El ejemplo más claro es el del presidente Montilla, sujeto que precisa de chuleta para firmar en el libro de honor de un pueblo de tercera o que es capaz de decir en televisión que su canción favorita es Mediterráneo, de Lluís Llach. Estas cosas son propias de personajes que no han trabajado ni estudiado nunca como cualquier persona normal, que desconocen como funciona una empresa e ignoran lo que es un profesional liberal. En realidad, para ellos empresa y profesional liberal son unos entes extraños que pagan impuestos, que es de lo que se trata. Un tipo como Montilla, que lleva toda la vida metido en el aparato de un partido sólo puede aprender a dar codazos pero no le expliques nada de lo que pasa en la calle porque no tiene ni idea, ni le interesa.
De políticos sin oficio ni beneficio y con el mismo perfil que Montilla tenemos varios ejemplos en Cataluña, la mayoría en el PSC y en Esquerra Republicana (ERC). El mismo presidente de ERC y próximo candidato a la presidencia de la Generalitat, Joan Puigcercós, es un ignaro sin estudios pero con gran habilidad para apuñalar por la espalda: Pilar Rahola, Àngel Colom o el mismo Carod-Rovira han sido víctimas de su destreza con el sable.
Pero volviendo al PSC, resulta que una pandilla de gañanes con mayoría en el aparato, los llamados charnegos conversos del Baix Llobregat, aunque se extienden por todo el territorio, llevan dos legislaturas gobernando Cataluña, eso sí, con el apoyo interesado de ERC y ICV, partido éste en vías de extinción y cuyas consejerías son un auténtico desastre.
Y ahora resulta que estos tipos no sólo han conseguido hacerse con el poder, sino que se han cargado a los catalanistas pijoprogres del PSC de toda la vida y han conseguido acorralar en un callejón sin salida a CiU, cuyos dirigentes no saben si hacerse independentistas, nacionalistas moderados, de centro, de derechas o echarse al monte… y que cada vez están más peleados entre ellos. La coalición formada por CDC y UDC, liderados por Artur Mas i Josep A. Durán i Lleida, respectivamente, están enfrentados y las declaraciones de sus dirigentes son cada vez más contradictorias.
En la línea del PSC de toda la vida, de los catalanes burgueses con perfil intelectual como Narcís Serra, Raimon Obiols, Higini Clotas, Pasqual Maragall o los fallecidos Ernest Lluch (asesinado por ETA) o Joan Reventós, sólo quedarían dos o tres: Montserrat Tura, Joaquim Nadal y Antoni Castells. Nadal está bastante quemado, Castells tiene un perfil más técnico que político y Tura parece la única dispuesta a presentarse a unas primarias e intentar retornar un poco a los orígenes, pero no tiene fuerza en el aparato del partido.
O sea, que los que están llevando a Cataluña a las más altas cotas de nacionalismo exacerbado, alimentan la cantinela victimista y culpan a España de todos sus males son “conversos” como José Montilla, Celestino Corbacho, Carme Chacón, Manuel Bustos o José Zaragoza. Quién lo iba a decir.
A todo esto las encuestas para las autonómicas de este otoño dan ventaja a CiU aunque no parece vaya a conseguir mayoría absoluta. Como aquí, y en todas partes, lo único que interesa es el poder, las combinaciones que se pueden dar son cuasi infinitas y ninguna descartable. Con el PP de Alicia Sánchez Camacho estabilizado después de la fuga de Montserrat Nebrera y el ninguneo a Sirera, las previsibles bajadas de ICV, ERC y el propio PSC, amén de la irrupción de pequeños partidos como el Reagrupament de Carretero, el CUP, PxC, C’s, UPyD, el que pretende crear Montserrat Nebrera y el posible nuevo partido de Joan Laporta, esto se ha convertido en una olla de grillos.
En fin, que la configuración del gobierno que viene es imprevisible pero podemos apuntar algunas posibilidades:
La actual: PSC, ERC y ICV.
CiU y ERC, que sería quizás la más nociva.
La llamada socioconvergencia: PSC y CiU, muy desagradable.
PSC y PP: a la vasca, con pocas probabilidades.
CiU y PP: con el PP en el gobierno o dando sólo respaldo.
Muy complicado. Veremos qué pasa en los próximos meses.
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