con dos frentes abiertos en Gaza y Siria. Que Damasco haya aceptado de momento este golpe sin escalada y con este pacto de silencio es un éxito israelí sin duda. Pero en absoluto despeja los peligros para los próximos meses.
Sorpresa devastadora?
SAMUEL HADAS
¿CONDUCIRÁ el bombardeo israelí a una central nuclear siria a una nueva guerra entre ambos países?
En lo que podría ser la primera confirmación israelí que rompe el mutismo que se guarda sobre un tema del que medios de información extranjeros están informando desde hace dos semanas, el ex primer ministro israelí y actual jefe de la oposición, Beniamin Netanyahu, admitió que se produjo una incursión aérea israelí sobre territorio sirio. En lo que pudo haber sido un lapsus linguae, Netanyahu incluso se jactó de que fue "puesto al tanto desde el primer momento", comentando que dio su respaldo al primer ministro, Ehud Olmert, y que le felicitó personalmente.
Lo que hasta ahora tanto los gobiernos israelí y sirio intentaron encubrir, en el caso de Israel mediante la censura militar, y de Siria, con su férreo control de los medios de comunicación de su país, obtiene así alguna corroboración de parte de un personaje israelí de primera fila. Ninguna fuente gubernamental, tanto en Israel como en Siria, había sido ta directa acerca de la misteriosa incursión aérea que tuvo lugar el 6 de este mes, aunque Siria anunciara entonces solamente una "violación de su espacio aéreo" anticipando una "represalia para cuando llegue el momento adecuado" y que "Israel deberá pagar el precio por el ataque".
El estricto y sin precedentes apagón informativo oficial y el silencio de las cúpulas oficiales israelí y siria respecto a lo sucedido ha dado pábulo a muchas conjeturas en la prensa extranjera. No hay lugar a duda: el 6 de septiembre sucedió algo importante en el norte de Siria y evidencias circunstanciales apuntan a que se trata de un ataque a alguna instalación nuclear proporcionada por Corea del Norte, escribe Charles Krauthammer, del The Washington Post.El objetivo de la violación del espacio aéreo sirio pudo haber sido un envío de equipamiento nuclear norcoreano para el enriquecimiento de uranio, según FOX News. Podría tratarse de una misión para recabar información de inteligencia, según versión del The New York Times o la destrucción de sistemas de armamento, lo que dejó "un profundo cráter", como informa la CNN. Según The Observer londinense, se trata de un ataque a supuestas instalaciones nucleares sirias, en el que participaron ocho aviones israelíes F-15 y F-16 que lanzaron misiles aire-tierra y bombas de 250 kilos. También participaron, siempre según este cotidiano, un avión de espionaje y una pequeña fuerza terrestre de elite que dirigió a los aviones a sus blancos por medio de sistemas láser. Casi todos sugieren una cooperación nuclear sirio-norcoreana (dicho sea de paso, la cooperación en materia de misiles entre ambos países es ampliamente conocida desde hace años, como lo es la cooperación con Irán en el desarrollo de armamento químico y biológico no convencional para ser incorporado a cabezas de misiles). Los esfuerzos sirios por reforzar su arsenal de misiles preocupa a Israel, sobre todo porque una parte es transferida a Hizbulah, como quedó demostrado en la segunda guerra de Líbano, cuando esta organización radical disparó más de cuatro mil cohetes y misiles sobre poblaciones del norte de Israel.
Según informó The Sunday Times,Siria había estado planeando una "sorpresa devastadora" contra Israel. El diario sugiere que podría estar relacionada con las informaciones sobre un envío a Siria de material nuclear norcoreano, lo que ha motivado la incursión aérea israelí. "Sabíamos - cita el periódico a una anónima fuente israelí- que Siria dispone de dispositivos químicos mortales, pero no se puede vivir bajo una amenaza nuclear". Nadie olvida la operación preventiva israelí contra las instalaciones nucleares de Iraq en Osiraq, en 1981, que paralizó el programa armamentista nuclear de Sadam Husein. Tanto Siria como Corea del Norte han desmentido categóricamente las informaciones sobre una cooperación nuclear, pero hay quien cree que Siria e Irán podrían brindar refugio a tecnología nuclear de la que Pyongyang está obligada a deshacerse. No debe llamar la atención la falta de apoyo a Siria de los países árabes. Esto tiene que ver con las estrechas relaciones Damasco-Teherán.
Tarde o temprano (más bien temprano) se desvelará el enigmático secreto que ambas partes guardan tratando quizás de aminorar la tensión existente. ¿Conducirá el incidente a una guerra? La presente crisis podría ser superada, pero la fragilidad de las relaciones Israel-Siria continuará amenazando y en cualquier momento podría causar una irrupción.
La tensión ha aumentado y en el agitado contexto de Oriente Medio existe el riesgo de una complicación y una escalada que conduzca a Israel y Siria a un nuevo conflicto que podría ser desatado por un error de cálculo o un paso en falso. Nadie está interesado en un conflicto armado, pero la retórica siria de que "su país encontrará el camino para responder" no ayuda a calmar la situación. ¿Busca Siria recalentar su frontera con Israel a fin de ser incluido en la conferencia de paz convocada para noviembre? Esto difícilmente sucederá mientras siga proporcionando refugio a los terroristas palestinos que se oponen a un acuerdo con Israel, su territorio siga siendo corredor de paso hacia Iraq de los discípulos de Bin Laden, siga intentando controlar la situación en Líbano a través de Hizbulah y mantenga su alianza estratégica con Irán, considerado la mayor amenaza estratégica no sólo para Israel, sino para la mayoría de países árabes.
SAMUEL HADAS, analista diplomático. Primer embajador de Israel en España y la Santa Sede. Asesor del Centro Peres para la Paz
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ORIENTE MEDIO
¿Qué pasó el otro día en el norte de Siria?
Por Charles Krauthammer
Algo pasó el 6 de septiembre en el norte de Siria. Algo importante. El problema es que nadie sabe exactamente qué. Bueno, sí hay alguien que sabe. Unas pocas personas. Pero ninguna de ellas suelta prenda.
¿Qué es lo que sabemos? Pues que Israel llevó a cabo un ataque aéreo. ¿Y cómo sabemos que fue importante? Pues porque en Israel, donde la filtración es una de las bellas artes, ni siquiera la gente mejor informada tiene pista alguna. Y resulta que esa misma gente me cuenta que jamás se ha visto ante un secreto mejor guardado.
Así las cosas, todo parece indicar que lo de Dayr az Zawr no fue una incursión accidental en el espacio aéreo sirio, ni el aperitivo de una operación contra Irán, ni un ataque contra un objetivo convencional como, por ejemplo, una base de la Guardia Revolucionaria iraní o un cargamento de armas con destino al Hezbolá libanés. Las pruebas circunstanciales apuntan a que se trató de un ataque contra una instalación nuclear de procedencia norcoreana.
Tres días antes del misterioso suceso, un buque de bandera norcoreana atracó en el puerto sirio de Tartus con un cargamento de "cemento". Muy lejos se van los sirios a encargar cemento, ¿no? Pero es que además hay que tener en cuenta que, por esas mismas fechas, un funcionario del Departamento de Estado andaba advirtiendo de que Damasco podría haber entrado en contacto con algún proveedor secreto de equipamiento nuclear. Tres días más tarde, la reunión hexapartita para hablar del desmantelamiento del programa nuclear norcoreano, prevista para el día 19, fue súbitamente pospuesta. Oficialmente, el retraso fue cosa china, pero es prácticamente seguro que Pekín obró así a petición de Pyongyang.
Al margen de los sospechosos habituales: Siria, Irán, Libia y Rusia, sólo dos países condenaron con dureza el ataque israelí: Turquía y Corea del Norte. Lo de Turquía es explicable: el Ejército podría haber permitido a Israel utilizar un corredor aéreo sin informar de ello al Gobierno; pero lo de Corea del Norte... ¿quién le ha dado vela en ese entierro a Kim Jong Il? A no ser, claro, que el objetivo del referido ataque fuera una instalación norcoreana...
Este "a no ser que" ha hecho saltar todas las alarmas. En primer lugar, porque pondría en la picota el proceso de desarme norcoreano: Pyongyang podría estar vendiendo sus materiales a otros Estados canallas, o quizá sólo escondiéndolos en el extranjero mientras permite que le registren la casa. En segundo lugar, porque el panorama en Oriente Medio adquiriría tintes siniestros: Damasco cuenta desde hace mucho tiempo con armas químicas -el otro día, el Jane's Defence Weekly informó de que decenas de sirios e iraníes habían muerto accidentalmente mientras cargaban una cabeza de gas nervioso en un proyectil sirio-, pero Israel no consentiría que se hiciera con armamento nuclear.
La tensión ya es extrema en la zona, debido a las ansias de Irán por nuclearizarse. A fin de esquivar las sanciones y una posible acción militar, el presidente Ahmadineyad ha optado por emprender una campaña extremadamente agresiva que tiene por objeto exhibir los poderes de su país en el Oriente Medio árabe... y desplegarlos parcialmente. En este punto, conviene tener presente cosas como las que siguen:
- Hamas está lanzando proyectiles sobre territorio israelí desde Gaza. Con ello trata de provocar una reacción israelí, a ser posible una invasión terrestre de la Franja con mucha sangre y prensa de por medio.
- Hezbolá, fuertemente rearmado con misiles iraníes que le han llegado a través de Siria, se está preparando para el siguiente asalto de su combate contra Israel. La tercera Guerra del Líbano, ya inevitable, estallará cuando lo decida Teherán.
- Siria, el único Estado satélite árabe de Irán, está acumulando tropas a lo largo de la frontera con Israel, en el Golán. Y en el Líbano acaban de volver a asesinar a un parlamentario antisirio.
- La Fuerza Al Quds de la Guardia Revolucionaria iraní está adiestrando y equipando a las milicias extremistas chiíes que operan en Irak. Entre tanto, el régimen de los ayatolás está ayudando a los talibanes que luchan en Afganistán contra las fuerzas de la OTAN.
¿Por qué hace todo esto Irán? Pues porque ahora mismo sólo tiene ojos para una cosa: la bomba atómica. Necesita un poco más de tiempo. Cuando la tenga, sabe que se convertirá en la superpotencia regional, en el hegemón del Golfo Pérsico.
Los peones de Irán en Gaza, el Líbano, Siria e Irak están en sus puestos y preparados. El mensaje de Ahmadineyad es éste: si alguien se atreve a atacar nuestras instalaciones nucleares, haremos uso de todos nuestros efectivos y procederemos a la destrucción completa de Israel, los árabes moderados, Irak y los intereses norteamericanos en la zona; asimismo, minaremos el Estrecho de Ormuz y provocaremos una tremenda crisis petrolera y económica.
Se trata de un juego de altísimo riesgo. Y se desarrolla en un espacio de tiempo muy corto: puede que falten menos de dos años para que Ahmadineyad se haga con la bomba.
La comunidad internacional no parece muy dispuesta a transigir. Nicolas Sarkozy ha afirmado que un Irán nuclear es algo "inaceptable", y su ministro de Exteriores ha advertido de que es necesario prepararse para "lo peor". "Y lo peor es la guerra, señores", ha añadido.
Todo esto hace más perentorio, si cabe, que se impongan las más contundentes sanciones al régimen de los ayatolás. Las sanciones no detendrán a Ahmadineyad, pero hay gente en el establishment iraní que podría pararle los pies y echar el freno al programa nuclear antes de que el volcán entre en erupción. Puede que dicha gente sea radical, pero no suicida. Y cree, con razón, que, fueran cuales fueren los daños que infligiría la locura apocalíptica de Ahmadineyad a la región, al mundo, a los cruzados y a los judíos, a los fieles y a los infieles, el único resultado cierto de tal erupción sería la reducción a escombros de la República Islámica de Irán.
© The Washington Post Writers Group
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