3 junio. No quiero ponerme trascendente ni estupendo, pero toda mi vida ha estado presidida por el miedo a la muerte. A la muerte física, quiero decir, no a la idea suprasensible de la misma; la muerte como posibilidad constante que nos acecha permanentemente en la vida cotidiana. A este respecto, recuerdo un libro que leí el mes pasado, Juventud sin dios (ed. Espasa, 2001) de Odon von Horvath (poco conocido escritor austro-húngaro), que me prestó mi amigo Fernando. Concretamente (el libro no es ninguna maravilla) le doy vueltas a la extraña muerte de Horvath, una de las más absurdas que recuerdo: paseando por los Campos Elíseos (Horvath se había exiliado tras la llegada de Hitler al poder), la rama de un árbol, derribada por el viento, le golpeó la nuca matándolo en el acto. Este recuerdo vuelve automáticamente amenazador cualquier objeto y situación en los que se envuelve mi vida diaria.
9 junio. UPyD entra en el Parlamento Europeo. En Mallorca ha pasado de tres mil votos a más de siete mil, fortaleciéndose sobre todo en los núcleos urbanos, lo que tiene su significado (el borreguismo está muy asentado entre la payesía mallorquina. Los verdaderos cambios siempre se producen en las ciudades, no en los ámbitos rurales). En Palma, por ejemplo, donde vive más o menos la mitad de la población de las Baleares, se ha convertido ya en la tercera fuerza política, únicamente por detrás de los mastodontes PP y PSOE. Algunos se están poniendo nerviosos, principalmente los nacionalistas. Uno que dice ser poeta califica a UPyD, en las páginas del Balears (una copia, empeorada si cabe, del Avui catalán), de "virus" o de "asquerosos sapos inflados de veneno". Otro individuo, no sé si poeta o tal vez bombero pero de ERC, dice en la televisión autonómica que el crecimiento de UPyD es preocupante, más que nada porque el partido dirigido por Rosa Díez, según él, pretende acabar con el buen rollo social... Y lo dice un tipo de ERC, reconocidos amantes del talante y de la concordia social. En ocasiones solemos incurrir todos en esta manía de delatarnos cuando descalificamos a los demás, pero en estos curiosos especímenes que cultivan obsesivamente 'lo propio' dicha manía se convierte en algo permanente. Lo que dice un nacionalista de los demás, sobre todo cuando está cabreado, acostumbra a ser el espejo que refleja su carácter.
12 junio. Xesús Manuel Díaz me informa del funcionamiento de una nueva web, la de Felipe Martínez Marzoa, un hecho auténticamente insólito, dadas las características del personaje. Precisamente me encuentro leyendo uno de los libros más extraños de este grandísimo pensador vigués. El libro en cuestión, titulado De la revolución (ed. Alberto Corazón, 1976), deja por una vez de lado las cuestiones más metafísicas de su obra para centrarse en una interpretación 'marxista' del marxismo; es decir, los artículos que forman parte del libro intentan presentar a Marx como aquel filósofo que desarrolla y conduce hasta sus límites la historia misma de la filosofía, sus sentido profundo (en cierta forma, eso lo enfrenta con los marxistas de manual que todos conocemos, desconocedores de la historia de la filosofía y, por tanto, incapaces de entender el sentido profundo de la obra de Marx). El marxismo de Marzoa resulta ser muy sugerente, tanto que hasta alguien tan poco comunista como un servidor puede verlo con agrado. Pongo un ejemplo: en la interpretación de Marzoa, la labor que debe realizar el proletariado (la definición de lo que se debe entender por proletariado ya es algo cuya intrínseca complicación Marzoa trata con lucidez) no es otra que desarrollar y llevar hasta su máximo nivel de profundización las características esenciales de la democracia burguesa (no de las democracias burguesas reales, sino de su concepto intrínseco).
17 junio. Me envían un mail los amigos de Literanta, la estupenda librería-cafetería del casco antiguo de Palma, para avisarme de que me ha llegado una obra de Kant enormemente deseada y que, dada su lejana edición (Visor, 1987), ya ni esperaba: Primera introducción a la 'Crítica del Juicio', que es exactamente eso, el primer preámbulo que Kant escribió para su tercera Crítica y que, dada su resultante complejidad intrínseca, fue desechada por una nueva introducción más adecuada a sus funciones connaturales. El texto, perdido durante mucho tiempo (Dilthey lo redescubrió en 1899), no se publicó completo por primera vez hasta 1914, y se hace especialmente manejable para lo que puede dar de sí el seminario de otoño del CRIPCON, grupo de investigación de la UIB (Universidad de las Islas Baleares) dirigido por el profesor Juan Luis Vermal; la idea consiste en utilizar estas 120 páginas para realizar un recorrido transversal por la obra kantiana de manera que se pongan sobre la mesa sus cuestiones fundamentales, sin la necesidad de recorrer una a una las inacabables páginas de las tres Críticas. Estos seminarios comenzaron hace unos 4 años con los Beiträge de Heidegger, y continuaron con Derrida, Deleuze y Foucault; Kant es un paso, hacia atrás en sentido histórico, pero encaminado al origen, hacia lo/aquel que representa el fundamento de la filosofía moderna.
20 junio. Cita en el pub Hogan's para ver el primer test de la gira que llevan a cabo los British and Irish Lions por tierras sudafricanas. Victoria de los Springboks 26-21 en Durban. El partido para los locales ha sido tranquilo hasta que, en la recta final, y con el carrusel de cambios que precipitadamente llevó a cabo el seleccionador Peter de Villiers, los Lions, con un arreón de casta y orgullo, casi se llevan la victoria. Me quedo con el debut en el 15 titular bokke de Heinrich Brüssow, un tipo de físico muy curioso (llamativamente bajito para ser tercera línea), que ha demostrado ser una fiera en los rucks y poseer una fuerza extraordinaria para su reducido tamaño. Buen sustituto del temible Schalk Burger, incluso ha anotado el segundo ensayo de su equipo.
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