El Mundo, 31 de Mayo de 2008.-
OPINION
EL MUNDO QUE VIENE / ALAIN FINKIELKRAUT
«La familia ha dejado de ser una institución para convertirse en una especie de asociación precaria»
EL PENSAMIENTO FILOSOFICO ADQUIERE CON ESTE INTELECTUAL FRANCES DE ORIGEN JUDIO UNA ESPECIAL DIMENSION. ANALIZAR DE MANERA CRITICA UNA SOCIEDAD QUE, A SU JUICIO, VENERA LA SUBVERSION, FORMA PARTE DEL IDEARIO DE UN ENSAYISTA QUE NOS OFRECE SU POLEMICA VISION DE LAS COSAS
RUBEN AMON
CARGO: Filósofo, escritor y ensayista / FORMACION: Licenciado por la Escuela Normal de Saint-Cloud / CARGO: Profesor de Historia de las Ideas en la Escuela Politécnica de París / EDAD: 58 años / AFICIONES: El fútbol y el cine / SUEÑOS: Los tuvo de niño, con el Real Madrid / CREDO: La inquietud
La revista Foreign Policy ha elegido a Alain Finkielkraut (París, 1949) entre el centenar de intelectuales más influyentes de la Tierra. Un premio que el interesado recibe con indisimulable felicidad y que viene a compensar el desgaste que le cuesta su compromiso dialéctico. Porque toma posiciones en tiempos de inhibición.Porque no participa de la idea del comunitarismo social. Porque advierte de los riesgos de la inmigración masiva. Y porque considera subestimado el fenómeno del antisemitismo.
Finkielkraut, a propósito, es judío e hijo de un marroquinero de origen polaco deportado en Auschwitz, aunque la pujanza de su pensamiento no proviene del victimismo. Más bien lo ha cuajado al abrigo de Hannah Arendt y de Lévinas. Unas veces para denunciar la barbarie del mundo moderno. Otras para desmarcarse de la idea del progreso (La derrota del pensamiento, Editorial Anagrama).Es Finkielkraut un polemista polifacético y un orador brillante, aunque sus detractores prefieren calificarlo como un reaccionario o como un agente del sionismo.
El ogro en cuestión, que no lo es, nos recibe con pudor y timidez en su casa junto al bellísimo Jardín de Luxemburgo. Un apartamento noble, empapelado de libros y ordenado que el filósofo ocupa desde hace apenas un año y medio porque antes residía en la banlieue (suburbio de París). Tiene miedo de que se malinterpreten sus comentarios. Quizá por ello habla despacio, como si estuviera dictando. La voz suena abaritonada, rotunda. El rictus permanece solemne, aunque Alain Finkielkraut, colega de los llamados nuevos filósofos, como Henri Lévy y Glucksmann, se relaja y sonríe cuando mencionamos el 68. Cuarenta años después, naturalmente.
PREGUNTA.- Nicolas Sarkozy habla de liquidar la memoria del 68.Cohn-Bendit nos invita a olvidar el movimiento. ¿Cuál es su punto de vista? ¿Cómo está viviendo usted esta resaca conmemorativa?
RESPUESTA.- Tiene algo de grotesca y de desmedida esta celebración del 40 aniversario. Aunque no se puede negar la contribución accidental de Nicolas Sarkozy al juego. Cuando dijo que había que liquidar la memoria del 68 no se daba cuenta de que estaba resucitando la idea del 68 como movimiento subversivo. Y no se toca la subversión en nuestra sociedad, porque la venera. Igual que nos inclinamos, nos postramos, delante de la transgresión.A su pesar, Sarkozy ha sido providencial para los sesentayochistas.Les ha devuelto el protagonismo. Les ha armado de sus razones.El caso de Cohn-Bendit es distinto porque cuando habla de olvidar el 68 quiere decir a los jóvenes de hoy que hagan su revuelta de otra manera, no tomando el modelo que apareció hace 40 años y que no sirve de guía para la realidad de 2008.
P.- Y al que usted reprocha una herencia negativa. Particularmente en el ámbito de la desacralización: las instituciones, la educación, la familia
R.- La belleza de los acontecimientos de hace 40 años consistió en la interrupción de la vida cotidiana. En el fondo, los hombres se habían detenido y habían sustraído el espacio público. Se preguntaban sobre el sentido de las cosas. En la calle, en el teatro, en la Universidad, en las fábricas. Muy rápido, sin embargo, se olvidaron las preguntas, las reflexiones y las deliberaciones comunes en beneficio de la uniformidad ideológica y de la fascinación por el sentido de la Historia. Se fue todo al garete. Ya no había un espacio de deliberación, sino una división entre progresistas y reaccionarios que además ha traído consigo un clima de dureza, de hostilidad, de excesos, de malentendidos, de errores.
P.- ¿Cuáles de estos últimos considera más graves?
R.- Podría citar entre ellos esta idea de la juventud como valor supremo. Una de las fotos más desgraciadas del movimiento es la que muestra a Jean-Paul Sartre postrado ante el joven Cohn-Bendit.Es un momento histórico, estremecedor: los adultos abdican, se convierten en seguidores de los jóvenes, dejan la batuta en el atril. Ofician el suicidio de la madurez. Esa es la consecuencia más grave del 68. Los adultos se retiran para dar el poder a los niños, a los adolescentes, a los estudiantes. Olvidando el compromiso de la educación y de la transmisión de valores. El 68 sustituye la figura del hombre cultivado por la del niño mimado.He aquí el resultado de aquel movimiento y la herencia que todavía vivimos hoy.
P.- También alude usted al dogmatismo de la democracia.
R.- Hay un gran malentendido en torno a la idea de la democracia.Y del igualitarismo, que se ha ido extendiendo como principio en todos los ámbitos de la existencia. Pero la igualdad y la democracia no tienen nada que hacer en la cultura ni en la educación.Se ha puesto en discusión la asimetría entre el profesor y el alumno. Se les ha colocado en un mismo plano. Igual sucede con la cultura. Ha desaparecido la jerarquía de los valores estéticos: tanto vale la ópera como el rap, la belleza como la trivialidad.Hannah Arendt decía que la cultura consiste en saber elegir la compañía. La compañía de un libro, de una película, de una persona.Ahora no hay lugar a la elección. Elegir es distinguirse, distinguirse es jerarquizar, jerarquizar es excluir y excluir es discriminar.Insisto: el lugar de la democracia es la política y la justicia social. Pero en otros ámbitos, como el cultural y el educativo, se imponen distintas reglas. El drama de nuestro tiempo consiste en haber convertido en derechos del hombre todas las cosas materiales y espirituales. Es así como se ha pasado de la transmisión de valores a la construcción individual del propio saber, invocando el principio del igualitarismo. El profesor autoritario se confunde con el opresor, la jerarquía, con la represión.
P.- El problema también se extrapola al fenómeno doméstico. La democratización de los hogares.
R.- Se está perdiendo, desdibujando, la figura del padre. No porque se dedique a cambiar pañales, sino porque la familia se ha convertido en un espacio de negociación perpetua. Todo se desarrolla en un registro puramente afectivo, igualitario, pero no ya simbólico. La familia ha dejado de ser una institución para convertirse en una especie de asociación precaria.
P.- A propósito de la jerarquía, Nicolas Sarkozy quiere que los alumnos se pongan de pie cuando entre el maestro. El problema es que él mismo se ha convertido en una especie de profesor de Historia absoluto. Decide, por ejemplo, las materias de estudio en los colegios. Propuso que los escolares se hicieran cargo de la memoria de los niños del Holocausto. También ha prescrito ahora que los alumnos deben profundizar sobre la responsabilidad de Occidente en la esclavitud y el colonialismo.
R.- Es normal que un presidente se interese por el programa educativo.Es legítimo. Me molesta en cambio que ciertas iniciativas se adopten a golpe de emoción o a título oportunista. Por ejemplo, para calmar un sector de la población o para remontar una crisis de impopularidad o para honrar la cultura biempensante. La verdadera cuestión radica en saber si podemos plantear en Francia el debate del colonialismo y de la esclavitud de manera objetiva. No estoy seguro. La trata de negros, deplorable venga de donde venga, no es una única realidad llamémosla occidental. Hubo una trata de negros islámica, anterior a la europea y más duradera en el tiempo. Como es igualmente cierto que los mismos africanos practicaban la esclavitud. Sería ésta la dimensión del debate, pero no se dan las condiciones porque se teme herir a ciertas comunidades y porque se impone una hueca corrección. Por eso vivimos el riesgo de una tiranía de las minorías.
P.- Usted habla de competencia memorial...
R.- La Historia no puede satisfacer las reivindicaciones memoriales de esta o aquella comunidad. Incluida la judía, naturalmente.Efectivamente, vivimos en Francia un clima detestable de competición memorial. Y me siento inquieto. Sarkozy propuso que cada escolar apadrinara la memoria de un niño muerto en el Holocausto. Puede ser una mala idea, pero las dimensiones del escándalo y de la polémica han sido preocupantes. Especialmente cuando se decía que una familia musulmana o negra podría sentirse ofendida e incómoda si sus hijos iban a ser constreñidos a custodiar la memoria de un niño judío. Resulta que la enseñanza del Holocausto relanza el antisemitismo porque los descendientes de otras religiones experimentan estos celos. No defiendo que se organicen viajes escolares a Auschwitz y abogo por la discreción, pero me inquieta esta especie de celos, derivados de la pretensión de convertir a los judíos en los reyes de todo y, por tanto, también del mal.
P.- ¿Cree que se está subestimando una oleada de antisemitismo?
R.- El antisemitismo es una realidad. Y no hay quien lo detenga.Su punto de fijación es Israel. Veamos. Se dice que cuando Israel firme la paz con Palestina el antisemitismo disminuirá. ¿Verosímil? No creo. En primer lugar, los palestinos no son los únicos actores de la región. Irán está al acecho. Igual que los islamistas de Egipto y Hezbolá, que tienen otra agenda y otros planes. La situación del Líbano es extremadamente inquietante. ¿Israel debe retirarse de Cisjordania? Esa no es la cuestión. Y no estamos en un periodo de paz, sino de turbulencias.
En la propia Europa crecen las voces sensibles a la idea de que no habría problema alguno sin la existencia de Israel. Están cuajando las teorías según las cuales el atentando del 11-S no habría tenido lugar si Estados Unidos no hubiera apoyado incondicionalmente a Israel. Incluso se añade que éste es un Estado fundado no sobre bases democráticas, sino sobre un sustrato étnico. Crecen esta clase de argumentaciones, y han logrado calar incluso en un sector de la izquierda europea, así como en las poblaciones de inmigrantes de nuestros países. De ahí que haya razones para la alarma.
P.- También está ocurriendo en otra suerte de alianzas internacionales.Sería el caso del eje Caracas-Teherán, como usted ha escrito.
R.- El antisemitismo se vive por primera vez en Venezuela. Ahmadineyad y Chaves se han aliado dando forma a una entente entre la América Latina llamada revolucionaria y el islamismo fanático. Y me sorprende la condescendencia que al respecto muestra una cierta corriente de intelectuales progresista, según la cual el mal tiene dos caras: Washington y Tel Aviv. Los mismos actúan con cinismo respecto a China. La represión en el Tíbet amenaza la visión del mundo de los progresistas. Por eso se resisten a aceptarla. Y nos explican que el Tíbet es un Estado teocrático y que los laicos -añaden- no debemos dejarnos impresionar por un líder religioso como el Dalai Lama, quién sabe si contrario al matrimonio entre homosexuales.
Es burlesco, grotesco, pero sintomático. Parece que para unos ciertos progresistas es necesario que Estados Unidos e Israel sigan siendo el enemigo. Es preceptivo que el mundo siga dividido en dos mitades: opresores y oprimidos. Desde esta perspectiva delirante, Chaves, Castro, Ahmadineyad y Morales son los portavoces de los pueblos oprimidos. No digo que este progresismo sea mayoritario, pero la experiencia del descubrimiento de la realidad totalitaria no parece haber cundido en una cierta inteligencia progresista.
P.- Europa, en cambio, vira hacia la derecha.
R.- El éxito de la derecha no sólo viene dado por razones económicas, sino por la ceguera de la izquierda respecto a ciertas realidades incómodas. No puede subestimarse el problema de la inmigración masiva. No pueden descuidarse los valores que hacen de Europa un modelo plural ni relativizar su importancia por el mero hecho de complacer ciertas sensibilidades. A fuerza de hacer concesiones, vamos a pasar de unas sociedades multirraciales a sociedades multirracistas. La xenofobia comienza a extenderse en todas las direcciones. Y crece el riesgo de la aparición de partidos populistas, muchas veces como fruto de la inacción de los partidos tradicionales.Debemos vigilar nuestros demonios, que son el antisemitismo, el racismo, el fascimo, pero no debemos por ello escondernos delante de nuestros problemas. Europa debe tener el valor de defender su identidad y su herencia cultural. Es hora de acabar con la corrección y con la visión biempensante.
LA CUESTION
- ¿Cuál es su visión de la presidencia de Sarkozy un año después?
- Hay una saturación de opiniones al respecto. Demasiada frivolidad.No quiero añadir mi voz al jaleo. Percibo un exceso de vilipendio.Ha hecho cosas criticables y ha incurrido en ciertos pecados de opulencia, pero no me gusta participar en este clima de linchamiento.Hay un furor exagerado. Se está frivolizando el trato informativo.Se está abusando de las noticias relacionadas con la vida privada.Creo que hay que darle tiempo. Probablemente Sarkozy no le ha cogido todavía el aire al cargo presidencial. Me refiero a la dimensión institucional. Quizá se deja llevar demasiado por la emoción y por el impulso. Aunque ha dado pasos muy interesantes.Por ejemplo, esta visión del atlantismo que lleva a acercar a Francia con Estados Unidos. Es una buena noticia tener buenas relaciones con la democracia americana, especialmente si se produce la victoria de Barack Obama.
SU PROPIO MUNDO
«Internet es el espacio de la locura planetaria»
Creo que es usted un niño del Madrid al que le gusta el juego del Barça...
- Hay una explicación. Fue el Real Madrid el que me hizo soñar de niño. Me impresionaron en su época Di Stefano, Puskas, Gento...Soy un admirador de la Liga española en general, aunque mi debilidad es el Barcelona. Tengo una especial simpatía por Rijkaard. Por él y por su forma de ver el fútbol creativa, aunque esta temporada no le hayan ido bien las cosas y se haya producido su destitución.Me impresiona Messi y disfruto con el juego de Henry.
Otra cosa es Thuram.
- Este señor lleva cuatro años insultando y descalificándome.Lo hace a raíz de un comentario mío sobre la proliferación de extranjeros en la selección francesa. Se me malinterpretó. Y el debate se ha perpetuado en internet por los siglos de los siglos. Hasta que me muera. Ahora bien, como Thuram insista en estos ataques no voy a tener otro remedio que llevarlo delante de un tribunal.
Mencionaba internet. Usted, que no lo usa. Y que por no usar, tampoco utiliza el móvil.
- Internet es el espacio de la locura planetaria. No hay debate.Cada uno lanza su discurso sin mezclarse con los demás. La libertad de opinión no consiste en la multiplicación de relatos sobre un mismo hecho.
Prefiere la radio. De hecho, es el director y presentador de un programa que lleva más de 20 años en antena.
- Es un espacio de debate, de discusión. Y permite mantener en pie la conversación en un país donde el debate ideológico ha perdido el sitio. En la radio no hay caras. Ni imagen. Pesan las palabras. Es más hospitalaria a las ideas, más cálida. La ausencia de la imagen da una libertad inapreciable. Y la televisión de hoy se ha frivolizado. Pongo como ejemplo la ausencia de una reacción cuando murió Bergman, el más grande cineasta del siglo XX. Las televisiones evitaron poner alguna de sus películas.Sólo una se acordó de Sonata de otoño con una semana de retraso.
Y usted, en cambio, aprovechó para repasar la filmografía.
- Me llevé a casa 10 películas. Y volví a quedarme impresionado.
¿Cuáles son sus preferidas?
- Diría que Fresas salvajes y Fanny y Alexander. Bueno, hay una tercera que incluiría en la lista, Sarabande.
Volvamos al fútbol.
- El fútbol es una pérdida de tiempo, pero soy incapaz de cambiar de canal cuando hay un partido. Me gustan en general los deportes de equipo. Y me alejé del ciclismo cuando surgió Indurain. Pocas veces he visto a un deportista más aburrido.
Su verdadera bestia negra es el automovilismo.
- No lo soporto. Exijo su prohibición [se ríe]. La técnica no es deporte, es la técnica.
Recetón. Con el bacalao de artista invitado.