A la hora del encuentro esta entrada se cerrará, se abrirá una nueva y se moderarán los comentarios. A su finalización todo volverá a la normalidad.
Las cuestiones se irán publicando por riguroso orden anárquico.
En este blog seguro que no hablan hoy de las elecciones. Ayer escribía de la infancia, los efectos secundarios de los espárragos y cosas así. Rural. Hacen bien, no obstante, en dar a conocer a los catalanes esta lectura sin duda interesante. Al colegio electoral fui con mis niños, a eso del medio día, y allí, sobre la mesa de las papeletas decidí mi voto mientras vigilaba a mi hijo pequeño que hoy, aunque el cree que ayer, cumple dos años. Repasé los nombres de los candidatos populares y allí estaban varios viejos conocidos. Mmmm. Mejor el voto útil. Hay que hacer las cosas rápidamente, enseguida el pequeño que quiere corretear empieza a tirar, no puede estar quieto. Así que escogí, rápido, la papeleta de UPyD, y rellené las casillas en la otra. En mi circunscripción no han obtenido ningún representante, misión imposible desde un principio, y sin embargo ha sido para mí una elección muy satisfactoria. Al cabo son las personas que plantean la política en los términos que me son más cercanos, y ahora me gustan, y las admiro sinceramente por su trayectoria en estos años dolorosos. Mi voto es uno entre 24.512.556 de votos, así que, ante todo, me aseguré su utilidad: procuré que reflejara las ideas políticas a las que estoy más cercano. Que sean las de los más, los menos o los medianos, ése, ése no es mi problema. No obstante, me queda una duda cruel… ¿me habré quedado entre los 158.926 nulos (al 97,95% escrutado)? Poca cosa es un voto ¡y habrá quien sienta que ha ganado! En fin, les dejo con los que no querrán creer que han perdido y nuestro administrador más balsámico.
(Escrito por Melò Cucurbitaciet)
La gestión de la derrota. Ésa ha de ser, en mi opinión, la cuestión prioritaria para el PP en los próximos meses. La primera derrota de Rajoy –ahora lo vemos con más claridad– se manejó penosamente. Sobran las teorías conspiratorias, los apoyos mediáticos viperinos (que, en el fondo, piensan más en su propio provecho –negocios, al fin y al cabo– que en España), los compañeros de partido gastados, quemados, las justificaciones demagógicas que sólo sirven para los hooligans que anoche gritaban en la calle Génova, el sabor dulce (la derrota siempre es amarga) que sólo produce melancolía… Y faltan arrestos. Cojones, vamos, por decirlo en lenguaje poético. En este sentido, me parece interesante que el PP nacional aprenda un poco de lo que María Dolores Cospedal, con excelentes resultados electorales, además, está haciendo en Castilla-La Mancha: menos viejas glorias y más jóvenes inteligentes; menos discurso catastrofista y más futuro; menos amenazas de hundimiento y más esperanza en este país. En fin: menos mañanas radiofónicas plagadas de sapos (que, al final, nos acabamos comiendo todos) y más optimismo. Y a defender lo importante y difuminar lo accesorio. Que quien debe mandar en la cabeza de los dirigentes del PP son los diez millones de votos (de todos los orígenes sociales, económicos, culturales y religiosos, no lo olviden) y no las camarillas del poder mediático, por mucho que les doren la pildorilla de vez en cuando.
(Escrito por Bartleby)
1 – 200 de 623 Más reciente› El más reciente»