Esta es mi entrada número trece en el NJ.
Busco un hilo para trenzar mis sensaciones por este año de aprendiz que me ha sido dado gratuitamente y el primero que surge es darle algún sentido al número. Hago trampa, pues sé que para cualquier cosa siempre podré buscar algún significado oportuno, no en vano a las personas nos entusiasman los sueños y las palabras hábilmente entretejidas forjan cualquiera. Reviso nuestro tiempo presente promiscuamente digitalizado y mediatizado por el on-line y la taquicardia permanente; en él, los creadores de sueños -o de pesadillas- están en las advertising agencies, las productoras de TV e internet: masivas, estándar en procedimiento, fashion definidas y adaptadas para cada segmento específico digno de valor económico. Hoy que el antiguo monopolio de los clásicos y los sabios se ha acabado, todo es –debe ser- mediáticamente posible, un río de Heráclito de imágenes multiformes. La tarifa plana del knol mínimo.
Corto. No sigo este hilo mareante y me voy a un clásico: en uno de los variados sistemas simbólicos que los humanos nos damos para sobrellevar nuestro camino, el número trece simboliza La Muerte: no la muerte como ausencia, aniquilamiento o vacío, sino como final de un ciclo y comienzo de otro. Siguiendo la pista del número, me encuentro con Alejandro Jodorowsky, tarotista, psico-mago y felizmente guionista con Moëbius, en la colección Humanoides, proveedor de sueños mágicos en mi juventud. Llego pues a un cambio de ciclo originado por un empujón mandarino, “o la fuerza de los patos” podría haber subtitulado la entrada. Reivindico mi hermoso, indivisible, impar y primo número; no lo escondo ni disimulo como hacen los hoteles en sus habitaciones o los equipos con sus dorsales; o como Madrid, capital de ¡España! donde no existe la línea 13 de autobuses. ¿Cómo fiarme de la lucidez mental de mis dirigentes si mantienen vivamente sólo algunas supersticiones?
Todo este lío de números, de símbolos de La Suerte en el país ludópata por excelencia, me llevan a ver en la wiki del número 13 la función de Möbius –¡casual el nombre!- función que tiene que ver con la combinatoria y cálculo de probabilidades y que se usa en el Teorema de enumeración de Pólya György. Este matemático húngaro-americano, premonitorio, decía que: “To be a good mathematician, or a good gambler, or good at anything, you must be a good guesser”. Pensaba yo: muy bonito, venga darle vueltas al hilo y lo he perdido hace rato, ¿dónde estoy?
Y fue entonces cuando un rayo esmeralda me impactó directamente en el hipocampo. VALIS me estaba enviando un haz congelado de información. La navegación azarosa había disparado un relé en algún lugar de la biblioteca infinita, quizás en algún mono escribidor despistado. Los microtúbulos de mis neuronas se estaban formateando con un gúgol de qbits. Desconocía cómo esa sopa gris cerebral llevaba ya encima todo el significado de La Vida, el Universo y Todo lo demás y que por un simple golpe recombinatorio empezaba a develarse en una definición dolorosa. Como Glenn Gould cuando le preguntaron si la silla enana que arrastraba con él, concierto tras concierto, había jugado un papel para su vida tan o más importante que la compañía de Bach y respondió “oh, y mucho más cercano…” me vi a mí mismo frente a la realidad absoluta y descarnada que llevaba grabada en mí sin saberlo, el fin último, mi propio aleph: entreví Los Monegros.
“No pudo ser en Dubai, no pudo ser en Francia, pero va a ser en el desierto de Los Monegros. De la arena surgirán 32 casinos, 70 hoteles, 232 restaurantes, 500 comercios, un campo de golf, un hipódromo, una plaza de toros, un cámping, réplicas de las pirámides egipcias, de los templos romanos y hasta una del Pentágono que servirá de hotel para Spyland, un parque temático sobre el espionaje. Se llamará Gran Scala y necesita una inversión de 17.000 millones de euros para convertir el desierto en una tierra de espías y tragaperras. Es más del doble de lo que se invirtió en Barcelona para los Juegos Olímpicos de 1992 y casi cinco veces el presupuesto del Ministerio de Medio Ambiente en 2007. Será el segundo complejo de casinos más grande del mundo tras Las Vegas.”
"El proyecto no está destinado a Aragón, sino al mundo"
"Vimos una oportunidad en Los Monegros y la cogimos"
Biel: "El proyecto de los casinos beneficia a todo el país"
Tras la cortina de luz coherente, pensando si VALIS me había copiado un clon de Casino, voy raudo a la web de la empresa promotora , a ver qué hay detrás del aparador virtual: un par de videos, una dirección de Londres y poca cosa más. Nada de Investor’s information. Todo privado. Muy privado. Como deber ser cuando se habla de mover un flujo de cash graaaandeeee. Por no decir, ni se molestan en informar quién está detrás de la joint-venture. Según parece, los principales socios son una compañía fabricante de tragaperras australiana y una compañía de seguros franco-libanesa-bahreiní y otros inversores, incluida la franquicia local.
ILD is a "joint venture" constituted in the form of a PLC (Public Limited Company), based in London.
It brings together an experienced team of professionals and investors - major players on the European market - who pool their knowledge and resources, with the purpose of developing and successfully completing real estate, tourism and leisure projects (...) A major objective of this project is to promote this region while upholding and respecting the highest standard of environment awareness. ILD has made a strong commitment to respect environmental concerns for the balance between the environment and tourism. ILD’s investors promise that the infrastructures will be mainly supplied though solar and wind energy.
Bien, 17 millardos de euros para los faraones de metacrilato en el desierto maño. 17 millardos. En medio de La Nada. Hoteles y Apartamentos. Dinero fácil. Sin I+D, sólo comisiones y paraísos fiscales. En línea Miami-Florida. Zaragoza, centro logístico mundial. Con energía solar y viento del Moncayo para llegar y largarse del Templo del Timo Organizado. Aunque por lo que parece, de momento todo el bienvenido Mr. Marshall son sólo 175 millones de dólares. Unos abalorios para los indígenas locales. Vamos apañados.
Cierro. El gelocatil hace milagros y renazco a otro ciclo. ¿de 13?¿de ninguno? No lo sé, VALIS está muda, si es que alguna vez estuvo. Mis clientes me esperan con el talón en la boca, el contrato de servicios y el NDA firmado. Un ciclo acaba y otro empieza. La entropía sigue disminuyendo. Los guerreros duermen. Rouco vigila. Shhhhh. Amén.
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