Es de dominio público que Joan Laporta se ha acostumbrado a hacer tejemanejes desde la poltrona para su provecho particular que, a menudo, son contrarios a los intereses de la entidad. Los directivos con un mínimo de ética y estética -15- han dimitido para evitar ser cómplices de tan oscura gestión; después de sopesar pros y contras han decidido ponerse a dormir plácidamente y, en general, a cerrar el pico. Sospecho que la mayoría de los socios del Barça, a los que se supone sensatos, se dan cuenta de que algo huele a chamusquina, pero ya se sabe que en esto del fútbol mientras los resultados sean buenos, y de momento lo son, la gente se da por satisfecha y mira hacia otro lado.
Nada cabe esperar de los principales medios de comunicación. Los panfletos deportivos y de información general que circulan por aquí y, en general, todos los grupos mediáticos del país callan a cambio de un pedazo de tarta. Verbigracia, Laporta paga al grupo Godó un millón de euros al año a cambio de la frecuencia televisiva de TDT por la que emite Barça TV y el Diario Sport realiza promociones de artículos del club bajo la cobertura de un pacto de no agresión. Una buena cuenta de explotación vale mucho más que el compromiso adquirido con el barcelonista de a pie.
En la calle, los que se interesan un poco saben de la gravedad del asunto, pero son cosas que sólo se comentan en la intimidad. La discreción es una virtud muy catalana. Luego pasa lo que pasa. Se destapa el caso Millet y todos nos preguntamos cómo pudo ser posible tanto silencio y tanta hipocresía. Con la gestión de Laporta está pasando lo mismo.
Laporta no concibe que se le acabe el chollo y por eso quiere promocionar a su “títere” preferido. El hombre de las americanas chillonas, el hortera Xavier Sala i Martín será la voz de su amo para conservar el “negoci”. Si se produjera esta sucesión el tamaño de la mala gestión sería mucho mayor, que ya es decir.
Como todo el mundo sabe, Laporta y su endogámica tropa también son muy activos políticamente. Le han cogido el gusto a esto del poder sin control. Se proclaman catalanistas-revolucionarios pero a la hora de confrontar sus ideas se sienten ofendidos enseguida por el hecho de que se les lleve la contraria y recurren al insulto con preocupante asiduidad.
El indescriptible Xavier Sala i Martín ha declarado recientemente que “por un lado, todas las personas que se proclaman independentistas acaban perseguidos y maltratados, se llamen Oleguer, Joel Joan o Laporta” y que “los españoles son tan cazurros que se te quitan las ganas de ser unionista". Como una cabra.
Por su parte, el gordinflón Joan Olivé aseguró en el transcurso de una tertulia en Rac 1 que “los españoles son unos chorizos sólo por el hecho de ser españoles”. Eso sí que son argumentos de peso y lo demás son monsergas.
Laporta se presentó a las elecciones a la presidencia del FC Barcelona como el nuevo adalid de la transparencia y la democracia. Tiene guasa que la opacidad haya sido la gran característica de su gestión hasta el punto de que le han dimitido 15 directivos en sólo dos mandatos y que haya tenido que ser obligado por un juez a convocar las elecciones en el 2006 cometiendo una infracción gravísima de los Estatutos que le pudo valer una inhabilitación del Tribunal Català de L’Esport.
Laporta entró en el mundo del fútbol prometiendo una revolución para cambiar las estructuras de este deporte. Al final, ha acabado aceptando un cargo oficial en la UEFA y desmontando el G-14, que era el grupo de presión formado por los principales clubes.
Ahora toca entrar en política. Laporta se postula como el salvador de la patria. Ha dicho: “Si el país quiere una líder y no un mártir, igual me planteo entrar en la política. Catalunya tiene que fijarse en el Barça”. Lleva tiempo haciendo un discurso radical y populista para hacerse un hueco. Luego, cuando alcance el poder (todo es posible) y la inmunidad parlamentaria, aparcará sus ideales y montará su “chiringuito” donde también tendrán cabida sus familiares, amigos y amantes. En el fondo el tipo es mucho más tonto de lo que parece; el pobre hombre contrata a una amante como empleada y luego la despide sin contemplaciones y de forma improcedente.
El carnavalesco Xavier Sala i Martín como futuro presidente del FC Barcelona y el pijoprogre Joan Laporta en el Parlament sería demasiado. Pobre Catalunya. Estaremos entretenidos.
Como aquí es imposible enterarse de estas cosas si no te las cuentan (la prensa de Madrid ya está entretenida con Pellegrini, el Atleti y demás tribulaciones particulares) les aconsejo un blog de reciente creación que está sacando informaciones interesantes: Sin concesiones.
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¿Por qué recuerdo yo esta frase de don Jorge Manrique, siempre que veo, hojeando diarios y revistas, los retratos de nuestros milicianos? Tal vez será porque estos hombres, no precisamente soldados, sino pueblo en armas, tienen en sus rostros el grave ceño y la expresión concentrada o absorta en lo invisible de quienes, como dice el poeta, «ponen al tablero su vida por su ley», se juegan esa moneda única –si se pierde, no hay otra– por una causa hondamente sentida. La verdad es que todos estos milicianos parecen capitanes, tanto es el noble señorío de sus rostros.