El penúltimo libro que he leído, concentrada y plácidamente, en el norte de Alicante, playa de Las Marinas, brisa fresca, lleva por título "El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable" editado en español por la Editorial Paidós Ibérica y en inglés por Random House, que es la versión que compré, en rústica y como siempre más económica, es el tercer libro ("Fooled by randomness" y "Dynamic hedging: Vanilla and exotic Options") del ex-trader Nassim Nicholas Taleb, un "empirista escéptico" como él se define. Muy recomendable, aunque muchos estadísticos y algunos matemáticos le odian. Asunto: el riesgo y a la gestión de la incertidumbre y cómo descubrir errores en nuestro razonamiento ante situaciones complejas, impredecibles y sujetas al azar.
Por seguir el orden de su obra, se plantea en primer lugar: "¿Existe la suerte?: engañados por el azar" donde analiza el razonamiento inducido a través del desgraciado "pavo del Día de Acción de Gracias" (creo que fue Russell el primero que se refirió al caso). Todas las mañanas le dan de comer y cada vez más y mejor ergo ley universal "me quieren y me tratarán así siempre", hasta el día de Acción de Gracias en que sucede lo inesperado, a saber, se lo comen. Mantiene que las personas pensamos igual y que los analistas de riesgos, matemáticos y estadísticos razonan de manera parecida. Cuanto con más frecuencia se repita un acontecimiento, menor capacidad tendremos de prever lo inesperado. Así la metáfora del cisne negro inspirada en David Hume: quien no salga del Hemisferio Norte norte pensará que todos los cisnes son blancos, a pesar de que en Australia existen cisnes negros que nos parecen de existencia imposible por nuestra limitada experiencia, así, se trata de un suceso altamente improbable.
El "cisne negro" es un hecho fortuito que obedece a tres reglas: gran repercusión (efectos desproporcionadamente grandes), probabilidades imposibles de calcular y efecto sorpresa ya que nada hace pensar que el evento vaya a ser probable.
Estudia a continuación los diferentes errores del razonamiento humano una vez han sucedido esos sucesos improbables, como la distorsión retrospectiva, vicio propio de economistas e historiadores para explicar una crisis económica o una guerra que no han sido capaces de anticipar: "los humanos somos muy buenos a la hora de predecir los sucesos de modo retroactivo".El autor cree que existe una base genética y hasta filosófica para entender lo mal preparados que estamos los humanos para enfrentarnos a la incertidumbre y al azar. La evolución no favoreció un tipo de pensamiento complejo y probabilístico, sino que favoreció la adoptación de decisiones instantáneas basadas en una mínima cantidad de datos o en teorías superficiales (si salgo corriendo ante un animal grande en la sabana tengo más posibilidades de sobrevivir que si me detengo a comprobar si es un carnívoro peligroso de forma experimental (muy interesante sobre esta cuestión "The Blink: The Power of Thinking without Thinking" de Malcolm Gladwell). Insiste Taleb en otro problema fundamental: la "platonicidad" o "falacia platónica". Somos fieles seguidores de la escuela platónica que nos animó a preferir la teoría ordenada, plausible, ordinaria y comprensible a la desordenada y compleja realidad; por lo mismo tendemos a retener únicamente los hechos que que se adaptan a nuestras teorías (falacia de las pruebas silenciosas) y cuando los hechos han tenido lugar, construimos historias "preconstituidas" para que el hecho tenga causa (falacia narrativa).
No entraré en la crítica demoledora relativa a la distribución normal de Gauss y su "circularidad" en una suerte de retroalimentación para descubrir la distribución de probabilidad. Para la famosa curva de Gauss necesitamos contar con datos. Ahora bien ¿cuántos son suficientes? Para la curva gaussiana bastan unos pocos que conjuntamente muestran la probabilidad. ¿Cómo se sabe que es gaussiana? Por los datos. Así, se precisan los datos que nos digan qué distribución de la probabilidad debemos asumir, y que una distribución de la probabilidad nos diga cuántos datos necesitamos. Introduce aquí Taleb su "Mediocristán" (donde es válido el modelo de Gauss) y su "Extremistán" (donde no lo es). El ejemplo es el del estadio de fútbol con 1.000 personas elegidas al azar. Si se añade a ellas la persona más alta del mundo no cambia casi nada la media de altura de las 1.001 personas. Bienvenidos a Mediocristán, donde reinan el álgebra de la estadística clásica y la teoría de la probabilidad. Aquí las distribuciones son normales, con curvas en forma de la campana de Gauss. Tomemos esas mismas 1.000 personas y hagamos que entre en el estadio Bill Gates, el hombre más rico del mundo con permiso del metalúrgico indio. ¿Cambiará la media de riqueza de los allí presentes? Radicalmente. Esto es Extremistán, donde impera la geometría fractal de Benoît Mandelbrot. Las distribuciones siguen a Pareto o las "Long Tails" de Anderson
Dice Taleb que los mercados financieros minusvaloran la probabilidad de los cisnes negros pues los métodos aplicados por los operadores son los de Mediocristán. Ahí se pueden obtener ganancias apostando a que tales sucesos raros e inesperados tan impactantes que de hecho sucederán con mucha mayor frecuencia, siempre que se tenga paciencia y se esté dispuesto a perder muchísimas veces poco dinero a cambio de una vez ganarlo casi todo. De ahí la idoneidad del derivado financiero de las opciones "put". Además como la mayoría de operadores usan los mismos métodos y comparten las mismas ideas sobre la evolución de los mercados (Mediocristán), es lógico pensar que si alguien se atreve utilizar otros métodos y concepciones muy distintas (Extremistán) es probable que se obtengan ganancias importantes (rendimientos escalables) a través de otra modalidad de opciones "deep out-of-the-money", muy baratas, y con el efecto antedicho si los mercados se descabalan. (Imagino que el autor esta viviendo grandes días en su firma estas semanas atrás.)
Seguidamente realiza una crítica hacia los modelos de gestión de riesgos que más reconocidos, (los de los premios Nobel Robert C. Merton y Myron S. Scholes, según él causantes del desatre financiero del fondo Long Term Capital Management de finales de los 90) que excluyen precisamente los eventos inauditos que surgen en Extremistán y cuyos efectos económicos pueden ser devastadores. Académicos y analistas cuantitativos de Mediocristán tranquilizan a ejecutivos, reguladores e inversores con una falsa sensación de seguridad que obvia la aparición ocasional de "cisnes negros". Esta es la "falacia de la regresión estadística" a saber, considerar que la probabilidad de futuros eventos es predecible examinando acontecimientos de eventos pasados. Taleb sigue la obra de los psicólogos israelíes fundadores de la Teoría de la Prospección (muy relacionada con la Neuroeconomía), Amos Tversky y el premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman según la que los humanos somos mejores haciendo cosas que comprendiendo nuestro entorno. Pero no somos conscientes de ellos, de forma que vivimos creyéndonos en un mundo de orden, sometido a (nuestra) planificación y aborrecemos lo aleatorio. Creamos teorías para explicar el pasado basadas en nuestra experiencia posterior y fallamos prediciendo el futuro. A pesar de ello optamos por establecer guías o patrones con previsiones y predicciones, siempre equivocadas. Los humanos creemos que la innovación se puede planificar, cuando las innovacionestienden a ser descubiertas por accidente (serendipity, aunque haya que estar con el microscopio pegado al ojo). Pone como ejemplo las presuntos usos para los que se investigaba al desarrollar internet o el láser...
Nunca llegaremos a conocer lo desconocido ya que, por definición, es desconocido. Sin embargo, siempre podemos imaginar cómo podría afectarnos. Es decir, las probabilidades de los cisnes negros no son computables, pero sí podemos tener una idea muy clara de sus consecuencias. Eso es lo esencial para gestionar la incertidumbre: para tomar una decisión hay que centrarse en las consecuencias (que podemos conocer) más que en la probabilidad. Estar preparado ante la aparición de los cisnes negros es más importante que dedicarle tiempo y esfuerzo a calcular la probabilidad de su ocurrencia.
Taleb pondera como muy valiosas las investigaciones del economista premio Nobel de Economía, Robert Lucas (expectativas racionales) y especialmente su crítica (crítica de Lucas) a los modelos econométricos al uso en política económica: las personas se comportan de modo racional, presuntamente, luego sus raciocinio les haría descubrir patrones predecibles del pasado y adaptarse, así que cualquier información sistematizada del pasado resultaría totalmente inútil para predecir el futuro. En consecuencia al intentar confeccionar modelos económicos basados en patrones surgidos de series temporales del pasado, no cabría obviar que el raciocinio y capacidad de decisión de las personas que han procesado esa la información alteraría la serie temporal posterior, haciendo desaparecer el patrón de comportamiento. La detección del patrón, en fin, acabaría por eliminarlo..
Etiquetas: Phil Blakeway
Noticia publicada el 20-09-2008 (Libertad Digital)
TRES DÍAS DESPUÉS DE SU TESTIMONIO EN EL MUNDO: Despiden a la monitora que denunció la imposición del catalán a niños de seis años
Nuevo episodio de persecución del castellano.
Después de denunciar en El Mundo que un colegio público de Barcelona le obligaba a ignorar a los niños de seis años que le pidieran pan, agua o pis en castellano, la monitora no ha sido renovada por los responsables del centro. La notificación le ha llegado sólo tres días después de sus declaraciones, según afirma el mismo diario.
Según publica el diario El Mundo este sábado, Sara Burgos, la monitora de 22 años del colegio público Gayarre de Barcelona, ha recibido el comunicado de que no se le piensa renovar el contrato. La joven, una de las encargadas de cuidar a los niños de 1º de Primaria del colegio desde enero hasta el pasado 22 de junio, recibió instrucciones tajantes para no atender a aquellos niños que se dirigieran a ella en castellano.
En su lugar, Burgos debía obligarles a hablar en catalán con frases como "A veure, torna-m'ho a repetir que no t'he entes" (a ver, vuelve a repetírmelo que no te he entendido), según El Mundo. Ninguna excepción estaba permitida, ni siquiera con niños que tuvieran dificultad de habla.
Burgos denunciaba no sólo las férreas normas lingüísticas a las que se sometía a los niños, sino también las presiones sufridas para utilizar sólo el catalán en las comidas informales en las que les acompañaba el director del centro. Todo ello pese a que la totalidad de los empleados eran castellanohablantes y usaban el castellano en sus conversaciones.
A petición propia, tras las vacaciones escolares fue trasladada a un instituto público barcelonés para hacerse cargo de alumnos de 3º de la ESO. Tras aceptar el puesto, la empresa la emplazó a asistir a una reunión laboral para trabajar en el nuevo centro el pasado 3 de septiembre. Tras su celebración, "me dijeron que debía acudir el primer día de curso, el 15 de septiembre".
El martes 9 del mismo mes su relato apareció publicado en las páginas de El Mundo. El día 12 la joven recibió, en medio del puente celebrado en Cataluña con motivo de la Díada, una llamada del responsable de su contratación para informarle que no acudiera el día 15 a su nuevo lugar de trabajo.
"Me argumentaron que se había introducido unos problemas burocráticos con las becas de comidas de algunos alumnos y que no había muchos chicos en el grupo. Por lo tanto, no me necesitaban", declara la chica en El Mundo. Sara Burgos ha podido saber, sin embargo, que su plaza ha sido ocupada por otra persona.
La empresa subcontratada por la Consejería de Educación de la Generalidad para realizar el servicio de comedor del colegio público Gayarre es la Sociedad Anónima de Nutrición, Educación y Dietética (Saned), domiciliada en Barcelona. Según El Mundo, en su último ejercicio facturó más de cuatro millones de euros y cuenta con 340 empleados. Eduardo García Natividad, su único administrador, no pudo ser localizado por el rotativo.