Y por si quieren seguir mi consejo, comiencen el retiro satisfechos de buen yantar y mejor beber. No es barato, como casi todo lo bueno, pero la inversión lo merece. En el nº 14 de la c/ Menorca, en Madrid, encontrarán la Taberna Laredo. Pocas mesas y reserva necesaria con unos quince días de antelación si pretenden cenar en fin de semana. En la barra se picotea estupendamente y los caldos son un selección de la amplísima oferta servida en las mesas: excelentes. Incluye la bodega un variopinto muestrario de cavas (el Agustí Torrelló Kripta o el Gramona Argent); champañas tanto de grandes bodegas de todos conocidas como de pequeños productores (el Pascal Doquet de 1996 que probamos por expreso consejo del sumiller es todo un descubrimiento); blancos de Rueda (el Belondrade y Lurton de 2005, el vino de verdejo que goza de la elaboración borgoñona que el fundador de la bodega ha trasladado a la reseca Castilla) o los Somontanos de Enate y Viñas del Vero; y los tintos de cada una de las taifas del reino, de los que anteayer degustamos un Méntrida Arrayán Ensamblaje 2002 (bodega que les recomiendo muy vivamente) y más de aquí y de allá (sobre todo de Borgoña, que quedan para otro día).
Un lugar para volver una y otra vez, y acompañar los caldos con viandas como el solomillo de ternera con foie y reducción de oloroso o los lomos de sardina marinada con confitura de tomate. De postre, con un tiramisú, pídanse el Pedro Ximénez Sacristía de Romate.
En fin, para olvidarse de las elecciones y la casta depredadora que ¿paga? sus facturas a costa de la gleba.
Etiquetas: Phil Blakeway
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