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17 enero 2010
Pamplona

La Iglesia de San Nicolás tiene entrada por la calle del mismo nombre y por el Paseo de Sarasate, y las arcadas de su galería se extienden por dos de sus lados. Desde allí contempló por primera vez el estado natural del homo sapiens un recién llegado al norte. El chaval caminaba en dirección hacia el Parque de la Taconera y había decidido entrar en el casco viejo porque a veces cambiaba su ruta, pero tuvo que detenerse cuando se vio rodeado por una multitud que entonaba un cántico más bien fúnebre alrededor de una bandera que aún no conocía y que se convirtió en poco tiempo en símbolo de una de las muchas cesiones incondicionales a una secta voraz y desbocada. Cantaban bien los reunidos, y con ánimo y cierto arrobo, que ahora le parece inducido por la fe y el alcohol, que a veces son la misma cosa. No entendía el propósito de aquello, pero le sorprendió el brusco cesar del himno y el griterío que comenzaba por la bocacalle de San Miguel, que acaba en el Paseo principal, y por donde una ola acompasada de caras desencajadas trataban de ganar a la carrera la salida hacia la calle de Tirajana y la placita que se forma en la entrada lateral de la Iglesia por la calle de su nombre. Pronto supo que había peligro, pues en varios grupos, de dos y de tres, la Policía Nacional, casco blanco ribeteado de negro y uniforme gris, porras levantadas, apretaba desde el nacimiento de la calle San Miguel. El crío estaba absorto y como aquello era un totum revolutum tuvo suerte de que un curita que recogía a algunos atolondrados le incluyera en la partida y le empujara muy rápido a la galería de la Iglesia. Allí se suponían seguros, ya que los grises se estaban empleando en empujar a los concentrados hacia la esquina donde había una vieja mercería, que iba a dar más allá a las calles Pozo Blanco y Comedias, ya muy cerca de la Plaza del Castillo. Le pudo entonces la curiosidad y esquivó la protección de la Santa Madre Iglesia, porque siguió los acontecimientos por la retaguardia de los uniformados. Así presenció el linchamiento de un policía que había quedado rezagado y aislado entre varios energúmenos que le pateaban el cráneo contra el esquinazo entre el muro del templo y la mercería. Había perdido el casco y su cabeza calva quedaba justo bajo la luz tenue de una farolillo que le permitía ver con nitidez los quiebros forzados de su tronco al reaccionar a los golpes de los matasiete que le retenían. Cuando la sangre empezó a manchar su uniforme dejó de interesarle el espectáculo, porque el rumor de la refriega cambió de tono y recobró intensidad, ya que los perseguidores formaban ahora una barrera que retrocedía ordenadamente conteniendo a los desarrapados manifestantes, que rodeados por los refuerzos que habían cerrado las vías de huida, regresaban ahora hacia la Iglesia. Le pareció lo más prudente volver a la galería, donde el curita le miró con gesto de reproche y alivio, sin decir nada, gesto que le decía que lo peor llegaba ahora y que menos mal que le tenía entre los suyos. Agarrado a la alta verja de hierro forjado se crispaban sus manos contemplando la batalla, el blandir de porras y el chocar de cuerpos, la torpeza de los más y la agilidad de pocos, los que gritaban con seguridad consignas en un idioma que no entendía, y la ira y el odio y el olor acre de la gasolina quemada chocando contra los escudos de los policías que empujaban por la cerrada vía de escape y la camioneta volcada y furiosamente ardiendo y el seco y restallante sonido de un disparo y la brecha en el muro del policías donde la ferretería Irigaray y la estampida última. Silencio luego y dos cuerpos en el suelo, uno recostado contra la esquina y el otro en medio de un charco de sangre, sin uniforme. Y la mirada furibunda de un agente dirigida al cura, pidiéndole razón de los que huyeron por su jurisdicción y la respuesta del sacerdote: "atrás, txakurra". El tono y el rictus le asustaron, tanto que ni siquiera le agradeció el amparo recibido y sólo acertó a entender que había llegado a una tierra muy insegura. Era el año de 1977. El Diario de Navarra decía al día siguiente, en página par y en un pequeño recuadro: "Se reproducen con alguna insistencia las algaradas en el Casco Viejo".

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[0] Editado por Dragut a las 9:00:00 | Todos los comentarios // Año IV



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Escrito por: Blogger Ponte - 18 de enero de 2010, 0:42:00 CET

Siga, Al59, que a mí todavía me queda una hora de curro.

 

Escrito por: Blogger Al59 - 18 de enero de 2010, 0:44:00 CET

[199] Son preguntas interesantes. Para situarnos, habría que saber, en primer lugar, en qué circunstancias obliga la ley a un médico a practicar un aborto que no quiere practicar y qué sucede si no lo hace. En cuanto a los cargos municipales, si uno exige de ellos un servicio que están obligados por ley a prestar y se niegan a hacerlo (¿describe esto lo que sucede en el caso que plantea?), no hay mucho que discutir: es puro y simple incumplimiento de contrato.

 

Escrito por: Blogger Al59 - 18 de enero de 2010, 1:00:00 CET

Ok. De vuelta al centro okupado, se reúne la asamblea. Rechazan la idea de presentar ninguna denuncia contra el traficante y se discute qué hacer si, como parece muy probable, se presentan en buen número los matones de la red de tráfico para dejar claro que, si la policía no les impide desempeñar su oficio, no van a admitir que lo hagan los okupas. Alguien con experiencia en estas lides indica que en estos casos para repeler la agresión no vale con ser muchos (lo que, además, no es posible las 24 horas): tiene que surgir dentro del centro un grupo armado dispuesto a plantar cara a los mafiosos. La propuesta se discute, no sin vértigo ante la escalada de paradojas: después de lo visto, no cabe esperar que la policía venga a defender a los ocupantes ilegales del inmueble de una agresión; por otro lado, si en el origen del asunto estaba la idea de no dar facilidades a la prensa amarilla (a la que nada le gustaría más que presentar el centro como un fumadero de opio), la idea de una 'policía' o 'ejército' okupa, además de enviar a los presentes a las cavilaciones de los anarquistas que acabaron integrados en el gobierno de la República durante la Guerra Civil o vigilando a punta de pistola las colectivizaciones, pone en bandeja a la canalla presentarles, si la noticia trasciende (y trascenderá, si llega a haber bronca) como matones parapoliciales. (Cuando no como dos bandas rivales que compiten por el monopolio del tráfico en un territorio.)

Ésta es la segunda parte. Lo que no tiene la historia es conclusión. Creo probable que la asamblea decidiera no armarse y confiar en que no llegara la sangre al río. El vértigo no se lo quita nadie.

 

Escrito por: Blogger Garven - 18 de enero de 2010, 1:11:00 CET

[199] La objeción de conciencia incluye el servicio militar obligatorio y la realización de abortos.
Los demás casos no están contemplados (o yo, en todo lo que he buscado no lo he visto). Hay un subterfugio que permite que un alcalde o concejal no firme en el registro que dos hombres o dos mujeres se han casado. Como hay otro dispuesto a hacerlo, el servicio se presta, aunque ellos no lo hagan.
Pensemos ahora en que un judío creyente médico dice que el no hace guardias los sábados, o que un veterinario musulmán que trabaja en el amtadero municipal dice que él no se ocupa de analizar la carne de cerdo, que cualquier persona religiosa hace objeción fiscal en materia de invstigación biomédica proque su conciencia le dicta que la investigación con células madres va en contra de la ley natural (Esto también sirve para aquellos que no aceptan la experimentación con animales).
Po último, le dejo esta entrevista en favor de la objeción de conciencia cuando la ley va contra nuestra conciencia: http://www.fluvium.org/textos/familia/fam213.htm

 

Escrito por: Blogger Al59 - 18 de enero de 2010, 1:19:00 CET

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 18 de enero de 2010, 1:20:00 CET

(205)

Lo del matadero con el veterinario musulman se lo congtesto yo con las mismas argumentaciones que dijeron el otro día en un episodio de Bones: primero,que el veterinario es un científico (sanitario), que debe hacer su trabajo de la formas mas adecuada posible, y segundo que la religión musulmana no prohíbe la manipulación de la carne de cerdo sino su consumo, y eso siempre y cuando su rechazo no produzca escándalo u ofenda a quien de buena gana lo ofrece por ignorancia o imposibilidad de dar una alternativa

 

Escrito por: Blogger Al59 - 18 de enero de 2010, 1:21:00 CET

205] Es un camino inquietante. Probablemente lleve a la conclusión, muy socrática, de que nadie hace el mal a sabiendas, sino desde la convicción de que está haciendo algo 'supralegítimo': lo que debe, o, en versiones cada vez más impuras, algo inocuo o que todo el mundo haría si pudiera. Espada tira de esto para igualar todos los casos, se trate del militante de Greenpeace o de un terrorista, no menos filantrópico, de Al Qaeda. Pero a mí me parece que hace trampa. Que todo el mundo encuentre justificación para lo que hace no significa que todo esté justificado; pero tampoco que sólo lo esté (o lo esté en absoluto) lo considerado legal en un momento y situación concretos (un sistema democrático, generaliza él).

 

Escrito por: Blogger Garven - 18 de enero de 2010, 1:25:00 CET

[206] En líneas geenrales estoy de acuerdo con ud. Cuando alguien se plantea no ahcer algo no lo hace, la mayoría de las veces (exceptúo a los terroristas) porque quieran hacer el mal sino por sus convicciones morales, religiosas, etc., pero no piensan que esa negativa suya, o ese abstencionismo puede impedir determinados avances sociales, o puede causar algunos males (caso del hipotético veterinario musulmán).
Yo prefiero que se obedezca la ley proque es un modo de que haya igualdad, aunque esté basada en algo injusto o imposible de cumplir (en cuyo caso, más vale cambair la ley.)
Dicho lo cual, creo que se deberían legalizar las drogas y que hay personas que lucharon cotnra una situación legal injusta y que gracias a su esfuerzo, los perjuicios que sufrieron, etc., estamos donde estamos.

 

Escrito por: Blogger Al59 - 18 de enero de 2010, 1:36:00 CET

Un placer, Garven. Hasta mañana.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 18 de enero de 2010, 2:02:00 CET

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Circe - 18 de enero de 2010, 9:29:00 CET

Concluyo que lo del sablista viene a ser un punto medio entre Darwin y Rodríguez de la Fuente.

 
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