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22 diciembre 2009
Cuento de Navidad

Hace mucho, muchos años, en un lugar remoto, pero que muy remoto (¡burrúm, burrúm!) vivían dos familias que se profesaban un odio visceral de pronóstico reservado. La enemistad ya venía de lejos (quinientos metros, más menos) porque generaciones de Pérez y de Rodríguez se habían esforzado lo suyo para mantener vivos los rescoldos Aguirres de la discordia.

Los Pérez y los Rodríguez jamás se saludaban ni siquiera se miraban, y para abundar en semejante sincronía –mira que era curioso- jamás se duchaban. Ambas familia vivían cerca de un bosque. Sus moradas se hallaban pared con pared con la de Blancanieves y los siete enanitos… bueno, en realidad ocho, ya que uno de ellos había conseguido alzarse lo suficiente para alcanzar de lleno a Blancanieves, dejarla embarazada y obligarla a parir otro chiquitín.

Los Pérez tenían una hija joven aunque algo trabajadita ya que se llamaba Restituta, y los Rodríguez habían engendrado un varón atigrado y juguetón que respondía al nombre de Galipienso (bueno, cuando quería responder). Y como sucede convenientemente en estos casos para que yo pueda seguir narrando el cuento, a la pareja le dio por enamorarse hasta los corvejones. Ya tenemos pues el drama servido. Dos familias que no podían verse ni de lejos y una pareja que ardía en deseos de verse lo más cerca posible. Hostias.


Las dos familias ignoraban las correrías de sus respectivos hijos y vivían felices creyendo que la llama del odio eterno continuaba siendo atizada sin medida. Pero una noche, Restituta, antes de su madre sirviera la cena y su padre emitiera el primer eructo, les anunció:


-Padre, creo que me han embarazado.


El padre, hombre de pocos vatios, mirada homicida y hostia fácil, se levantó de la silla como resorte que lleva el diablo y se encaró con su hija:


-¿Por dónde?


-Por el conducto habitual.


-¿Y quién ha sido esta vez?


-Un Rodríguez.


-¿Queeeeeeeeeeeeeeeee? –dijo el padre envuelto en un balido y en diez kilos de furia contendía.


Los siete hermanos de Restituta y la madre se pusieron muy contentos porque jamás habían presenciado un asesinato y estaban convencidos de que los acontecimientos no podían derivar sino en alguien de cuerpo presente.


-¿Vas a matarme, papá? –preguntó la hija, más que nada para saber a qué atenerse.


-No lo sé, hija mía. Ha sido un día muy duro. Tal vez mañana.


-Vale, dime algo si eso.


-Cenemos en paz –dijo el padre, aunque cuchicheando por lo bajinis-: a esta la mato yo mañana sin falta.


En casa de los Rodríguez, Galipienso anunció:


-Padre, me parece que he embarazado viva a Restituta?


-¿Queeeeeeeeeeeee? –repitió el asombro de su odiado vecino-, ¿pero tú eres gilipollas, Galipienso?


-Claro, creía que lo sabías, padre.


Las cosas se pusieron tan peliagudas que los Pérez y los Rodríguez decidieron reunirse en Nochebuena para cenar y hablar del asunto, dando lugar a esa tradición de encuentros sangrientos en familias y vecinos enconados que salpican y adornan los hogares y luego continúan y se desarrollan en todo su esplendor en comisarías de todo el mundo.


Feliz Navidad y Próspero 2010… Y la enhorabuena también al Viento que acaba de ser agraciado con el usufructo de la Tierra.



(Escrito por Goslum)

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[0] Editado por Mercutio a las 8:00:00 | Todos los comentarios // Año IV



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Escrito por: Blogger J. A. Montano - 23 de diciembre de 2009, 0:33:00 CET

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger comerciante de ultramarinos - 23 de diciembre de 2009, 0:35:00 CET

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Un texto en formato word sobre Moreno Villa, que cita al comienzo el artículo "Yo los mataba a todos", que hemos leido completo gracias a Al59:

http://www.iberistica.unige.it/dottorato/cassani/J%5B1%5D.M.V.(CEU)esp.rtf

 

Escrito por: Blogger Josepepe - 23 de diciembre de 2009, 0:39:00 CET

[193] ↑ Escrito por: Blogger Roxana - 23 de diciembre de 2009 00:10:00 GMT+01:00

(Por cierto, un pedagogo compañero de trabajo se empeñó en que a un chico con evidentes problemas de crecimiento se le suministrara una silla más pequeña de lo habitual; cuando le comenté, siguiendo a Garner, que no se refiriera al chico como "enano", sino como "persona de verticalidad limitada", me tomó absolutamente en serio y pasó a utilizar el eufemismo humorístico como si fuera un término sagrado. Real como la vida misma. Por cierto, el alumno se resistió con todas sus fuerzas a que le cambiaran su silla por una microsilla.)

_____________

Espero que la persona de verticalidad limitada no tuviese sobrecarga ponderal. En tal caso quebraba la microsilla.

(Buenas noches.)

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 23 de diciembre de 2009, 0:43:00 CET

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 23 de diciembre de 2009, 0:47:00 CET

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Bremaneur - 23 de diciembre de 2009, 0:50:00 CET

Pobre anormal159. Lo de Ramiro de Maeztu se lo sacó el del sobaco y ya pretende endilgárselo a su nebulosa idea del "enemigo". Respecto a lo de Moreno Villa, pos en fin, que lo ha sacado de donde lo ha sacado. Que revise el blog quien tenga ganas.

¿Qué te metes, don Quijote, pa flipar con los molinos?

Penica habría de dar, y no asco.

 

Escrito por: Blogger Bremaneur - 23 de diciembre de 2009, 0:50:00 CET

Agencias internacionales: Señor Bremaneur, ¿quién es el mejor director contemporáneo de cine español?

Bremaneur: Icíar Bollaín.

 

Escrito por: Blogger Crítico Constante - 23 de diciembre de 2009, 0:52:00 CET

Qué maravilla esas frutitas tibetanas. Ya sé donde encontrarlas en la capital. Me han dicho que en Granada se venden en el mercado, a granell y muy baratas. Estupendo consejo de una amiga. Sería muy bueno que las tomara, Montano.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 23 de diciembre de 2009, 1:24:00 CET

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Al59 - 23 de diciembre de 2009, 1:25:00 CET

Buenas noches. Que lo sean.

 

Escrito por: Blogger temarios - 23 de diciembre de 2009, 1:59:00 CET

El gobierno de Pachi López es tal vez el acontecimiento más feliz de nuestra democracia. Ha liberado o está liberando al País Vasco de casi setenta años de opresión nacionalista.

Por desgracia, esa felicidad nos ha llegado tarde y casi a rastras, por así decirlo. Ha llegado después de mucho odio, de mucho desengaño y de mucha abyección. Ha llegado después del 13-M, después de la negociación con los etarras, después del respaldo en las urnas a la negociación y a las mentiras sobre la negociación, después de la descomposición del Basta Ya, después del apartamiento de María San Gil, después del propio Pachi López cuando era Pachi Nadie haciendo y diciendo cosas que nos helarían la sangre...

Por eso nadie ha celebrado ni celebrará como se merece ese acontecimiento, quizá el más feliz de nuestra democracia.

"Más vale tarde que nunca" puede ser una gran verdad, pero como lema para una fiesta no resulta demasiado estimulante.

 
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