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14 agosto 2007
Odio apasionado
Aquellos comentarios lacerantes se habían ido convirtiendo en alfileres, acupuntura salvaje, agujas que se adentraban en la carne, que se removían en su interior y llegaban fortalecidas hasta la zona de su cerebro sensible a los reproches e impertinencias que con demasiada asiduidad se intercambiaban. Y ella, por lo menos, había decidido fijar un límite.

- Eduardo, esto no puede seguir así.

Eduardo la miró sin entender, plegó el diario que sujetaban sus dedos, lo depositó con delicadeza sobre la mesita, a la derecha de la taza de café que acababa de consumir, y preguntó:

- ¿Qué es lo que no puede seguir así, Maite?

Ella lo miró con rabia, soltando por los ojos toda la ira contenida.

- Todo -escupió.

Eduardo pensó que aquello era mucho. Demasiado. Y quiso asegurarse:

- ¿Todo?

Maite se sentó frente a él, como si de aquella manera quisiera que la discusión se formalizara, como si la barrera de la mesita fuera el único árbitro capaz de moderar la tirantez que sus puntos de vista generaban.

- Ya no puedo vivir un día más en la misma casa que tú.

- ¿Vuelves con tu madre?

Maite reconoció que había estado agudo. En realidad nunca habían llegado a ponerse de acuerdo en nada importante; era más, ni siquiera recordaba una sola noche -de los siete meses que llevaban casados- en que la más leve conexión de ideas hubiera permitido que pasaran la vigilia en la misma cama después de la más nimia discrepancia.

- Me aburro, Eduardo. Siento decirte que discutir contigo carece de aliciente para mí.

La réplica no había estado mal -tenía que admitirlo-, aunque dado el carácter de su mujer nunca se sabía si hablaba en serio o bromeaba. Aquello, si era lo que él se figuraba, necesitaba una confirmación oficial.

- ¿Puedes ser un poco más precisa?

Ella conocía perfectamente su táctica de funcionario: todo con original y copia.

- Quiero el divorcio -le aclaró, estampando su sello en la frase.

Eduardo se levantó, dio un par de pasos hacia adelante, esquivó la mesita, siguió hasta la puerta que daba a la cocina, y regresó al punto de partida. Maite observó atentamente aquel proceder. Antes de enfadarse, su marido solía contar hasta cincuenta a la vez que aspiraba y expiraba acompasadamente sirviéndose de un ejercicio, decía, muy útil para no perder los nervios.

- ¿Qué tal la excursión? -le azuzó, sabedora de lo que llegaba a molestarle que rebajara a un simple paseo aquella técnica de la que tanto alardeaba.

- Ya hemos discutido eso -dijo, contestando a su primera pregunta.

Paradójicamente era cierto, porque esa había sido una de las polémicas más acaloradas que habían tenido que afrontar.

- Lo sé, querido. Pero está vez será definitivo. No pienso discutirlo.

- Siempre dices lo mismo antes de discutir.

- Exactamente lo mismo haces tú cuando quieres que discutamos.

Y una vez que el altercado comenzó a tomar forma, las respectivas vísceras se fueron cargando de material inflamable.

- Me das pena -dijo él mirándola de arriba abajo.

Ella le lanzó por los ojos una andanada de desprecio para contrarrestar aquella desconsideración, aunque la amplió con la frase:

- Y tú a mí risa.

¿Risa?, pensó Eduardo, ¿le daba risa? La miró como el que mira y no ve, y no le gustó lo que vio. Ciego, enajenado por el desdén que le corroía, contraatacó:

- Pues ríete de una puñetera vez. Eso es, ríete. A ver si en esa cara de palo se consigue dibujar una expresión amable. El mundo te lo agradecería, querida.

Aquello le dolió. Si algo conseguía herirla era una alusión a su carácter. Un carácter serio y tosco, según decían. A punto estuvo de derramar una lágrima, pero consiguió detenerla gracias a un hábil y repetitivo aleteo de párpados.

- Te odio. Creo que siempre te he odiado -dijo ella odiándolo un poco más todavía.

- Y yo también, querida.

- Pero yo te odio más.

- Bueno, sobre eso habría mucho que discutir.

- Yo te odio incluso cuando no estamos juntos.

- Lo mío es más fuerte, porque cuando hacemos el amor es el instante en el que más te odio.

Tampoco parecía que por aquel camino fueran a llegar a un acuerdo. Había llegado el momento de contemporizar:

- Debemos ser la primera pareja que se haya casado por odio en vez de por amor.

- O que al menos lo sepa.

Ambos se contemplaron con cautela, recelosos. Sus ojos apenas pudieron mantener sus miradas.

- Es el fin, Eduardo.

- Todo termina, Maite.

- Prométeme una cosa -le pidió ella suavizando su voz. Incluso Eduardo se sorprendió de aquel tono meloso que no recordaba haber escuchado nunca en labios de su mujer.

- Dime.

- Que no odiarás a nadie como me has odiado a mí.

- Te lo prometo, querida.

(Escrito por Goslum)

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[0] Editado por Tsevanrabtan a las 9:30:00 | Todos los comentarios // Año IV



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Escrito por: Blogger Clonclón - 15 de agosto de 2007, 2:09:00 CEST

"Saliendo de las ondas encendido,
rayaba de los montes el altura
el sol, cuando Salicio, recostado
al pie d’una alta haya, en la verdura
por donde una agua clara con sonido
atravesaba el fresco y verde prado".

Garcilaso de la Vega



En el siglo XVI era frecuente utilizar el artículo masculino con todos los sustantivos que empezaran por "a", con independencia de que fuera tónica. Así, no sólo decían "el alma" y "el agua", sino también "el alborada" y "el altura".

"El amoto" y "el arradio" aún deberían esperar unos siglos más para hacer su gloriosa aparición.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de agosto de 2007, 2:10:00 CEST

Un amor como abrir los ojos.
Y quizá también como cerrarlos.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de agosto de 2007, 2:14:00 CEST

Thanks, teacher, :-)

Por cierto, ahora que les veo, sigo pensando que la chica de su entrevista le tiraba los tejos. O estaba loca por usted. Y si no se lo dije antes, se lo digo ahora: la persona que congeló su imagen para mostrar su nombre, le odia.

 

Escrito por: Blogger Protactínio - 15 de agosto de 2007, 2:15:00 CEST

Mañana, Bose-Einstein (el condensado) escribe un post de título imposible. Les dejo con el gusanillo de saberlo hasta mañana como a las nueve.

(Que hoy me acuesto tarde.)

 

Escrito por: Blogger Clonclón - 15 de agosto de 2007, 2:19:00 CEST

[203] Escrito por: Faustine de Morel - 15 de agosto de 2007 2:14

Thanks, teacher, :-)

Por cierto, ahora que les veo, sigo pensando que la chica de su entrevista le tiraba los tejos. O estaba loca por usted. Y si no se lo dije antes, se lo digo ahora: la persona que congeló su imagen para mostrar su nombre, le odia.
___________________________

"Ahora que les veo..." Su masoquismo nunca deja de asombrarme.

Suelo darme cuenta cuando me tiran los tejos, y aquella tarde no sentí ninguna vibración extraña, aunque también es cierto que aquella tarde yo no sentía nada que no fuera angustia.

Espero que su novio, allí presente, comparta mi opinión, no la suya.

 

Escrito por: Blogger Clonclón - 15 de agosto de 2007, 2:19:00 CEST

[204] Escrito por: Protactínio - 15 de agosto de 2007 2:15

Mañana, Bose-Einstein (el condensado) escribe un post de título imposible. Les dejo con el gusanillo de saberlo hasta mañana como a las nueve.

(Que hoy me acuesto tarde.)
_______________________

Dénos alguna pista. ¿Es un insulto?

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de agosto de 2007, 2:21:00 CEST

[205] Pues lo crea o no, lo miro mucho yo, ese video. La parte que más me gusta es al final, cuando usted está acercándose la taza de té a los labios y uno de los comentaristas dice eso de "el bodrio de Dan Brown" y a usted le da la risa.

Me encanta esa parte.

 

Escrito por: Blogger Clonclón - 15 de agosto de 2007, 2:21:00 CEST

Por lo demás, Faustine, soy menos guapo de lo que me creo pero más de lo que cree la cámara.

 

Escrito por: Blogger Clonclón - 15 de agosto de 2007, 2:22:00 CEST

[207] Escrito por: Faustine de Morel - 15 de agosto de 2007 2:21

[205] Pues lo crea o no, lo miro mucho yo, ese video. La parte que más me gusta es al final, cuando usted está acercándose la taza de té a los labios y uno de los comentaristas dice eso de "el bodrio de Dan Brown" y a usted le da la risa.

Me encanta esa parte.
________________________

Sí, a mí tampoco.

 

Escrito por: Blogger Clonclón - 15 de agosto de 2007, 2:23:00 CEST

Un secreto, ya que hoy estamos íntimos: la taza no es de té, sino de tila. La décima taza de tila de aquella tarde.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de agosto de 2007, 2:24:00 CEST

[209] Eso es algo que por el momento, no voy a tener en cuenta.

Bona nit, señores, :-)

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de agosto de 2007, 2:25:00 CEST

(Pero si apenas le dejaron hablar...)

 

Escrito por: Blogger Clonclón - 15 de agosto de 2007, 2:27:00 CEST

[212] Escrito por: Faustine de Morel - 15 de agosto de 2007 2:25

(Pero si apenas le dejaron hablar...)
_________________________

La verdad es que sí. Ni Sánchez Dragó lo hubiera hecho mejor. Yo se lo agradecí mucho.

 

Escrito por: Blogger Clonclón - 15 de agosto de 2007, 2:28:00 CEST

En fin. Buenas noches a todos los presentes y a todos los ausentes.

 

Escrito por: Blogger Albert Macià - 15 de agosto de 2007, 7:22:00 CEST

[212] Escrito por: Faustine de Morel - 15 de agosto de 2007 2:25

(Pero si apenas le dejaron hablar...)
---------------
ahora que no está clonclón, páseme el link !!!

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de agosto de 2007, 10:48:00 CEST

Se lo voy a dar porque le he visto a él darlo en varias ocasiones. Espero que no se enfade conmigo: voilà.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 15 de agosto de 2007, 18:11:00 CEST

¡¡¡Intolerable!!!

¡¡¡Lo ha dicho la COPE!!!

¡¡¡Es noticia de portada de los informativos de HOY!!!

Había en el Coto de Doñana 4 Guardias Civiles del SEPRONA, dedicados a las tareas de prevención de incendios.
Al estar en Doñana el Presidente del Gobierno de ESPAÑA, se ha reforzado la dotación con dos elementos más. Ahora hay seis dónde antes había cuatro. Cuatro de los seis compaginan (al 50%) sus labores habituales de vigilancia contra incendios con tareas de seguridad del Presidente del Gobierno. Los otros dos siguen "full time" dedicados a la prevención de incendios.

¡¡¡Intolerable!!! ¡¡¡Intolerable!!!
(Miembros del PP de cortos miembros han sido avistados por dos de los agentes del SEPRONA pertrechados con gasolina y cerillas) Un alopècico con gafas les acompañaba, musitando: "tocando fondo, tocando fondo..."

¡Necesitamos un incendio en DOÑANA Ya!
¡Lo ha dicho la COPE!

 
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