Como Galbraith, creo que el sistema capitalista es uno de los mejores sistemas que hasta la fecha hemos encontrado para distribuir productos y servicios y maximizar la eficiencia económica, lo que no quiere decir que sea un sistema perfecto al que dejar suelto como al conejito Duracel ni que nos garantice por sí mismo un sistema político democrático como puede verse en los contraejemplos de Chile o China, por citar dos. Pero la deriva corrosiva de las burocracias y su falta de control pone en cuestión la misma estabilidad del sistema económico siendo necesario devolverle el significado real a cada palabra para no vivir en el mundo de Dilbert.
La proa del ataque de Galbraith va directa al grupo de funcionarios corporativos de las grandes empresas, la “Dirección”, que se supone en nuestro sistema capitalista representa los intereses de los propietarios, los accionistas de la empresa. En esta sociedad cada vez más globalizada y tecnificada en la que las grandes empresas se han internacionalizado por la propia lógica del sistema, se ha originado una burocracia altamente especializada que se autoprotege, que tiende a absorber codiciosamente los máximos beneficios para unos pocos y que ha montado todo un grupo de satélites en forma de consultoras, auditoras y caza-talentos que viven de sueldos y bonos y goldenparachutes escandalosos, siempre “en nombre de” pero en realidad “a pesar de” los accionistas, esas masas informes y sin rostro. Todo el proceso de las subprime y el espectáculo vergonzoso del sistema financiero, líder liberal en el reparto privado de beneficios pero socialdemócrata furibundo en la absorción de pérdidas, no es más que la constatación de una gran comunidad de intereses basada en una apariencia sofisticada pero en la que en realidad “no saben que no saben”. Pero como en las juntas de accionistas te ponen unos powerpoint muy bonitos, te regalan un libro con unas fotos de colores muy vistosas y te dicen que la acción sube, pues amén a todo lo que dicen los señores importantes, no se nos cabreen y se fuesen.
El nombre de la Burocracia es ahora Management, Dirección. Los foros y think-thanks que viven de este networking proclaman las verdades del barquero: economía de mercado, en lugar del sustantivo: capitalismo (y sus adjetivos: mercantil, manufacturero, financiero, corporativo…) o la trampa de asimilar mejora social con incremento del PIB, que es un indicador de cuántas “cajas” hemos fabricado pero que no mide el nivel educativo ni la calidad sanitaria de una sociedad por poner dos ejemplos o asimilar ineficiencia y burocracia a las administraciones públicas (por aquello de que hay un gran pastel a gestionar) siendo como son las grandes corporaciones el ejemplo diario del Principio de Peter. Las capacidades cognitivas de esa burocracia se enfocan a su fijación de Premios por Objetivos, la definición de los Objetivos, las métricas de los Objetivos y las excepciones a las Métricas. Todo en casa. Cuando la crisis aprieta se despiden a 2.000 tíos y asunto resuelto, no fuera que hubiéramos de pensar mucho (ver los últimos datos del INE).
Cito a Galbraith: “…se necesita por tanto una regulación independiente, honesta y profesionalmente competente. Esto es difícil de conseguir en un mundo de supremacía corporativa. Y es por ello que ésta debe ser conocida y contrarrestada: es menos fácil defender el comportamiento corporativo ante una opinión pública negativa. Ahora bien, debe quedar claro que no existe alternativa a la supervisión eficaz.”
“…el comportamiento de los directivos también puede mejorarse si existe la posibilidad real de que los infractores vayan a parar a la cárcel.”
(dedicado a Protactínio)
((escrito cuánticamente por bose-einstein))
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